Según los obispos alemanes, Martín Lutero fue un “pionero religioso, testigo del Evangelio y maestro de la fe". Bien, pues vamos a dejar que Lutero hable.
Por ejemplo, tengo verdadera curiosidad por lo que dirán los judíos acerca de tanta celebración acerca de ese personaje. ¿Por qué? Por su evolución hacia el judaísmo.
Resulta que 6 años después de publicar sus 95 tesis, con fecha de 1523, Lutero escribió “Jesucristo nació judío". Allí se encuentra eso:
“Nuestros estúpidos, los papas, lo obispos, los sofistas y los monjes, esos brutos de testa de burro, han tratado hasta ahora a los judíos de tal forma que cualquier buen cristiano se podría hacer judío. Si yo fuera judío y viera a unos imbéciles bribones como ésos dirigiendo la religión cristiana y pronunciando directrices de la misma antes preferiría ser un cerdo que un cristiano. Porque han tratado a los judíos como si de anatemas se tratara, que no tienen nada en común con la humanidad. Siguen calumniándolos, y les arrebatan el dinero incluso después de que se han bautizado como cristianos. No les han enseñado ni la doctrina cristiana ni la manera de vivir cristiana. Se han limitado a colocarlos bajo el papismo y el monaquismo. Cuando ven que los argumentos de los judíos tienen el fundamento firme de las Sagradas Escrituras y que los argumentos de los cristianos sólo son una verborrea desprovista de sustancia sin nada de las Sagradas Escrituras, ¿puede resultar posible que sean de corazón buenos cristianos?. He oído decir a judíos conversos temerosos de Dios que si no hubieran tenido en estos días el privilegio de escuchar las noticias de los evangelistas, habrían continuado toda su vida siendo judíos disfrazados de cristianos…
Tengo la esperanza de que muchos judíos, si son tratados de manera amistosa e instruidos en las Sagradas Escrituras, pasen a ser cristianos dignos.”
Sin embargo, veinte años después, en el 1543, escribió «Acerca de los judíos y sus mentiras». Este texto fue publicado sólo tres años antes de su muerte:
«¿Qué podemos hacer nosotros, los cristianos, con esa gente rechazada y maldita, los judíos, a los que no podemos aguantar, porque se encuentran en medio de nosotros y sabemos mucho de sus mentiras, sus perversiones y sus maldiciones?…. Y no permiten que los convirtamos. Si deseamos salvar a alguno del fuego y de las cenizas tenemos que emplear una enorme amabilidad junto con la oración y el temor de Dios…
Voy a ofrecer una sincera sugerencia:
- Primero, prender fuego a las sinagogas y sepultar lo que no pueda quemarse, para que nadie pueda ver de las mismas ni piedra ni resto.
- Segundo, hay que despojarles de sus casas y destruirlas, porque tal y como hemos averiguado, realizan en ellas los mismo actos que en las sinagogas, alojándolos después bajo alguna techumbre o en un establo de vacas, como si fueran gitanos, para que se enteren de que no son señores en nuestro país, como pretenden, sino que se encuentran en exilio y cautiverio.
- Tercero, hay que quitarles los libros de oraciones y los libros del Talmud.
- Cuarto, prohibir a los rabinos que enseñen, so pena de recibir castigos corporales y la muerte.
- Quinto, prohibir totalmente a los judíos andar por los caminos.
- Sexto, prohibir sus negocios usurarios y arrancarles todo el dinero y los objetos valiosos de oro y plata, dejándolos en depósito…;
- Séptimo, dar a los judíos y las judías jóvenes y sanos, mazos, azadas y husos para que se ganen el pan con el sudor de su frente. Sin duda, existen razones para temer que serían capaces de hacernos daño si fueran siervos nuestros o trabajaran para nosotros.
Seamos entonces tan sensatos como los pueblos de Francia, de España, de Bohemia y expulsémoslos para siempre del país».
No en vano, como bien nos recordó Elentir en un magnífico artículo, el dirigente nazi Julius Streicher utilizó esa obra de Lutero el 24 de abril de 1946 cuando era juzgado en Nüremberg por crímenes de guerra Dijo:
«Martín Lutero muy probablemente se sentaría en mi lugar en el actual banquillo de los acusados, si este libro fuese tenido en cuenta por la Fiscalía».
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