Os envié profetas y no obedecisteis
Publicado el 21 de junio del 2014. Republicado el 27 de junio del 2016.
Dios sabe hacerse oír. Cuando quiere que su pueblo no siga por el camino de perdición, envía profetas que advierten de las consecuencias. Pero el pueblo no siempre escucha, o lo hace pero no obedece. Esto dijo a través del profeta Jeremías:
Así dice Yahvé de los ejércitos, Dios de Israel: Ve y di a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ¿No aprenderéis a obedecer mis palabras? Oráculo de Yahvé. Las palabras de Jonadab, hijo de Recab, son obedecidas: mandó a sus hijos no beber vino, y no lo han bebido hasta hoy, cumpliendo el mandato de su padre, y yo os he hablado tantas y tantas veces, y no me habéis obedecido.
Os he enviado una y otra vez a mis siervos los profetas para deciros: Convertios de vuestros malos caminos, enmendad vuestras obras y no os vayáis tras de los dioses ajenos para darles culto, y habitaréis la tierra que os he dado a vosotros y a vuestros padres; pero no me habéis dado oídos, no me habéis obedecido.
(Jer 35,13-14)
Eso mismo hizo Dios a través de varios Papas de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Ejemplos:
… desgraciadamente, y con gran daño para la religión, se ha introducido un sistema que se adorna con el nombre respetable de «alta crítica», y según el cual el origen, la integridad y la autoridad de todo libro deben ser establecidos solamente atendiendo a lo que ellos llaman razones internas. Por el contrario, es evidente que, cuando se trata de una cuestión histórica, como es el origen y conservación de una obra cualquiera, los testimonios históricos tienen más valor que todos los demás y deben ser buscados y examinados con el máximo interés; las razones internas, por el contrario, la mayoría de las veces no merecen la pena de ser invocadas sino, a lo más, como confirmación. De otro modo, surgirán graves inconvenientes: los enemigos de la religión atacarán la autenticidad de los libros sagrados con más confianza de abrir brecha; este género de «alta crítica» que preconizan conducirá en definitiva a que cada uno en la interpretación se atenga a sus gustos y a sus prejuicios; de este modo, la luz que se busca en las Escrituras no se hará, y ninguna ventaja reportará la ciencia; antes bien se pondrá de manifiesto esa nota característica del error que consiste en la diversidad y disentimiento de las opiniones, como lo están demostrando los corifeos de esta nueva ciencia; y como la mayor parte están imbuidos en las máximas de una vana filosofía y del racionalismo, no temerán descartar de los sagrados libros las profecías, los milagros y todos los demás hechos que traspasen el orden natural.
(Encíclica Providentíssimus Deus 40, León XIII)
No se le hizo, o más bien no se le hace, apenas caso. Y se ha cumplido lo que profetizó. Literalmente.
Pero es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido, en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia, se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, si les fuera posible, el reino de Jesucristo. Guardar silencio no es ya decoroso, si no queremos aparecer infieles al más sacrosanto de nuestros deberes, y si la bondad de que hasta aquí hemos hecho uso, con esperanza de enmienda, no ha de ser censurada ya como un olvido de nuestro ministerio.
Hablamos, venerables hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más deplorable, hasta de sacerdotes, los cuales, so pretexto de amor a la Iglesia, faltos en absoluto de conocimientos serios en filosofía y teología, e impregnados, por lo contrario, hasta la médula de los huesos, con venenosos errores bebidos en los escritos de los adversarios del catolicismo, se presentan, con desprecio de toda modestia, como restauradores de la Iglesia, y en apretada falange asaltan con audacia todo cuanto hay de más sagrado en la obra de Jesucristo, sin respetar ni aun la propia persona del divino Redentor, que con sacrílega temeridad rebajan a la categoría de puro y simple hombre.
2. Tales hombres se extrañan de verse colocados por Nos entre los enemigos de la Iglesia. Pero no se extrañará de ello nadie que, prescindiendo de las intenciones, reservadas al juicio de Dios, conozca sus doctrinas y su manera de hablar y obrar. Son seguramente enemigos de la Iglesia, y no se apartará de lo verdadero quien dijere que ésta no los ha tenido peores. Porque, en efecto, como ya hemos dicho, ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro: en nuestros días, el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia.
… . Ahora bien: si sólo se tratara de ellos, podríamos Nos tal vez disimular; pero se trata de la religión católica y de su seguridad. Basta, pues, de silencio; prolongarlo sería un crimen.
(Encíclica Pascendi, 1-2, San Pío X)
Lo advirtió. Apenas se le hace caso. Estamos como estamos.
53. Tampoco debe descuidarse la diligente preparación que exige la vida del misionero, por más que pueda parecer a alguno que no hay por qué atesorar tanto caudal de ciencia para evangelizar pueblos desprovistos aun de la más elemental cultura.
54. No puede dudarse, es verdad, que, en orden a salvar almas, prevalecen los medios sobrenaturales de la virtud sobre los de la ciencia; pero también es cierto que quien no esté provisto de un buen caudal de doctrina se encontrará muchas veces deficiente para desempeñar con fruto su ministerio.
(Encíclica Maximum illud), 53-54 Benedicto XV
Vean ustedes cuál es la situación actual de muchas órdenes que fueron otrora glorias misioneras.
21. Y no discrepan menos de la doctrina de la Iglesia —comprobada por el testimonio de San Jerónimo y de los demás Santos Padres— los que piensan que las partes históricas de la Escritura no se fundan en la verdad absoluta de los hechos, sino en la que llaman verdad relativa o conforme a la opinión vulgar; y hasta se atreven a deducirlo de las palabras mismas de León XIII, cuando dijo que se podían aplicar a las disciplinas históricas los principios establecidos a propósito de las cosas naturales. Así defienden que los hagiógrafos, como en las cosas físicas hablaron según lo que aparece, de igual manera, desconociendo la realidad de los sucesos, los relataron según constaban por la común opinión del vulgo o por los testimonios falsos de otros y ni indicaron sus fuentes de información ni hicieron suyas las referencias ajenas.
22. ¿Para qué refutar extensamente una cosa tan injuriosa para nuestro predecesor y tan falsa y errónea? ¿Qué comparación cabe entre las cosas naturales y la historia, cuando las descripciones físicas se ciñen a las cosas que aparecen sensiblemente y deben, por lo tanto, concordar con los fenómenos, mientras, por el contrario, es ley primaria en la historia que lo que se escribe debe ser conforme con los sucesos tal como realmente acaecieron? Una vez aceptada la opinión de éstos, ¿cómo podría quedar a salvo aquella verdad inerrante de la narración sagrada que nuestro predecesor a lo largo de toda su encíclica declara deber mantenerse?
….27. Y no faltan a la Escritura Santa detractores de otro género; hablamos de aquellos que abusan de algunos principios —ciertamente rectos si se mantuvieran en sus justos límites— hasta el extremo de socavar los fundamentos de la verdad de la Biblia y destruir la doctrina católica comúnmente enseñada por los Padres. Si hoy viviera San Jerónimo, ciertamente dirigiría contra éstos los acerados dardos de su palabra, al ver que con demasiada facilidad, y de espaldas al sentido y al juicio de la Iglesia, recurren a las llamadas citas implícitas o a las narraciones sólo en apariencia históricas; o bien pretenden que en las Sagradas Letras se encuentren determinados géneros literarios, con los cuales no puede compaginarse la íntegra y perfecta verdad de la palabra divina, o sostienen tales opiniones sobre el origen de los Libros Sagrados, que comprometen y en absoluto destruyen su autoridad.
(Encíclica Spiritus Paraclitus, 21,22, 27, Benedicto XV)
Eso se ha enseñado en seminarios, catequesis, etc. Y se sigue enseñando. Y quienes lo enseñan, no son objeto de disciplina eclesial.
En los labios del sacerdote ha de estar el depósito de la ciencia, y de su boca se ha de aprender la ley, dice el Espíritu Santo por Malaquías(115). Mas nadie podría decir, para encarecer la necesidad de la ciencia sacerdotal, palabras más fuertes que las que un día pronunció la misma Sabiduría divina por boca de Oseas: «Por haber tú desechado la ciencia, yo te desecharé a ti para que no ejerzas mi sacerdocio»(116). El sacerdote debe tener pleno conocimiento de la doctrina de la fe y de la moral católica; debe saber y enseñar a los fieles, y darles la razón de los dogmas, de las leyes y del culto de la Iglesia, cuyo ministro es; debe disipar las tinieblas de la ignorancia, que, a pesar de los progresos de la ciencia profana, envuelven a tantas inteligencias de nuestros días en materia de religión. Nunca ha estado tan en su lugar como ahora el dicho de Tertuliano: «El único deseo de la verdad es, algunas veces, el que no se la condene sin ser conocida»(117). Es también deber del sacerdote despejar los entendimientos de los errores y prejuicios en ellos amontonados por el odio de los adversarios. Al alma moderna, que con ansia busca la verdad, ha de saber demostrársela con una serena franqueza; a los vacilantes, agitados por la duda, ha de infundir aliento y confianza, guiándolos con imperturbable firmeza al puerto seguro de la fe, que sea abrazada con un pleno conocimiento y con una firme adhesión; a los embates del error, protervo y obstinado, ha de saber hacer resistencia valiente y vigorosa, a la par que serena y bien fundada.
(Encíclica Ad catholici sacerdotii, 44, Pío XI)
Ciertamente hay sacerdotes así, pero ¿cuántos? Recemos para que el Señor mande más obreros a la mies. Y bien dispuestos.
21. Habiéndose, pues, algunos manifiestamente separado de la doctrina cristiana, enseñada desde el principio y transmitida en todo tiempo sin interrupción, y habiendo pretendido públicamente proclamar otra doctrina, la Iglesia católica, a quien el mismo Dios ha confiado la enseñanza y defensa de la integridad y honestidad de costumbres, colocada, en medio de esta ruina moral, para conservar inmune de tan ignominiosa mancha la castidad de la unión nupcial, en señal de su divina legación, eleva solemne su voz por Nuestros labios y una vez más promulga que cualquier uso del matrimonio, en el que maliciosamente quede el acto destituido de su propia y natural virtud procreativa, va contra la ley de Dios y contra la ley natural, y los que tal cometen, se hacen culpables de un grave delito.
Por consiguiente, según pide Nuestra suprema autoridad y el cuidado de la salvación de todas las almas, encargamos a los confesore y a todos los que tienen cura de las mismas que no consientan en los fieles encomendados a su cuidado error alguno acerca de esta gravísima ley de Dios, y mucho más que se conserven —ellos mismos— inmunes de estas falsas opiniones y que no contemporicen en modo alguno con ellas. Y si algún confesor o pastor de almas, lo que Dios no permite, indujera a los fieles, que le han sido confiados, a estos errores, o al menos les confirmara en los mismos con su aprobación o doloso silencio, tenga presente que ha de dar estrecha cuenta al Juez supremo por haber faltado a su deber, y aplíquese aquellas palabras de Cristo: “Ellos son ciegos que guían a otros ciegos, y si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en la hoya"[48].
(Encíclica Casti Connubii 21, Pío XI)
Dura advertiencia del Papa a los confesores que no cumplen bien su labor.
33. Pero también contra todos estos desatinos, Venerables Hermanos, permanece en pie aquella ley de Dios única e irrefrenable, confirmada amplísimamente por Jesucristo: “No separe el hombre lo que Dios ha unido"; ley que no pueden anular ni los decretos de los hombres, ni las convenciones de los pueblos, ni la voluntad de ningún legislador. Que si el hombre llegara injustamente a separar lo que Dios ha unido, su acción sería completamente nula, pudiéndose aplicar en consecuencia lo que el mismo Jesucristo aseguró con estas palabras tan claras: “Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera". Y estas palabras de Cristo se refieren a cualquier matrimonio, aun al solamente natural y legítimo, pues es propiedad de todo verdadero matrimonio la indisolubilidad, en virtud de la cual la solución del vínculo queda sustraída al beneplácito de las partes y a toda potestad secular.
No hemos de echar tampoco en olvido el juicio solemne con que el Concilio Tridentino anatematizó estas doctrinas: “Si alguno dijere que el vínculo matrimonial puede desatarse por razón de herejía, o de molesta cohabitación, o de ausencia afectada, sea anatema", y “si alguno dijere que yerra la Iglesia cuando, en conformidad con la doctrina evangélica y apostólica, enseñó y enseña que no se puede desatar el vínculo matrimonial por razón de adulterio de uno de los cónyuges, y que ninguno de los dos, ni siquiera el inocente, que no dio causa para el adulterio, puede contraer nuevo matrimonio mientras viva el otro cónyuge, y que adultera tanto el que después de repudiar a la adúltera se casa con otra, como la que, abandonando al marido, se casa con otro, sea anatema".
Luego si la Iglesia no erró ni yerra cuando enseñó y enseña estas cosas, evidentemente es cierto que no puede desatarse el vínculo ni aun en el caso de adulterio, y cosa clara es que mucho menos valen y en absoluto se han de despreciar las otras tan fútiles razones que pueden y suelen alegarse como causa de los divorcios.
(Encíclica Casti Connubii 33, Pío XI)
Sin comentarios. Ya saben ustedes por qué. Sobre Trento y el sacramento del matrimonio, ya he escrito.
71. En esta escuela católica, que concuerda con la Iglesia y con la familia cristiana, no podrá jamás suceder que la enseñanza de las diversas disciplinas contradiga, con evidente daño de la educación, la instrucción que los alumnos adquieren en materia religiosa; y si es necesario dar a conocer a alumno, por escrupulosa responsabilidad de magisterio, las obras erróneas que hay que refutar, esta enseñanza se dará con una preparación y una exposición tan clara de la sana doctrina que, lejos de implicar daño, proporcionará gran provecho a la formación cristiana de la juventud.
(Encíclica Divini Illius Magistri, 71, Pío XI)
¿En cuántas escuelas, institutos y universidades católicas no se cumple tal cosa?
16. Sólo que los exegetas de las Sagradas Letras, acordándose de que aquí se trata de la palabra divinamente inspirada, cuya custodia e interpretación fue por el mismo Dios encomendada a la Iglesia, no menos diligentemente tengan cuenta de las exposiciones y declaraciones del Magisterio de la Iglesia y asimismo de la explicación dada por los Santos Padres, como también de la «analogía de la fe», según sabiamente advirtió León XIII en las letras encíclicas Providentissimus Deus. Traten también con singular empeño de no exponer únicamente —cosa que con dolor vemos se hace en algunos comentarios— las cosas que atañen a la historia, arqueología, filología y otras disciplinas por el estilo, sino que, sin dejar de aportar oportunamente aquéllas en cuanto puedan contribuir a la exégesis, muestren principalmente cuál es la doctrina teológica de cada uno de los libros o textos respecto de la fe y costumbres, de suerte que esta exposición de los mismos no solamente ayude a los doctores teólogos para proponer y confirmar los dogmas de la fe, sino que sea también útil a los sacerdotes para explicar ante el pueblo la doctrina cristiana y, finalmente, sirva a todos los fieles para llevar una vida santa y digna de un hombre cristiano.
(Encíclica Divino afflante Spiritu, 16, Pío XII)
Cuarenta y cinco años después, Benedicto XVI tuvo que advertir de las consecuencias de no hacer caso a Pío XII. Escribí post al respecto:
Oportunísima intervención de Benedicto XVI en el Sínodo
9. En las materias de la teología, algunos pretenden disminuir lo más posible el significado de los dogmas y librar el dogma mismo de la manera de hablar tradicional ya en la Iglesia y de los conceptos filosóficos usados por los doctores católicos, a fin de volver, en la exposición de la doctrina católica, a las expresiones empleadas por las Sagradas Escrituras y por los Santos Padres. Así esperan que el dogma, despojado de los elementos que llaman extrínsecos a la revelación divina, se pueda coordinar fructuosamente con las opiniones dogmáticas de los que se hallan separados de la Iglesia, para que así se llegue poco a poco a la mutua asimilación entre el dogma católico y las opiniones de los disidentes.
… es evidente que estas tendencias no sólo conducen al llamado relativismo dogmático, sino que ya de hecho lo contienen, pues el desprecio de la doctrina tradicional y de su terminología favorecen demasiado a ese relativismo y lo fomentan.… Por todas estas razones, pues, es de suma imprudencia el abandonar o rechazar o privar de su valor tantas y tan importantes nociones y expresiones que hombres de ingenio y santidad no comunes, bajo la vigilancia del sagrado Magisterio y con la luz y guía del Espíritu Santo, han concebido, expresado y perfeccionado —con un trabajo de siglos— para expresar las verdades de la fe, cada vez con mayor exactitud, y (suma imprudencia es) sustituirlas con nociones hipotéticas o expresiones fluctuantes y vagas de la nueva filosofía, que, como las hierbas del campo, hoy existen, y mañana caerían secas; aún más: ello convertiría el mismo dogma en una caña agitada por el viento. Además de que el desprecio de los términos y nociones que suelen emplear los teóricos escolásticos conducen forzosamente a debilitar la teología llamada especulativa, la cual, según ellos, carece de verdadera certeza, en cuanto que se funda en razones teológicas.
…Por desgracia, estos amigos de novedades fácilmente pasan del desprecio de la teología escolática a tener en menos y aun a despreciar también el mismo Magisterio de la Iglesia, que con su autoridad tanto peso ha dado a aquella teología. Presentan este Magisterio como un impedimento del progreso y como un obstáculo de la ciencia; y hasta hay católicos que lo consideran como un freno injusto, que impide que algunos teólogos más cultos renueven la teología. Y aunque este sagrado Magisterio, en las cuestiones de fe y costumbres, debe ser para todo teólogo la norma próxima y universal de la verdad (ya que a él ha confiado nuestro Señor Jesucristo la custodia, la defensa y la interpretación del todo el depósito de la fe, o sea, las Sagradas Escrituras y la Tradición divina), sin embargo a veces se ignora, como si no existiese, la obligación que tienen todos los fieles de huir de aquellos errores que más o menos se acercan a la herejía, y, por lo tanto, de observar también las constituciones y decretos en que la Santa Sede ha proscrito y prohibido las tales opiniones falsas.
(Encíclica Humani Generis 9-12, Pío XII)
¿Se acuerdan ustedes de aquello de “para que ya no seamos niños, que fluctúan y se dejan llevar de todo viento de doctrina a capricho de los engaños de los hombres y de las astutas maquinaciones del error” (Ef 4,14)? San Pablo lo advirtió. Pío XII dijo que pasaría. Finalmente ha pasado.
Cito otra vez de esa misma encíclica:
13. Afirmaciones éstas, revestidas tal vez de un estilo elegante, pero que no carecen de falacia. Pues es verdad que los Romanos Pontífices, en general, conceden libertad a los teólogos en las cuestiones disputadas —en distintos sentidos— entre los más acreditados doctores; pero la historia enseña que muchas cuestiones que algún tiempo fueron objeto de libre discusión no pueden ya ser discutidas.
14. Ni puede afirmarse que las enseñanzas de las encíclicas no exijan de por sí nuestro asentimiento, pretextando que los Romanos Pontífices no ejercen en ellas la suprema majestad de su Magisterio.
Pues son enseñanzas del Magisterio ordinario, para las cuales valen también aquellas palabras: El que a vosotros oye, a mí me oye; y la mayor parte de las veces, lo que se propone e inculca en las Encíclicas pertenece ya —por otras razones— al patrimonio de la doctrina católica. Y si los sumos pontífices, en sus constituciones, de propósito pronuncian una sentencia en materia hasta aquí disputada, es evidente que, según la intención y voluntad de los mismos pontífices, esa cuestión ya no se puede tener como de libre discusión entre los teólogos.
(Encíclica Humani Generis 13-14, Pío XII)
Pues nada. Como si tal cosa. Se vuelven a discutir doctrinas que la Iglesia ha cerrado de forma definitiva e incluso dogmática. Y eso solo trae confusión y oscuridad al pueblo de Dios.
11. Ahora bien: si, por una parte, vemos con dolor que en algunas regiones el sentido, el conocimiento y el estudio de la liturgia son a veces escasos o casi nulos, por otra observamos con gran preocupación que en otras hay algunos, demasiado ávidos de novedades, que se alejan del camino de la sana doctrina y de la prudencia; pues con la intención y el deseo de una renovación litúrgica mezclan frecuentemente principios que en la teoría o en la práctica comprometen esta causa santísima y la contaminan también muchas veces con errores que afectan a la fe católica y a la doctrina ascética.
12. La pureza de la fe y de la moral debe ser la norma característica de esta sagrada disciplina, que tiene que conformarse absolutamente con las sapientísimas enseñanzas de la Iglesia. Es, por tanto, deber nuestro alabar y aprobar todo lo que está bien hecho, y reprimir o reprobar todo lo que se desvía del verdadero y justo camino.
13. No crean, sin embargo, los inertes y los tibios que cuentan con nuestro asenso porque reprendemos a los que yerran y ponemos freno a los audaces; ni los imprudentes se tengan por alabados cuando corregimos a los negligentes y a los perezosos.
(Encíclica Mediator Dei, 11-13, Pío XII)
Como ven ustedes, la presencia de “inventores de movidas litúrgicas erróneas” es algo anterior al Concilio Vaticano II. Pero entonces se les reprimía siempre.
77. El empleo de la lengua latina, vigente en una gran parte de la Iglesia, es un claro y hermoso signo de la unidad y un antídoto eficaz contra toda corrupción de la pura doctrina. No quita esto que el empleo de la lengua vulgar en muchos ritos, efectivamente, pueda ser muy útil para el pueblo.
(Encíclica Mediator Dei 77, Pío XII)
¿Dónde está hoy el “claro y hermoso signo de la unidad” y “antídoto eficaz contra toda corrupción de la pura doctrina"?
81. Así como ningún católico sensato puede rechazar las fórmulas de la doctrina cristiana compuestas y decretadas con grande utilidad por la Iglesia, inspirada y asistida por el Espíritu Santo, en épocas recientes, para volver a las fórmulas de los antiguos concilios, ni puede repudiar las leyes vigentes para retornar a las prescripciones de las antiguas fuentes del Derecho canónico; así, cuando se trata de la sagrada liturgia, no resultaría animado de un celo recto e inteligente quien deseara volver a los antiguos ritos y usos, repudiando las nuevas normas introducidas por disposición de la divina Providencia y por la modificación de las circunstancias.
(Encíclica Mediator Dei 81, Pío XII)
Aviso claro y rotundo a quienes desprecian una reforma litúrgica promovida y aprobada por la Iglesia. Tampoco le hicieron caso muchos.
5. No hay necesidad más urgente, venerables hermanos, que la de dar a conocer las inconmensurables riquezas de Cristo (Ef 3,8) a los hombres de nuestra época. No hay empresa más noble que la de levantar y desplegar al viento las banderas de nuestro Rey ante aquellos que han seguido banderas falaces y la de reconquistar para la cruz victoriosa a los que de ella, por desgracia, se han separado. ¿Quién, a la vista de una tan gran multitud de hermanos y hermanas que, cegados por el error, enredados por las pasiones, desviados por los prejuicios, se han alejado de la verdadera fe en Dios y del salvador mensaje de Jesucristo; quién, decimos, no arderá en caridad y dejará de prestar gustosamente su ayuda? Todo el que pertenece a la milicia de Cristo, sea clérigo o seglar, ¿por qué no ha de sentirse excitado a una mayor vigilancia, a una defensa más enérgica de nuestra causa viendo como ve crecer temerosamente sin cesar la turba de los enemigos de Cristo y viendo a los pregoneros de una doctrina engañosa que, de la misma manera que niegan la eficacia y la saludable verdad de la fe cristiana o impiden que ésta se lleve a la práctica, parecen romper con impiedad suma las tablas de los mandamientos de Dios, para sustituirlas con otras normas de las que están desterrados los principios morales de la revelación del Sinaí y el divino espíritu que ha brotado del sermón de la montaña y de la cruz de Cristo? Todos, sin duda, saben muy bien, no sin hondo dolor, que los gérmenes de estos errores producen una trágica cosecha en aquellos que, si bien en los días de calma y seguridad se confesaban seguidores de Cristo, sin embargo, cuando es necesario resistir con energía, luchar, padecer y soportar persecuciones ocultas y abiertas, cristianos sólo de nombre, se muestran vacilantes, débiles, impotentes, y, rechazando los sacrificios que la profesión de su religión implica, no son capaces de seguir los pasos sangrientos del divino Redentor.
(Encíclica Summi Pontificatus, 5, Pío XII)
Confieso que, como seglar de la milicia de Cristo, me ha emocionado ese texto de Pío XII. No lo había leído antes. Es un regalo del cielo.
20. Hoy día los hombres, venerables hermanos, añadiendo a las desviaciones doctrinales del pasado nuevos errores, han impulsado todos estos principios por un camino tan equivocado que no se podía seguir de ello otra cosa que perturbación y ruina. Y en primer lugar es cosa averiguada que la fuente primaria y más profunda de los males que hoy afligen a la sociedad moderna brota de la negación, del rechazo de una norma universal de rectitud moral, tanto en la vida privada de los individuos como en la vida política y en las mutuas relaciones internacionales; la misma ley natural queda sepultada bajo la detracción y el olvido.
(Encíclica Summi Pontificatus, 10, Pío XII)
Dicho en 1939. Confirmado, ratificado, aumentado y explícita y notoriamente presente 75 años después.
Venerables hermanos: La Iglesia, esposa amada del Salvador divino, ha permanecido siempre santa e inmaculada en sí misma por la fe que la ilumina, por los sacramentos que la santifican, por las leyes que la gobiernan, por los numerosos miembros que la embellecen con el decoro de heroicas virtudes. Pero hay también hijos olvidadizos de su vocación y de su elección que prostituyen en sí mismos la belleza celestial y no reflejan en sí la divina semblanza de Jesucristo. Pues bien, Nos queremos dirigir a todos, más que palabras de reproche y de amenaza, una paternal exhortación a tener presente esta consoladora enseñanza del Concilio de Trento, eco fidelísimo de la doctrina católica: “Revestidos de Cristo en el Bautismo” (Ga 3, 27), por medio de él nos convertimos de hecho en una criatura nueva alcanzando la plena e integral remisión de todos los pecados; a tal novedad e integridad no podemos llegar, sin embargo, por medio del Sacramento de la penitencia sin nuestro gran dolor y fatiga, exigiéndose esto por la justicia divina, de modo que la penitencia ha sido justamente llamada por los Santos Padres una especie de laborioso bautismo.
(Encíclica Paenitentiam Agere, San Juan XXIII)
Sin reproche y sin amenaza, sino en plan paternal, pero ¿cuál es la situación actual del sacramento de la Penitencia?
Todos, por tanto, están obligados a abrazar la doctrina del Evangelio. Si se la rechaza, vacilan los mismos fundamentos de la verdad, de la honestidad y de la civilización.
(Encíclica Ad Petri Cathedram, San Juan XXIII)
Hoy no vacilan. Se desploman.
Los que empero, de propósito y temerariamente, impugnan la verdad conocida, y con la palabra, la pluma o la obra usan las armas de la mentira para ganarse la aprobación del pueblo sencillo y modelar, según su doctrina, las mentes inexpertas y blandas de los adolescentes, esos tales cometen, sin duda, un abuso contra la ignorancia y la inocencia ajenas y llevan a cabo una obra absolutamente reprobable.
No podemos, pues, menos de exhortar a presentar la verdad con diligencia, cautela y prudencia a todos los que, principalmente a través de los libros, revistas y diarios, hoy tan abundantes, ejercen marcado influjo en la mente de los lectores, sobre todo de los jóvenes, y en la formación de sus opiniones y costumbres. Por Su misma profesión tienen ellos el deber gravísimo de propagar no la mentira, el error, la obscenidad, sino solamente lo verdadero y todo lo que principalmente conduce no al vicio, sino a la práctica del bien y la virtud.
… A todo esto tenemos hoy que añadir, como vosotros bien lo sabéis, venerables hermanos y queridos hijos, las audiciones radiofónicas y las funciones de cine y de televisión, espectáculos estos últimos que fácilmente se tienen en casa. Todos estos medios pueden servir de invitación y estímulo para el bien, la honestidad y aun la práctica de las virtudes cristianas; sin embargo, no raras veces, por desgracia, sirven, principalmente a los jóvenes, de incentivo a las malas costumbres, al error y a una vida viciosa.
(Encíclica Ad Petri Cathedram, San Juan XXIII)
Tampoco se ha hecho caso a esa advertencia del “Papa bueno". El “no raras veces” es hoy el pan nuestro de cada día.
Tampoco faltan los que, si bien no impugnan de propósito la verdad, adoptan, sin embargo, ante ella una actitud de negligencia y sumo descuido, como si Dios no les hubiera dado la razón para buscarla y encontrarla. Tan reprobable modo de actuar conduce, como por espontáneo proceso, a esta absurda afirmación: todas las religiones tienen igual valor, sin diferencia alguna entre lo verdadero y lo falso. «Este principio —para usar las palabras de nuestro mismo predecesor— lleva necesariamente a la ruina todas las religiones, particularmente la católica, la cual, siendo entre todas la única verdadera, no puede ser puesta al mismo nivel de las demás sin grande injuria» [9]. Por lo demás, negar la diferencia que existe entre cosas tan contradictorias entre sí, derechamente conduce a la nefasta conclusión de no admitir ni practicar religión alguna. ¿Cómo podría Dios, que es la verdad, aprobar o tolerar la indiferencia, el descuido, la ignorancia de quienes, tratándose de cuestiones de las cuales depende nuestra eterna salvación, no se preocupan lo más mínimo de buscar y encontrar las verdades necesarias ni de rendir a Dios el culto debido solamente a El?
(Encíclica Ad Petri Cathedram, San Juan XXIII)
Vean ustedes ahí el germen de la necesaria e imprescindible Dominus Iesus
Quienes se proponen defender los derechos económicos del pueblo tienen en la doctrina social cristiana. rectas y seguras normas, que, puestas debidamente en práctica, bastarán para satisfacer esos derechos. Por lo cual nunca deben acudir a los defensores de doctrinas condenadas por la Iglesia. Es verdad que éstos atraen con falsas promesas. Pero en realidad allí donde ejercen el poder público se esfuerzan con audacia temeraria en arrancar de las almas de los ciudadanos los supremos valores espirituales, es decir, la fe cristiana, la esperanza cristiana, los mandamientos cristianos. Asimismo restringen o aniquilan completamente lo que exaltan hasta las nubes los hombres de hoy día, a saber: la justa libertad y la verdadera dignidad debida a la persona humana. De esta manera, se empeñan en echar por tierra los fundamentos de la civilización cristiana.
(Encíclica Ad Petri Cathedram, San Juan XXIII)
Lo cierto es que los poderes públicos en multitud de países ya han arrancado del alma de los ciudadanos los supremos valores espirituales. O están en ello.
Con razón afirma también nuestro predecesor Pío XII que la época actual se distingue por un claro contraste entre el inmenso progreso realizado por las ciencias y la técnica y el asombroso retroceso que ha experimentado el sentido de la dignidad humana. «La obra maestra y monstruosa, al mismo tiempo, de esta época, ha sido la de transformar al hombre en un gigante del mundo físico a costa de su espíritu, reducido a pigmeo en el mundo sobrenatural y eterno» (Radiomensaje navideño del 24 de diciembre de 1943; cf. Acta Apostolicae Sedis 36 (1944) p. 10).
Una vez más se verifica hoy en proporciones amplísimas lo que afirmaba el Salmista de los idólatras: que los hombres se olvidan muchas veces de sí mismos en su conducta práctica, mientras admiran sus propias obras hasta adorarlas como dioses: «Sus ídolos son plata y oro, obra de la mano de los hombres»
(Encíclica Mater et Magistra, 243-4, San Juan XXIII)
Cincuenta y tres años después, estamos bastante peor.
Constitución Apostólica Veterum Sapientia (San Juan XXIII)
No cito nada. Léanla entera. Analicen en qué se le ha hecho caso. Y saquen sus propias conclusiones.
Hasta aquí llega esta recopilación. Podría incluir también el magisterio de Pablo VI y los papas posteriores, que ciertamente abundan en no pocos de los puntos aportados por sus predecesores. Pero he preferido quedarme en el Papa que nos trajo el último concilio.
Ciertamente Dios habló a su Iglesia a través de aquellos grandes documentos proféticos del Magisterio apostólico que he citado. Y ciertamente no fue escuchado suficientemente, de modo que sobrevinieron sobre la Iglesia en mayor o menor medida los males que aquellos mismos documentos advertían. Pero reconozcamos que no fueron escritos únicamente para el tiempo en que fueron publicados, sino también para la Iglesia actual. Reconozcamos que ellos nos dieron la Palabra divina necesaria para iluminar nuestro tiempo… La Palabra divina, una vez dada a la Iglesia, permanece viva para siempre. La obediencia a la fe viene por el oír. Escuchar y obedecer vienen a significar lo mismo en la sagrada Escritura cuando se refiere a la Palabra de Dios. Escuchemos, pues, hoy con una mente despierta en la fe y con una voluntad dócil lo que Dios dijo a su Iglesia hace bastantes décadas y no fue suficientemente escuchado en su momento. Es ésta hoy una necesidad urgente. “Ojalá escuchéis hoy su voz: no endurezcáis vuestro corazón”, como lo hicieron vuestros padres (Salmo 94).
Luis Fernando Pérez Bustamante
66 comentarios
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LF:
Sigo encontrando petróleo en esas encíclicas. Es como para pensarse el escribir un libro.
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LF:
¿Haremos lo mismo hoy?
Así dice Yahvé: Haced alto en los camino y ved, preguntad por las sendas antiguas: ¿Es ésta la senda buena? Pues seguidla y hallaréis reposo para vuestras almas. Pero dijeron: “No la seguiremos.”
(Jer 6,16)
Un profesor jesuita afirma sin vacilar y con sátira que «el Catecismo de Juan Pablo II está escrito en una mentalidad muy antigua».
Un profesor claretiano niega la existencia del alma y la transubstanciación.
Un alumno protesta y se marcha.
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LF:
Y seguro que ambos profesores siguen siendo profesores. Y forman en el error a muchos. Y nadie hace nada.
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LF:
Pues hale, a darle vidilla por ahí, vía emails, redes sociales, etc.
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LF:
Desde luego no se podrá decir que Dios no ha avisado. Como dices, el Señor ha llegado incluso a mandar a su Madre para exhortarnos.
Felicitaciones
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LF:
Porque Dios me lo permite y concede. Lástima que a veces sea tan torpe y/o poco diligente.
Fuera bromas. ¿Por qué la Iglesia es tan bella en su Tradición eterna, de la que la verdadera Iglesia jamás se aparta?
El Magisterio bellísimo de Benedicto XVI perdurará eternamente con esta misma fuerza de los Papas que has citado.
Nosotros pereceremos por apartarnos de él a nivel tanto personal como comunitario... porque... ¿cuántos en el seno de la Iglesia vivimos aferrados a esta Tradición? ¿Cuántos no hemos doblado la rodilla a Baal?
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LF:
Seguro que muchos más de 7.000:
Voy a dejar con vida en Israel a siete mil cuyas rodillas no se han doblado ante Baal y cuyos labios no le han besado.
(1 Rey 19,18)
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LF:
Difúndelas. Si es menester, quitando mis comentarios, que de poco valen.
"Cuanto con esta constitución hemos establecido, decretado, ordenado e impuesto, queremos y mandamos con nuestra autoridad, QUE QUEDE TODO FIRME Y SANCIONADO DEFINITIVAMENTE, y que ninguna otra prescripción, concesión o costumbre, aun digna de especial mención, tenga vigor en contra de cuanto aquí se ordena."
¿Cómo puede ser? ¿Cómo nos pasamos, literalmente, por el forro el magisterio DEFINITIVO de los Papas?
Creo que algún día nos pasará como al pueblo judío cuando desempolvó la olvidada Ley...
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LF:
Tal cual. Yo vi hace bastantes años -más de diez- a un obispo español, hoy arzobispo, decir en un programa de televisión que Juan XXIII fue un Papa magnífico pero "tenía alguna manía como su amor excesivo por el latín".
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LF:
Pues ese era uno de mis objetivos. Si lo he conseguido, bendito sea Dios.
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LF:
Los que en 1958 -elección de S. Juan XXIII- tenían 18 años, hoy tienen 74. El papado de Pío XII les pilló de niños o adolescentes. Puede que más adelante haga algo parecido con los papas posteriores a San Juan XXIII, que por razones obvias no es un Papa solo preconciliar. Pero mientras que casi todo el mundo conoce el magisterio pontificio reciente, muy pocos saben del inmediatamente anterior. Y el contexto social de dicho magisterio es el de nuestros padres, abuelos, bisabuelos, etc. Merece la pena conocerlo.
LF, excelente post.
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LF:
Sí, más bien.
Gracias LF por tu labor!!
Bendiciones!!
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LF:
Gracias a ti. Difúndelo y pide que sea difundido.
Pues sinceramente, sólo cabe esperar lo que dijo el profeta San Juan Pablo II en Rosarium Virginis Mariae Num.40. Y eso es: una Intervención Venida de lo Alto.
¿Qué quiso decir el Espíritu a través de su profeta San Juan Pablo II? Cada cuál escuche su corazón.
Y no nos iría mal seguir las directrices de Efesios 6.
Y no nos iría tampoco mal releer de nuevo el Apocalipsis en un contexto cada día renovado y más actual y comprensible. Libro de Consuelo y Revelación declarado canónico en el concilio de Toledo (633), que es profecía del mismo Jesucristo ya resucitado, hablando desde el Día del Señor.
Por cierto Luis Fernando, te has lucido con el artículo. Enhorabuena.
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LF:
Por si alguno no lo ha leído, aquí está:
40. Las dificultades que presenta el panorama mundial en este comienzo del nuevo Milenio nos inducen a pensar que sólo una intervención de lo Alto, capaz de orientar los corazones de quienes viven situaciones conflictivas y de quienes dirigen los destinos de las Naciones, puede hacer esperar en un futuro menos oscuro.
Los que tienen que hacer algo son los obispos y los superiores mayores de congregaciones. Si no hacen nada, entonces son responsables.
--- Pero mientras que casi todo el mundo conoce el magisterio pontificio reciente, muy pocos saben del inmediatamente anterior. Y el contexto social de dicho magisterio es el de nuestros padres, abuelos, bisabuelos, etc. Merece la pena conocerlo.
Entonces, se está diciendo que el magisterio del Papa tiene caducidad: cuando yo no tuve capacidad de entender en el momento en que se publicó, entonces no tiene validez ya en mi momento. Entonces eso conduce a un absurdo ¿la Humanae Vitae, que más de media España aún no había nacido cuando se publicó en 1968, es por ello inválida? ¿dónde está escrito esto?
--- No nos preocupemos sólo por no caer en errores doctrinales, sino también por ser fieles a este camino luminoso de vida y de sabiduría. Porque «a los defensores de “la ortodoxia” se dirige a veces el reproche de pasividad, de indulgencia o de complicidad culpables respecto a situaciones de injusticia intolerables y a los regímenes políticos que las mantienen».
Esto es propio del contexto argentino y sudamericano de Francisco y que se ve en Evangelii Gaudium:
1. La fe (amarás a Dios) contra la caridad (amarás al prójimo u obras de misericordia corporal). Muchos católicos conservadores eran ortodoxos y devotos, pero indiferentes a la justicia social.
2. La caridad contra la fe, redistribución justa de la riqueza, amarás al prójimo contra el amarás a Dios.
Esto se dio en la teología de la liberación, y actualmente, en las diversas teologías: feminista, indigenista... como falsa reacción de unos católicos contra los católicos anteriores.
La caridad contra la fe, el amor al prójimo contra el amor a Dios, empezó con la Revolución Francesa de 1789: el católico sería partidario del Antiguo Régimen, colaborador activo en la opresión y explotación, al cual había que cortarle la cabeza en la guillotina.
Pero no fue hasta la Revolución Rusa de 1917 cuando se convirtió en un programa de genocidio de Estado: la religión (ortodoxa, católica, protestante, budista) debía ser destruida al constituir el "opio del Pueblo" y la superestructura de explotación del proletariado según Marx.
Hoy, 2014, me parece que sería el reconocimiento de falsos derechos humanos inicuos (género, homosexualidad, aborto, eutanasia, reproducción asistida, muerte asistida) junto con la potenciación de un Estado del Bienestar y el avance de las ciencias (medicina, informática), lo cual crearía dos efectos:
a) la nueva religión mundial, de tipo cosmético, para satisfacer las necesidades del residual homo religiosus, frente a la nueva humanidad.
b) la minusvaloración de la necesidad de Dios: rezarle, ir a misa, confesarse... porque viviríamos en el mejor mundo posible, sin antecendentes en la historia: Dios, fósil del pasado
Cuanto dañó ha hecho quitar el Denzinger de los estudios del Seminario, cuanto daño.
Yo ponía como estudio obligatorio en primer curso de Seminario la encíclica Pascendi.
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LF:
Yo creo que hace falta una nueva Pascendi actualizada. Y no solo yo:
http://infocatolica.com/blog/buhardilla.php/1102050141-necesitamos-un-nuevo-syllabus
San Pablo lo anunció ¿y ha ocurrido ahora?
Ha habido divergencias de opiniones toda la vida, con ideas que caían en la herejía y otras legítimamente diversas sin salirse de la ortodoxia.
Y no creo que las herejías variadas que en el mundo han sido tengan nada que ver con que se hable o no latín.
Los primeros cristianos hablaban arameo, hebreo, griego...el uso generalizado del latín llegó más tarde y no impidió ninguna herejía. De hecho los herejes se expresaban en latín "divinamente", por muy "satánicamente" que pudieran pensar lo hacían en latín sin ningún problema por lo general, ya en tiempos de Constantino los arrianos sin ir más lejos, y antes Marción o Celso supongo que igualmente se expresarían en latín.
Se mezclan cosas serias con otras que no me lo parecen. A ver si vamos a acabar como los musulmanes que dicen que Dios habla árabe y dictó el Corán en esa lengua.
A nosotros nos consta que Dios se reveló a los judíos sin hablar latín y llevó la revelación a su plenitud en Jesús, sin hablar latín, y que desde luego el latín puede ser conveniente hablarlo -o no- pero no es garantía de verdad más de lo que pueda serlo el esperanto.
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LF:
Nunca como ahora, literalmente nunca, la heterodoxia había sido tan consentida y tan poco disciplinada eclesialmente. Eso no admite discusión. Es un hecho. Y las consecuencias han sido nefastas, desoladoras. Y todavía no lo hemos visto todo.
Lo del latín tiene que ver con la "perfección" conceptual que el Aquinate -entre otros, pero sobre todo él- dio al dogma católico. Junto con el griego son los idiomas más útiles para poner por escrito nociones teológicas. No es casual que el NT se escribiera en griego.
Sólo un comentario: En Mediator Dei n.81, Pío XII estaba condenando el "arqueologismo" litúrgico, que inficionaba a toda una generación de liturgistas, entre ellos Bugnini, y que fue el humus intelectual en donde abrevaron los reformadores de los 60. No creo que sea lícito aplicar esa cita como si hubiese sido escrita en tiempos posteriores a la reforma litúrgica, y como si Pío XII estuviera "bendiciendo" a la reforma litúrgica pos-conciliar y criticando a sus impugnadores (entre cuyos integrantes ilustres se encuentra, como sabemos, el cardenal Ratzinger).
A propósito, que quisiste decir con la cita de EG n.194?
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LF:
Cualquiera que impugne una reforma litúrgica aprobada y sancionada por la Iglesia, se sitúa fuera de la comunión eclesial. Otra cosa es que la reforma guste más o menos.
saludos
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LF:
El Aquinate habría aceptado el dogma de la Inmaculada tal y como se promulgó. Lo que él no aceptaba era una explicación concreta de esa doctrina, que no aparece en la promulgación del dogma.
El latín es técnicamente mucho más exacto que el resto de idiomas habidos y por haber, salvo el griego, para expresar conceptos teológicos y filosóficos. Y no encontrarás a ningún experto que niegue eso. En todo caso, ha sido la lengua que ha hablado la Iglesia latina durante siglos. En la que han decretado muchos de sus dogmas y doctrinas pertenecientes al depósito de la fe. Es de sentido común que habría que preservar y fomentar su uso. Y no se hace, desobedeciendo expresamente a San Juan XXIII y papas anteriores.
De todas maneras, esa es solo una parte de este post. No es este el lugar para discutir sobre el latín.
Este material merece ser imprimido.
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LF:
Es posible que se haga algo así. Con más citas incluso, para que quede como un breve libro electrónico. Ya veremos.
"Lo principal que es preciso notar es que, cuando prescribimos que se siga la filosofía escolástica, entendemos principalmente la que enseñó Santo Tomás de Aquino, acerca de la cual, cuanto decretó nuestro predecesor queremos que siga vigente y, en cuanto fuere menester, lo restablecemos y confirmamos, mandando que por todos sea exactamente observado. A los obispos pertenecerá estimular y exigir, si en alguna parte se hubiese descuidado en los seminarios, que se observe en adelante, y lo mismo mandamos a los superiores de las órdenes religiosas. Y a los maestros les exhortamos a que tengan fijamente presente que el apartarse del Doctor de Aquino, en especial en las cuestiones metafisicas, nunca dejará de ser de gran perjuicio."
La historia del pensamiento católico a partir de 1950 es un largo comentario confirmatorio de esta advertencia.
Saludos cordiales.
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LF:
Como he dicho antes a otro lector, hay muchas más citas dignas de aparecer en una compilación más exhaustiva. Esa, sin duda, una de ellas.
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LF:
Magisterio pontificio puro, :D
infocatolica.com/blog/buhardilla.php/1102050141-necesitamos-un-nuevo-syllabus"
Y lo mismo pienso yo, pero para hacerlo se necesitan unos 2 ó 3 años, un equipo y, sobre todo, un director de equipo con capacidad teológica a la altura de Ratzinger.
A discutir si necesitaría el apoyo de los obispos, abades y dirigentes de comunidades del mundo, para comprometer a quienes gobiernan las diócesis, congregaciones, monasterios y movimientos, ya que son quienes deberían de aplicarlo en sus jurisdicciones territoriales (Iglesia Particular) o jurisdicciones personales.
¿Existen hoy estas condiciones?
No te voy a dar paso a nada que escribas en este post.
Entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, destruyéndole con el esplendor de su venida; aquel inicuo, cuya venida, por acción de Satanás, irá acompañada de todo género de portentos, señales y prodigios engañosos, y de seducciones de iniquidad para los destinados a la perdición, por no haber recibido el amor de la verdad que los salvaría.
Por eso Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira y sean condenados cuantos, no creyendo en la verdad, se complacieron en la iniquidad.
2 Tes 2,8-11
Por desgracia el ser humano herido por el pecado original, puede aceptar TODO, y todo es todo, no hay límite.
Todos hemos sido educados en el liberalismo, por eso es tan importante el magisterio de los siglos XIX y principios del XX, porque esos Pontífices detectaron plenamente la magnitud de la desviación de civilización que se estaba dando.
Hasta hace pocos meses yo ignoraba la existencia de los pronunciamientos del magisterio, contra el liberalismo, entonces vi algunas conferencias del padre Alfredo Sáenz y también descubrí el blog del padre Iraburu, cuando se entiende que el fundamento del liberalismo es la negación de la existencia de un orden natural inviolable, queda al descubierto el origen de la horrorosa situación actual.
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LF:
Es tal y como lo dice usted. Hemos nacido y sido educados en el liberalismo. Al menos la mayoría de los que tenemos menos de 50 años. Los que lo vieron venir -caso de estos Papas o del beato Henry Newman-, sabían sus peligros y lo que ocurriría si lograba influir demasiado. Y lo advirtieron. Y pasó.
675. Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).
676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se PRETENDE LLEVAR A CABO LA ESPERANZA MESIÁNICA EN LA HISTORIA, LO CUAL NO PUEDE ALCANZARSE SINO MÁS ALLA DEL TIEMPO HISTORICO A TRAVEZ DEL JUCIO ESCATOLÓGICO: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, "intrínsecamente perverso" (cf. Pío XI, carta enc. Divini Redemptoris, condenando "los errores presentados bajo un falso sentido místico" "de esta especie de falseada redención de los más humildes"; GS 20-21).
Un abrazo.
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LF:
No se leen las de ahora, menos se van a leer la de antes.
En esta tarde de la Solemnidad del Corpus, he querido visitar este sitio después de una ausencia de varios dias.
He encontrado esta nueva recopilación comentada que ha preparado usted sobre el tema en que está empeñado deliberadamente y con firme intención de proseguir.
Pienso que será totalmente inutil que le reitere mi opinión de que su actividad puede crear más daño que beneficio a la Iglesia.
"Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua" (Papa Francisco)
Reconozco el mérito personal al trabajo que realiza usted con estas recopilaciones que prepara y publica aquí. Pero no puedo, honestamente, alabar su tarea.
Porque su visión que nos quiere transmitir de la Iglesia y de su situación actual es siempre catastrofista y negativa, anunciadora de desgracias y de castigos divinos.
¿Dónde encontramos algún lugar para la esperanza divina posible y positiva para la humanidad?
Recomiendo a todos que hagan una atenta lectura de los magistrales documentos del Concilio Vaticano II. Creo que verán la religión con más fe, esperanza y amor.
Al despedirme dejo mis cordiales saludos para todos.
Antonio Jara.
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LF:
Lo primero de todo, le aseguro que tengo plena esperanza en el futuro. Las puertas del Hades no prevalecerán contra la Iglesia. Y Cristo volverá. Es más, soy consciente de que las nuevas generaciones de sacerdotes no están tan infectadas de liberalismo teológico, aunque lo quieran o no, han sido formados en una ortodoxia en mayor o menor medida infectada por esa plaga. Incluso en los seminarios "buenos". Pero queda mucho para que esos sacerdotes tomen las riendas de la Iglesia. Y hay países enteros que, salvo milagro, ya no tienen solución.
No soy profeta, pero tengo ojos en la cara y veo la realidad. No solo la veo. La padezco. Podría decir lo que he tenido que escuchar hoy en la homilía de la Misa a la que he asistido, pero prefiero callarme porque en mi diócesis me lee mucha gente y no quiero perjudicar a terceros cercanos a mí. Esa homilía habría sido IMPENSABLE escucharla hace 50 años. Y si se hubiera pronunciado, la gente se habría levantado y habría sacado en volandas al sacerdote del templo. Hoy no. Hoy el personal se ha quedado con la misma cara de bobería que se les queda cuando en otras ocasiones escuchan barbaridades similares -o peores- porque llevan décadas viviendo bajo el principio de "aquí vale todo porque nadie se atreve a hacer nada en nombre de una supuesta misericordia".
No anuncio ningún castigo divino ni ninguna catástrofe. Ya vivimos en ella. El sensus fidelium se ha ido a hacer gárgaras en multitud de sitios. La apostasía de Occidente está delante de nuestras narices. Por supuesto, queda un buen remanente de bautizados que se mantienen fieles. Algunos centenares de miles asoman por aquí y leen posts como este. Y lo agradecen. Y yo agradezco que lo agradezcan, porque así veo que he podido servirles en algo. No voy a dejar de hacerlo porque a otros no les guste lo que hago. Como he dicho en otras ocasiones, al que no le guste lo que escribo, lo tiene facilísimo. Que no me lea. Pero a menos que Dios disponga otra cosa, mientras mi editor, director espiritual y otros sacerdotes y pastores de la Iglesia me apoyen, seguiré haciendo esta labor.
Le agradezco la buena intención, pero no se moleste en volver a decirme lo que opina de mi labor. Ya lo sé. No insista. Pierde el tiempo. Y lo perderá más si vuelve a hacerlo porque, directamente, ni le leeré.
Y gracias de nuevo por el "favor", otorgado con creces mediante la antología de este increíble post y sus comentarios anejos.
"1/ MYSTERIUM INIQUITATIS:
LA COEXISTENCIA DEL BIEN Y DEL MAL ... Cómo nazca y se desarrolle el mal en el terreno sano del bien, es un misterio. También es una incógnita esa parte de bien que el mal no ha conseguido destruir y que se difunde a pesar del mal, creciendo incluso en el mismo suelo. Surge de inmediato la referencia a la parábola evangélica del trigo y la cizaña (cf. Mt 13, 24-30). Cuando los siervos preguntan al dueño: «¿Quieres que vayamos a arrancarla?», él contesta de manera muy significativa:
«No, que podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega, y cuando llegue la siega diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero» (Mt 13, 29-30). En
este caso, la mención de la cosecha alude a la fase final de la historia, la escatológica."
Ahora pienso yo: ¿acaso no es el Concilio Vaticano II una segunda prueba de la libertad para los Hijos de Dios por adopción? ¿acaso no es necesario dejar que las hierbas echen flores para distinguir las buenas de las malas? Por eso, creo que hemos de tener paciencia y confianza, que Dios es el Dueño del campo y por eso estos últimos Papas han dejado crecer la cizaña y el trigo el tiempo suficiente hasta distinguirlas bien. Así lo entiendo yo. Y por eso no podemos descartar que estemos en las postrimerías de algún tipo de Juicio divino o escrutinio, lo cuál explicaría eso estos Papas -y muy en particular Francisco- hablen tanto de la Misericordia. Y la gente no entiende el por qué.
Gracias Luis Fernando por dejarme tu valioso espacio digital. No he querido recortar el texto que cito pues vale la pena leerlo íntegramente.
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LF:
Lo he dicho otras veces pero vuelvo a decirlo. La parábola del trigo y la cizaña, tal y como explicó Cristo, es en relación al mundo y no a la Iglesia. Un buen pastor jamás puede permitir crecer las malas hierbas en el prado de Cristo del que se alimentan las ovejas del rebaño del Señor.
Y sin embargo, lo han permitido. Y no solo a nivel doctrinal. También a nivel moral. Ahí está el ejemplo de los curas abusadores, de los que viven abarraganados -algunos siguen permitiéndolo-, etc.
Y si bien es cierto que la parábola hace referencia al mundo, acaso no es también cierta la mundanización de la Iglesia como signo peculiar de esta etapa de la historia. Y el enfrentamiento directo entre príncipes de la Iglesia, y de ahí para abajo.
Y quién puede resolver y juzgar una situación interina de este calibre? Quién? QUIEN COMO DIOS!!
Saludos querido amigo Luis Fernando, y Dios te bendiga por tu santa paciencia. Muchos de los que nos precedieron desearían haber vivido nuestra época y no se les concedió. Acaso sea una gracia vivir hoy para poder dar testimonio como nunca se ha dado antes a lo largo y ancho de la Historia de la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.
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LF:
No seré yo quien diga que el entonces cardenal polaco no tuviera razón, :D
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LF:
Lo de los centros teológicos es para echarle de comer aparte al asunto.
Gracias por la recopilación.
Leer la "Veterum Sapientiae" ha sido una fuente de gozo, pero también de melaconlía. Qué decir del resto...
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LF:
Quitada la X, gracias.
Por otro lado, muy buena la cita del latín. Pero cuando aquí se ha recordado que la Sacrosantum Concilium dice que la misa Novus Ordo tiene como idioma vehicular el latín, y se recuerda la desobediencia manifiesta de nuestros mismos obispos... a mí me han caido chuzos "oficiales" desde IC.. :-). ¿ Qué Vaticano II nos "venden" si ellos mismos no lo cumplen?
Como decía Newman, no hay que tener miedo de llevar los argumentos hasta el final.
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LF:
Respecto a lo editado. Generalizaciones no. Casi siempre son injustas. En este caso, más.
Cierto que no es bueno generalizar. Ahí está Mn. Osorio y su carta pública "pidiendo" y deseando que se revise aquella "investigación ".
No quiero ofender a nadie, pero es que no me cabe en la cabeza que el cielo mire a otro lado cuando envía a la Reina y la tratan así... Eso no puede salir gratis.
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LF:
Gracias, David.
Habría que enviárselo, entre otros, al cardenal Blázquez que se preguntó hace unos días qué se había hecho mal para que las cosas estuvieran como están, a ver si halla la respuesta.
Bromas aparte, magnífico, si no fuese trágico.
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LF:
Estás respondiendo a un comentario del 22/06/14 5:58 PM
"el peligro está casi en las entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas; y el daño producido por tales enemigos es tanto más inevitable cuanto más a fondo conocen a la Iglesia."
León XIII, azote de la masonería, grandísimo Papa y profeta que la misericordia del Señor nos concedió. Tenemos todos los instrumentos necesarios en nuestras manos para liberar al pueblo de Dios y a toda la humanidad de los adoradores de Baal, entre las apariciones marianas y estos titanes de la fe se nos puso la victoria en bandeja. ¿Qué falla entonces para que estemos como estamos? Nos falla la fe, una fe voluntariamente apagada al no confiar en la providencia del Todopoderoso y anteponer las cosas del mundo y sus "comodidades" a la Ley de Dios y los sacrificios. Una Iglesia y una humanidad acomodadas al mundo, por más que tengan la victoria servida en bandeja, están condenadas a la derrota y la extinción. Señor Jesús, rescata a la humanidad Tu hija.
Al final la "utilidad" se comió a los profetas y las profecías y ganaron los que decían que, si no los usamos en la práctica, para qué queremos principios en la teoría.
Y así llegamos al día de hoy.
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LF:
Así que se dejaron caer en manos de los peperos de entonces. Qué cosas llega a leer uno.
El MAGISTERIO, SAGRADOm, es el mismisimo Cristo, que ha travez del Espiritu Santo nos enseña, y hay que obeder a su palabra, desde la Escritura, hasta el SAGRADO MAGISTERIO, esta CRISTO!!!!!!!!!!!
No se puede camuflar su palabra en los misales, de misa para hacerlos más suaves.Las Oraciones del Corpus, le quitan la condena.Aleja, NO ACERCA a la VERDAD. a CRISTO.Reverenciar,la Sagrada Escritura, con el Magisterio, muchas veces he asistido a Misa, con la pequeña Bibia de Nacar, y documento del Magisterio, La Sacramentum Caritatis, que brilla por su ausencia.Los oracionales son hermosos, pero se medita y aprende otra forma con la que Dios nos habla, sus enciclicas etc.
Lo Hacen brillar por su asusencia a DIOS!!!!!!es como una presencia, tan importante como la EUCARISTICA, porque El a travez del Espiritu Santo, nos sigue enseñando.Debe retornar el principio de la Sabiduria el Santo temor de Dios.El Laxismo es apabullante.
De acuerdo hay que Estudiar a Santo Tomas!!!!!!Metafisica,Latin,
Incienzo, y el Sagrado Magisterio, el Catecismo Universal de la iglesia.
Para ser Católico hay que formarse, como si fuera, una profesión.y Orar , en la Novo Millennio Ineunte San Juan Pablo II, manifiesta que nustras iglesias deben ser Escuelas de Oración, y Cita a San Juan de la Cruz, y a Santa Teresa.Donde se aplica.
Que Dios te bendiga y lo haga con la Iglesia.La Pascendi es actualisima.
Lo mismo que ahora con el PP solo que ya no queda nada que renunciar, salvo el dinero.
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LF:
Sí, claro. Tendrían que haber mandado a los ejércitos pontificios para ocuparlo todo y así no tener que pactar nada... ¿verdad que sí?
- Io credo che le intenzioni di Martin Lutero non fossero sbagliate: era un riformatore [...] Lui ha fatto una “medicina” per la Chiesa
Y ahí queda.
muchas gracias Luis Fernando.
esto hay que darle realmente darle camino... y voz.
Bendiciones.
El Magisterio es Sagrado!!!!
Que Dios te bendiga y lo haga con la Iglesia.
Es lo que Nuestro Señor, manifesto a sus apostoles que no entendian nada, me conviene que yo me valla para que os envié el Espiritu de Verdad, el Espiritu Santo, para que comprendan lo que paso, y lo que va a Venir!!!!!El Santo Magisterio!!!!
¿Estas diciendo que kasper no cree en la resurrección de Cristo?
Imposible, yo he visto con mis ojitos a Bergoglio decir en público que era una gran teólogo.
Un sacerdote que no crea en la resurrección es apostata. Si lo dice San Pablo, mas o menos, la clave de todo es la resureción de Cristo. Si Cristo no ha resucitado, nada tiene sentido. Ni Cristo es Dios, ni hay salvación ni nada.
"Y estas palabras de Cristo se refieren a cualquier matrimonio, aun al solamente natural y legítimo, pues es propiedad de todo verdadero matrimonio la indisolubilidad, en virtud de la cual la solución del vínculo queda sustraída al beneplácito de las partes y a toda potestad secular"
¿Qué se entiende por matrimonio natural y legítimo? Es decir, ¿una pareja que se hubiese casado sólo civilmente, o una pareja que vivan como casados sin estarlo son matrimonio natural y les afecta la indisolubilidad propia del matrimonio?
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LF:
Al matrimonio entre no bautizados.
Dicho de otra manera: La biblia es infalible por estar inspirada por Dios, pero eso no quiere decir que esas cosas (especialmente los castigos como sucesos) haya que tomarlos que ,literalmente tengan su origen en Dios. Hay que entender (y esto no riñe con la idea de infalibilidad) que hay cosas que el autor sagrado las entiende de acuerdo a como se entiende en la época en la que este vive.
Ahora bien, eso no niega que Dios esté en desacuerdo con la homosexualidad, ni con que Dios quiera que los que hayan tenido un matrimonio anterior (es decir que el vínculo producto de ese matrimonio siga siendo reconocido como válido por la Iglesia) se vaya a vivir con otra persona, cometiendo el pecado de adulterio.
Yo creo que en eso los católicos estamos llamados a ser profetas, pero no profetas desde el punto de vista de que Dios te va a castigar si no le obedeces (Como dice el Catecismo, en el numeral 1033, Dios no envía a nadie al infierno, sino que esto es producto de una elección de la persona misma. De hecho lo que llamamos el castigo no es enviado por Dios, sino que es una consecuencia natural del pecado), sino desde el hecho de que Él quiere que obedezcas por que quiere que seas feliz.
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LF:
Tenemos un problema serio. Su Dios no es mi Dios. O más bien su forma de entender lo que Dios es no tiene que ver con la mía. Mi Dios, el de la Biblia, castiga. Para los impíos el castigo es, o puede ser, destructor. Para sus hijos es un castigo corrector. Esto no es discutible. Simplemente ES. Y lo que no tiene el menor sentido, lo que no es honesto, lo que resulta una trampa inaceptable es que cada vez que en la Biblia aparece Dios castigando, se diga que no hay que interpretarlo literalmente.
El caso de Ananías y Safira es clarísimo. Mienten al Espíritu Santo y sufren el castigo de la muerte repentina. Y tan claro lo tuvieron todos los fieles, que tomaron nota.
En cuanto al castigo corrector o educativo, Hebreos lo explica muy claramente:
...y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Hebreos 12, 5-11
Y de una vez adelanto algo: decir "si Dios no es justo su misericordia no tiene sentido" no es más que otro prejuicio, porque es que la misericordia de Él consiste precisamente en que no hay castigo. Osea que decir "no es honesto decir que en la biblia el termino castigo no tiene sentido literal" no es más que un infantil pataleo de una protestantización de la teología católica. Lo que al contrario no es honesto es seguir diciendo que la muerte de Ananías y Safíra fue enviada por Dios, puesto que lo hace parecer así porque está dentro de una cultura determinada. Es decir, la razón por la que el autor afirma con tanta claridad eso, es porque era parte de la mentalidad religiosa.
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LF:
1- La Biblia, inspirada por el Espíritu Santo, dice que Dios castiga. No una vez. Varias. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Negar que Dios castiga es negar la Biblia y, de paso, la Tradición, porque es evidente que la Iglesia SIEMPRE ha enseñado que Dios castiga.
2- Quien protestantiza las cosas es quien, como usted, interpreta la Biblia como le da la gana y en contra de lo que la Iglesia ha interpretado siempre. Como a usted no le cabe en la cabeza un Dios que castiga, como no le cabe en la cabeza el mero concepto de "ira de Dios", entonces dice que no es honesto afirmar lo qua la Revelación cristiana indica. Y eso significa que usted no cree en el Dios de los cristianos. Fin a este debate.
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