Salmo y participación litúrgica (un poco de todo)
Desde que leí esta afirmación de san Juan Crisóstomo no la he podido olvidar por lo gráfica e impactante que es refiriéndose al estribillo del salmo responsorial:
“Yo os exhorto a no salir de aquí con las manos vacías, sino a recoger las respuestas como perlas, para que las guardéis siempre, las meditéis y las cantéis a vuestros hijos” (Com. Sal 41).
Esta frase nos daría para varios puntos de catequesis y formación:
1. Los salmos deben ser alimento constante para la oración personal, repetirlos, cantarlos, asimilarlos, memorizarlos, porque esa es la Tradición de la Iglesia.

La inserción profunda de la predicación de la fe cristiana en las distintas culturas dio origen a los distintos ritos y familias litúrgicas, orientales y occidentales, asumiendo sus peculiaridades, formas de expresión y de canto, sensibilidad, orden y organización del rito (incluso su duración y vivencia del tiempo), colores, etc. Fue un sano ejercicio de inculturación de la fe y de la liturgia en torno a las grandes sedes patriarcales y Padres de la Iglesia.
4.- Los santos derribaron ídolos
Alegremente algunos, viendo noticias recientes (bastantes tristes y escándalosas), afirman que la liturgia actual, la que llaman “Novus Ordo Missae", admite sin problemas cultos idolátricos y que en la Misa se puede adaptar sin problema una oración a la Pachamama, porque es una liturgia que admite eso y más. Toman algún texto aislado y descontextualizado, ignoran otros documentos disciplinares, y defienden que el Misal de S. Pablo VI admite los cultos paganos.