Bendición del belén en familia

La colocación del nacimiento en los hogares es una de esas preciosas tradiciones de las que podemos disfrutar gracias a haber nacido en un país cristiano. Con los belenes navideños, los niños pueden familiarizarse con la historia de la infancia de Jesús, contemplándola y fijándola en sus mentes para toda la vida (además de divertirse mucho colocando las figuras, que también es algo bueno). En mi opinión, la costumbre de colocar nacimientos en las casas es, dentro de su sencillez, una de las cosas que han impedido hasta ahora que la Navidad se convierta en algo únicamente comercial o en unas simples “fiestas de invierno”.

A veces, a InfoCatólica la llaman por ahí “la Caverna” y a los que en ella escribimos, “los de la Caverna”. No nos molesta especialmente. De hecho, más bien nos resulta gracioso. Por eso creamos el blog
No sé lo que sucederá en otros países, pero, aquí en España, la época navideña es tiempo de lotería. La televisión está plagada de anuncios de lotería, se venden millones y millones de billetes de lotería y todo el mundo parece tener participaciones: en los colegios, el trabajo, las asociaciones, la frutería e incluso la parroquia. Es casi imposible evitar la compra de algún décimo o participación.
Como ya dijimos otro día, el Adviento es el tiempo litúrgico dedicado a Nuestra Señora, recordando cómo ella esperó más que nadie el nacimiento de su hijo, anunciado por el Ángel que la visitó en Nazaret. Para introducirnos más en este tiempo de espera, traigo al blog un bello poema a la Virgen muy poco conocido, escrito por Erasmo de Rotterdam, el humanista del Renacimiento.



