Que el cardenal Martini descanse en paz...

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Hace pocos días falleció el cardenal Carlo María Martini, arzobispo emérito de Milán y, según los particulares gustos de unos cuantos, persona de las llamadas “papable” o, lo que es lo mismo, dispuesta (de haber soplado así el Espíritu Santo) a llevar la barca de la Iglesia católica ocupando la silla de Pedro.

De la vida religiosa de este jesuita se pueden decir muchas cosas. Por ejemplo, que obtuvo muchos premios, honores y condecoraciones de las más diversas formas y especies. También se puede decir que fue admirado por muchos (nueve votos obtuvo en la primera votación del Cónclave que eligió al actual Santo Padre según nos dice Andrés Beltramo Álvarez en el artículo “Martini, Ratzinger y el Cónclave de 2005” publicado en el blog “Sacro y Profano” que tiene en esta casa) y que estos muchos deben sentir más que su muerte que no haya sido lo que ellos querían cuando aún vivía entre nosotros. Otro deseo no alcanzado por los progres y disidentes de la Iglesia católica.

Podemos, y debemos, por supuesto, rogar a Dios por el alma de Carlo María Martini porque no se puede desear mal escatológico alguno a nadie si no es que concurren casos y cosas que, al fin y al cabo, se lo pueda acarrear uno mismo con lo hecho y dicho durante la existencia entre los vivos.

Hace poco, el blogLa Buhardilla de Jerónimo”, también en InfoCatólica, ha publicado un artículo titulado “Martini, Ratzinger y el vínculo entre dos hombres de Iglesia” en el que incluía un escrito del ahora fallecido acerca del ahora Santo Padre cuando en 1997 presidía la Congregación para la Doctrina de la Fe. Invito a leerlo porque se puede descubrir, en el mismo, a una persona (Martini) sensata y que reconocía lo que, hasta entonces, había hecho el, en tal tiempo, cardenal Ratzinger. Persona, pues, inteligente pero que, como tal, es de temer cuando se manifiesta en según qué temas de según qué forma.

Y sin embargo (seguramente más de uno ya sabía que en cualquier momento aparecía un “pero” o un “sin embargo”) no está nada bien olvidar lo mal hecho porque es parte del balance de lo dicho y hecho en la vida.

El que esto escribe ha tenido que dedicar algún tiempo a poner algún punto sobre alguna “i” de las que decía el cardenal Martini.

En una ocasión tuve que titular un artículoEl cardenal Martini y su nueva vía”:

“Conociendo la trayectoria de Religión Digital siempre tendente a promover todo aquello que no vaya en consonancia de la Iglesia católica sino, al contrario, todo lo que pueda considerarse progre, el pasado miércoles, 19 de noviembre, publicaba el portal “religioso” un artículo relativo a un libro que el Cardenal Martini ha escrito.

Hasta ahí todo normal, todo según siempre pasa porque, a cuenta del libro de Martini Coloquios nocturnos en Jerusalén” se aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para arremeter, simple y llanamente, contra la Iglesia católica de la que, creo, el Cardenal forma parte.

Lo malo viene cuando se lee detenidamente lo que el Cardenal Martini dice sobre ciertos temas.

Aunque ya sabemos que el jesuita Martini (¡Ay, otro para la colección de versos sueltos jesuíticos!) ha manifestado, siempre, unas ideas algo sui generis, no deja de ser sintomático de un pensamiento alejado de la realidad eclesial que diga lo que dice.

Por ejemplo, parece que el Cardenal Martini entiende que sería conveniente que la Iglesia Católica se replantease tres temas para, seguramente, cambiar su doctrina: la comunión de los divorciados y la prohibición del uso de anticonceptivos de todo tipo.

Debe olvidar lo que la Esposa de Cristo dice sobre los anticonceptivos y sobre la comunión de los divorciados. Parece que se le olvida o no quiere recordarlo, lo que hace mucho peor lo que dice.

Pero, como eso debe parecerle poco, ha puesto el acento en un tema sobre el que no debería manifestar duda alguna: el celibato de los sacerdotes.

Para Martini, se debería permitir que algunos sacerdotes pudieran acceder al sacramento del matrimonio. A esto añade, como no puede ser menos, una necesidad de replanteamiento sobre la posibilidad de que la mujer acceda al sacerdocio (poniendo como ejemplo el caso de la Iglesia Anglicana que ha dado más que un paso en tal sentido)

Así, dice que, tal cosa nos “Es algo que podría ayudarnos también a nosotros a ser más justos con las mujeres y a entender cómo puede seguir el camino en el futuro

Y es que el sentido de la justicia lo tiene algo distorsionado el Cardenal emérito porque la justicia no es dar a cualquiera cualquier cosa acogiéndose a cualquier modernidad para quedar bien o algo por el estilo.

Y, como parece que no puede dar puntada sin hilo, dice sobre la Encíclica Humanae Vitae que, “Muchos ya no toman más en serio a la Iglesia como interlocutora o como maestra. Sobre todo nuestros jóvenes que ya casi ni recurren a la Iglesia por temas como la planificación familiar o la sexualidad” y que, por eso, lo mejor “Hubiese sido mejor guardar silencio” sobre temas como, por ejemplo, la sexualidad.

Y no. Lo que no hay que hacer es dejar que las cosas vayan por el camino mundano que están siendo llevadas. Guardar silencio por parte de la Iglesia Católica sería, sobre todo, una cobardía, además, de una dejación de funciones que no podría ser admitida.

Y es que no cree que Benedicto XVI vaya a retirar tal Encíclica. Claro… es que es de esperar que así sea (que no haga tal cosa, quiero decir)

Y así una cosa y otra que adorna Martini con su vitola de progre eclesiástico dañando, al fin y al cabo, a quien dice defender.

Sin embargo, de esto hay antecedentes que son, como poco, curiosos y clarificadores de más de una postura y de un pensamiento expresado por el Cardenal Martini.

El pasado mes de mayo, el diario El País elogiaba al Cardenal Martini al escribir sobre el mismo libro que, entonces, se presentaba en Alemania.

Y, claro, así, las cosas, no pueden ser y, además, son imposibles porque la nueva vía de Martini es, simplemente, una vía muerta.

Pero a mí lo que más me inquieta es que se diga, como se ha dicho en más de una ocasión, que el Cardenal Martini ha sido, alguna que otra vez, candidato a ser elegido Papa. Candidato en serio y no, sólo, por ser Cardenal.

¡Que buena es la inspiración del Espíritu Santo que no ha hecho eso posible!”

En otra ocasión titulé así: “El cardenal Martini va contra todo en la Iglesia católica”.

Fiel a la cita con el despropósito, el poco ínclito cardenal Martini ha vuelto a dejar claro (por si alguno aún no lo tenía) que la concepción que tiene de la Iglesia católica, a la que pertenece, no es, digamos, ortodoxa sino, muy al contrario, algo ligera de principios que, al parecer, ni cumple ni tiene intención de cumplir.

Así, algunas dificultades que el cardenal Martini entiende que existen:

la elección de los obispos

Seguramente querría, algo así, como una forma de proceder más parecida a la que, en la vida civil, se lleva a cabo. Quiero decir, unas elecciones donde, a ser posible unos obispos hicieran añicos la espiritualidad de otros con tal de ganar su acta de obispo.

Vamos, un despropósito. Y el Primado de Pedro… ¡a esparragar!

el celibato de los religiosos

Es un tema muy tratado por el cardenal aspirante, siempre, a ocupar la silla de Pedro.

No entiendo qué problema tiene Martini con el celibato (en este caso de los religiosos y, en otros, de los sacerdotes) porque no hay ocasión en la que salte a los medios de comunicación en la que no se refiera al tema.

Cualquiera diría que lo dice por él mismo.

el papel de los laicos

Yo creo que el papel que desempañamos los laicos, como piedras vidas de la Iglesia católica, está bastante bien definido y, sobre todo, entendido.

Sin embargo, a lo mejor querría que tuviéramos una intervención mayor.

Sin embargo, podría explicar a qué se refiere el cardenal Martini porque, de otra forma sólo podemos entender que preferiría una mayor intervención en el funcionamiento espiritual de la Iglesia católica y esto está bastante fuera de lugar.

las relaciones entre la jerarquía eclesiástica y la política

Este tema sí es, digamos, suculento. Adopta el lenguaje de la progresía eclesial para dar a entender que, es muy posible que las relaciones entre una y otra no sean muy buenas. Seguramente no le parecen adecuado el comportamiento que, en cumplimiento de los valores que han de defender las personas que gobiernan la Iglesia católica, llevan a cabo las mismas.

No le debe parecer demasiado light y muelle o, lo que es lo mismo, que no se somete, la jerarquía, lo suficiente a la política.

Y esto aunque es opinable trata de tergiversar el papel que les corresponde cumplir a nuestros pastores.

Sobre los pobres, Martini tiene una idea algo alejada de lo que es el ordinario proceder de la Iglesia a la que pertenece. “Jesús dice que el reino de Dios será de los pobres, de los débiles, de los excluidos. Y dice que la Iglesia debería haber tenido por misión estar cerca de ellos”.

Como dijo aquel: !Ojo al dato¡

Cuando uno pertenece a determinada institución tiene que saber que, a lo mejor, aunque puede que no sea de su gusto el funcionamiento de la misma, es como tiene que ser.

Con lo dicho deja claro que entiende que la Iglesia católica no está cerca de los pobres. Vamos, eso es lo que dice, sin ninguna exageración por mi parte.

Pues yo creo que se equivoca de plano sobre el asunto.

Decir que la Iglesia católica no está cerca de las personas más desfavorecidas de la sociedad es, simplemente, no decir la verdad y, por lo tanto, tratar de poner en mal lugar a la misma.

El objeto de tal afirmación no ha de ser otro que el de utilizar el tan manido tema de las riquezas, supuestas, de la Iglesia católica: que si debería venderlas para dárselas a los pobres, que si no debería tener ninguna y todo ese bla, bla, bla reiterativo que siempre utilizan los progres que en seno de la Iglesia católica habitan para minusvalorar lo que hace la misma y con la intención de cambiar no sé qué cosa para que se alcance no sé qué objetivo.

Pero hay más. Lo de siempre.

Es cierto que el Vaticano II ha perdido una parte de su empuje…

Lo que quiere decir es que no ha acabado de cuajar la tergiversación que, del mismo, han ido haciendo determinados sectores de la Iglesia católica. O sea, que no ha colado todo.

Por eso dice que “parece que hemos vuelto la mirada hacia atrás más que hacia delante”. Debe estar pensando en Lefebvre, en las excomuniones, en la Misa Extraordinaria, en…

En fin, en todo aquello que, siendo esencia de la Iglesia católica, no gusta a determinadas personas como, por ejemplo, el cardenal.

En fin… Martini en su salsa.

Caducada.

Pero bueno… preguntado sobre algún tema para el nuevo Concilio (digamos el Vaticano III) que, a lo mejor, querría (porque el Vaticano II no ha sido como él quisiera que hubiera sido, claro) ha respondido lo siguiente: “La relación de la Iglesia con los divorciados”.

Vamos, que la montaña parió un ratón.

Y pequeño.

Y, como no hay dos sin tres, esto: “La barca que el cardenal Martini quiere hundir

Como imagen, la de la Iglesia católica como barca es bastante impactante porque supone, en primer lugar, que todos los creyentes vamos en ella y, en segundo lugar, que, por lo tanto, vamos hacia el mismo destino.

Es de suponer, entonces, que nadie de las personas que va en la barca haga nada para que se hunda porque, de ser así, bien podemos llamarla saboteadora.

A este respecto, Carlo María Mantini, Cardenal de la Iglesia católica y príncipe de la misma, ha escrito otro libro: lo mismo de siempre con insistencia y perseverancia.

El título es sintomático de lo que se quiere: “Estamos todos en la misma barca”. Y es verdad… en principio con el mismo destino y la misma voluntad.

Antes de empezar, tengo que decir que, para mí, lo peor que puede hacer una persona que se tenga por religiosa y que, por lo tanto, goce de su religión como algo importante, es ponerse, en caso de disputa, a favor del mundo y, entre la relación vertical que existe entre los hombres y la vertical que existe entre el hombre y Dios, prefiera la primera.

Algo así hace Martini.

Entre los temas que suele tratar el cardenal italiano están, como siempre, “la actitud de la Iglesia hacia los divorciados, el nombramiento y la elección de los obispos, el celibato de la vida consagrada y los sacerdotes, el papel de los laicos en la Iglesia, la relación entre la jerarquía eclesial y la política y los gobierno

Como en otras ocasiones ya he tratado las declaraciones de Martini, no creo que valga la pena volver a decir nada al respecto porque, seguramente, nada habrá cambiado de su actitud hacia la doctrina de la Iglesia católica y hacia la barca en la que, según él mismo, todos navegamos.

Sin embargo, ahora parece que también trata un tema relacionado con otro de su predilección (el de los divorciados y vueltos a casar) y que es el del Derecho canónico y, dentro del mismo, el de la normativa que rige el Derecho Matrimonial Canónico.

No le gusta el mismo, al parecer. Pero no es de su agrado no porque le parezca farragoso, difícil de aplicar o entender ni nada por estilo.

Le preocupa otra cosa: hay pocas separaciones canónicas en comparación a los divorcios civiles.

En el artículo de Jaime Vázquez Allegue en el número 2672 de la revista Vida Nueva sobre el tal libro del cardenal Martini, viene a decir el otrora candidato (a nivel de rumorología) a sentarse en la silla de Pedro, que sería conveniente llevar a cabo una revisión de la normativa canónica y eclesial.

Y esto resulta curioso.

Sabemos que, a nivel civil, la legislación relativa al divorcio, se ha “relajado” mucho a lo largo del tiempo y, ahora mismo resulta más fácil, casi, divorciarse que casarse. También sabemos que tal forma de proceder, para un cristiano, no es buena cosa ni está de acuerdo con la doctrina de la Iglesia católica (recordar, ahora, aquellas palabras de Jesucristo sobre el divorcio: “Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre”, en Mt 19,6, debería ser más que suficiente)

Pues a Martini no le parece bien que la normativa canónica sea la que es y que de tal forma es que resulta, digamos, dificultoso demostrar que un matrimonio no es válido. Es más, no podemos olvidar que, precisamente este año, en el Discurso de Benedicto XVI al Tribunal de la Rota ha querido dejar claro que la “inmadurez psíquica” a la hora de determinar la nulidad de un matrimonio canónico no hay que interpretarla de forma demasiado laxa.

Vamos, que no hay que escudarse en ella sin mayores apreciaciones ni disquisiciones.

Por tanto, es difícil de entender que el cardenal Martini pretenda que se revise, digamos, el procedimiento canónico para que, por decirlo suavemente, el número de nulidades eclesiásticas se “acerquen” a los divorcios civiles.

Es decir, que lo que pretende el italiano es, simplemente, ser más mundano en la interpretación de la ley de Dios.

Entonces… es bien cierto que todos vamos en la misma barca y que navega por un mar proceloso donde no son pocos los enemigos que tratan de hundirla.

El problema viene cuando es alguno de los pasajeros de la barca el que quiere dar con ella en el fondo del mar.

Y ya sabemos, en este caso, a quien me refiero.

Por eso, aunque está más que bien pedir por el bien de las almas de quienes han fallecido en mayor o menor fama de santidad, no está de más saber que las almas son, por desgracia para muchos, muy perjudicadas por lo hecho por los cuerpos y las mentes de quienes las han tenido. Y eso no lo podemos olvidar.

Y, ya, por finalizar, ya sé que lo que escribo acerca del fallecido cardenal Martini lo hago desde un punto de vista personal pero, francamente, a los sencillos en la fe también nos molesta que se nos trate de hacer tragar determinadas ruedas de molino y no queremos, no quiero, ser nada políticamente correcto.

Eleuterio Fernández Guzmán
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9 comentarios

  
Esteban
Nuevamente Eleuterio, escribiendo artículos que hablan mas de tí como ser humano, que de quien escribes.
06/09/12 3:11 AM
  
Jorge Cantú
Estimado Eleuterio:

Magnífico análisis de este "santón" de los pseudo-progresistas, el cardenal Martini.

Su prestigio como biblista y exégeta lo encumbraron en muchos ambientes, conocimiento y prestigio que desperdició y "desparramó" (San Mateo 12,30) saboteando y defendiendo causas contrarias a la Iglesia de Cristo.

Un verdadero "caballo de Troya", como tantos otros que tristemente le han hecho el juego al Maligno contra la obra de Dios.

Me pregunto si no se referiría a él, entre otros, el Papa Pablo VI cuando se refería a que "el humo de Satanás" se había filtrado en la Iglesia del Señor.

Pidamos pues por su salvación eterna.
06/09/12 4:25 AM
  
Lazaro
He leído al Cardenal Martini en su libro "Coloquios Nocturnos en Jerusalén". Me parece que dice cosas interesantes. Discutir el sacerdocio femenino o el celibato de los curas no debería resultar escandaloso. ¿Acaso son dogmas de fe?

Por otro lado, recuerdo a los desmemoriados que en el Concilio Vaticano II se votó el tema de admitir el uso del preservativo dentro del matrimonio y la votación fue muy ajustado.

El Cardenal Martini fue de los católicos que inspiraron a toda una generación de jóvenes a ser abiertos a los que piensan diferente a nosotros. Inspiro a entregarse a los demás sin esperar nada a cambio. Era un hombre bueno por encima de que en algunos temas eclesiásticos pudiera andar sobre el alambre.

Por último, no me parece demasiado elegante criticar con el cádaver todavía reciente y más viniendo de un hombre que se dice asi mismo seguidor de Cristo.

"El que esté libre de pecado que tiré la primera piedra".
06/09/12 12:13 PM
  
Manuel Escariz Magariños
Totalmente de acuerdo. Muchas gracias.
06/09/12 2:02 PM
  
yawollad
Si hay que enmendarle la plana a un arzobispo y cardenal de prestigio intelectual indudable, pues se le enmienda, oiga. Y de cuerpo presente, cuando recibe el homenaje conmovido de su ciudad. Y sin movérsele un ápice la uniceja.
06/09/12 4:21 PM
  
Mariana
Eleuterio lo felicito...y le deseo de todo corazón que no le pase lo que le pasó a Juan El Bautista, por decir la verdad. Se ha fijado mi estimado señor Eleuterio que los progres defensores de todo lo irregular saben esgrimir de una forma fabulosa la espada de la caridad y la misericordia que hasta Dios mismo parece quedarse corto si el misericordioso fuera El? Cada vez que uno saca a relucir las atroces incoherencias de joyitas de la teología como el caballero en cuestión o de otras maravillas como el infalible Hans Kung...nos espetan en la cara la cacareada "no hay que juzgar", "mirate y examinate tú primero", "con la vara que midas serás medido" y todo argumentito igual o parecido...Son totalmente incapaces de ver que estos caballeros citados arrastran al camino de la perdición a miles, y que si aplicamos el "no juzgar para no ser juzgados" como ellos lo aplican entonces hasta san Pablo y Cristo mismo faltaron a la santa caridad con los fariseos, Herodes y hasta el pobre Satancito (como dice un jesuita de mi país para defender al diablo en plena misa!) Cuando se exponen las mentiras y falsas doctrinas de personajes que precisamente por su alto puesto público tienen el triple de gravedad y responsabilidad yo lo felicito y siga adelante!
06/09/12 4:54 PM
  
Vicente Carreño Gil
http://blogdelpadrefortea.blogspot.com.es/2012/09/el-cardenal-martini-patrono-de-la-santa.html
06/09/12 7:43 PM
  
Légolas
Felicitaciones Eleuterio.Este Cardenal , para variar jesuita...de Arrupe, que no de San Ignacio, hasta después de muerto anda esparciendo confusión. Eso no quita que uno rece por él.
07/09/12 3:42 AM
  
Gonzalo
Lazaro, le sugiero que no haga el ridículo hablando de lo que desconoce. El Sr. Martini forma parte una generación atípica en la que estaba bien visto ser católico, por lo que muchos entraron en seminarios sin verdadera vocación. Dudo que tuviera auténtica fe. En la historia han habido obispos y cardenales herejes o cismáticos, el sr. Martini era uno de ellos.

"Vete, y no peques más".
14/09/12 12:19 PM

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