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28.05.23

Sacerdocio bautismal para la liturgia... ¡y para ser santos!

santos del cielo Entendiendo bien –y es lo que vamos a tratar- el sacerdocio bautismal, comprenderemos mejor la propia vocación a la santidad, el culto a Dios y la auténtica participación plena, consciente y activa en la liturgia.

Una riqueza sin duda: el bautismo y la santa Unción de la Confirmación nos han configurado con Cristo Sacerdote, nos han hecho sacerdotes, profetas y reyes. Ungidos y consagrados, somos por el bautismo sacerdotes.

Por el sacerdocio bautismal, estamos capacitados para participar, tomar parte, en la liturgia santa, con una participación fructuosa, activa, interior y exterior. Es aquella participación plena, consciente y activa que no se reduce a meras acciones corporales, sino que involucra cuerpo y alma, haciéndolo partícipe de la acción divina en la liturgia.

La participación brota de la fe y se desarrolla según un clima de fe, se genera en el encuentro con Dios y desde ahí se despliega en palabras y gestos, en ritos y oraciones. Es expresión de la participación interior, la más importante sin duda, cuando el creyente participa de la acción salvífica de Dios.

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21.05.23

Notas, sugerencias, revisión, sobre el canto en la liturgia (para coros, sacerdotes, diáconos, etc...)

Siguiendo un artículo de A. Taulé, sacerdote y compositor (“Los cantos en las celebraciones litúrgicas. Teoría y praxis”: Phase 188 (1992), 113-123), revisemos el canto en la liturgia en nuestras parroquias, conventos y monasterios, demos pasos para intentar mejorarlo, elevarlo y corregir aquello que se haya deformado o hecho mal.

libro del salmista

1) Panorama general y cuestiones varias

Un canto es litúrgico y no simplemente “religioso” o “espiritual” si su texto o letra se adapta a la liturgia y a su estilo (letra en el plural no en singular, sin sentimentalismos, ortodoxa, inspirada en la Biblia o textos litúrgicos, etc.) y su música, su género musical, cuadra con la liturgia elevando, sin usar ritmos modernos, profanos, o adaptaciones (música de canciones populares adaptadas a letras “religiosas”). Texto y música deben servir para la liturgia por su calidad y por su belleza. No todo sirve para la liturgia, no todo vale con tal de que se cante.

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6.05.23

29.04.23

Entender mejor la «participación activa» en la liturgia

Participación

Varios números de la exhortación Sacramentum caritatis dedicó Benedicto XVI para describir y reordenar la “actuosa participatio” o participación activa en la liturgia, rescatándola del activismo reinante y de la interpretación común que la orienta sólo a lo exterior, multiplicando intervenciones.

Para una “auténtica participación”, explicaba el Papa cómo “a veces, ha surgido alguna incomprensión precisamente sobre el sentido de esta participación. Por tanto, conviene dejar claro que con esta palabra no se quiere hacer referencia a una simple actividad externa durante la celebración” (SC n. 52), un hacer cosas, multiplicar intervenciones (moniciones y ofrendas, por ejemplo).

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14.04.23

El óleo de catecúmenos, aceite que fortalece

uncion catecumenoFinalmente, un tercer óleo, llamado algunas veces “óleo de exorcismo” y comúnmente ahora “óleo de los catecúmenos” –en Oriente, óleo de alegría-, destinado a las unciones de aquellos que se preparan a la Iniciación cristiana.

Es ésta una unción de combatiente; fortifica al catecúmeno para la lucha suprema contra las potencias del mal, disponiéndolo a la renuncia a Satanás, a la profesión de fe cristiana y a sumergirse en las aguas bautismales.

Antes de bendecir el agua bautismal, los catecúmenos reciben una unción pre-bautismal; “los ritos sirio, maronita y caldeo tienen en este momento una primera unción con óleo en la frente, uso ya atestiguado en el ritual de Teodoro de Mopsuestia… El rito copto, que ha desnudado a los catecúmenos desde su entrada en el bautisterio, sitúa la gran unción prebautismal antes de la consagración del agua”[1].

En el rito hispano-mozárabe, el Domingo de Ramos es un día de especial intensidad para los catecúmenos. Durante el oficio matutino se les realizará el rito del epheta, un exorcismo, la signación y serán ungidos con el óleo trazando el signo de la cruz en las orejas y en la boca mientras el Obispo recita la fórmula Epheta[2]; “por esta razón la epístola del día siguiente, lunes, comienza con estas palabras de San Juan: unctionem quam accepistis[3]. La importancia del óleo para los catecúmenos este Domingo de Ramos hace que se le llame a esta Domínica “dies unctionis”[4].

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