(74) Tras la pista de Ockham, o la gran desafirmación

¡Eh, no paséis de largo, que vamos tras la pista del culpable! Atentos, que el impostor sigue por ahí, dejando su rastro por el aquí y allá de toda moderna y posmoderna crisis eclesial.

Recientemente vimos cómo dejó su huella en la versión antropocéntrica del Humanismo renacentista, que investigamos detalladamente en este post. Ya hemos hablado de cinco malos frutos suyos. Y si hemos comentado la Gran Impostura, nos toca tratar ahora de su hermana ockhamista, la Gran Desafirmacion.

Y es que…alguien rajó la Escolástica en dos.

 

1.- Fe y razón quedaron enemistadas, encaradas la una con la otra, y el terreno que pisaba el creyente se volvió inestable. Desde este asalto a mano armada, con navaja, el pensamiento católico se siente acobardado, reprimido, y la autoridad de la Iglesia con frecuencia desafirmada, renunciando a condenar el error. Por boca de Guillermo de Ockham, la misión asumida como vocación propia por parte de los pensadores católicos en la Edad Media, fue declarada imposible¿Cuál era esta misión? Armonizar fe y razón. Y se vale de un arma netamente moderna para agredir al pensamiento cristiano: el recurso a la experiencia propia como instrumento para impugnar el Magisterio y reclamar libertad de opinión.

Al negar la posibilidad del empeño escolástico, desplaza el centro de la gravedad del pensar hacia el propio pensar, preparando el camino del cartesianismo, el idealismo, el racionalismo. Con este desplazamiento se produce otro hecho curioso: la verdad es substituida por el lenguaje, por el término. Y con ello la causa es substituida por la norma, por la gramática. Tanto es así, que Nietzsche, tiempo después, en “El crepúsculo de los ídolos”, afirmará:

“Me temo que no podremos librarnos de Dios, pues aún creemos en la Gramática”.

 

2.- Ockham es el ProtoLutero.

Contemplad cómo clava en la puerta de la Iglesia su reivindicación de autonomía:
 
“las aserciones principalmente filosóficas que no incumben a la teología no deben ser condenadas o puestas en entredicho  por nadie solemnemente, porque en ellas cualquiera debe ser libre de decir libremente lo que le parece” (“Dialogus inter magistrum et discipulum”, I, TII, q22)

Es decir, como si gritara: —yo, como pensador, digo lo que quiero, y la Iglesia no tiene por qué condenar ni poner en entredicho lo que digo. Sobre esta tan temprana impugnación de la autoridad docente y autoritativa de la Iglesia por parte de Ockham, Abbagnano, con su habitual claridad de manual, dice, con la mente protoluterana del Princeps Nominalium, (que excluye la posibilidad de un conocimiento natural de las esencias, negando la capacidad de la razón para alcanzar verdades metafísicas):

Era la primera vez que se hacía una semejante reivindicación”.  “Una sola posición domina toda su actividad: la aspiración a la libertad de la investigación filosófica y de la vida religiosa. Pero la condición  de la libertad de la investigación filosófica es el empirismo, ya que una investigación que no reconoce  como guía a la Verdad Revelada,  no puede tomar como guía  más que la realidad misma que el hombre vive, como se nos da por la experiencia”. (“Historia de la Filosofía”, I, Pág. 533)

Ockham enseña a Lutero a aborrecer el objetivo de la Escolástica católica.

Abbagnano, de nuevo, lo detalla a las mil maravillas, no sin cierta admiración de cómplice empirista:

“el esfuerzo que había dominado toda la filosofía escolástica de justificar con la razón la fe, tenía que parecer (a Lutero) repugnante y absurdo: “Así como sucedió con Abraham, la fe vence, mata y sacrifica a razón, que es la más rabiosa y pestilente enemiga de Dios”.

”la doctrina de Ockham , que había concluido la irracionalidad e inverificabilidad de la fe y la había excluido en absoluto del ámbito de las indagaciones racionales, es saludada por Lutero como amiga y aliada. Ockham, que Lutero había estudiado durante su formación académica, puede decirse que es el único filósofo que se salva de su condena.”

Y concluye afirmando:

“Así pues, el ockhamismo es uno de los precursores de la reforma luterana” (La filosofía del renacimiento. Historia de la Filosofía, II, pág. 91)

 

3.- Ockham quiere independencia para el pensar. En su sistema, la filosofía debe dejar de estar subordinada a la teología. Sus principios y contenidos no le incumben, según él. Y para ello impugna la inclusión de la Revelación en la filosofía basándose en un principio de ruptura: —lo que no encaja con mi experiencia (propia) —empirismo— ha de ser rechazado.

No acepta, por ello, que por parte de la autoridad eclesial se pongan en entredicho ni se condenen las opiniones filosóficas, dado que no conciernen a la teología y la Revelación no puede guiar el pensar. Quiere, pues, que la Iglesia no ejerza su autoridad docente, y razón y fe queden separadas una de otra.

No acepta que la Encarnación implique una subordinación del hombre (y su pensar) a Dios (y su Revelación). Pretende exigir libertad absoluta para la opinión, para doctrinas independientes de la Revelada, incluso alejadas de las verdades de la Veterum Sapientia.

Para nosotros, es preciso comprender esta impostura, y tener claro que, como enseña San Juan Pablo II en Fides et Ratio 13:

“El Concilio enseña que « cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse con la fe ».14 Con esta afirmación breve pero densa, se indica una verdad fundamental del cristianismo. Se dice, ante todo, que la fe es la respuesta de obediencia a Dios. Ello conlleva reconocerle en su divinidad, trascendencia y libertad suprema. El Dios, que se da a conocer desde la autoridad de su absoluta trascendencia, lleva consigo la credibilidad de aquello que revela. Desde la fe el hombre da su asentimiento a ese testimonio divino. Ello quiere decir que reconoce plena e integralmente la verdad de lo revelado, porque Dios mismo es su garante. Esta verdad, ofrecida al hombre y que él no puede exigir, se inserta en el horizonte de la comunicación interpersonal e impulsa a la razón a abrirse a la misma y a acoger su sentido profundo

Tiene que someterse. Sin embargo, el nominalismo defiende un principio de autonomía subjetiva de la razón que conlleva su autodesmantelamiento, y que penetrará en el pensamiento europeo y crecerá y crecerá hasta la apostasía de hoy. Con este principio de ruptura se inaugura la vía moderna.

Y es que un proyecto tan extremo

“debía conducir a un neto abandono del problema escolástico ya desde su planteamiento. Puesto que si el único conocimiento posible es la experiencia, y puesto que la única realidad cognoscible es la que nos revela la experiencia, esto es, la naturaleza, cualquier realidad que trascienda la experiencia no puede alcanzarse por camino natural y humano.” (“Historia de la Filosofía, I, Abbagnano, pág. 539)

Como vemos, no es sólo la negación del conocimiento natural de Dios, sino también de las esencias.

 

Robert Spaemann, con su habitual precisión, lo expresa así:

“Con Nietzsche llega a su culmen y a su plena conciencia la llamada via moderna, es decir el nominalismo. Lo que nos distancia del pensamiento que hace posible una demostración de la existencia de Dios —al modo de las cinco vías de Santo Tomás— es la desconfianzala duda acerca del rendimiento de nuestras palabras y de nuestra gramática, el dudoso alcance de nuestro pensar” (“El rumor inmortal”, II).

4.- El concepto nominalista de autoridad ha luteranizado el pensamiento de muchos católicos, convirtiendo en tabú el derecho penal, la disciplina, la sanción y la corrección, y transmutando la apologética católica en mero diálogo buenista. Infecta incluso la visión que tienen muchos católicos de la doctrina de la Iglesia.

Vamos a describirlo con palabras certeras de Louis Bouyer:

“El escotismo, y tras él los nominalistas, introducirán en su concepción de Dios mismo esa noción fatal de la potencia absoluta, según la cual podría Dios, con sólo quererlo, hacer que el mal fuera bien y el bien fuera mal”.

La potencia absoluta como arbitrariedad anula toda potestad ejecutiva, penal y judicial, desmantelando el principio de asertividad: la Iglesia se siente así a menudo culpable de afirmar su autoridad, la doctrina se contempla como poder arbitrario en manos del Papa, que puede cambiarla a capricho  cual monarca absoluto, y ya no se cree en la conveniencia de condenar el error.

Con esto la via moderna introduce la neurosis en el ejercicio de la autoridad. Una vez da a luz al monstruo, que irrumpe de su pecho, se propaga vertiginosamente por la mente occidental.

La vía moderna, por ello, no puede dejar de ser problemática cuando es adoptada por el pensamiento católico. Sin armonía entre la fe y la razón, y contemplando el ejercicio de la potestad de gobierno como poder arbitrario, la autoridad no se ejerce, porque no se cree en su justicia.

Es una de las consecuencias de entender el pensamiento como expresión de la voluntad de poder. Esta es la esencia de la vía moderna, que aplicada al pensamiento católico, resulta el concepto nominalista de doctrina: un conjunto de meras normas que el Papa puede cambiar a voluntad.

No hay alternativa. Lo que se sustrae al entendimiento, se añade a la voluntad insanamente. Lo que se sustrae a la fe, engorda la razón. Lo que se roba a la acción de la gracia, sobrealimenta y colesteroliza la voluntad.

Como dice José Luis del Barco en “La civilización fragmentaria”:

“ El promotor de tan sombría doctrina, cuyo origen es el desaliento, la acidia, y la tristeza, es Guillermo de Ockham, otro sutil franciscano medieval. Él fue el primero en considerar al hombre como un ser terrible, cuya omnímoda voluntad le otorgaría un poder arbitrario capaz de dominar despóticamente a las demás criaturas. “ (Rialp, pág. 115)       

El pensamiento como voluntad de poder. Nietzsche centraría en esta idea toda su filosofía. Para ello, lo primero que hay que desmantelar es el concepto mismo de objetividad, de universalidad, para que triunfe el orden de lo subjetivo y la moral quede vacía de su contenido esencial. 

 

5.- Es la Gran Reducción. De lo universal-objetivo a lo individual-subjetivo. El nominalista Durand de San Porciano (+1334) ) llamado por sus seguidores Doctor Modernus, en su “Comentario a las Sentencias”, II y IV)  califica lo común como indeterminado, frente a lo individual, que es lo determinado.

Guillermo de Ockham afirma la absoluta individualidad de lo real. No acepta doctrina alguna que reconozca realidad  a lo universal, considerado contradicción pura. Cosas como la Ley Natural, o la naturaleza humana, son desmontadas. 

Arrebata a la inteligencia poder abstractivo, la hace incapaz de captar las esencias. Esta reducción del entendimiento a intuición de individualidades alimenta la voluntad, que substituye al entendimiento en su papel rector del pensar.

Y es que, en definitiva, como dice también acertadamente José Luis del Barco:

“El poder que se le quita a la inteligencia se le entrega a la voluntad, que, de ese modo, se convierte en poder hegemónico. Nada descolla sobre ella. nada le muestra el camino. Debilitada la luz de la inteligencia, actúa a ciegas, sin plan, arbitrariamente” (pág. 115)

En la desafirmación de la verdad reside una de las causas del voluntarismo moderno, que ha eclipsado la primacía de la gracia, desafirmando la autoridad de la Iglesia, que se retrae y se autoculpabiliza, autolimitando su potestad para combatir el error con las buenas armas de Cristo. 
 

Pero de investigar esto nos encargaremos en el próximo episodio.

¡CONTINUARÁ!

12 comentarios

  
antonio
“El Concilio enseña que « cuando Dios revela, el hombre tiene que someterse con la fe ».14 Con esta afirmación breve pero densa, se indica una verdad fundamental del cristianismo. Se dice, ante todo, que la fe es la respuesta de obediencia a Dios.

Fides et Ratio

Cuantas defensas del magisterio de San Juan Pablo II !!!!!!!


Muy bueno estimado Alonso, las heterodoxias, que citas, lo comente, son muy importantes desecharlas, porque impiden la acción del Espiritu Santo.Realmente leer tus post,a uno le abren la cabeza, muchas gracias.
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A.G.:
En efecto, antonio, bien lo dices, la heterodoxia y la heteropraxis se comunican y producen resistencia a la acción del Espíritu Santo, por lo cual es importante desechar todo error, que siempre es causa de obstáculos en la vida cristiana.

Me alegra eso que dices de que estos posts abren la cabeza, aunque en el buen sentido, jejeje

Gracias, amigo, y un abrazo!
18/04/15 8:22 PM
  
Alonso Gracián
Ah, no vendría mal releer el estupendo post de Néstor Martínez, aquí en Infocatólica, Acerca del Nominalismo, para comprender a fondo todas estas cuestiones.

También es muy aconsejable este, del mismo autor

Y sobre los orígenes y desarrollos del nominalismo escribí este post, en que investigo numerosos autores medievales terministas.
18/04/15 8:54 PM
  
Horacio Castro
Lo bien que viene este artículo. También hoy al tratar sobre el radicalismo islámico, se menciona a Ockham promoviendo la tolerancia y el respeto a la libertad de conciencia, en contra- de la intromisión en el poder civil- de toda religión que se considera en posesión de la verdad absoluta. Hace unos años unos vecinos que organizaban ‘charlas filosóficas’ me invitaron a una, y al rato estaba yo escuchando a un señor intelectual que arrugaba la nariz como oliendo muy feo diciéndome más o menos: ¿pero usted cree que la verdad es absoluta más allá de su subjetividad? Sigo encontrando a gente muy contenta, recitando los más increíbles discursos cientificistas cuestionando el Principio de no contradicción (hay otro post de Néstor Martínez). Gracias, espero el próximo post. Mis saludos.
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A.G.:
Sí, amigo Horacio, es muy intelectual hablar de Ockham y tachar de juegos de lenguaje los conceptos universales de la Ley Natural, imitando a Wittgenstein. El empirismo cientificista, como bien indica vd, procede del nominalismo.

Saludos y gracias por su comentario.
18/04/15 9:19 PM
  
Joaquín
Ockham rechazaba que la religión se entrometiera en el poder civil, pero por el contrario defendía con entusiasmo que el poder civil se entrometiera en la religión. No en balde el rey de Baviera Luis IV le acogió cariñosamente en su corte junto al impío Marsilio de Padua (que si no era ateo, desde luego lo parecía). Propuesta particular para otros posts: analizar las ideas de Marsilio. Lo poco que he leído de él me ha dejado de piedra: si no fuera porque vivió en el siglo XIV creerías que es un pensador casi contemporáneo.
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A.G.:
Es impresionante cómo, con el declive de la escolástica, y la pérdida de armonía fe/razón, aparecen multitud de ideas peregrinas y desviadas de la recta razón, que conducirán al surgimiento, en el renacimiento, de doctrina mágicas, esotéricas, incluso panteístas.

Estudiaré el tema de Marsilio de Padua, como propone, cuya filosofía es ante todo un antecedente del positivismo juridíco y del convencionalismo.

Saludos.
18/04/15 11:34 PM
  
Néstor
Muy buen "post", y gracias por las referencias.

En la interpretación que hace Abbagnano en la primera cita parece implicarse que fuera de la fe en la Revelación divina lo único posible sería el empirismo.

Esto puede ser así para un existencialista como es Abbagnano, pero no para el tomismo, el cual reconoce la capacidad natural de la inteligencia humana para trascender la experiencia hacia lo inteligible y metafísico, y niega que esa capacidad natural haya quedado totalmente arruinada por el pecado original.

Sin duda que si partimos del empirismo quedamos totalmente "libres" respecto de la Verdad Revelada, pero la recíproca no se sigue necesariamente.

Saludos cordiales.
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A.G.:
Muy cierto, Néstor, buena observación. Lo comentaré en el post.

La cita refleja la mente ockhamista, la conclusión a la que llega, que alcanza hasta el existencialismo, y aún más, yo diría que hasta la fenomenología.

La negación del conocimiento metafísico es uno de los objetivos de Ockham. Creo que Abbagnano, con cierta complicidad de neoempirista, refleja bien la conclusión protoluterana de Ockham, tiene su mente, de alguna manera, por eso lo comprende tan bien, como buen admirador de Dewey --aun con las carencias obvias. Como digo en el punto 3, comentando otra cita de Abbagnano: "Como vemos, no es sólo la negación del conocimiento natural de Dios, sino también de las esencias."

Por cierto, muy interesante (con sus deficiencias) como Abbagnano trata el tema de la Discusión de los Universales, volumen I, tema central del nominalismo. Es una pena que este autor no llegara a convertirse, que yo sepa, porque se aprecia en él un sincero deseo de combatir el nihilismo europeo. Pero es que realmente el empirismo es un obstáculo muy grande.

Gracias por tus oportunas observaciones, y saludos
19/04/15 1:28 PM
  
Daniel Iglesias
Gracias, Alonso. Muy buen post.

No sé mucho sobre Ockham, pero en cuanto a su texto citado, me parece que su crítica pende de dos comas.

Si dijera: “las aserciones principalmente filosóficas, que no incumben a la teología, no deben ser condenadas o puestas en entredicho por nadie solemnemente, porque en ellas cualquiera debe ser libre de decir libremente lo que le parece”; sería una declaración de independencia de la filosofía con respecto a la teología, que llevaría a un secularismo radical.

Pero si, como en el post, dijera: “las aserciones principalmente filosóficas que no incumben a la teología no deben ser condenadas o puestas en entredicho por nadie solemnemente, porque en ellas cualquiera debe ser libre de decir libremente lo que le parece”; podría interpretarse como una afirmación de la autonomía relativa de la filosofía con respecto a la teología, posición en principio defendible.

O sea, la Divina Revelación tiene exigencias filosóficas precisas, pero algunas cuestiones filosóficas son opinables entre cristianos porque no pueden ser resueltas teológicamente de un modo cierto.
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A.G.:
Lo cierto es que Ockham quiere independizar totalmente la filosofía, de forma que no tenga que rendir cuentas a nadie, y romper el vínculo jerárquico que la subordina a la teología, --vínculo que es compatible con su propia autonomía científica, y que, es más, sirve para reforzarla, paradógicamente.

La intención de Ockham está presente en toda su filosofía. Spaemann la resume así en "El rumor inmortal", hablando en general del terminismo:

"A esta integración del cristianismo en la filosofía le precedió una emancipación de la filosofía respecto a la fe. Tal emancipación del contexto teológico vino preparada en la baja Edad Media por el nominalismo." Y la forma más eficaz de romper la relación con la teología es deconstruyendo la metafísica y anulando su capacidad para conocer las esencias.

Más allá de las comas, que no recuerdo si las copié bien, jeje, está el objetivo central de todo el quehacer filosófico de este autor.
20/04/15 5:33 AM
  
Gabriel B.
Leyendo este artículo, me queda claro POR QUÉ se ha excluido la Escolástica de los colegios: había que DESATAR EL NUDO entre la fe y la razón desde temprano. Sin este nudo, tener fe y pensar es una contradicción, cada vez mayor en la práctica por las ideologías racionales que cada vez más se alejan de la fe hasta pretender convertir la religiosidad en un absurdo.
Me cuadra esa búsqueda de separación de fe y razón incluso dentro de nuestra Iglesia cuando veo que en las parroquias o demás comunidades eclesiales se citan muy poco las enseñanzas del Papa (por mi edad, éso lo veo desde Juan Pablo II), se desprecia al Magisterio como elemento que enseña y que garantiza unidad, y por el contrario, se "atomizan" las devociones e incluso hay una tácita "competencia" entre carismas, muchas veces vividos por comunidades cerradas en sí mismas... Y mientras tanto, el exterior "racional", la "periferia" de la que habla el Papa Francisco se ríe en nuestra cara de nuestra fe que, al haber perdido la razón (literalmente), busca sostenerse en "experiencias" ojalá sensibles...
Espero que la idea haya quedado más clara que mis palabras.
Saludos y gracias
20/04/15 1:44 PM
  
JUAN NADIE
Horacio Castro, es curioso, que los que piensan que la verdad absoluta no existe, y que solo existen porciones de verdad subjetivas, en el fondo estan cayendo en considerar la ausencia de absoluto como absoluto, aunque en este caso contra toda lógica. Si no fuese trágico es hasta divertido, porque es como el silogismo "todo es relativo", que es imposible, porque si todo es relativo, también lo es el propio silogismo y por tanto hay algo que no es relativo y por tanto absoluto.

Yo no se si a usted le habrá pasado, pero yo me he encontrado con bastantes relativistas que con esa excusa, al final lo que pretenden es imponernos de forma absoluta su conveniencia o su creencia particular, que casi siempre es una justificación de sus conductas o deseos.
Por ejemplo Dawkins, en su famoso decálogo promeve que no se enseñe a los hijos, las verdades de la fe, con la excusa de que se les deje ser libres, sin embargo, luego el se gasta mucho dinero y esfuerzo en tratar de adoctrinarles de una creencia concreta, la supuesta no existencia de Dios. Aunque en ello le vayan intereses económicos, no deja de ser una contradicción conceptual. ¿Porque si respeta tanto la libertad como dice, no deja en paz a los creyentes que crean lo que quieran? no tiene ningún sentido, si fuese honesto intelectualemnte.
20/04/15 3:52 PM
  
Horacio Castro
Con permiso de D. Alonso Gracián. Estimado Juan Nadie. Tanto es así como usted dice, que al relativismo moral lo enmascararon con el nombre de 'pragmatismo'. Mi saludo.
20/04/15 5:56 PM
  
Joaquín
Otro aspecto importante en Ockham es su insinceridad. Cuando defiende la autonomía de la filosofía lo que está defendiendo en realidad es la autonomía de los filósofos (y él entre ellos, obviamente). Cuando rechaza la autoridad del Magisterio lo que está defendiendo en realidad es que la autoridad última la constituyan los teólogos académicos como él, que serían los que tuvieran la última palabra en las cuestiones disputadas. Recomiendo encarecidamente un libro titulado "Politicizing the Bible" en el que sus autores demuestran cómo la moderna crítica bíblica tiene sus orígenes últimos en la Edad Media, con Ockham y Marsilio, cuyo fin último era, básicamente, defender la autoridad de su protector (el emperador Luis IV de Baviera) frente a la del Papa.
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A.G.:
Interesante. Lo cierto es que Ockham no quiere Magisterio para su pensamiento. Quiere escribir lo que le parezca sin que nadie le chiste. Esta es su intención explícita. Y claro, el filósofo en su filosofar también ha de someterse al Magisterio. Y esto es precisamente lo que le confiere independencia.
21/04/15 2:08 PM
  
Gabriel B.
Autoridad viene de autor. Dios, el autor de todo, ejerce autoridad manteniendo el orden en lo creado. El hombre de fe, al reconocerse creación de Dios y al reconocerse ser racional, hace valer los derechos de Dios sobre su obra. En el fondo, Dios es en quien fundamento mi fe y en quien consolido mi razón.
Al romperse el nexo Fe-Razón, para estos rupturistas Dios deja de ser un ser racional y el hombre hace de la razón un acto de fe. Al dejar de ser Dios alguien racional, su autoridad queda reducida al mero capricho que ejerce aprovechando su poder. El hombre con razón sin fe quiere ese poder para ponerlo al servicio de su capricho; el hombre con fe sin razón se desespera y clama por una solución drástica (apocalíptica) por parte de Dios que le haga ver al hombre que "YO (Dios) mando".
23/04/15 5:11 PM
  
Cos
El anterior presidente del gobierno decía que España era un concepto "discutido y discutible". Se entiende, se entiende el aborto, se entiende el desafecto a la familia más allá de un vehículo para la actuación de las demandas en las aspiraciones utilitaristas, no hay esencia ni concepto, hay deconstrucción. Por supuesto no hay tampoco tradición, hay la pura contingencia de una decisión tomada a través de un simple sufragio.

Estaba viendo yo ayer un documental sobre la formación del universo, el origen de los planetas a través del choque sistemático de asteroides, la influencia de los cometas en la aparición del agua y otros componentes necesarios para la biología -incluyendo aminoácidos, decían-, y pensaba: "con lo que de verdad han acabado los nuevos conocimientos científicos, lo que han pulverizado, no es la metafísica, sino el hombre de vitruvio, la vanidad renacentista, con la modernidad".

Claro, son docmentales presentados bajo la perspectiva que todos sabemos, con imágenes impactantes, música hipnótica, los ponentes exudando entusiasmo a chorros -alguno parecía que iba a explotar de un momento a otro :) -. Yo lo veo todo tan raro . . . Que aún haya gente que se crea que el universo se ha podido formar así porque si, sin más, sin razón alguna, desde el átomo primigenio hasta la aparición de la consciencia . . . Es como si se perdiesen en el valor de las magnitudes, como si quisiesen traducir algo que sobrepasa la propia consideración humana a la escala de sus principios morales particulares -hace no se cuantos miles de millones de años . . . dicen, y a eso le dan una consideración moral-. Es todo un trabajo de deconstrucción, solo hay datos. Y en el fondo de todo esto lo que palpita, la fórmula que buscarán para lograr trascender a un mundo que les supera será el transhumanismo, que es la deconstrución de las deconstrucciones; o sea, la esclavitud, el individualismo llevado hasta la esquizofrenia -y aunque tampoco se pueda saber que es exactamente ese individualismo-, y con la ininteligible idea de la voluntad como fuerza.

Que lo hagan otros, pase, pero que los católicos, los participantes -y aunque solo fuera por esto- de la mejor y mas grande cultura del mundo se dejen seducir por todas estas trampas de la postmodernidad da idea de lo poco que es el ser humano cuando está empecinado en querer valerse por sí mismo. Casi vale como ejemplo, me parece a mi.
24/04/15 8:06 PM

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