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7.12.16

3ª Edición castellana del Misal Romano (I)

El Misal es de toda la Iglesia y para todos los fieles también; el mejor libro para orar. El Misal nos enseña a orar y cómo ora y celebra la Iglesia. Es un instrumento pedagógico (mistagógico) que nos introduce en el misterio de Dios y es la fuente de la vida cristiana que alimenta la espiritualidad litúrgica.

En tres artículos intentaremos exponer todo el contenido e importancia de esta edición que es más, mucho más, que el cambio «pro multis» como se ha destacado de manera unánime en las noticias eclesiales.

En este mes de octubre de 2016 ya está disponible la tercera edición del Misal romano en castellano, aprobada por la Santa Sede en diciembre de 2015, y que entra obligatoriamente en uso el I domingo de Cuaresma de 2017. Veamos qué implica y qué es esta nueva edición.

La edición típica latina

El Misal Romano en latín, la edición típica, es el resultado de un largo proceso de revisión y puesta al día iniciado en 1991. No es una simple reimpresión corregida, sino una verdadera edición típica, oficial, actualizada, destinada a la celebración en lengua latina, y que constituye la base inmediata para la traducción a las distintas lenguas vernáculas, tarea que corresponde a la Conferencia Episcopal y requiere la aprobación (que se llama «recognitio») de la Congregación para el Culto divino, una vez que la revise.

La 3ª edición del Misal Romano latino es de 18 de marzo de 2002. ¿Qué elementos nuevos incluye? ¿Por qué se hizo?

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Novedades y rúbricas en el Misal (y IV)

El Capítulo VI de la Ordenación General del Misal Romano se titula «Requisitos para la celebración de la Misa».

Ninguno de los cambios introducidos son sustanciales, sino algunas modificaciones, adiciones y supresiones. Veámoslo para ajustarnos, con fidelidad, a lo que la Iglesia determina.

El pan para la Eucaristía es descrito en OGMR 320-321: El pan eucarístico ha de ser de trigo tal como Cristo lo empleó. La Iglesia considera esto de institución divina y, por tanto, inmutable. La Iglesia latina, además, emplea pan ázimo, pan sin levadura.

Por la forma, color, e incluso grosor, se pide que «aparezca como verdadero alimento», porque esta característica pertenece a la esencia del sacramento. Debe confeccionarse de modo y tamaño que pueda realmente partirse en varios fragmentos. Dice entero este número 321 de la OGMR:

«La naturaleza del signo exige que la materia de la celebración eucarística aparezca verdaderamente como alimento. Conviene, pues, que el pan eucarístico, aunque sea ácimo y elaborado en la forma tradicional, se haga de tal forma, que el sacerdote en la Misa celebrada con pueblo, pueda realmente partir la Hostia en varias partes y distribuirlas, por lo menos a algunos fieles. Sin embargo, de ningún modo se excluyen las hostias pequeñas, cuando lo exija el número de los que van a recibir la Sagrada Comunión y otras razones pastorales. Pero el gesto de la fracción del pan, con el cual sencillamente se designaba la Eucaristía en los tiempos apostólicos, manifestará claramente la fuerza y la importancia de signo: de unidad de todos en un único pan y de caridad por el hecho de que se distribuye un único pan entre hermanos».

La OGMR 322 señala que el vino ha de ser de uva, natural y puro, sin mezcla de sustancias extrañas.

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Novedades y rúbricas en el Misal (III)

El capítulo V de la Ordenación General del Misal Romano repasa y ofrece la normativa eclesial vigente sobre la «Disposición y ornato de las iglesias para la celebración eucarística». También aquí, más que grandes novedades y cambios, hay precisiones, matices, que hemos de asumir.

La estructura del capítulo es más clara y simple ahora:

  1. Enuncia los principios generales sobre una iglesia
  2. Aborda la disposición del presbiterio: altar, sede y ambón
  3. El resto de la iglesia: lugar de los fieles, la Schola, la reserva de la Eucaristía y las imágenes sagradas

En la mayor parte de los casos se han realizado añadidos o supresiones respecto a la OGMR 2ª edición. A lo que hay que sumar algunos números completamente nuevos que se han introducido.

En OGMR 303 se afirma que en una iglesia nueva se debe erigir un único altar; en las ya construidas se debe sustituir el antiguo altar si su colocación dificulta la participación del pueblo y no puede trasladarse sin detrimento de su valor artístico. ¿Por qué el altar único, no varios altares también laterales revestidos con manteles? Da la explicación: el altar único significa «ante la asamblea de los fieles al único Cristo y a la única Eucaristía de la Iglesia».

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Novedades y rúbricas en el Misal (II)

Habiendo visto algunas –no todas, ni mucho menos- de las rúbricas nuevas o modificadas de los ritos iniciales y de la liturgia de la Palabra, avanzamos con la liturgia eucarística. Revisémonos todos, y ajustémonos a las normas actuales de la Iglesia.

3) La liturgia eucarística

-En los números 73-77 de la OGMR se describe detalladamente desde la procesión de ofrendas hasta la incensación y el lavabo de las manos del sacerdote. Si se leen estos números, sin duda se corregirán los excesos de la «presentación de ofrendas» que tantas veces se ve:

  • no existe monición a cada ofrenda
  • ni tampoco existen «ofrendas simbólicas» (este libro, este reloj, este balón…)
  • sino todo el pan y vino necesarios para la Santa Misa
  • y otras donaciones reales para los pobres o para la iglesia.

-El canto para las ofrendas no es obligatorio siempre; «al rito para el ofertorio siempre se le puede unir el canto» (OGMR 74); en muchas ocasiones será mejor que únicamente suene el órgano.

-El lavabo en la Misa sigue siendo obligatorio (no es opcional) y se señala que se hace «en el lado del altar» (OGMR 76), no en el centro.

-Todos se pondrán en pie al decir el sacerdote: «Orad, hermanos, para que este sacrificio…» (OGMR 43) y no después.

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Novedades y rúbricas en el Misal (I)

A lo largo de tres artículos, fuimos viendo qué es y qué valor tiene la nueva edición del Misal romano en castellano, para recibirlo como acto de entrega de la Iglesia que requiere acogida filial, valorando, al mismo tiempo, el Misal como fuente de espiritualidad que enriquece, indudablemente, la oración personal si los textos litúrgicos van también acompañados de nuestra meditación silenciosa y contemplación.

Pero la recepción de esta 3ª edición del Misal no sería completa si nos olvidásemos o ignorásemos las rúbricas, las normas de obligatorio cumplimiento para el desarrollo de la Santa Misa. Las rúbricas son, de algún modo, teología en acto, responden a un porqué, y evitan el capricho y la arbitrariedad de unos y otros, para crear unidad en la liturgia, unidad que es comunión eclesial. Sí, las rúbricas hay que cumplirlas y obedecerlas: es la Iglesia –nadie en particular, nadie por iniciativa propia- quien dispone cómo hay que celebrar. También en esto, «sentir con la Iglesia» y «sentir la Iglesia» es fidelidad a las rúbricas, obediencia fiel de hijos a la Iglesia madre.

La primera parte del Misal es un amplísimo documento que se llama Ordenación General del Misal Romano (: OGMR) donde se ofrece la teología del sacramento eucarístico y la normativa y rúbrica para su celebración. Este documento merece ser conocido y estudiado.

En esta tercera edición de la Ordenación General del Misal romano (: OGMR) se explican y se matizan muchas normas litúrgicas, se aclaran algunas rúbricas y se añade alguna más. Para ser fieles, hay que conocer estas rúbricas y, lógicamente, obedecerlas.

¿Novedades? ¡Algunas hay! Vamos a recorrer la celebración de la Misa (1). La descripción la hallamos en el capítulo IV de la Ordenación General del Misal Romano, titulado «La forma de celebrar la Misa».

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