30.06.20

¿Qué se pone encima del altar? ¿Es una repisa para todo?

altar san leandro Cuando en la iglesia vemos el honor que merece el altar, debemos elevar los pensamientos.

El altar es revestido de manteles, con flores y cirios; se venera con una inclinación profunda cada vez que se pasa delante de él; el sacerdote lo besa.

Es una Mesa santa, el ara del sacrificio, el signo de Cristo, roca de la Iglesia, piedra angular. Es el símbolo de la Mesa celestial, allá donde Cristo invita a todos los que quieran acudir, con el traje de bodas, a las nupcias del Cordero y la Iglesia.

Al ver en la iglesia el altar, hemos de pensar también en aquel altar interior, el propio corazón, que debe ofrecer sacrificios y holocaustos de alabanza al Señor.

La misión de Cristo y del Espíritu Santo que, en la liturgia sacramental de la Iglesia, anuncia, actualiza y comunica el Misterio de la salvación, se continúa en el corazón que ora. Los Padres espirituales comparan a veces el corazón a un altar. La oración interioriza y asimila la liturgia durante y después de la misma. Incluso cuando la oración se vive “en lo secreto” (Mt 6, 6), siempre es oración de la Iglesia, comunión con la Trinidad Santísima (cf Institución general de la Liturgia de las Horas, 9) (CAT 2655).

Leer más... »

23.06.20

La Plegaria eucarística requiere mucha catequesis

 anafora   De las muchas cosas que se deberían haber hecho, y no se hicieron, tal vez por precipitación, fue una catequesis o enseñanza sobre la Plegaria eucarística, su naturaleza, sus partes, sus gestos rituales, etc… No bastaba, ni mucho menos, con insertar estos textos en el Misal romano: sin una previa catequesis no se sabrían valorar, ni saborear teológicamente, ni meditar con piedad.

    El Misal romano y sus textos eucológicos requieren meditación personal (y entraríamos en el campo de la espiritualidad litúrgica) y predicación, enseñanza. Hubo mucha precipitación en todo, y poca raíz, poca solera; mucha prisa por los cambios pero poca hondura; mucho afán por textos nuevos litúrgicos pero poco paladar. Falló claramente la formación del clero en materia litúrgica y, por ende, la catequización y enseñanza a los fieles para valorar las riquezas del Misal, orar más y orar mejor la liturgia.

Leer más... »

16.06.20

«Por Cristo, con Él y en Él» (Plegaria euc.- XVII)

La plegdoxología 2aria eucarística, en el rito romano, termina con un rito muy elocuente, significativo, incluso impactante cuando se realiza bien. Elevando el sacerdote la patena que contiene el Cuerpo del Señor, y el diácono elevando el cáliz, se canta solemnemente: “Por Cristo, con él y en él…", y todos a una cantan el “Amén".

Y lo mismo que tantas veces afirmamos aquí que lo normal es cantar el Prefacio con el Sanctus en la Misa dominical, igualmente es lo normal, y no lo excepcional, cantar esta doxología en la Misa dominical para que todos respondan el solemne “Amén” cantándolo.

Es un broche y sello de oro a toda la plegaria eucarística por el que se recapitula todo lo orado y rezado, presentando al Padre el Cuerpo y la Sangre de su Hijo en el sacramento, fuente de vida y salvación, y los fieles todos se unen y ratifican la plegaria con su “Amén” solemne, el más importante, cantado.

Su texto, tan conciso, tan elegante, da materia para mucha reflexión y meditación: es la doxología, la recta alabanza a Dios.

Leer más... »

9.06.20

«Oremos» - ¿Y por qué no te callas? -¡Espérate un poco, por favor!

Oración colecta La oración colecta es la primera oración que el sacerdote recita in nomine Ecclesiae. Pero va precedida por un “Oremos".

“Oremos”. ¿Qué es este “Oremos”? ¡Una invitación a orar, a callarse, a recogerse y rezar en el silencio del corazón!

“Oremos”. ¡¡Hay que pararse!! No se trata de un aviso para que, del tirón, corriendo, sin respirar, se recite ya la oración colecta.

“Oremos”. ¡Vamos a rezar! Despacio, sin prisas. Pausa. Silencio. El sacerdote se detiene para rezar y todos los fieles también.

Leer más... »

2.06.20

Mirada al Reino y su Banquete (Plegaria euc.- XVI)

  escaton    La plegaria eucarística, como no podía ser menos, contiene una alusión final a la escatología, al Reino que viene, al Banquete de bodas del Cordero, a la eternidad…

      Y es que la Eucaristía ahora celebrada, aquí en la tierra, es prenda y anticipo del banquete celestial. Cristo mismo expuso el Reino de Dios con parábolas que aluden al banquete y banquete nupcial.

      Ya unidos a la Virgen María y a todos los santos, rodeados de los ángeles y arcángeles, la Misa en la tierra nos abre al cielo, adonde deseamos vivir eternamente y gozar de Dios y de la compañía de los santos.

******************************************

 

Leer más... »