Vita Brevis
El lector perspicaz habrá observado que, desde ayer, aparecen un par de anuncios aquí en el blog, a mano derecha. Son anuncios de una nueva editorial en cuya creación he participado. Supongo que, de vez en cuando, iré contando cosillas en el blog.
El nombre de la editorial es Vita Brevis, la vida es breve, recordando la famosa frase de Hipócrates, Ars longa, vita brevis. En nuestro caso, hace referencia a la importancia de leer buenos libros: la vida es breve y no hay que desperdiciarla leyendo bodrios o libros insustanciales. Y, sobre todo, se refiere a que el cristiano vive mirando hacia la vida eterna y, por lo tanto, nos gustaría que nuestros libros ayudasen, cada uno a su modo, en el camino hacia el cielo.
Empezamos con dos libros editados. En primer lugar, el Viaje a Jerusalén. Es un librito precioso de Francisco Guerrero, uno de los grandes maestros de la polifonía española del siglo XV. En él, cuenta su peregrinación a Jerusalén que, en esa época, era una peligrosa aventura de la que resultaba fácil no volver. Resultará ameno y muy interesante para todo el que quiera conocer cómo pensaban y vivían su fe los españoles de aquella época, más allá de los tópicos de la ideología ilustrada.

Me encantan las vidas de los santos. Creo que, fuera de los sacramentos y la oración, pocas cosas hay que despierten más el deseo de vivir cristianamente, de entregar la vida a Dios, de ir al cielo y amar a los enemigos. En la vida de los santos se puede ver, de forma concreta y real, en personas concretas y reales, que el seguimiento de Cristo es posible y merece la pena, que no hace falta conformarse con medianías y que Dios está deseando hacer maravillas con nosotros.
He leído un estupendo articulito del P.
1. El Adviento lo inventamos los españoles. Para que luego digan que no inventamos nada. El primer dato histórico relativo a un periodo de preparación para la Navidad se puede encontrar en las actas del Concilio de Zaragoza, en el año 380. Durante los días 17 a 25 de diciembre, los cristianos debían asistir a la iglesia todos los días, preparándose para la celebración del Nacimiento del Señor. No es una mala costumbre, podríamos aprovecharla nosotros.
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