Entonces, ¿por qué sigue siendo cura?
El cura rojo de entrevista vuelve para cocear de nuevo contra la Iglesia. Enrique de Castro se mantiene en sus treces. Protervia y contumacia se llama.
A este buen señor se la trae al pairo todo, es más, piensa que «el sacerdocio se lo cargó Jesús como se cargó el templo». Esta actitud beligerante, progre, me parece bastante hipócrita. Si él no cree en la Iglesia como cuerpo místico de Cristo, Pueblo de Dios, Templo del Espiritu y, de forma analógica, «como un sacramento e instrumento de la unión interna con Dios y de la unidad de todo el género humana» (LG 1), ¿qué hace en ella? ¿Por qué sigue siendo sacerdote? ¿Por qué sigue viviendo del presupuesto?