El Papa y el sacerdocio como sacramento
Como dije en mi post de ayer, “la homilía que Benedicto XVI ha predicado ante miles de sacerdotes en la Misa de clausura del Año Sacerdotal, ha sido uno de los momentos cumbres de este pontificado". Su contenido magisterial es de tanta importancia y está teniendo tan buena acogida, que no descartaría que el Santo Padre decidiera lanzarse a preparar una encíclica tomando como base lo predicado ayer en Roma.
En relación a la importancia de la figura del sacerdote, el Papa quiso dejar bien claro que el sacerdocio no es un simple oficio. Es decir, uno no se hace sacerdote como el que se hace albañil, fontanero o ingeniero de caminos. Y no hay oficio en el mundo capaz de llevar a cabo lo que realizan los sacerdotes. Dice Benedicto:
…el sacerdote hace lo que ningún ser humano puede hacer por sí mismo: pronunciar en nombre de Cristo la palabra de absolución de nuestros pecados, cambiando así, a partir de Dios, la situación de nuestra vida. Pronuncia sobre las ofrendas del pan y el vino las palabras de acción de gracias de Cristo, que son palabras de transustanciación, palabras que lo hacen presente a Él mismo, el Resucitado, su Cuerpo y su Sangre, transformando así los elementos del mundo; son palabras que abren el mundo a Dios y lo unen a Él.