En aquella misma ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y les dijo: «Id y decid a esa zorra: «Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada . Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén».
Luc 13,31-33
Fieras todas del campo, venid a comer, fieras todas del bosque. Sus guardianes son ciegos todos ellos, no se dan cuenta de nada; todos son perros mudos, incapaces de ladrar, soñolientos, tumbados, amigos de dormitar. Y los perros voraces fueron insaciables. Son pastores que no saben discernir. Todos ellos se volvieron a sus caminos, cada cual a su interés, sin excepción.
Isa 56,9-11
No hace falta ser católico para saber que es imposible que un abortista pueda ser buen católico.
No hace falta ser católico para entender que quien combate con todas sus fuerzas, poniendo todos los recursos de un estado a su alcance, a aquellos que quieren salvar las vidas de los no nacidos, es un siervo de las tinieblas.
Ese es el caso de Joe Biden.
No hace falta ser católico para entender que si un personaje así, que además es presidente del gobierno de la primera o segunda nación más poderosa del mundo (junto a China), dice que ha recibido el apoyo explícito del Papa para seguir profanando la Eucaristía, caben dos opciones:
- Desmentido inmediato de la Santa Sede. Solo puede producirse si ha faltado a la verdad.
- Que los obispos y cardenales pidan públicamente al Papa que explique cómo es posible que apoye al Herodes de nuestro tiempo, que le soliciten que se retracte inmediatamente y confirmen así en la fe a los fieles.
Es bastante probable que los de siempre asomen a recordarnos que Francisco siempre ha condenado el aborto. Lo ha comparado varias veces con el crimen de un sicario. Pero, ¿de qué vale decir eso si luego le da una palmadita en la espalda al jefe de los sicarios y le dice que es buen cristiano y puede comulgar?
Biden no solo dijo que el Papa le había animado a seguir comulgando. Lo hizo allí en Roma. Pero claro, si el también abortista y adúltero presidente de Argentina lo hizo, ¿por qué no él?
Por otra parte, ¿a quién extraña nada de todo esto? Si se anima a comulgar sacrílegamente a los que viven en adulterio, y se es capaz de corregir al mismísimo Cristo sobre la naturaleza del divorcio y el recasamiento, ¿por qué habría de oponerse a que comulgue un abortista?
El problema, queridos hermanos, no es lo que pasó el viernes. El problema es que desde hace años están violando a la Esposa de Cristo delante de las narices de todos nosotros, y solo unos pocos alzan la voz, no sin temor a que les manden callar por no se sabe qué ¿cristiana? prudencia. El problema no es solo que el lobo devore las ovejas, sino que los pastores que han recibido el encargo del Señor de pastorear su rebaño son hoy perros mudos, cobardes, tibios, sin temor de Dios.
A ellos pregunto: ¿Han leído ustedes Gal 2,11-14? ¿han meditado en Ez 33,7-9? ¿Dónde se van a meter cuando tengan que rendir cuentas ante el Creador? ¿qué le van a decir cuando les pregunte qué hicieron por sus ovejas cuando eran mutiladas por el inicuo?
Y a mis hermanos en la fe os recuerdo las palabras de Cristo:
Guardaos bien de los falsos profetas, que se os acercan disfrazados de oveja, pero por dentro son lobos voraces.
Mt 7,15
No hay excusa. Somos de Cristo, no de los anticristos que asolan la Iglesia. Se nos ha advertido y se nos ha dicho lo que debemos hacer:
… tengo contra ti que toleras a esa mujer, Jezabel, que se dice profetisa y que enseña y seduce a mis siervos a fornicar y comer lo sacrificado a los ídolos. Le he dado tiempo para que se arrepintiera, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. Mira, a ella voy a arrojarla en el lecho, y a los que adulteran con ella, en una gran tribulación, a no ser que se arrepientan de sus obras.
Entregaré a la muerte a sus hijos y sabrán todas las iglesias que yo soy el que escudriña los corazones y las entrañas y os daré a cada uno según vuestras obras. Pero a los demás que estáis en Tiatira, todos los que no seguís esa doctrina y no habéis conocido las profundidades de Satanás, como ellos dicen, yo os anuncio que no pondré sobre vosotros otra carga; pero conservad con firmeza lo que tenéis, hasta que yo venga.
Al que venza y al que guarde hasta el fin mis obras “le daré” potestad sobre “las naciones",y “las apacentará con cetro de hierro” y “las romperá como vasijas de barro",como yo también recibí esa potestad de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana"».
Ap 2,20-28
Conservemos con firmeza la fe que nos ha sido dada. Ese es nuestro mandato. Y en verdad lo haremos si Dios nos lo concede.
¡Viva Cristo Rey!
Luis Fernando Pérez Bustamante