Vírgenes, advocaciones - Guadalupe
A lo mejor es casualidad pero como el que esto escribe no cree en tales cosas sino, en todo caso, en la Providencia de Dios, prefiero pensar lo siguiente.
A Juan, el discípulo amado de Cristo, se le suele representar con la imagen del águila porque sus escritos son de tal elevación que contemplan verdades desde una altitud de espíritu muy a tener en cuenta. Así, además, se manifiesta la divinidad del Señor.
Decía, arriba, que mediando la Providencia divina, el indio Juan Diego tenía, como nombre indígena el de “Cuauhtlatoatzin“, que, no por casualidad significa “Águila que habla“.
Por eso, así como Juan, el Zebedeo, acogió a María, Madre de Jesús, como Madre suya (a indicaciones de Cristo en la Cruz) también Juan Diego, desde aquella noche del 9 de diciembre de 1531 María quiso dirigirse a su humilde y piadosa persona.
Suele ser común que la Virgen María, aquí llamada Santa María de Guadalupe por indicación de la misma al tío enfermo de Juan Diego, Juan Bernardino, en el momento en que la Madre de Dios curó su enfermedad, sugiera e, incluso, ordene (pues puede, con amor, hacer tal cosa) que se le construya un lugar donde orar y rezar. También hizo eso en el caso del indio mexicano (“Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen”, le dijo al sorprendido Juan Diego).
Pero también suele ser común que, entre los diálogos que María entabla con las personas que tienen la dicha de contemplarla, haga mención de unos mensajes que suelen ir destinados a conocer el verdadero sentido de su presentación, en tal persona o personas, al mundo.
Así, en cuanto a Juan Diego y a lo que supuso las apariciones de la Virgen, en la advocación de Guadalupe, bien podemos entender lo siguiente:
-La Virgen trajo un mensaje de paz a su pueblo.
“Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que soy yo la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador, en quien está todo; y es Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy su piadosa Madre”.
-La Virgen quiso que fuera Juan Diego la persona que llevara su mensaje por haberle sabido humilde y piadoso.
Y así se manifestaba el indio “Águila que habla”:
“Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que alguno de los principales, conocido, respetado y estimado, le encargues que lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda.”
Humildad premiada en mucho.
-La Virgen admiró en Juan Diego su sencillez cuando le dijo:
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”.
-La Virgen cura al tío de Juan Diego para que se reconozca que su amor lo entiende en el sentido de querer salud y felicidad para su pueblo.
“Te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas a esa enfermedad ni alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella. Está seguro de que ya sanó“.
Y, efectivamente, quedo sano en aquel mismo instante como luego contaría él mismo.
-La Virgen dejó su imagen para que no olvidemos que su ternura es constante, su amor perpetuo y su protección, eterna.
Paz, humildad, sencillez, fe, amor, felicidad son los conceptos que mejor definen las apariciones de María, de Guadalupe Virgen, al indio Juan Diego, “Águila que habla”. Además, nos recordó que Dios nunca se olvida de sus hijos y de su creación. Por eso envía a María; por eso la envió en aquel diciembre del 1531, para que no olvidemos, nunca, “Que amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 15-16).
Por eso María, siempre solícita, siempre Fiat, también dijo sí al Creador e hizo, en México, algo, otra vez, maravilloso: ser ella misma.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Y, si puedes, da el siguiente paso. Recuerda que “Dios ama al que da con alegría” (2Cor 9,7).
12 comentarios
"Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que Yo os he mandado. Y he aquí que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 18-20)
¿Qué hubiera sido de la Evangelización del mundo sin la Virgen María, la Reina de los Apóstoles? Lo vimos en España con Santiago nuestro patrón y primer apóstol mártir. Y así sucedió también con América.
Y María, siempre sobrevolando sobre sus Alas como de Águila, al igual que en la imágen del ayate de San Juan Diego. Ese Ángel que está a los pies de la Virgen, la lleva, la eleva y la defiende contra las asechanzas de la Serpiente. Ese Ángel que sujeta con una mano Su manto azul -el Cielo- y con la otra mano Su túnica ocre -la Tierra-.
Es el mismo Ángel que habla el Apocalipsis y se lleva al desierto a la Iglesia durante la Gran Tribulación, para formarla durante tres años y medio y dar así la batalla final contra la bestia y vencerla. Es Palabra de Dios:
"Cuando el Dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la Mujer que había dado a luz al Hijo varón. Pero se le dieron a la Mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto, a su lugar, lejos del Dragón, donde tiene que ser alimentada un tiempo y tiempos y medio tiempo" (Ap 12,14)
Oh! Virgen Santa, defíendenos y protégenos, enséñanos dónde vive Tu Hijo y fórmanos en tu mismo Seno como apóstoles dignos de Tu Hijo, dános clases en tu escuela de virtudes, en tus santuarios, que son el Sagrario más digno que Dios escogió de entre todo lo creado, tus mismas entrañas. No desoigas a tu pueblo ignorante y bajito, somos basijas de barro, por favor, ten piedad del mundo y enséñanos a orar y a no ser tan malos.
Ntra.Sra. de Guadalupe, Patrona y Reina de México, Emperatriz de las Américas e Islas Filipinas (S. Pío X)
Ruega por nosotros.
Rogemos a la Virgen que tome nuestra indignidad y nos revista con los colores maravillosos de Sus Virtudes.
Ella puede hacerlo, ¿creemos tal cosa? ¿o sólo es un cuento para indígenas, pastorcitos, indigentes y pecadores desesperados ...?
Mas tarde,utilizando metodos de alta tecnologia por ordenadores,se descubrio un detalle todavia mas impresionante:todos los personajes presentes en la sala,en el momento de la entrega de las flores estan "fotografiados" en los ojos de la imagen.
un saludo afectuoso JSC.
Y cada estrella es un Papa y 46 son exaxtamente el nº de Papas hasta Juan Pablo II, lo cual, por supuesto, es interpretable, pero todo parece indicar que con Juan Pablo II se cerró una época y con Benedicto XVI hemos entrado de lleno en el Final de los Últimos Tiempo, ... y todavía le queda pontificado. Dios le guarde muchos años a nuestro Santo Padre, pero siendo realistas, vamos derechos hacia la Gran Cruz que habla el mensaje de Fátima.
Todos con el Papa, a los pies de la Cruz, donde están la Virgen y Juan. Állí no nos pasará nada. NADA.
Hemos de tener la fe y la sencillez de un niño, como la que tenía Juan Diego y no era un infante que digamos. Y pidamos perdón con facilidad y sinceridad, aunque sea de forma repetitiva y hasta cargante, como lo son los niños.
El niño lo espera todo, absolutamente todo de su madre y de su padre. Su fe es total pues todavía persiste su impronta del refugio del vientre que le engendró y del padre que todo le proporciona.
¿Acaso cualquier ser humano en su sano juicio, sea creyente o no, no grita ¡socorro! cuando está en grave peligro? ¿A quién imploramos instintivamente si no es a nuestra madre que nos levantaba del suelo una y otra vez, curándonos las heridas y abrazándonos por cualquier escusa?, esa madre y padre que ya no están entre nosotros ... Pero es ahí donde aparece MARÍA MADRE NUESTRA y recoge nuestros socorros y nos cubre bajo Su manto y nos devuelve de nuevo a tierra firme.
MARÍA, Madre mía y de mis padres y de mis hijos, Madre de todos sin distinción, ¿dónde estás Mamá? ¡Te grito Socorro! ¡Ven en nuestro auxilio! ¡Qué va a ser de nosotros MADRE!
Y tú PADRE CELESTIAL, que al crearnos lo hiciste por medio de una madre, gracias por habernos dado a esta MADRE tan buena, cuya impronta llevamos desde el momento de nuestra concepción y a cuyo auxilio nos acogemos y aferramos en nuestro naufragio.
Gracias Eleuterio por traernos a la Virgen de Guadalupe, la aparición de María más importante de todos los tiempos.
la Gloriosa Madre de DIOS ,es Señora del Cielo y tierra, en el mar y en los abismos.
En el Cielo, todos la adoran como Reina.
En la tierra, como Madre de DIOS la veneramos.
En el mar y en los abismos, pues allí expresa su poder
En el Purgatorio, pues allí, cuando y como quiere, consuela a las Almas, y las libra de aquella horrible pena.
En el Infierno ostenta Su dominio, pues aunque forzados, los demonios la Adoran
Y después de DIOS, a nadie MAS temen, que a esta Soberana Señora-
En Fin es SEÑORA, de cuanto DIOS es dueño
En Veneración de este Santo Nombre, se saluda a esta Soberana Señora con 5 SALMOS, que comienzan, con las letras iniciales del Santísimo Nombre de MARÍA y son los siguientes:
M agnificat
A d Dominum cum tribularer
R etribue servo
I n convertendo
A d te levavi
Si no sabes estos 5 Salmos, procura rezar 5 Ave Marías, en Reverencia de este Santo Nombre.
Así nos dice San Gerardo, Obispo...que nada negaba de cuanto en nombre de María Santísima se le pedía
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