San Juan Bosco, el santo alegre
Hay pocas lecturas mejores para un católico que las vidas de santos. De una forma fácil, amena y placentera, avivan en nosotros la esperanza y el deseo de ser santos y dar gloria a Dios. Por eso, no solo las leo, sino que cuando puedo las traduzco para que otros también puedan beneficiarse de ellas.
Esta vida de San Juan Bosco, el santo alegre, en particular, me ha resultado muy refrescante. Sé que no es un adjetivo muy apropiado, pero no se me ocurre otra manera de decirlo. En una época como la nuestra, en la que a menudo los católicos lo son de forma vergonzante y piden constantemente perdón por él o lo camuflan, da gusto leer la vida de un santo que no se avergonzaba en absoluto de la fe.