Eugenesia, individualismo, control social

El caso Schuklenk

Me preguntan si voy a opinar algo sobre la noticia aparecida la semana pasada acerca de la propuesta de aborto post-natal o “eutanasia-precoz” del profesor Udo Schuklenk para los niños con dismorfias graves.

Udo Schuklenk es médico y profesor de filosofía en la Queen’s University de Ontario (Canadá). El 11 de octubre publicó en red un artículo en la revista Journal of Thoracic and Cardiovascular Surgery, en el que sugiere que se debería ofrecer a los padres de recién nacidos con síndrome heterotáxico la “eutanasia” precoz de sus hijos como una “opción más”.

El síndrome heterotáxico es una entidad caracterizada por múltiples malformaciones en órganos internos, estas pueden afectar a unos pocos o a muchos, y hacerlo de forma más o menos grave. Usualmente precisa numerosos tratamientos tanto médicos como quirúrgicos correctivos, y aún así el pronóstico vital o de calidad de vida está comprometido en muchos casos. Se trata de una patología congénita pero no hereditaria (es decir, su causa está en el claustro materno, pero no procede de defectos en el material genético), por traumatismos, infecciones, o exposición a tóxicos. Por ese motivo, escapa a la detección por medio de la amniocentesis, por lo que puede sortear las redes tendidas por la legislación y la medicina moderna para detectar y eliminar a los embriones y fetos “defectuosos”.

La propuesta ha generado ciertas controversias, que el autor ha comentado en su bitácora. No sorprende que en esa misma página publicite sus libros, en los que se declara convencido ateo y enemigo de la religión (por ejemplo en su obra “50 voices of Disbelief”) o los de algunos de sus maestros como el ínclito Dawkins, el también eugenesista radical Singer y su obra sobre el liberacionismo animal o el “Candido” de Voltaire. Tiene lógica la ilación de convicciones. El demonio los cría y ellos se juntan.

Resulta divertido advertir como el buen doctor se indigna en un artículo del 14 de noviembre de que un juez canadiense primase la decisión de los padres de un niño enfermo de llevar a su hijo a un curandero en lugar de mantenerlo bajo tratamiento en el sistema sanitario. Por lo visto, los padres sólo tienen la potestad absoluta cuando se trata de ordenar la muerte de su hijo. El buen doctor tiene un lapsus linguae cuando afirma “indignado” en dicho artículo “There is no parental right to kill their children”. A esas alturas ya estaba publicado su ofrecimiento a los padres para ejecutar a sus hijos con síndrome heterotáxico, desvelando su cinismo e hipocresía.

¿Que qué opino sobre esta propuesta? Pues no me parece muy novedosa. La doctrina eugenésica se ha implantado con éxito para embriones y fetos. La sociedad la ha aceptado mayoritariamente. Que se extienda a recién nacidos era el siguiente paso lógico. Otro ladrillo en el muro. Ya he escrito sobre ello varios artículos, y concretamente ya publiqué uno específicamente dedicado a la eugenesia por handifobia. Aún más extrema es la eugenesia por transhumanismo que saltó a los medios hace ya unos años de la mano de una entrevista a Salvulescu, otro profesor (este de ética) de una universidad británica de renombre.

No hay mucho más que añadir desde el punto de vista técnico, y a esos artículos remito al que esté interesado. La eutanasia eugenésica es el eufemismo políticamente correcto de asesinato de los más débiles y enfermos. Por supuesto, en nombre de su propio bien (“que no sufran”) o el de la sociedad. Curiosamente, jamás se pregunta a los afectados, ni se proponen referéndums a la población sobre estas iniciativas (ahora que está tan de moda decir que “lo importante es poder votar”). Círculos intelectuales con gran influencia los van proponiendo, y los poderosos de la tierra van imponiendo su inclusión en las legislaciones a los gobiernos que controlan (casi todos), mientras los grandes medios de comunicación van “preparando a la opinión pública”.

No tengo ninguna duda de que el último paso de este camino será la conveniencia de que un “comité de expertos” (naturalmente bajo la supervisión de alguna organización controlada por la élite económica y política) decida sobre la vida y la muerte de los más indefensos.

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El darwinismo social

La eugenesia es la propuesta más visible del darwinismo social, la primera y más fiel ideología derivada del darwinismo evolutivo (otra son los distintos socialismos, tanto nacionalistas como internacionalistas). La supervivencia de los más aptos (o mejor dicho, de los más fuertes) llevada al diseño social. No parece muy coherente con la teoría del viejo Charles (por cierto, deísta convencido, al contrario que casi todos sus discípulos contemporáneos), que dejaba a la naturaleza (o el azar, si se prefiere) el papel de la criba. Ahora, los filósofos de la tendencia ideológica dictan los criterios de selección, en pos de un concepto de superhombre (o sea, un dios con minúsculas) que cambia con las épocas y las modas (en otras épocas se sugería la eugenesia de los afeminados, quién lo iba a decir), pero que jamás modifica un patrón: la destrucción de los débiles por parte de los poderosos.

Me interesa reflexionar sobre los efectos que la mentalidad eugenesista va infiltrando en la sociedad, pues superado el horror al asesinato de los más débiles, el proceso se va acelerando, y el experimento social está provocando unos resultados que el lector juzgará si son casuales o no.

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Los subhumanos (seres humanos no-personas)

En primer lugar, como es obvio, se está instalando la mentalidad de que hay unas vidas que “no merecen ser vividas”. Por supuesto, el baremo lo establece alguien ajeno al problema. Y da igual que las asociaciones de enfermos o padres de enfermos insistan continuamente en luchar por el sentido de su vida. Son molestas y cada vez serán arrinconadas más y más en aras al “mejoramiento de la especie”. Se está instalando- de forma cada vez más evidente y consciente- la idea de que no toda vida tiene la misma dignidad, es decir, que todo ser humano no posee de forma innata la dignidad de persona, sino que esta debe reunir ciertas condiciones.

Aparentemente sería la salud la que primaría. Pero si miramos detenidamente, nos daremos cuenta de que eso es secundario. La mayoría de enfermos graves no lo son de nacimiento. Se sigue luchando por su salud y su vida porque tienen poder económico y apoyos suficientes para exigirlo. Por tanto, sólo los débiles, pobres y sin apoyos van a ver a sus cuidadores ser “convencidos” de que lo mejor para ellos es la muerte.

Mientras tanto, en el inconsciente colectivo ya se ha establecido la idea de que todas las vidas no valen lo mismo, aunque nos neguemos a reconocerlo. Más del 90% de los niños con síndrome de Down son asesinados antes de nacer (pese a que la inmensa mayoría, con la terapia contemporánea, pueden llevar una vida autónoma durante muchísimos años), pero los mismos que han legalizado su asesinato intrauterino promocionan luego nauseabundos calendarios solidarios con ellos.

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El materialismo

Secundariamente, se aduce el problema económico. Los tratamientos de niños con malformaciones múltiples o enfermedades graves son caros; por tanto- se argumenta- la sociedad (o el estado, que hay muchos que ya no distinguen) se ahorra un dinero invertido en una vida que, total, no va a durar mucho, o al menos no va a ser productiva. Se admita en público (como hacen unos pocos coherentes) o se comente en privado, esa es una de las principales razones para el impulso desmedido al aborto y la eugenesia.

Varios son los males que se deducen de esta forma de pensar. En primer lugar, la atroz deshumanización que elimina a los “no rentables”, que es lo contrario a cualquier ética humana. Me resulta sorprendente que las diversas corrientes socialistas, tan enemigas ellas del capitalismo mercantilista y tan a favor de la dignidad del trabajador, no sólo no se opongan a esta monstruosidad (con la honrosa excepción única, que yo conozca, de los agrupados en SAIn), sino que de hecho la hayan apoyado, e incluso alentado, en la casi totalidad de países donde se ha legalizado.

Asimismo, el triunfo de la mercantilización, es decir, de la primacía en toda relación humana del lucro y el beneficio. La identificación con los males del otro, la compasión, la misericordia, han desaparecido completamente. Sólo importa el balance riesgo-beneficio. La Fraternidad que se inventaron los liberales para sustituir a la Caridad cristiana ha desaparecido de los discursos y ha ido a parar al sumidero de la historia. No resulta ilógico, si uno no reconoce un único Padre, malamente va a poder ver a los otros como hermanos.

Por último, el buen doctor Schuklenk, como otros muchos médicos que secundan esta ideología, está proponiendo la jubilación de la medicina. A fin de cuentas, si la solución a los problemas graves de salud es matar al enfermo ¿para que sirve la medicina, cuya principal función es luchar por la vida y la preservación o mejoría de la salud? Tal vez el futuro que desean los eugenesistas es que los médicos nos convirtamos en una especie de asesores de hábitos saludables y repartidores de aspirinas para catarros en la población productiva. Para los no rentables, una pastillita “compasiva”. Eso sin duda “ahorraría mucho dinero al estado”.

No lo olviden mis lectores, por mucho que se envuelva en palabras técnicas y hermosas: para matar a una persona no hace falta un médico, cualquiera (con el estómago suficiente) lo puede hacer. Los médicos sólo son indispensables para curar.

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El individualismo

Ya que estamos darwinistas, echemos un vistazo al mundo animal. La mayoría de los mamíferos (nuestros teóricos parientes cercanos) someten a sus crías a “pruebas de vida” desde el inicio, con una ligera protección por parte de la madre. Incluso en aquellas especies gregarias, los cachorros débiles o enfermos pronto dejan de ser amamantados. La tasa de mortalidad en la naturaleza durante los primeros meses es elevada. ¿Por qué, si no somos más que animales evolucionados, seguimos luchando por la vida y salud de nuestros hijos, incluso aunque sufran enfermedades declaradamente graves o incurables (cosa que jamás haría ninguna otra madre en el mundo animal)?

Naturalmente, porque no somos simples animales evolucionados. La respuesta es el Amor, esa pieza que nunca encaja en el puzzle de los darwinistas. Si por cualquier congénere que sufre tenemos de forma innata un sentimiento de compasión (una de las más formidables pruebas de humanidad), lógico es que ante nuestros propios hijos mantengamos una actitud de amor y protección absolutos. Son carne de nuestra carne, y les defenderemos cuanto haga falta. Por encima de cualquier otra consideración.

Bien conocemos los inmensos sacrificios, padecimientos, tiempo y dinero que están dispuestos a hacer unos padres por su hijo en cuanto toman su manita, ven abrirse sus ojos por primera vez o incluso le ven patalear en una ecografía intrauterina. Esa fuerza es la que mueve el mundo. Esa fuerza es la que el dinero se obsesiona en vencer y no puede, porque el amor no se vende jamás.

Los diseñadores de la sociedad del superhombre tropiezan con su principal obstáculo en la familia. Una familia sana y moralmente fuerte reacciona ante la adversidad uniéndose como una piña en defensa del miembro más débil, exigiendo que sea tratado con la dignidad de la persona que es, aunque sufra un síndrome heterotáxico.

Para vencer esa resistencia, se han empleado ingentes medios. Resulta relativamente sencillo en las primeras fases de la vida, cuando el concepto de hijo aún es algo más mental que real, más imaginación que carne. Así, la banalización del embrión y del feto antes de poder notarlo y verlo (de ahí la histeria con la que los enemigos de la vida se oponen a cualquier iniciativa en la que se obligue a una madre a ver la imagen de su propio hijo antes de ordenar su muerte) ha permitido que muchas mujeres ordenen asesinar o abandonen a sus hijos antes de nacer, presionadas por agentes externos (laborales, sentimentales, paternos) y moralmente debilitadas por los contravalores actuales.

Mucho más difícil es que los padres practiquen la eugenesia cuando ya se ha establecido el vínculo natural. Las tácticas son varias. Principalmente, aprovechar los momentos de debilidad o desaliento que en toda lucha se producen, para proponer la muerte del débil, el abandono del combate. En la milicia, tal actitud sería tildada de traición. Como en el resto de la ingeniería social, el control de la educación, los medios de comunicación y el mundo cultural provocan el adoctrinamiento de la población y allanan el camino de la legislación (aunque con frecuencia esta se adelanta a aquellos).

Probablemente el medio más efectivo es el torpedeamiento de la familia por todos los medios posibles. Para ello sirven armas muy diversas. Entre ellas destacan la devaluación del matrimonio, favoreciendo el divorcio, debilitando su sentido y alentando el amancebamiento, de modo que el compromiso entre cónyuges se ve dificultado de raíz. La ruptura debilita la paternidad. También el hembrismo ideológico, que plantea una absurda guerra de sexos en la que caen muchas mujeres y a la que se empuja también a muchos hombres; es ideología provocadora de conflictos familiares. Por último, el deterioro continuo de la autoridad paterna enfrenta finalmente a padres e hijos. Toda la sabiduría y tradiciones que los padres puedan transmitir se pierde en el rechazo filial, haciendo que cada generación comience de nuevo la construcción de una cultura, sin raíces ni referencias. Por supuesto, los que fueron hijos rebeldes serán retribuidos con la misma moneda por sus descendientes, hasta finalmente conseguir la disolución social: más allá de criar físicamente a nuestros hijos, poco más haremos las personas, pues sus valores y creencias serán recibidas desde fuera del entorno familiar.

Naturalmente, quienes emitirán esos valores serán los mismos que controlen educación, medios de comunicación y cultura. Por ello es tan importante romper las familias: para que triunfe el poder y el diseño social debe debilitarse el vínculo familiar. No es casualidad que allí donde hay familias fuertes el estado sea débil, y viceversa (pensemos en la cultura gitana, por poner un ejemplo).

Mucho más fácil de manejar es una sociedad en tanto está disuelta como cuerpo o comunidad, y no es sino la suma de una masa de individuos sin solidaridad entre ellos. Y más dócil para aceptar la práctica de teorías como la del superhombre. Por tanto, el individualismo es consecuencia de la eugenesia, y la eugenesia se alimenta del individualismo.

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Resumen final: el egoísmo

Finalmente, el darwinismo social no es sino la promoción de un defecto tan poco científico y tan metafísico como el egoísmo. El “cada uno por sí” y “el que no aguante que se quede atrás”. La eugenesia sólo es la cara más visible del egoísmo elevado a filosofía, rector social y motor del progreso.

Desde el principio de la humanidad se han asesinado recién nacidos “defectuosos”. Chinos, polinesios, mesoamericanos, romanos o griegos han practicado su abandono o muerte violenta.

Precisamente el cristianismo fue el primero en Occidente que (en línea con la tradición judaica) prohibió bajo severas condenas el infanticidio, fuese cometido sobre niños sanos o enfermos, fuesen deseados o no.

Es obvio que el trasfondo moral del asunto es la consideración de la dignidad de la persona como innata a ella, o bien necesariamente dependiente de una serie de parámetros de salud, riqueza y apoyos externos.

No es extraño que frente al cristianismo que defiende la primera postura, se alinee el ateísmo filosófico como paladín de la segunda. Ya los primeros filósofos escépticos griegos defendían con velos más o menos dulces la primacía del individualismo y el apetito personal como rectores de la moral y medida del Bien. Los antiguos les llamaron sofistas y Sócrates les desenmascaró. Triunfó la solidaridad social que es forja de las comunidades políticas, y que tiene como uno de sus principios que todos se ocupan de los más débiles. La eugenesia no es sino uno de los síntomas modernos de aquel sofismo.

Precisamente por ese motivo, precisamente por esa lucha tan antigua y secular, los católicos no podemos permanecer indiferentes. Este combate también lo hemos de luchar, con argumentos, con razones, con firmeza, sin ceder un ápice. Porque es la lucha que nos ha tocado vivir para defender los mandatos de Dios, que nos enseñó que la vida es sagrada, y que desde el nacimiento hasta la muerte natural, todo hombre es hijo de Dios, y jamás se puede justificar la muerte provocada de un inocente.

Este tipo de cuestiones son nuestra obligación como cristianos, nuestro martirio (incruento, esperemos). Si somos débiles, si miramos hacia otro lado, si preferimos evitar esas cuestiones delicadas porque los medios de comunicación, la cultura y la educación, al servicio del Poder nos van a combatir acremente, agresivamente, entonces estamos siendo cooperadores del Mal. Callar no es neutralidad cuando se hace ante el crimen.

También a los tibios los vomitará el Señor de su boca.

No darás a tus hijos para ser pasados por el fuego de Moloch, ni profanarás el nombre de Dios: Yo, Yahvé. Libro del Levítico, capítulo 18, versículo 21.

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21 comentarios

  
JCA
Si se aplicasen las ideas de este monstruo —éste es el calificativo que merece—, nunca habría conocido a una buena amiga mía (y muy mona, pr cierto) porque habría sido sacrificada en el Taigeto con olor a desinfectante en el que se están convirtiendo los hospitales actualmente.

Esta civilización va a acabar muy mal
20/12/14 5:48 PM
  
juan
Excelente nota porque ya la iglesia ni en el sínodo de familia, ni en la habituales audiencias con políticos, empresarios de todo el mundo e incluso en discursos en las Naciones Unidas no menciona lo grave de estos temas?
20/12/14 5:55 PM
  
Mariano
Esto me recuerda las técnicas y tecnologías de "cero defectos" que en su origen se propuso para objetos o productos industriales para el consumo humano. Se trataba de ofrecer calidad a los productos comercializados.

Pero aplicar estas técnicas al ser humano hace de los que la practican seres monstruosos con otros seres humanos sobre los que pretenden decidir sobre su vida o su muerte, pues no entiende de la misericordia de Dios con el hombre y ni del amor al prójimo como a ti mismo. No reconocen a Dios ni a su palabra, quisieran maltratar o destruir otros seres humanos, pero las instituciones para las que trabajan les tratan como si fueran personas dignas y responsables, algo que no son.
20/12/14 7:41 PM
  
voy
Leo que este señor es profesor de filosofía. ¡Qué va !.de filósofo no tiene un pelo. Hoy a cualquiera se le dice filósofo, o así se autodenomina. Este señor no sabe nada de filosofía. Sabe cosas de ciencia, que no es igual, y como ignora la filosofía, porque es ateo, entonces tiene un cacao mental de "aquí no te menees". Y por eso dice las barbaridades que dice revestidas con ropaje pseudocientífico. Y como éste, hay demasiados por desgracia, de los ignorantes que les oyen o leen.
20/12/14 9:11 PM
  
Damián
Lo que nunca leí es una entrevista sincera, sin nombres, en los que padres de hijos con problemas de nacimiento graves hayan tenido la posibilidad de expresas sus más hondos sentimientos. Los habrá quienes lo consideran una bendición, los habrá quienes lo consideran una maldición, tanto para sí mismos como para el afectado. Creo que serviría mucho para comprender algunos por qué y no pensarlos desde una cómoda silla hermética.

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LA

Resulta un tanto aventurado suponer que quien este artículo escribe jamás ha conocido padres de hijos con graves taras físicas o psíquicas. No hay silla más hermética y cómoda que la de la eugenesia.
20/12/14 10:00 PM
  
Eduardo
buen post
21/12/14 1:21 AM
  
MH
Damián; los hijos con defectos graves conllevan problemas y dificultades, pero no se puede ver sólo desde un lado, el de los padres que van a tener que cargar con ello, hay que verlo también desde el punto de vista de la persona que por padecer un defecto va a morir.
21/12/14 11:45 AM
  
Anónimo
Hola Luis:

No, se equivoca, no es el individualismo y egoísmo la base de la eugenesia. Es el llamado "bien social", más propio en los estados autoritarios, en los que el individuo debe ser sacrificado en aras de tal pretendido bién común. Ya que menciona a Sócrates contraponiéndolo a los "malvados" Sofistas, aquí va lo que señala Platón en el Libro V de "La República":

"Dime una cosa, Glaucón: veo que en tu casa hay perros cazadores y gran cantidad de aves de raza. ¿Acaso, por Zeus, no prestas atención a los apartamientos y crías de estos animales?
-¿Cómo? -preguntó.
-En primer lugar, ¿no hay entre ellos, aunque todos sean de buena raza, algunos que son o resultan mejores que los demás?
-Los hay.
-¿Y tú te procuras crías de todos indistintamente o te preocupas de que, en lo posible, nazcan de los mejores?
-De los mejores.
-¿Y qué? ¿De los más jóvenes o de los más viejos o de los que están en la flor de la edad?
-De los que están en la flor.
-Y, si no nacen en estas condiciones, ¿crees que degenerarán mucho las razas de tus aves y canes?
-Sí que lo creo --- dijo.
-¿Y qué opinas -seguí- de los caballos y demás animales? ¿Ocurrirá algo distinto?
-Sería absurdo que ocurriera ---dijo.
-¡Ay, querido amigo! --exclamé-. ¡Qué gran necesidad vamos a tener de excelsos gobernantes si también sucede lo mismo en la raza de los hombres!
-¡Pues claro que sucede! -dijo-. ¿Pero por qué?
-Porque serán muchas --dije- las drogas que por fuerza habrán de usar. Cuando el cuerpo no necesita de remedios, sino que se presta a someterse a un régimen, consideramos, creo yo, que puede bastar incluso un médico mediano. Pero, cuando hay que recurrir también a las drogas, sabemos que hace falta un médico de más empuje.
-Es verdad. ¿Pero a qué refieres eso?
-A lo siguiente --,dije-: de la mentira y el engaño es posible que hayan de usar muchas veces nuestros gobernantes por el bien de sus gobernados. Y decíamos, según creo, que era en calidad de medicina como todas esas cosas resultaban útiles.
-Muy razonable ---dijo.
-Pues bien, en lo relativo al matrimonio y la generación parece que eso tan razonable resultará no poco importante.
-¿Por qué?
-De lo convenido se desprende ---dije- la necesidad de que los mejores cohabiten con las mejores tantas veces como sea posible y los peores con las peores al contrario; y, si se quiere que el rebaño sea lo más excelente posible, habrá que criar la prole de los primeros, pero no la de los segundos. Todo esto ha de ocurrir sin que nadie lo sepa, excepto los gobernantes, si se desea también que el rebaño de los guardianes permanezca lo más apartado posible de toda discordia.
-Muy bien --dijo.
-Será, pues, preciso instituir fiestas en las cuales unamos a las novias y novios y hacer sacrificios, y que nuestros poetas compongan himnos adecuados a las bodas que se celebren. En cuanto al número de los matrimonios, lo dejaremos al arbitrio de los gobernantes, que, teniendo en cuenta las guerras, epidemias y todos los accidentes similares, harán lo que puedan por mantener constante el número de los ciudadanos de modo que nuestra ciudad crezca o mengüe lo menos posible.
-Muy bien --,dijo.
-Será, pues, necesario, creo yo, inventar un ingenioso sistema de sorteo, de modo que, en cada aparcamiento, aquellos seres inferiores tengan que acusar a su mala suerte, pero no a los gobernantes.
-En efecto --dijo.
-Y a aquellos de los jóvenes que se distingan en la guerra o en otra cosa, habrá que darles, supongo, entre otras recompensas y premios, el de una mayor libertad para yacer con las mujeres; lo cual será a la vez un buen pretexto para que de esta clase de hombres nazca la mayor cantidad posible de hijos.
-Bien".

No fueron los nazis los primeros en hablar de la eugenesia como medio para mejorar la raza.

Por otra parte, y volviendo a la Antigüedad, en Esparta también era el supuesto "bien social" lo que sostenía la obligación de asesinar a los niños no "aptos".

Es cierto que en la sociedad moderna, eso lo han sostenido tanto las dictaduras como las democracias pero, no se engañe usted, son los que defienden las "Utopías" de sociedades sanas y perfectas, quienes lo defienden y nada tiene que ver con el individualismo, pues de hecho, sacrifican al individuo por ese supuesto bien social.

Cordialmente, espero que todos ustedes pasen una Feliz y Santa Navidad y que el próximo año les venga colmado de bienes y bendiciones.

PD.- Por la nueva ley, no dejo el link ya que aún desconozco de qué manera puede afectar a lo publicado. Perdonen por poner todo el texto, pero creo que de momento es lo más sensato.

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LA:

Sospecho que me he explicado mal. Mi alusión a la contraposición entre Sócrates y los sofistas la hago a propósito de la defensa que Sócrates hace de la polis como comunidad, frente a los escépticos, que anteponían el apetito o interés personal.
Desde ese punto de vista, Sócrates sería comunitario, y los escépticos, individualistas. Eso no quiere decir que comparta la visión de Sócrates sobre cómo tiene que ser gobernada la polis (que es a lo que se refiere este libro V al que usted alude).
Es bien conocido que Sócrates defendía el gobierno de los filósofos, y de hecho admiraba a los espartanos, ganándose con ello la animadversión de los demócratas, que eran mayoría en la ciudad cuna de la democracia (y que fue probablemente la razón última de su condena a muerte).

De hecho, el socialismo siempre ha admirado esa idealización del gobierno de "los mejores", bien a través de los gabinetes de expertos para aplicar el "socialismo científico" o por medio de los soviets supremos de turno.

Pero es que yo no comparto lo que Sócrates o los espartanos entienden por "bien social" (que los eugenesistas también comparten: el gobierno de unos pocos que deciden lo "bueno" para los demás). Mi bien social, como es lógico, es el Bien Común que enseña el magisterio de la Iglesia, que obviamente es otra cosa.

Mi alusión a Sócrates venía a propósito de su oposición al individualismo de los escépticos. El individualismo no es la solución a una mal gobierno o a las tensiones dentro de la comunidad política. Precisamente los hombres individualistas son más fáciles de gobernar, puesto que si tienen fuerza carecen de virtud, y si tienen virtud carecen de fuerza.

Lo que hace falta son comunidades políticas cercanas a la persona y basadas en la familia (en vez de intentar convertirse en una suerte de "alternativa" a la familia), articuladas subsidiariamente en comunidades más grandes basadas en afinidades culturales, geográficas, étnicas, etc. Y por supuesto, siempre bajo la guía de las reglas morales de la Revelación Divina. Esta última sí produce, si no sociedades "sanas y perfectas" (que tal cosa no existirá hasta la Jerusalén Celestial), sí al menos sociedades de hombres guiadas por el faro de la Verdad.
Más fácil es tropezar si uno no tiene luz que le guíe que si la tiene.

Puede publicar los enlaces que desee, simplemente al copiar elimine las tres letras "www" o el "http://" para que el robot no pueda detectar que es un enlace. Luego simplemente se hace copia pega y se añade a la dirección en el cajetín de búsqueda.

Yo también le deseo una muy feliz y santa Navidad.
21/12/14 3:40 PM
  
Jaime Fernández de Córdoba
Aunque la base de la eugenesia sea el "bien social", las personas que abortan sí lo hacen por motivos egoístas. Aquí se alían las alambicadas teorías progresistas (somos demasiados, motivos económicos o es cruel obligar a vivir a personas con minusvalías), con el hedonismo y egoísmo del individuo, a través del (no pasa nada-es un conjunto de células-no es una persona-es tu derecho-tú decides sobre tu propio cuerpo).
Y en cuanto a Platón, si me permiten, pues casualmente ahora mismo estoy releyendo "La República", en primer lugar es él (Platón) quien habla, aunque sea por boca de su maestro; el estado que propone es sencillamente monstruoso, aunque es muchos puntos pueda tener razón. Que deben gobernar "los mejores" me parece difícilmente discutible, el problema es las leyes a las que se deben someter, que además son inmutables (la música que aprenden ya desde niños). El sistema empleado para llegar a la Verdad (la mayéutica), es fantástico salvo cuando se utiliza en un escrito; entonces se vuelve tramposo, pues el interlocutor le da la razón a Platón siempre que a éste le conviene; nos gustaría tomar la palabra más de una vez a lo largo del texto, pero no podemos, el espíritu de la narración no lo permite.
Lo mejor de la obra, es la búsqueda que plantea del bien, la verdad, la belleza y la justicia, así como las referencia a una Ley natural que el filósofo, por falta Revelación divina, no puede aprehender perfectamente.


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LA

El ideal del gobierno de los filósofos (la "aristocracia de los mejores") existe desde tiempos remotos: ya Marco Aurelio- devoto de la filosofía- lo propugnaba ardientemente cuando no tenía la diadema sobre sus sienes. Luego, su propio reinado fue un contínuo batallar contra enemigos externos e internos, y acabó... designando a su propio (e incapaz) hijo como heredero, por encima de candidatos más válidos. O sea, lo contrario de la utopía que él mismo defendía de joven.

Precisamente porque no existe la sabiduría humana pura (no somos sino espejos que reflejan otra luz) es por lo que los magistrados de la polis, aunque sean los mejores de los mejores en cada campo, deben estar fiscalizados por los que representan al pueblo, y- sobre todo- deben sujetarse a una Ley que esté por encima de todos, ricos y pobres, débiles y poderosos, inteligentes y torpes. Una ley que vele por el Bien Común apoyándose en la sólida roca de la ley natural perfeccionada por la Ley divina.
Y el poder humano, cuanto más repartido, mejor.

Ese sí es antídoto para evitar las tiranías (aunque sean las tiranías de "los mejores") y los "bienes sociales" que sólo son buenos para unos pocos; esa sí es la propuesta que deben defender los católicos en política.
22/12/14 12:33 PM
  
gringo
El Manifiesto Comunista es de 1848, El origen de las especies fue publicado en 1859.
No es correcto eso de que todos los socialismos son ideologías derivadas del darwinismo biológico.
Siempre hay una tendencia a meterlo todo en el mismo saco y condenarlo todo por igual.
El comunismo y la socialdemocracia son de origen marxista, el nacional-socialismo alemán (nazismo) es un invento hitleriano.
Se puede ser socialista y estar en contra del aborto de fetos enfermos.
No se puede ser nazi y estar en contra del aborto de fetos enfermos.

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LA

En 1859, Engels adquirió uno de los pocos ejemplares de la primera edición de "El Origen de las especies", y se lo recomendó a Marx por carta: "Darwin es absolutamente espléndido". Unos meses más tarde, tras acabar la obra, Karl escribió a su amigo y conspicuo socialista Ferdinand Lassalle "el trabajo de Darwin es de la mayor importancia y respalda mi propuesta, ya que proporciona una base en las ciencias naturales para la histórica lucha de clases". Todavía escribiría elogiosamente de la obra fundamental del británico en varias cartas, siempre señalando como coincidía en sus estudios de ciencia natural con los suyos de la ciencia económica.

Desde entonces hasta la fecha, ha habido pocos defensores más fervientes de la aplicación social del darwinismo que los socialistas.

El nacional-socialismo alemán no fue más que la versión germánica del fascismo italiano. Su creador, Benito Mussolini, de su paso por el partido socialista italiano recogió las bases de su ideología: el partido único, la preeminencia de la clase trabajadora, el control estatal de la sociedad, el rechazo al capitalismo y el liberalismo, la revolución y la violencia como formas de alcanzar el poder.
Naturalmente, su socialismo fue nacionalista, en vez de internacionalista, y propugnó la fusión de clases, en vez de la lucha de clases. Pero es que el anarquismo también se diferencia del socialismo marxista en aspectos importantes. Y la socialdemocracia, al renunciar al sistema de partido único y la fuerza para alcanzar el poder, se diferencia en otros tantos.

Finalmente, son las enseñanzas de Marx sobre el materialismo histórico las que sientan las bases del socialismo, y de eso, me temo, también participa el socialismo nacionalista por mucho que les pese a algunos.

Uno puede ser eugenesista o no, y militar o no en partidos socialistas, nacionalsocialistas o anarquistas (naturalmente, también hay liberales eugenesistas), pero lo que es evidente es que los darwinistas sociales llevan la eugenesia grabada en su ADN (perdón por el juego de palabras).
23/12/14 11:12 AM
  
Javier
Q gracioso. Pensé q era la iglesia, dios o la religion quienes tomaban a los gays, negros, indios, paganos, herejes, seculares, no-creyentes, etc., como subhumanos, abominaciones, gente sin alma y buscaba asesinarlos (en tiempos antiguos) o quitarles sus derechos (como es en la actualidad) y siempre atormentarlos diciéndoles q estaban condenados y q sufrirán por toda la eternidad. Q justo!

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LA

Vaya. Va bajando el nivel.

Precisamente, si algo enseña la historia de la Iglesia (incluso en sus páginas más poco ejemplares) es que la domina la creencia de que todos los seres humanos tienen alma, y por tanto se pueden salvar. La única excepción fue la discusión durante el renacimiento sobre si los negros del África ecuatorial, cruelmente esclavizados, se podían considerar hombres o no. Con los pobres conocimientos naturales de la época, se entiende mucho mejor esa duda.

La misión es la mejor demostración de la creencia en la posibilidad de salvación de todos los hombres.
No, la Iglesia no enseñaba el asesinato de los que no "pensaban como ella", sino su conversión. Lo del asesinato de los enemigos políticos es invento de la revolución liberal y su gloriosa campaña contra los civiles en La Vandeé. Desde entonces hasta ahora, las masacres provocadas por los señores gobernantes agnósticos han demostrado palmariamente que el poder sin Dios es sustancialmente inhumano.
23/12/14 7:35 PM
  
Yolanda
Cuánto han tardado en aparecer los tocawebs acostumbrados. Es tan impecable este post y tan incontestable, que se han esforzado mucho en encontrar alguna rendija introduir su reguerillo de baba. Pero entre la nueva faz de Gringo, deslizado durante meses npor la pendiente del trazo grueso y el argumento de brochazo, y Javier, que ya exhibe sin rubor aparente la retahíla de tópicos grumosos estilo soflamande Shangay Lily, poco han podido incordiar.

Y es que saben de sobra que eso de matar niños, viejos, enfermos e "inútiles" de todo tipo, es cosa suya.

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LA

En honor a la verdad, no sólo gringo no ha abogado en absoluto por la eugenesia, sino que me da la impresión por su comentario de que no es eugenesista.

No dudo que a mucha gente que se considera a sí misma de izquierdas, le repugnan de modo natural las prácticas eugenésicas. El problema es que los adalides de los movimientos más progresistas o socialistas se apuntan en su mayoría (y con entusiasmo) a la selección embrionaria, el aborto, y pronto al infanticidio. Y yo no veo contestación alguna entre sus seguidores. Se diría que con el mantra de que "si algo lo condena la Iglesia, hay que apoyarlo", tienen las conciencias anestesiadas.

Pero esta sociedad necesita hablar de temas morales. Hoy y siempre, pero ahora más que nunca. Por poner un ejemplo cercano, la actual crisis económica es síntoma de una profunda crisis de valores. Si nos quedamos únicamente en la vertiente política o económica, sin ir a la raíz del problema, no lo resolveremos. Y vale para eso como para todo.
23/12/14 10:26 PM
  
Daniel Iglesias
¡Buen artículo! Gracias, Luis.
Dejo aquí un aporte.

Mediante una extrapolación “hacia adelante” (o “hacia arriba”), la evolución darwinista se convierte en darwinismo social: el ser humano toma el control de su propia evolución, utilizando la eugenesia para eliminar a los hombres menos aptos y obtener un mejoramiento de la especie humana, al modo de los criadores de perros o caballos.

El darwinismo da pie a una antropología desoladora: el hombre como mero primate evolucionado. Además, extrapolado en forma de darwinismo social, tiene consecuencias sociales funestas. Si el hombre es sólo un animal más y la única ley que rige su evolución es la selección natural (la supervivencia del más apto), entonces se justifica que en la sociedad prevalezca siempre el más fuerte: el darwinismo social es una “racionalización” de la “ley de la selva” en la sociedad.

La conexión entre el darwinismo y el darwinismo social no es accidental. Charles Darwin expresó ideas racistas y eugenésicas en su libro El origen del hombre.

“Entre los salvajes, el débil, físicamente o de entendimiento, es rápidamente eliminado, y los que sobreviven exhiben normalmente un estado de salud vigoroso. En cambio nosotros, las personas civilizadas, hacemos los mayores esfuerzos por controlar ese proceso de eliminación. Construimos asilos para los imbéciles, tullidos y enfermos. Instituimos leyes protectoras del pobre y nuestros médicos se exigen al máximo en sus capacidades para salvar la vida de cada uno hasta el último momento. Hay razones para creer que la vacunación ha preservado a muchos individuos de constitución física débil, que de otro modo habrían sucumbido ante enfermedades comunes (viruela, etc.). De ese modo los miembros débiles de las sociedades civilizadas propagaron su linaje. Nadie que haya prestado atención a la cría de animales domésticos dudaría que esto (el cuidado de los débiles) tiene que ser muy nocivo para la raza humana” (Charles Darwin, The Descent of Man, 2nd edition, New York, A. L. Burt Co., 1874, p. 171).

“En un futuro, no muy distante como para medirlo en siglos, las razas humanas civilizadas, seguramente, exterminarán y reemplazarán a las razas salvajes en todo el mundo. Sin duda…, al mismo tiempo serán exterminados los monos antropomorfos. Podemos esperar que exista un hombre civilizado –incluso más que el caucásico– cuya diferencia con un mono tan inferior como el mandril sea mayor a la que existe entre el negro o el australiano y el gorila” (Charles Darwin).

La Sociedad Eugenésica británica se inspiró en las ideas de Darwin. Un primo y amigo de Darwin (Francis Galton) fue el fundador y el primer presidente de esa Sociedad. Leonard Darwin, el cuarto hijo de Carlos Darwin, fue el segundo presidente de esa Sociedad, de 1911 a 1928. Más tarde, Charles Galton Darwin, nieto de Charles Darwin, fue el presidente de la Sociedad Eugenésica durante treinta años. Leonard escribió los libros "¿Qué es la eugenesia?" y "La necesidad de una reforma eugenésica" (este último dedicado a su padre).

Las teorías eugenésicas se popularizaron ampliamente durante la primera mitad del siglo XX y gozaron de mucha influencia entre círculos científicos gracias al renombre de la familia Darwin.


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LA

No tengo nada más que añadir a este completísimo aporte que haces, en el que se ve como la relación entre darwinismo evolutivo y darwinismo social tiene incluso lazos de sangre.

Feliz Navidad.
24/12/14 9:47 AM
  
Ramontxu
Luis Ignacio, no se trata tanto de estar a favor o en contra de la eugenesia o del aborto cuando de creer en valores absolutos o no. Para un ateo no puede haber valores absolutos, pero eso no quiere decir que no pueda haber valores. Relativos, en evolución, con excepciones... pero valores. Por eso podemos estar en contra, en principio, de la eugenesia o del aborto sin sentir la necesidad de convertir ese principio en una prohibición absoluta, porque entendemos que es difícil aplicar los principios a cada caso particular y que hay ocasiones en las que la decisión se debe dejar en manos de los directamente implicados.

A vosotros, la defensa de valores absolutos os aboca a muchas incongruencias o incluso a la hipocresía porque, en la práctica, os veis obligados a admitir excepciones mediante rebuscadas explicaciones casuísticas o a tolerar la infidelidad a los principios porque, bueno, la Iglesia es pecadora, además de santa. Y para eso está el sacramento de la penitencia.

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LA

Resulta interesante que equipare el ateísmo con el relativo moral. En el siglo de la Ilustración existían ateos que, no obstante, sí creían en una ley natural a la que sujetarse (y por tanto un absoluto moral). Y hasta no hace tantos años aun quedaban de esos. Pero, es cierto, el ateísmo contemporáneo hace del relativismo moral su único absoluto moral.

En el caso de la eugenesia (como en el aborto, la selección embrionaria o la eutanasia), implica la salud, la vida o la muerte de otras personas. Por ello, el relativismo moral en este campo significa que se decide sobre la vida y muerte de otros. Se convierte a las personas en objeto, cuyo destino decide un sujeto.
El eugenesista nunca se pone en el lugar de "otros", siempre se supone a sí mismo como "sujeto". El final lógico, como la práctica demuestra una y otra vez, es el dominio de los fuertes sobre los débiles. El fuerte puede ser el paterfamilias, los poderosos y ricos, el estado socialista, el "conductor" de turno... pero el axioma no cambia: la vida ha dejado de ser sagrada, y el inocente puede perecer a manos del fuerte sin violar ninguna ley moral.
Y el darwinismo social lo justifica.

Siempre volvemos al mismo concepto teológico: "seréis como dioses". Ese es el fin del relativismo moral: que cada hombre se convierta en su propio dios, y a ninguna ley moral superior a su entendimiento (y apetito) se sujete.
Es sorprendente cómo un libro escrito hace casi 30 siglos puede describir la naturaleza humana con tanta exactitud. Supongo que porque no hemos cambiado tanto.

Feliz Navidad.
24/12/14 10:08 AM
  
Ramontxu
Confundes relativismo con ausencia de valores y caes en la habitual falacia que dice que, si no hay nada absoluto, todo da igual. Tienes que hacer un mayor esfuerzo por ponerte en el lugar de los demás para entender lo que piensan, aunque finalmente no lo compartas.

Hablando concretamente de la eugenesia, yo estoy en contra. La raza humana no necesita mejoras genéticas, sino unas condiciones que permitan a cada uno vivir feliz y en plenitud la vida que le ha tocado, sea larga o corta, con las limitaciones físicas que le han tocado. No veo necesidad, sin embargo, de absolutizar este principio porque yo no lo se todo y entiendo que puede haber casos en los que sea mejor evitar que una persona determinada tenga descendencia por alguna razón. (Recuerda que la eugenesia va más a impedir la reproducción que a matar)

Aprovecho para mostrar también mi total acuerdo con la aportación de Daniel. El darwinismo y sobre todo el neodarwinismo, que hace de la lucha y la competición el motor de la evolución y del progreso social, no cuadra con una observación objetiva de la realidad, donde vemos que la evolución es una continua combinación e integración de sistemas simples en sistemas complejos y de éstos en otros aún más complejos y que, por lo tanto, si se ha de describir ese fenómeno antropomórficamente, la palabra adecuada no sería "competencia", sino "colaboración".

Feliz Año Nuevo.

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LA

No creo haber dicho que el relativista no tenga valores, o que si no hay nada absoluto, todo da igual. La propia cualidad de humano implica que existan valores. Lo que no hay en el relativismo son valores objetivos, sino subjetivos. Al final de todo razonamiento relativista siempre he hallado que cada uno se construye sus propios valores, y que el orden social sería simplemente un equilibrio entre valores personales.

La realidad que yo he experimentado es que ese sistema, que parece tan libre sobre el papel, siempre acaba fomentando el egoísmo. Y de la suma de egoísmos el único orden social que sale finalmente es el del dominio del más fuerte (el más rico, el más astuto, el que forma parte de la banda más poderosa) sobre el más débil.

La eugenesia, en inicio, fue efectivamente la simple esterilización de los incapaces, de los retrasados mentales, de los vagabundos, etc. Pero ya el régimen nacionalsocialista alemán practicó el homicidio y el aborto eugenésicos. Y en la actualidad el aborto eugenésico es legal en la mayoría de países del mundo. Cambian los métodos, pero no el principio.

La supervivencia del más apto, a mi juicio, fue un hallazgo feliz de Darwin. Efectivamente, en la naturaleza se produce ese fenómeno, y tiene no poca importancia en la razón de supervivencia de individuos y comunidades. El problema, como casi siempre, es suponer que una única característica natural es la única explicación de la existencia de la misma Naturaleza. Absolutizarla. Convertir un descubrimiento científico en ideología, casi excluyente de cualquier otro factor. Eso es darwinismo social. Y sus efectos como ideología es lo que yo critico.
Y si lo hago con radicalidad es porque sus frutos están presentes entre nosotros y han afectado hondamente a nuestra civilización, hasta el punto de, a mi juicio, herirla gravemente.

La cooperación o colaboración, junto a otras características que la genética o la biología han ido revelando, son otros elementos explicativos del desarrollo natural. La investigación científica en ese campo (aún rudimentaria, aunque nos parezca muy avanzada) sólo puede ser útil para conocer mejor el mundo natural que nos rodea. El error consiste en tomar el rábano por las hojas y suponer que las leyes de la naturaleza son las únicas que rigen para el hombre.
El hombre no es simplemente un animal.

Feliz y próspero año nuevo.
24/12/14 11:07 AM
  
gringo
¿Alguien me puede hacer el favor de decirme en qué parte de sus obras Marx o Darwin decían que había que matar niños enfermos?.
Se ha dicho que el socialismo deriva del darwinismo biológico es padre de todos los socialismos y eso es falso.
Primero porque el darwinismo biológico solo es una disciplina científica, y segundo porque del darwinismo social no derivan los socialsimos ni mucho menos el racismo, el antisemitismo o la eugenesia los inventó Darwin.




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LA

¿Quién ha dicho que el darwinismo es padre de todos los socialismos? Yo simplemente afirmo que el socialismo, históricamente y actualmente, ha sido una de las ideologías que más fervorosamente ha apoyado el darwinismo social.
24/12/14 2:13 PM
  
Ramontxu
No entiendo cómo se puede llamar "objetiva" a una moral o sistema de valores que nos viene dado (por Dios) y "subjetiva" a la moral que nace de nuestra propia naturaleza. El punto de partida de la ética humanista es "es bueno lo que es bueno para el hombre". ¿Puede haber algo más objetivo que eso?

(Nota: he introducido aquí la palabra "humanista" porque ése es el término correcto. He venido aceptando "relativista", igual que acepto "ateo", para entendernos, pero ambos son términos negativos que no definen una filosofía, sino la ausencia de ella).

Y cuando el humanismo dice "bueno para el hombre", en ningún caso quiere decir "bueno para mi", sino bueno para todos, o para el mayor número posible, porque el hombre es un ser social.

Igual de objetivos son los pasos siguientes, en los que nos preguntamos qué es, concretamente, "bueno para el hombre", porque la respuesta se da desde la razón y desde la ciencia y no desde principios menos objetivos, como la fe.

Así pues, no sé en qué consiste esa "realidad que tu has experimentado" que te lleva a relacionar relativismo con egoísmo, pero debe ser una experiencia muy limitada, por no decir que se trata de un prejuicio.

En otro orden de cosas, lo de que "el aborto eugenésico es legal en la mayoría de países del mundo" no es cierto. El aborto es legal en la mayoría de los países, pero no como medida eugenésica.

Finalmente, el socialismo no es "una de las ideologías que más fervorosamente ha apoyado el darwinismo social". Ni mucho menos. El darwinismo fue promovido desde sus orígenes por las clases privilegiadas británicas, a las que Darwin pertenecía, para dar un tinte científico y "natural" a su supremacía sobre las clases bajas y a la supremacía de la raza blanca y, concretamente, de los anglosajones sobre otras razas. Aunque el socialismo ha utilizado en ocasiones terminología darwinista para hablar de la mejora de la sociedad, nunca ha justificado las diferencias sociales y raciales, que es lo que está en la base del darwinismo social, sino todo lo contratrio. La ideología política directamente relacionada con el darwinismo es el nazismo.

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LA

El término humanista es la autodefinición de lo que siempre se ha llamado filosofía escéptica o atea. Me parece muy bien que se pretenda un objetivo por bien del hombre, siempre que no se insinúe que el no-ateo escéptico no es humanófilo, o humanista, cosa con la que discrepo. No hay nada más humano que preguntarse por lo trascendente y reflexionar sobre/con Dios.
Precisamente se denomina humanismo cristiano a la filosofía de Erasmo o Luis Vives, en el renacimiento. Mucho antes de que el escepticismo ateo moderno hubiese forjado su estructura de pensamiento filosófico.

Efectivamente, el quid de la cuestión es saber "qué es bueno para el hombre [o la Humanidad]". Pero decir que esa respuesta se da desde la razón, y no desde la fe es establecer una contraposición falsa entre ambas. Fe y Razón no sólo no son incompatibles, sino que se enriquecen. de hecho, renunciar a una de ellas es empobrecer la capacidad de hallar la Verdad. Y eso sí es doctrina católica.
Ciertamente, se han escrito ríos de tinta sobre el asunto, y seguramente nosotros tampoco íbamos a hallar una solución.

En cuanto a la ciencia, vale la pena no meterla en el debate como si fuese el fiel de la balanza, pues caemos en el riesgo del ciencismo. La ciencia (es decir la ciencia empírica, como usualmente se usa ese término entre escépticos) estudia el mundo natural, y por tanto no puede decir nada sobre la metafísica.
Y precisamente, conceptos como Bien o Verdad pertenecer a la metafísica. La ciencia podrá ser herramienta, pero poco más.

En realidad, la equiparación entre relativismo y ateo-escepticismo (o "humanismo-no-cristiano") la hace usted. Yo no la he hecho (teóricamente, nada impide a un escéptico tener un sistema de valores absoluto, por encima de una razón personal o consensuada; pero, obviamente, de esos se ven pocos). Y, sí, mi experiencia con los relativistas (que no con los ateos) es que terminan desembocando en el egoísmo, sea este más o menos embozado. Los términos "sacrificio" o "renuncia" no suelen hallarse en sus labios ni en sus plumas.

El aborto eugenésico (es decir, por razón de anomalías o enfermedades congénitas del feto) es una de las primeras causas de su legalización. En España lo fue.

El darwinismo social ha dado lugar a muchas cosas. Una de ellas es la eugenesia. Otra el racismo. Son cosas distintas (aunque su raíz pueda provenir del mismo sitio).
El socialismo comunista no ha abrazado el racismo ideológico. Pero la eugenesia y el diseño social, sí. El partido nacionalsocialista alemán (que de ahí viene la palabra nazi) unió eugenesia y racismo.
25/12/14 10:51 AM
  
Gutierre
Luis, a Mussolini no le metas en este sarao. La legislación fascista penalizaba el aborto en todos los supuestos y, de hecho, agravaba las penas en el caso de aborto eugenésico.

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LA

El sarao de Moussolini es haber inventado el socialismo nacionalista.
Como explico en los comentarios, hay socialismos eugenesistas y otros que no, igual que hay racistas y otros que no.
Pero, darwinistas sociales, todos.
30/12/14 7:38 PM
  
Franco
Es curioso que alguno diga que el individualismo no tiene nada que ver con políticas tan nefastas, cuando el individualismo fue el caldo de cultivo perfecto para que tales abominaciones fueran aceptadas.
30/12/14 11:46 PM
  
Gutierre
Ya, Luis, pero es que Mussolini no era darwinista social ni se le puede considerar socialista a partir de la fundación del fascismo (al contrario de lo que afirma la propaganda liberal, Mussolini condena explícitamente el socialismo). Pero dejémoslo ahí, que tu entrada no va de eso.

Por cierto, yo creo que lo de darwinismo social es una redundancia. Todo darwinismo es social, como prueban las citas que nos ha traído Daniel Iglesias. Maximo Sandín ha escrito algo sobre esto. Pero lo bueno sobre este tema está casi todo en inglés. Recomiendo los estudios de Richard Weikart y Ian Dowbiggin.

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LA

Sin duda Moussolini rechazaba explícitamente el socialismo comunista, pero resulta difícil no ver las coincidencias entre su modelo de socialismo de estado, totalitario y de economía dirigida, con el socialismo marxista, aunque naturalmente con la fuerte influencia idealista del nacionalismo, que tan claramente lo distingue, así como de la moral católica, peculiar en los fascismos en países de tradición católica (como en el falangismo patrio).
Antes ya he comentado que el materialismo histórico como raíz del pensamiento marca indeleblemente a todos los socialismos y los distingue de otros movimientos políticos (y del pensamiento cristiano, de hecho). Como bien dices, no obstante, este artículo no va de socialismo, sino de eugenesia, y tampoco deseo desviarme (de hecho, la eugenesia originariamente pertenece más bien a un tipo de liberalismo).

Interesante lo de que todo darwinismo es social. Leeremos a los autores que citas.

Un saludo.
31/12/14 8:57 PM
  
Daniel Iglesias
Este artículo (en inglés) presenta la sólida posición del historiador Richard
Weikert sobre la íntima conexión entre darwinismo y nazismo:
www (punto) evolutionnews.org/2013/11/richard_weikart_1078651 (punto) html
06/01/15 10:30 AM

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