Cosas de nuestra historia que no se enseñan
Dada la variedad, diversidad y pluralidad de las sociedades más o menos “abiertas”[1], es triste pero comprensible que haya un cierto número de niños a los que no se les enseñará nunca historia, o algo digno de tal nombre. Como España es una de esas sociedades más o menos “abiertas”, el inevitable que haya niños a los que se les eduque de forma, digamos, un tanto “peculiar”.