Lo que no puede ser, no puede ser
Y, además, es imposible.
El título y el principio del artículo forma una expresión que se atribuye al torero llamado “Guerrita” cuando, ante una determinada situación, enmarcó, en la realidad más certera, lo que a veces son las cosas.
Eso es lo que pasa con un caso particular en el que hay muchos empeñados en que se resuelva de forma distinta a como, seguro, se va a resolver.
Sakineh Mohammadi Ashtiani, mujer que, para su desgracia, es iraní, ha sido condenada por dos delitos que, al parecer, tienen la misma consideración para el régimen extremista que dizque dirige Irán: adulterio y complicidad en el asesinato de su marido.
La condena fue, como es de imaginar en un régimen islamista, la lapidación de Sakined. Ahora le han añadido, a la ya salvaje pena, 99 latigazos, al parecer por la divulgación en la prensa británica de unas fotografías a las que les atribuyen, las autoridades judiciales iraníes, “la corrupción y la indecencia”.
Como el que esto escribe no ha visto tales imágenes, pero reconociendo la verdadera corrupción e indecencia de un régimen político-religioso que permite tales cosas, a lo mejor se trata de unas en las que la mujer condenada aparecía con pantalones o fumando. No sé, o algo por el estilo. Y es que ya sabemos el tipo de moral que se defiende en determinados sitios.