¿En qué sentido nuestra Señora es Corredentora?
Un lector, con el caballeresco nombre de Feri del Carpio, pregunta cuál es exactamente el contenido del título de Corredentora que se aplica a la Virgen y si tendría sentido proclamarlo como dogma. Como me ha parecido un tema interesante, que además es “de actualidad” por las confusas y, me atrevo a decir, desafortunadas declaraciones del Papa Francisco sobre el tema, he pensado que sería bueno dedicarle un breve artículo, para que los demás lectores puedan discutir sobre la cuestión.
Conviene decir, como señalaba el propio Feri, que todos cooperamos con la redención. Así lo dice San Pablo en la carta a los Colosenses: completo en mi carne lo que le falta a la Pasión de Cristo. Esta misión de completar la Pasión de Cristo tiene dos sentidos. Primariamente la completamos en el sentido de que aceptamos libremente y por la gracia la salvación de Cristo a través de la fe, para que los méritos de esa pasión se nos apliquen a nosotros. Es decir, no porque a la salvación que Cristo nos regala le falte nada, sino porque nosotros nos unimos a ella, la recibimos y así nos beneficiamos de ella. Como decía San Agustín, Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti. Por designio divino, nuestra salvación particular no es automática, sino que depende de nuestra libertad, sanada por la gracia.
El segundo sentido en que completamos la Pasión de Cristo, ya como “personajes secundarios", está en que, de nuevo por la gracia de Dios y porque Él lo ha querido, nuestros propios méritos se unen a los de Cristo en la cruz para la salvación del mundo. Nuestras oraciones, nuestros sacrificios, nuestra perseverancia en la fe y nuestras buenas obras se ofrecen a Dios Padre, por medio de Jesucristo y en el Espíritu Santo para la salvación del mundo. ¡Salvamos el mundo con Él! Esta segunda colaboración no es necesaria en ningún sentido, pero sí querida por Dios, como un padre que pide a su hijo pequeño que le ayude a arreglar algo, a pesar de saber que la ayuda del niño será más un estorbo que otra cosa. En estos dos sentidos amplios se puede decir que todos los cristianos somos “corredentores”, porque Dios nos asocia a la obra salvadora de su hijo.
La corredención de la Virgen, sin embargo, no difiere solamente en grado de la nuestra, sino también cualitativamente, porque el mismo Dios quiso que fuera necesaria para la salvación. De una forma misteriosa e impredecible, Dios quiso que la redención del mundo dependiese del sí de María. Su participación es sustancialmente diferente a la de los demás seres humanos, porque Dios le “pidió permiso” a la Virgen no solo para salvarla a ella (como hace con nosotros), sino para encarnarse y salvarnos a todos. Por lo tanto, a mi entender, además de los dos sentidos en que todos somos “corredentores” (y ella también de forma superlativa), en nuestra Señora esto es cierto en un tercer sentido singular, que solo se aplica a ella.
La necesidad de la colaboración de María, por supuesto, no es absoluta. Dios podría habernos salvado chasqueando los dedos, pero quiso encarnarse y quiso que esa encarnación dependiera de la libertad de nuestra Señora. Por voluntad de Dios, hubo un momento en que todo el plan de salvación estuvo pendiente de la respuesta de aquella doncella desconocida en un pueblecito desconocido de la región más insignificante del imperio romano. Esto es una parte sustancial y asombrosa de nuestra fe, porque determina completamente la manera concreta en que Dios quiso salvarnos.
Así pues, a grandes rasgos, María es Corredentora, con mayúscula, porque colaboró con la Redención de Cristo de forma especial, insustituible y necesaria, cualitativamente distinta a la de cualquier ser humano antes o después de ella. Es evidente que esta colaboración, por mucho que sea distinta a la del resto de la humanidad, no coloca a la Virgen Madre en pie de igualdad con Cristo, que es el único Redentor. Su corredención está al servicio de la única Redención de su Hijo. Como siempre sucede en su caso, María nunca desvía nuestra atención de Cristo, sino que nos lleva más rápida y profundamente a Él: recibiéndolo en su seno para nosotros, mostrándonoslo en sus brazos como Niño, remitiéndonos a Él como en Caná, acompañándolo al Calvario, recibiendo como hija a su Cuerpo que es la Iglesia o sentándose junto a Él como Reina y Señora de cielos y tierra. Ella es la omnipotencia suplicante, la Inmaculada por gracia del único Redentor, la Sierva del Señor, la Toda Santa por estar llena de su Hijo, la Asunta al cielo porque nada en el mundo podía separarla de su Hijo.
Todo esto es pura doctrina católica y no se puede negar, incluso aunque aparentemente el Papa haya pretendido negarlo (con argumentos que, si se tomaran en serio, obligarían a abandonar absolutamente todos los títulos marianos que existen, empezando por el de Señora y Reina). Se trata de una negación que, a mi juicio y con todo el respeto debido, probablemente sea más fruto de la confusión teológica y de una formación deficiente que de otra cosa.
Una cuestión diferente es que, probablemente, no haga falta convertir la corredención en dogma, precisamente porque es doctrina conocida por todos (aunque quizá no siempre se explicite con claridad) y que nadie niega (a no ser herejes completos que niegan absolutamente todo). No toda doctrina tiene que convertirse en dogma, especialmente si no es negada por nadie. La existencia de Dios, por ejemplo, no ha sido definida expresamente como dogma de fe, básicamente porque nada tendría sentido en el catolicismo sin ella. En cambio, es muy posible que fuera más apropiado que la Iglesia proclamase de forma solemne el título de Corredentora, como se hizo en el Concilio Vaticano II con el de Madre de la Iglesia. Dicho eso, tampoco pasaría nada porque se definiera formalmente esta enseñanza como dogma si algún Papa lo considerara oportuno, ya que, como hemos visto, es indudable que forma parte de la fe de la Iglesia.
En cualquier caso, se proclame como dogma y título solemne o no, todo cristiano puede dirigirse a su Madre como Corredentora. Al hacerlo, no hace más que unirse a San Juan Pablo II, Pío XI, Benedicto XV, San Enrique Newman, San Josemaría, Santa Teresa de Calcuta, Santa Edith Stein, San Pío da Pietrelcina e innumerables cristianos de todos los tiempos. El contenido de este título es, simplemente, parte de nuestra fe y lo ha sido siempre, desde que se escribieron los Evangelios y aún antes, cuando los Apóstoles contaban a los primeros cristianos, en susurros llenos de admiración, que el ángel Gabriel anunció a María y ella concibió a Cristo por obra del Espíritu Santo después de decir: he aquí la esclava del Señor.
211 comentarios
Sin embargo coincido com Feri en que no entiendo la necesidad de declararlo Dogma.
Cualquier católico lo entiende sin más argumentos. No se trata de Fé, sino de sentido común.
A Bruno, blogger, me dirijo para indicarle que en el post escribe: ...para salvarse Ella y salvarnos todos.
Para salvarnos todos, sin duda, pero Ella ¿de qué tenía que salvarse si fue concebida sin Pecado Original?
"Ella ¿de qué tenía que salvarse si fue concebida sin Pecado Original?"
Muy buena pregunta. Es, quizá, la confusión más habitual de la gente que tiene una buena formación.
Lo cierto es que la Virgen también necesitó la salvación de Cristo y también fue salvada por Él. La diferencia es que, en su caso, fue salvada retroactivamente por su Hijo. Ella fue hecha inmaculada y fue librada del pecado original en atención a los méritos de Cristo en la cruz... a pesar de que Jesús aún no se había encarnado. Dios está más allá del tiempo y el espacio y esto, que para nosotros es una paradoja temporal, para Él no presenta ningún problema. En ese sentido, la Virgen no es una excepción al "para salvar a todos los hombres" (Ti 2, 11), sino al revés, constituye el ejemplo paradigmático y principal de la salvación en Cristo. Ella ha sido salvada por Cristo y nosotros también.
Esto es importante porque muchos protestantes nos acusan de decir que María no necesitaba a Cristo y su salvación, cuando lo cierto es lo contrario: María recibió la salvación de Cristo desde el primer instante de su vida.
No creo que en un periodo de tiempo previsible se atienda esa solicitud por la que abogan varios millones de personas. La respuesta de la Congregación de la Fe dice que lo que eso pretende expresar ya está resumido mejor en otros títulos de María, mientras que la fórmula «corredentora» se aleja demasiado del lenguaje de las Escrituras y de la patrística y, por tanto, provoca malentendidos.
¿Qué hay de cierto en ello? Bueno, es cierto que Cristo no está fuera de nosotros o a nuestro lado, sino que forma con nosotros una comunidad profunda, nueva. Todo lo que es suyo se hace nuestro, y todo lo que es nuestro él lo ha aceptado haciéndolo suyo: este gran intercambio es el tico contenido de la redención, eliminar las barreras de nuestro yo y entrar en comunión con Dios.
Dado que María anticipa la Iglesia en cuanto tal y, por así decirlo, es la Iglesia en persona, ese «con» se consuma en ella de manera ejemplar. Pero ese «con» no debe hacernos olvidar que el «primero» es Cristo: todo procede de Él, como dicen sobre todo las epístolas a los Efesios y a los
Colosenses; María es lo que es gracias a Él.
La palabra «corredentora» ensombrecería ese origen.
Una intención correcta se expresa con un vocablo erróneo.
En asuntos de fe es esencial enlazar con el lenguaje de las
Escrituras y de los Padres; el lenguaje no es manipulable a
voluntad.
Dios y el mundo, 287-288.
Por lo tanto, no se es peor cristiano ni se ama menos a María si se considera que lo que se quiere expresar con ese término -no la desviación- está mejor recogido en otros y que ese vocablo en concreto es erróneo y puede malinterpretarse, porque es lo mismo que dice J. Ratzinger, que no es un cualquiera. Recordemos también que durante su pontificado se negó a la petición formal que recibió por parte de cinco cardenales, algunos obispos y sacerdotes de proclamarlo como dogma.
Quiero acabar volviendo a reseñar esto que afirma:
La palabra «corredentora» ensombrecería ese origen.
Una intención correcta se expresa con un vocablo erróneo.
En asuntos de fe es esencial enlazar con el lenguaje de las
Escrituras y de los Padres; el lenguaje no es manipulable a
voluntad.
Me imagino que no se le podrá acusar de estar poco formado o tener una mala formación teológica.
Escoto decía que se puede levantar a quién ha caído, pero es mejor evitar que caiga.
«... la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus: DS, 2803).
Bruno la Virgen María resucitó? Ese no sería mejor un dogma?
"El prefijo co-, de origen latino, indica en colaboración, en unión o en compañía. Por ejemplo: coproducción, coautor. Este prefijo tiene dos variantes: con- y com-. Por ejemplo: convivir, compilar". Suele indicar casi siempre colaboración con alguien, pero mantiene la jerarquía, la responsabilidad y el orden. Si yo colaboro con alguien en algo soy colaboradora, no el artífice principal de la obra porque si no tengo ayuda no tengo colaboración ninguna. Hasta si lo que publico es un fraude la responsabilidad caerá sobre mí y el colaborador será juzgado como tal, lo que implicaría menos pena en caso de sentencia adversa a mis intereses. En el caso de Nuestra Señora la Virgen María su cooperación para que se produjera la Encarnación fue esencial, pero nadie compite con Dios, ni siquiera Ella.
"Me imagino que no se le podrá acusar de estar poco formado o tener una mala formación teológica"
El retintín está de más.
Creo que es evidente que lo que decía Ratzinger no tiene nada que ver con lo que ha dicho el Papa Francisco. Ratzinger dijo que, si bien lo que expresa el título de corredentora es cierto, la palabra en sí puede resultar engañosa. El Papa Francisco, en cambio, con su forma confusa habitual de expresarse, ha dicho que la Virgen no es corredentora. La diferencia es evidente.
A eso hay que añadir que la cita que ha dado de Ratzinger no es una cita del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sino una entrevista a Ratzinger, en la que, evidentemente, habla dando su opinión personal como teólogo (como por otra parte hace el Papa Francisco en sus entrevistas).
En cuanto a los argumentos que da, conviene señalar que todos los títulos de la Virgen tienen esa misma capacidad de ser entendidos mal y todos (Señora, Reina, Mediadora, Causa de nuestra alegría, Abogada nuestra, etc.), de hecho, son a menudo malentendidos por los protestantes. Eso nunca ha impedido a la Iglesia utilizarlos y, simplemente, explicarlos bien cuando conviene.
Esto nos indica que los argumentos que daba Ratzinger en esa entrevista tienen muy poca fuerza (porque, si se aplicaran universalmente, de nuevo obligarían a prescindir de la mayoría de los títulos marianos). Especialmente si a eso le añadimos el uso por santos y papas del término (entre ellos varias veces Juan Pablo II, cuando Ratzinger era prefecto de la CDF y sin que aparentemente tuviera nada que objetar). En resumen, su aportación es la de una opinión prudencial sobre lo que convendría hacer en este momento. Nada más.
La esencia de la Redención fue el Sacrificio de Jesucristo en la Cruz. Allí estaba María, pero no pasivamente, como algunas veces imaginamos;, limitándose a sufrir y dolerse del maltrato y la muerte de su Hijo, sino activamente, aceptando la Voluntad de Dios.
De manera análoga a Jesucristo, que fue a la vez Víctima y Sacerdote, inmolándose a sí mismo. La Virgen prestó su consentimiento al Sacrificio de su Hijo para la redención de todos. Como un nuevo Abraham, a quien Dios había pedido que sacrificase a su hijo Isaac, aunque ahora, a diferencia de aquél, no le fue ahorrado el sacrificio.
Pienso que hubo dos "fiat" de la Virgen. El de la Encarnación y el del Calvario, donde María, abrumada de dolor, consintió. Jesús que había anunciado su pasión y muerte a los apóstoles, debió de anunciarlo también a María. San Pedro no entendió e intentó disuadirle; Jesús le reprendió "apártate de mí Satanás". En cambio, es lógico conjeturar que la Virgen, ante este anuncio, lo aceptó.
Alguien podría explicarlo mejor
Esa letanía, sí. El título de corredentora, nanai.
Qué cruz!!!
Se puede mantener en la ortodoxia y afirmar que María es la primera de los redimidos, la Nueva Eva, el Arca de la Nueva Alianza, Madre de la Iglesia, Mediadora, o Cooperadora de la Redención sin tener que afirmar que es "corredentora", porque lo que se pretende expresar ahí está mejor recogido en otros títulos. Es más, Ratzinger (que es cierto que da su opinión como teólogo, pero no es un cualquiera y, al menos para mí, sus juicios tienen más peso que los de cualquier otro) afirma que es un vocablo "erróneo".
"no se discute el contenido del título de "Corredentora", sino el título mismo, porque se presta a malos entendidos y si los malos entendidos se pueden evitar, es lo mejor"
Bueno, todo el lío actual viene de que el Papa Francisco, con su forma confusa de expresarse habitual, sí ha negado el contenido, diciendo que la Virgen no es corredentora.
En cuanto a lo de los malentendidos, como he señalado y es evidente, todos los títulos marianos pueden dar lugar a los mismos malentendidos, empezando por los de nuestra Señora (porque Cristo es el único Señor), Reina (porque el Rey es Cristo), etc. Exactamente el mismo malentendido. Eso nunca ha impedido a la Iglesia usarlos (y, en realidad, lo mismo podríamos decir de infinidad de términos tradicionales o teológicos, desde la presencia real a las personas divinas). Ese argumento, pues, tiene poquísimo valor.
"Claro, Bruno, me refiero a que es legítimo considerar que lo que se pretende expresar con ese término está mejor recogido en otros títulos marianos, que por sostener eso no se va contra la fe, pues nadie está obligado a usar ese vocablo"
De acuerdo. Aunque conviene recordar que el mismo San Pablo hace algo parecidísimo a lo que hace ese vocablo diciendo lo de "completo en mi carne lo que le falta a la Pasión de Cristo". Si no tenemos problema con esto (que puede malentenderse exactamente en el mismo sentido), tampoco deberíamos tenerlo con el título de corredentora. Si no tenemos problema con los títulos de Señora, Reina, Medianera, etc., tampoco deberíamos tenerlo con el de corredentora. Pero bueno, la coherencia personal no equivale a ir contra la fe, así que de acuerdo.
"afirma que es un vocablo "erróneo""
Eso es la mejor muestra de que la cita de Ratzinger es o bien de un tema que no había pensado mucho o bien una respuesta a vuelapluma a una entrevista, porque esa afirmación no tiene sentido. No existen los vocablos "erróneos". Los sentidos pueden ser erróneos, pero las letras de una palabra no son erróneas ni acertadas, son arbitrarias y, como mucho, pueden ser inconvenientes por las asociaciones que evoquen, etc. A eso se suma, una vez más, que la misma objeción se podría hacer a infinidad de títulos tradicionales de la Iglesia. Esto es un argumento poderosísimo en contra de lo que dice Ratzinger: si la Iglesia ha hecho siempre lo contrario, es muy difícil argumentar que ahora hay que actuar de otra manera.
Un saludo cordial.
Parece que la razón principal para rechazar el título de Corredentora es una razón de conveniencia: salvaguardar "la unicidad redentora de Cristo; Él es el único Redentor".
Pero da la impresión de que este "Jesús es el único Redentor" solo se alega ante católicos, que por otra parte no parece que necesiten mucho esta aclaración. En mis sesenta y cinco años de vida no recuerdo haber oído nunca que se dijese de la Santísima Virgen que fuera "diosa" o "redentora".
En cambio, sí se echa en falta esta alegación "Jesús es el único Redentor; el único Salvador" en el diálogo con otras religiones, como judíos, musulmanes, hinduistas, etc. Parece que les neguemos el anuncio de esta Buena Nueva del Evangelio.
¿Dónde hay más peligro: en considerar diosa a la Pachamama o a la Santísima Virgen?
¿Que oscurece más la unicidad de la Salvación de Jesucristo, el culto a su Madre, la Virgen María o determinadas formas confusas de diálogo inter-religioso?
"refugio (o algo así) de los migrantes"
Especialmente si tenemos en cuenta que ese título tendría exactamente el mismo "problema" que el Papa parece tener con el de Corredentora. Dice la Escritura en varios lugares que Dios es nuestro único refugio (como Sal 62,5-6: "Solo Él es mi roca y mi salvación, mi refugio"). ¿Cómo decir entonces que la Virgen es el refugio de los migrantes o de los pecadores? ¿No va eso contra las prerrogativas de Dios? ¿No pone a la Virgen a su misma altura? Pues no.
El famoso cuadro, que antes estaba en todas las casas, de la Virgen (casi siempre bajo la advocación del Carmelo) sacando a las Almas del Purgatorio es lo más anti-protestante que conozco: por el Purgatorio y por el hecho de que la Virgen María las saqué de allí. Ese cuadro, que todavía existe en iglesias antiguas, es un marchamo de Catolicismo, solo un católico entiende tal cosa correctamente; los demás te van a decir que el Purgatorio no existe y que, si existiera, la Virgen no tiene "poder" para llevar a esas almas junto a Dios, pero un aldeano antiguo o, mismamente uno no tan aldeano como Lope de Vega, no tiene ningún problema con eso. Y, por supuesto, yo tampoco.
"Bruno, me sigue convenciendo más la posición de Ratzinger"
Bueno, para eso es el post, para poder discutir sobre el tema.
Saludos.
"En cambio, sí se echa en falta esta alegación "Jesús es el único Redentor; el único Salvador" en el diálogo con otras religiones, como judíos, musulmanes, hinduistas, etc. Parece que les neguemos el anuncio de esta Buena Nueva del Evangelio"
Completamente de acuerdo. Parece que con este tema se esté intentando filtrar el mosquito, cuando habitualmente nos tragamos el camello de no predicar claramente al mundo que la única salvación posible está en Cristo.
Es más, a veces sospecho que la incomodidad con el término de Corredentora, de forma inconsciente, viene de que suena demasiado católico y no demasiado poco.
¡Y qué pena, que quienes debieran "confirmar a sus hermanos" (Lc 22, 32),
se expresen de tan confusa y confundente manera!
Gracias, Bruno, por tu siempre atento seguimiento e intervenciones clarificadoras, cuando se expande la oscuridad.
Pero es que al moverse Dios en la Eternidad y ser el tiempo creación suya; La Virgen María ya estaba salvada en el momento de su concepción, el de la Virgen.
Esto sí que es algo que conduce rápidamente al predeterminismo, herejía condenada por la Iglesia y absolutamente opuesta al Libre Albedrío que es el don que nos concede Dios y que nos hace libres.
Por ejemplo, Pió Moa no es católico porque no puede comprender la Omnisciencia de Dios sin caer en el predeterminismo.
Perdón por la disgresión. Más o menos, Vd. Bruno afirma que con la muerte y Resurrección de Cristo, la Virgen María fue salvada con "carácter retroactivo", perdón por la broma.
Pero es que, desde mi punto de vista, usted juega con la temporalidad, nosotros nos movemos en esa dimensión, pero Dios como Creador de ella, la domina.
Por eso la Virgen no necesitaba ser salvada en la Cruz por la muerte de Su Hijo. Ella ya nació salvada.
Alguien puede preguntarse, como Pío Moa, entonces la Virgen María no era libre para decir no.
Pues sí, era completamente libre, ¿Se puede explicar? No se puede explicar con lo limitada que es nuestra razón, física e imperfecta. Pero sí que se puede apuntar algo para tranquilidad de nuestra mente:
Dios nos crea completamente libres. Las decisiones y caminos que tomamos en nuestra vida las elegimos nosotros. Pero si después de cada elección pudiésemos abrir una ventana en nuestra línea temporal allí estaría Dios.
Estoy absolutamente de acuerdo con él y por supuesto con S. Juan Scoto.
Del que existe una película corta y genial en la que se puede apreciar cómo defiende racionalmente la Inmaculada Concepción de María, Dogma que se promulgaría varios siglos después.
Voy a buscar el enlace y a ver si lo puedo adjuntar.
Creo que ambos decimos lo mismo en el fondo, que es lo que importa; aunque empleemos diferentes palabras.
https://youtu.be/_DrIkY2l6pc
A ver si se ejecuta el enlace que adjunto. Es la película, bastante amena, sobre S. Juan Scoto.
En estas líneas tuyas lo veo clarísimo:
«La corredención de la Virgen, sin embargo, no difiere solamente en grado de la nuestra, sino también cualitativamente, porque el mismo Dios quiso que fuera necesaria para la salvación. De una forma misteriosa e impredecible, Dios quiso que la redención del mundo dependiese del sí de María. Su participación es sustancialmente diferente a la de los demás seres humanos, porque Dios le “pidió permiso” a la Virgen no solo para salvarla a ella (como hace con nosotros), sino para encarnarse y salvarnos a todos. Por lo tanto, a mi entender, además de los dos sentidos en que todos somos “corredentores” (y ella también de forma superlativa), en nuestra Señora esto es cierto en un tercer sentido singular, que solo se aplica a ella.»
Esa es exactamente la explicación que quería. La verdad que no me había puesto a pensar que ese sí de María implica este tercer sentido singular de corredención, sobre el que Dios ha querido hacer depender de una manera tan directa su propia obra de redención para todo el género humano.
Continuando con este excelente argumento que has presentado, ¿se podría decir también que Dios ha querido hacer depender de la intercesión de María el inicio de su ministerio público en las bodas de Caná?
¿Se podría decir asimismo que Dios ha querido hacer depender la aplicación de su sacrificio redentor a nosotros, y el envío del Espíritu Santo, del consentimiento a recibir a Juan (y en él a toda la Iglesia) como su hijo? A este respecto, se lee en el Evangelio, inmediatamente a continuación de que el discípulo amado recibe a María en su casa: «Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido»... como si lo único que hubiese estado faltando para culminar la obra redentora con su muerte y su expiración (que místicamente se puede entender como el envío del Espíritu Santo) era este último asentimiento de María, de recibir a cada discípulo como hijo.
Lo podría llegar a admitir si la Historia de la Salvación hubiese sido un acontecimiento único y aislado. Pero no, no se trató ni se trata de un hecho de tracto único, sino más bien, de tracto sucesivo. Que Cristo, por su Pasión y Muerte, haya vencido a la muerte y nos haya justificado en ella (es decir, nos haya vuelto a abrir las puertas del Cielo, cerradas en su día por nuestros primeros padres, como consecuencia del pecado original... ganándonos incluso la condición de Hijos de Dios), permitiendo que fuese sellado en nuestras almas su rostro indeleble, a través del regalo inmerecido del Bautismo; que haya ocurrido tal hecho extraordinarísimo, digo, no significa en absoluto que estemos salvados automáticamente. En eso creo que no hay discrepancia: "Dios, que te creó sin ti no te salvará sin ti" (san Agustín, citado por Bruno).
Es nuestra obligación, y en eso tenemos el ejemplo de santos grandísimos, trabajar por nuestra salvación y por la del mundo entero, disponiendo para ello del tiempo exacto que el buen Dios nos quiera dar en esta vida. Ni un minuto más ni un minuto menos del tiempo que estemos en este mundo. De 15 años dispuso Carlo Acutis y de casi 80 el Padre Pío, por poner sólo un par de ejemplos.
Ahora bien, por más extraordinarios y meritorios que sean estos o cualesquiera otros santos, fue el propio Jesucristo quien, desde la Cruz -y porque así lo quiso Él- confió la humanidad entera a su Madre, representada en la persona del apóstol Juan. Le confió pues a los hombres de aquella época y también a todas las sucesivas generaciones, incluyendo la nuestra. Eso quiere decir -y si me equivoco por favor les ruego me lo hagan ver- que el papel de María en la Economía de la Salvación difiere sustancial y hasta abismalmente de cualquier otro merecimiento que pueda tener atribuida una persona, por más santa que pueda llegar a ser ésta. En estos 2000 años, Maríano ha dejado de trabajar, día y noche, esforzadamente y codo a codo con su Hijo, para la Salvación los hijos de Dios a Ella confiados. Lo hace intercediendo ante el Hijo en favor de todos nosotros, para que a su vez Él siga intercediendo ante el Padre; lo hace, como la Toda Llena de Gracia, rescatando a tantos hombres y mujeres que están hasta el cuello de barro y porquería; y lo hace, en fin, ofreciendo una y otra vez a su propio Hijo -día tras día- en la celebración del santo sacrificio del altar, que tiene lugar en todo el mundo.
Los Suyos, son dos Corazones inseparables, que trabajan y laten al unísono. Para mayor Gloria de Dios y para la salvación de las almas. Por todo eso y más, creo que ese título de María Corredentora, sencillamente, le pertenece, porque es Suyo.
Y sí, la salvó, como ya se ha dicho, y como lo dice la declaración del dogma de la Inmaculada Concepción, en previsión al asentimiento pleno que iba a dar María durante toda su vida, asentimiento que Dios ve en la eternidad, no necesita esperar a que ocurra para enterarse, y que por lo demás, para no caer en (semi) pelagianismos, estuvo siempre subordinado (el asentimiento de María) a la gracia preveniente y coadyuvante de Dios.
Lo que sí tiene de singular en María es que la gracia salvadora actúo en ella de manera únicamente preveniente, no de forma medicinal, porque fue preservada de toda mancha de pecado, pero siempre por los méritos del Sacrificio de Cristo.
Y para decir que María es redentora metafórica y andar todo el día explicando en qué se parece a Cristo y en qué no... El caso me recuerda a la diferencia entre la latría y la hiperdulía para la adoración, un tema bien resuelto gracias al griego.
Es tan maravillosa nuestra Señora, que colgarle tantos adminículos que precisen, redunden, amplifiquen, me agobia. Será una cuestión de sensibilidad. Que no se suscita cuanto trato a los PAdres, los autores clásicos.
No es lo mismo, querida África, ser colaborador que coautor: si firmo como coautor algo, todos los que firmamos como tales recibimos una porción equivalente de la tarta de la autoría. El colaborador no. Son palabras distintas coautor y colaborador, aunque ambas lleven el mismo sufijo.
"Se trata de una negación que, a mi juicio y con todo el respeto debido, probablemente sea más fruto de la confusión teológica y de una formación deficiente que de otra cosa". ¿No podría ser más bien una negación que fuera fruto de una formación teológica "eficiente" y voluntariamente "desviada"? Me temo que hay un trasfondo oscuro en su insistencia de negar a la señora el título de Corredentora, cuando es obvio que así la han llamado habitualmente los cristianos, papas incluidos.
Pedro: Onarpenik ez? Zeri edo zertaz? "Onarpenik ez" en euskera significa que no se da autorización o no se acepta pero no dices qué o para qué: Ez dizut ematen onarpenik (no te autorizo). Las elipsis euskerikas no las entiende todo el mundo y, en este caso, ni yo tampoco.
María no recibió la salvación desde el primer instante de su vida, porque María, como verdadera madre de Dios, no pertenece al orden de la gracia -Ella es la Madre de la divina gracia-, sino al orden hipostático relativo. Ella está por encima de todo lo creado. Ella participa de la Realeza de Jesucristo en plenitud, como participa en plenitud, de todas las gracias de Dios, porque Ella es la Llena de Gracia.
Ella es la Imagen perfectísima de Jesucristo por participación de la gracia. Ella es la Sabiduría creada, creada en un orden diferente al del resto de los seres creados, angélicos o humanos.
Ella es parte fundamental, porque Dios así lo quiso, de la Obra de Salvación de Jesucristo. Y por esto mismo, María recibe el título de Corredentora, como algo propio, que le pertenece a Ella exclusivamente.
Nosotros somos corredentores, en la medida en que participamos de Su Corredención, del mismo modo en que somos asociados a la Obra de Dios, participando de Su Fiat, y así en todo. Ella es la Medianera de todas las gracias.
María, como proclama en el Magnificat, “se alegra en Dios, Su Salvador”, no en el sentido de haber Ella necesitado que se le aplicaran los méritos de la Obra de Redención de Jesucristo, ni siquiera de una forma retroactiva,-como si se podría decir que fue el caso de los ángeles-, sino en el sentido de haber recibido la existencia de Él.
María, es anterior a todas las generaciones humanas, y todas reciben de Ella las gracias necesarias para su salvación a través de Su Fiat. Ella es el Germen de Yavhé que viaja a través de las generaciones, hasta el momento designado por Dios, para darnos al Salvador. Ella como Madre del Salvador, también es madre de todas las generaciones en el orden de la gracia.
En resumen, de María nunquam satis, de María, nunca se dirá lo suficiente...
2. Sin pecado original, todos seríamos perfectos, inmaculados, sin necesidad de la Gracia.
3. La Creación capitula en Cristo, pues cuando Dios Padre "moldea" a Adán y Eva ya Piensa en Cristo y en María.
4. La Redención es necesaria porque hay pecado original: hemos sido constituidos pecadores por un acto libre de aceptar Eva y Adán un mal evangelio.
5. Dios recapitula, en Su plan de salvación Cristo es la Nueva Creación y sólo por medio de Él y siendo imagen y semejanza de Él comiendo Su Cuerpo y bebiendo Su Sangre, siendo cristóforos, podemos ser salvos. Así, pues, sólo dentro de la Iglesia hay salvación y es necesario evangelizar y bautizar a todos los pueblos como el Maestro celestial nos ha enseñado.
6. ¿En la Creación María es Madre de Jesús? Si, ¿es Corredentora? No.
7. ¿En la Nueva Creación María es Madre Jesús? Si, ¿es Corredentora? Si, en el sentido de su Sí libre para que se pueda dar la vida de la Gracia ganada por su Hijo en la Cruz: Sacrificio perfecto que el hombre pecador no puede alcanzar.
perdón que haga un comentario off topic, pero quería recomendar que cubráis esta noticia en Infocatolica:
https://www.youtube.com/watch?v=tAA8JyQS8aQ
Este tema debería ser de interés para los católicos.
https://www.religionenlibertad.com/eeuu/634433704/nace-ciudad-catolica-veritatis-splendor-mas-grande-monaco-vivira-fe.html
Ya los Padres de la Iglesia le reconocen ese título.
"Lo cierto es que vivimos en tiempos de apostasía y todos, desde el último bloguero hasta el Papa, sufrimos la atracción de los cantos de sirena de la modernidad poscristiana. Generación malvada y apóstata, dijo Cristo de los hombres de su época y lo mismo podría decirse de nuestro propio tiempo. En esta situación, ¿qué podría ser mejor que volver los ojos a la Primera Discípula, la Madre Inmaculada, la Doncella de Israel, la Destructora de todas las Herejías, la Toda Santa, la Corredentora y la Medianera de Todas las Gracias? Que ella nos devuelva la sensibilidad católica que hemos perdido y nos alcance la gracia de tener los mismos sentimientos de Jesús, que nunca se cansó de querer, alabar y elogiar a su Madre".
El negar la corredención (colaboración única e insustituible) de santa María, termina cargándose la misma redención de Cristo, pues la redención, Cristo realmente la obtuvo mediante el sacrificio de la cruz, para sufrir y morir tuvo que encarnarse y la encarnación ocurrió con la aceptación de la Virgen María.
Quizás en el fondo es que se niegue la amarga pasión de Cristo en la cruz como fuente de la redención, por lo cual su encarnación
(el si de la Virgen) resultaría irrelevante.
Juanjo: Yo también he pensado en la virgen María al pie de la cruz como un nuevo Abraham. acepta el sacrificio como la voluntad del Padre, pero a la vez eso causa que una espada de dolor traspase su corazón, tal y como fue profetizado.
El sufrimiento humano tiene un gran valor salvífico si se une al sacrificio de Cristo, en el caso de la virgen María su sufrimiento no es que este solamente unido, es que fue directamente causado por la amarga pasión de Cristo. Con esto quiero decir, no que María sea redentora sino que su sufrimiento, obediencia y oración tienen un inimaginable valor ante nuestro Señor.
Otro post muy esclarecedor.
Si el título mariano de "Corredentora" se rechaza porque puede parecer exagerado, con mayor razón habría que rechazar títulos como "Madre de Dios" (dogma de fe proclamado en el siglo V) o "Madre de la Iglesia", título proclamado solemnemente por Pablo VI en 1964, en pleno Concilio Vaticano II.
Abogada, intercersora... tiene tantos títulos. Pero títulos que le pertenecen por propiedad, no compartidos. Eso de compartir me parece, esto sí, posmodernidad avant la letre. Me niego a aceptar eso: la Redención se da por un Dios que personalmente sufre el dolor y la muerte como la puede experimentar: encarnado. Eso es lo infinitamente sublime. El inmaculado corazón de la Virgen sufrió con la mayor pureza y hondura de que es capaz un corazón humano, pues era puro. Pero no era el Corazón Sagrado. No se trata de inhabitación: es el propio Dios, en persona, el que sufre la muerte redentora. Ahí no hay corredención posible. O redime Dios o no hay redención. Lo demás son símbolos, alegorías y metáforas. Que valen para lo que valen. Pero en las cosas del cielo, las justas, cuando no haya más remedio y sea imprescindible. Y aquí no lo es.
La Lumen Gentium me parece que la contradice a usted.
Porque dice que María "co-operó" de manera absolutamente impar a la obra de la Redención. Es decir, que es co-redentora. O co-salvadora, lo cual suena incluso más fuerte...
Y también, que en el Cielo Ella no deja su misión salvadora. O sea, que la Virgen es, en cierto modo, Salvadora.
"Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra madre en el orden de la gracia.
62. Esta maternidad de María en la economía de gracia perdura sin cesar desde el momento del asentimiento que prestó fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz hasta la consumación perpetua de todos los elegidos. Pues, asunta a los cielos, no ha dejado esta misión salvadora".
Y me parece que usted no ha comprendido del todo lo que explicó Bruno: que el título de la Corredentora no significa solamente que acompaña a Cristo, sino que Él necesita su participación para salvarnos (una necesidad relativa, por supuesto). Dios decidió necesitar la cooperación de María. Por qué y cómo, es un misterio.
Y por lo tanto, no es agregar títulos por agregar.
Y no son puras metáforas.
Quizás "Medianera" es un nombre más inequívoco, pero no significa lo mismo que Corredentora.
Algunos decían que el dogma hay que proclamarlo pero con otro título, como el de Medianera y Mediadora de todas las Gracias.
Lo cual, si bien está íntimamente relacionado con la Corredención, es una prerrogativa aparte (o dos). Son diferentes aspectos del mismo misterio.
Por último, yo creo que sí hay que declarar del dogma, porque "de tanto callar se está ardiendo el mundo", como dijo santa Catalina de Siena. Quiero decir, que no hay que tener miedo de que se escandalicen los modernistas, ni los luteranos, etc.
Y que la doctrina es negada, no hay duda.
Aunque por supuesto, ni soñemos hasta que venga otro Papa.
Perdón por la longitud.
Se trata de una negación que, a mi juicio y con todo el respeto debido, probablemente sea más fruto de la confusión teológica y de una formación deficiente que de otra cosa.
Pregunto:
Ya sabemos que Bergoglio no es Ratzinger, pero... ¿de verdad piensa usted que es tan ignorante y tan inepto, y tan inutil, como para no conocer todo lo que usted explica tan precisamente en el post, con referencias ineludibles ademas a San Pablo.?
Vale que Bergoglio no era el mas listo de la clase en el seminari, y vale incluso que fuese uno de los mas lerdos, pero tonto, tonto no es. El no da puntada sin hilo, y tiene un propósito y si se miran sus obras en realidad todas convergen hacia el.
La mejor prueba, que renuncia a contestar los Dubia que es su primera obligación como Papa. Eso ya nos dice todo. Y no lo hace porque no sepa lo que tiene que contestar, sino porque no quiere.
Podría extenderme con otros datos y argumentos pero creo que es suficiente.
Ademas de todo lo dicho María es corredentora, corredentorísima en grado sumo, por su misecordia hacia nosotros, que precisamente somos los causantes de su dolor.
Su misericordia expresada en un magisterio de caridad y de Verdad. Haced lo que el os diga, y luego en forma de apariciones para alertarnos del camino que debemos adoptar para salvarnos. Caridad y Verdad, para enseñarnos y para convertirnos.
Le pido perdón de antemano si alguna de las cosas que voy a escribir le va a parecer irrespetuosa.
Después de publicar mi comentario, volví a leer uno de los suyos, y me di cuenta de que había un párrafo esencial que se me había pasado por alto.
Dice usted:
"Si hablamos de María como corredentora es necesario hablar de Cristo como corredentor" .
¿Cómo que Cristo es corredentor? "Hay un solo mediador entre Dios y los hombres", y sin embargo, todos los santos son intercesores entre Dios y el Único mediador, Cristo Jesús. Pero es que eso es catecismo básico, y lo otro, luteranismo puro...
Le vuelvo a citar la Lumen Gentium:
"60. Uno solo es nuestro Mediador según las palabra del Apóstol: «Porque uno es Dios, y uno también el Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo para redención de todos» (1 Tm 2, 5-6). Sin embargo, la misión maternal de María para con los hombres no oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo, antes bien sirve para demostrar su poder. Pues todo el influjo salvífico de la Santísima Virgen sobre los hombres no dimana de una necesidad ineludible, sino del divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo; se apoya en la mediación de éste, depende totalmente de ella y de la misma saca todo su poder. Y, lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta".
Pienso que el Santo Padre se equivoca al hablar a los católicos intentando dirigirse a los herejes protestantes, sería mejor explicarles a ellos más detenidamente el sentido del termino corredentora, en ligar de negarlo para los que lo entendemos perfectamente.
El propio santo Tomas, en muchas ocasiones, explica los distintos significados que se pueden dar a determinados términos, porque entenderlas mal puede llevar a error, tal vez el Santo Padre podría haber explicado el verdadero sentido del título corredentoraa en lugar de negarlo. Es un atajo poco recomendable.
En cualquier caso el Papa sigue siendo nuestra autoridad aunque pueda equivocarse,
Viva Nuestra Señora y viva el Papa.
"La Virgen María resucitó? Eso no sería mejor un dogma?
Aunque en realidad no pasa de ser un hecho temporal, que no trascendente; el Dogma proclama que María fue asunta al Cielo.
Pudiera ser que muriera, fuera resucitada y luego asunta al Cielo. Pero eso no pasa de puro tecnicismo.
Desde mi entender, imperfecto por supuesto, sabemos que la Santísima Virgen María, por el Dogma, pasó al Cielo. Si Dios le concedió esa gracia antes o después de morir me parece irrelevante y desde luego, no es materia para Dogma.
Lo que sabemos con absoluta seguridad es que hay tres personas que están en cuerpo y alma en el Cielo: Cristo NS. ; La Santísima Virgen María y el profeta Elías.
1. María tiene muchos nombres , y es para mi un gran gozo llamarla con ellos. Es la fortaleza donde habita el poderoso Rey de reyes, mas no salió de allí igual que entró: en Ella se revistió de carne, y así salió. Es también un nuevo cielo, porque allí vive el Rey de reyes; allí entró y luego salió vestido a semejanza del mundo exterior (…). Es la fuente de la que brota el agua viva para los sedientos; quienes han gustado esta bebida llevan fruto al ciento por uno. (SAN EFRÉN DE SIRIA , Himno por el Nacimiento de Cristo. 11
2. Volved la mirada a María . Cuando Gabriel entró en su aposento y comenzó a hablarle, Ella preguntó: ¿cómo se hará esto? (Lc 1, 34). El siervo del Espíritu Santo le respondió diciendo: para Dios nada es imposible (Lc 1, 37). Y Ella, creyendo firmemente en aquello que había oído, dijo: he aquí la esclava del Señor (Lc 1, 38). Y al instante descendió el Verbo sobre Ella, entró en Ella y en Ella hizo morada, sin que nada advirtiese. Lo concibió sin detrimento de su virginidad, y en su seno se hizo niño, mientras el mundo entero estaba lleno de Él (…). Cuando oigas hablar del nacimiento de Dios, guarda silencio: que el anuncio de Gabriel quede impreso en tu espíritu. Nada es difícil para esa excelsa Majestad que, por nosotros, se ha abajado a nacer entre nosotros y de nosotros. (SAN EFRÉN DE SIRIA, Himno por el Nacimiento de Cristo, 11
3. Hoy María es para nosotros un cielo, porque nos trae a Dios . El Altísimo se ha anonadado y en Ella ha hecho mansión, se ha hecho pequeño en la Virgen para hacernos grandes (…). En María se han cumplido las sentencias de los profetas y de los justos. De Ella ha surgido para nosotros la luz y han desaparecido las tinieblas del paganismo. (SAN EFRÉN DE SIRIA, Himno por el Nacimiento de Cristo, 11)
Jamás podrá compararse criatura alguna con el Verbo encarnado y Redentor; pero así como el sacerdocio Cristo es participado tanto por los ministros sagrados cuanto por el pueblo fiel de formas diversas, y como la bondad de Dios se difunde de distintas maneras sobre las criaturas, así también la mediación única del Redentor no excluye, sino que suscita en las criaturas diversas clases de cooperación, participada de la única fuente.
Clarito como el caldo de un asilo. No es lo mismo ser cooperadora de la redención que ser coredentora, del mismo modo que no es igual adorar a Cristo con latría y a la Virgen con hiperdulía, aunque no vea a nadie inclinar ni un poco la cabeza en misa cuando se la nombra. En estos debates hay más fachada que verdad asumida. Mucho respeto a cierto título que no tiene ni cien años, pero pocas vigilias con ayuno por la Virgen como las que se hacían hace años por teólogos que ni soñaban con lo de la corredención.
Lo que digo además, Carsten, lamento no haberme expresado mejor, es que la cualidad gramatical de coredentor es la misma que la de coautor, es decir: que la autoría se reparte en pie de igualdad. Por lo tanto, si se decide hacer de María corredentora, se afecta al título de Cristo, que ya no será redentor, sino coredentor. Cosa que no es luterana, es lo que nunca se ha dicho. El de coredentora es un título que afecta a Cristo, y que le hiere en su dignidad divina, algo que no veo cómo nuestra Señora agradecerá que se diga hacer por ella.
Detrás de toda esta polémica me parece que hay una incapacidad para soportar la diferencia, entre hombre y Dios (no se puede comparar, por mucho que algunos se empeñen, el dolor del corazón humano más puro con el corazón de Dios: sólo este tiene la verdadera virtud de la redención, porque sólo Dios puede tratarse como se debe en el infinito misterio trinitario que es incomparable -y aquí lo que leo es mucha impiedad cuando se ponen a compararlo incluso con la pureza humana de la Virgen- con la humanidad, se mire por donde se mire), entre hombre y mujer, que indica que el cáncer que ahora afecta al mundo se apoderó de la Iglesia y sus hijos mucho antes de lo que imaginaba. Parece que detrás de las flores a la Virgen queremos ir todos pero no a Cristo, sino a sentirse mejor cristiano que el vecino. Ponemos en estas cominerías todo nuestro esfuerzo, no en imitar a Cristo, en el "haced lo que él os diga", que son las únicas palabras de la Virgen en el Evangelio de su vida pública.
Mi madre no escribe en latín aunque me haya parido y nos queramos muchísimo. Somos personas distintas. En todo esto parece haber una suerte de co-personeidad de fondo sentimental que rompe con los esquemas metafísicos de la teología cristiana clásica.
¡Qué políticamente incorrecta! Vas a ir al trullo por machista heteropatriarcal, como casi todos nosotros, yo no. A mí me sacan con los pies por delante después de las varias bajas consecuentes.
Dios no le pidió permiso a la Virgen. Dios, por medio del ángel, le anunció a la Virgen que iba a concebir al Hijo de Dios. No es lo mismo anunciar "vas a hacer esto" que pedir permiso "¿quieres hacer esto?"
Y por supuesto, Dios derramó su gracia eficaz en la Virgen para que ella aceptara con gusto tan alta misión. Es decir, no había posibilidad real de una respuesta negativa. Lo cual, por supuesto, no resta mérito alguno a nuestra Madre, porque como también dice San Agustín “cuando Dios corona los méritos de los santos está coronando sus propios dones”
Según las palabras de María en su Visita a Isabel, todos la felicitaremos, e indica el motivo: “El Poderoso ha hecho obras grandes “en” mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. Es ésta una misericordia que se muestra en las proezas de su brazo dispersando soberbios, derribando ‘tronos’, ensalzando humildes, satisfaciendo a necesitados, despidiendo a los ricos…, y que María describe como las obras grandes hechas en ella por el Poderoso.
«El Poderoso ha hecho obras grandes “en mí”»; (no es que dijera “por mí”, o no sólo “por mí”, pues también por los fieles del Señor hizo el Señor lo que hizo. María dijo “en mí”, pero su misericordia se extendió a todos los hombres desde las grandes obras que el Señor hizo en ella).
Eh aquí, pues, una “colaboración” mariana con la misericordia de Dios, su salvador y salvador de Israel, según lo prometido a Abrahán y su descendencia. Pero no fue (no es) una colaboración “estática”, sino dinámica. Sí. La salvación pasó por ella, como su fuente, no que ella fuera el origen de la salvación, y una fuente que permitió brotar la salvación de su único depósito, Jesucristo. Pero esa fuente pura estaba colmada de gracia, con una sabiduría y una voluntad humanas que no podían (no pueden) “estarse quietas”, como simple instrumento, pues de esa fuente, la salvación divina tomó carta de naturaleza: naturaleza humana, para brotar al exterior. Es así que Cristo tiene una doble naturaleza: divina y humana, y María es corredentora por la excelsitud de su naturaleza humana, su cuerpo de mujer, de la que fue formado, por obra del Espíritu Santo, el mismísimo Cuerpo del “Hijo del hombre”, Jesucristo.
María es corredentora por ser la fuente carnal pura y enamoradora del Creador, que ama a su fiel obra tal como era su intención cuanto se avino a crear al mundo, corrigiéndose la infidelidad de nuestros primeros padres. Por eso se la llama la segunda Eva, y a su fruto, el segundo Adán. Es esta una corredención plena, superior, me atrevería a decir, a la indicada por San Pablo cuando escribió sobre lo que le falta a la Cruz de Cristo, pero una corredención que, sin la acción y voluntad de Dios Trino no habría sido posible, por muy perfecta que fuera María. La redención del ser humano fue vista por Dios complaciéndose en la naturaleza humana de María, porque así, con su belleza espiritual, quiso crearla.
Otra cosa: el comentario papal puede ser el toque de atención de la Providencia que hace ver la necesidad de que el dogma de la Corredentora sea proclamado
VEN ESPÍRITU SANTO , inflama nuestros corazones en las ANSIAS REDENTORAS del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, EN UNIÓN CON ÉLPARA LA REDENCIÓN. DEL MUNDO.
Señor mío y Dios mío Jesucristo: POR EL CORAZÓN INMACULADA DE MARÍA , Madre nuestra, ME CONSAGRO a tu Corazón, y me ofrezco contigo alPadre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en REPARACIÓN. DE NUESTROS PECADOS y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial: por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestro Párroco y sus intenciones.
El que quiera entender que entienda.
Claro que Dios le pidió permiso a santa María para concebir al Verbo en su seno, si no fuera así no hubiera sido necesaria su respuesta : he aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra.
Tras su respuesta y no antes, el Espíritu Santo la cubrió con su sombra y concibió a Nuestro Señor.
Afirmar que María no pudo más que decir Si, es negar su libre albedrío y su voluntad, y entendimiento, es decir es como quitarle su humanidad, su esencia humana.
Además la Gracia nunca ata ni obliga.
Siendo el Papa Francisco de tan pésima teología, personalmente ni me digné a leer lo que tuviera que decir sobre el tema (hace años lo hubiera hecho).
Por salud espiritual y porque era de esperar su pésima argumentación.
Otra cosa es leer a buenos teólogos, aunque equivocados, cuando menos uno descubre argumentos agudos que resulta interesante refutar.
Pero está muy bien que abordéis la respuesta al tema, por los confundidos y protestantizados, que son mayoría en nuestra amada Iglesia.
María es corredentora desde que fue creada: primero, estáticamente, desde la belleza de la naturaleza humana que, en ella no fue frustrada en ningún momento por el pecado, y que llevó al Creador a un “especial esmero y cuidado”, formándola según su corazón divino.
María es corredentora, porque halló gracia ante Dios, antes y después de ser creada. Ella, cautivadora del Creador, fue, ya creada, corredentora dinámica, desde su amor maternal por el pueblo de Israel que, por amor a Dios, extendía hacia toda la humanidad.
Por último, fue corredentora uniéndose a la Cruz de su hijo. Es, pues, corredentora en tres fases que se superan la una a la otra.
Además, no podemos pensar en María al pie de la Cruz, y a María en medio de los discípulos en Pentecostés, sin pensar en María como nuestra Reina y nuestra Madre.
La Virgen fue la primera redimida, redimida de manera especialísima y abundantísima, pero redimida. LA corredención se opondría al dogma de la Inmaculada, además de a la propia redención.
Recomiendo la lectura, entre los opuscula del cardenal Cayetano, el dedicado a la concepción de la Virgen, un ejemplo de claridad. Cristo redimió a la Virgen, pues por la previsión de su mérito le evitó la contracción del pecado, luego la Virgen no puede ser corredentora.
En algunos se nota la rémora protestante.
"He leído en un comentario de Feri que los santos del antiguo Testamento fueron al cielo antes de la Redención"
Has leído mal, yo escribí:
"la Virgen María no fue la única salvada antes del Sacrificio Redentor. Todos los que vivieron antes de Cristo y llegaron al Cielo"
El "antes de Cristo", se refiere a "vivieron", no a "llegaron al Cielo". Fueron salvados antes del sacrificio de la Cristo, pero llegaron al Cielo recién cuando Cristo fue al Sheol para abrirles la puerta del Cielo; pero ya estaban salvados, fueron salvados durante su vida, por sus buenas obras que realizaron cooperando con las gracias salvíficas que recibieron por los méritos del Sacrificio redentor anticipadamente.
"Cristo redimió a la Virgen, pues por la previsión de su mérito le evitó la contracción del pecado, luego la Virgen no puede ser corredentora."
Por apartarte de la fe y el sentir de la Iglesia, estás comenzando a derrapar en tus razonamientos.
María es Corredentora en el sentido específico que explicó Bruno en este post, y eso no se contradice con que la Virgen también fue salvada por el Redentor.
Uno es esclavo de sus palabras.
¿En qué parte de cualquiera de mis comentarios he comparado yo a la Virgen, humana, aunque llena de Gracia, con Cristo Dios? Ruego me lo señale, si me hace la merced y si no puede hacerlo absténgase de poner en mis comentarios palabras que yo no he escrito.
Igualmente ¿en qué parte de cualquiera de mis comentarios he acusado a alguien de ser protestante? Señálelo o muérdase los dedos.
Esa persona fue protestante, y el comentario que ha insertado marca claramente su rémora protestante, felizmente encontró la Verdad y se convirtió, pero como indica su propio comentario no ha terminado de deshacerse del bagaje que trajo
Por si no lo sabe, tengo poca correa y menos paciencia y contesto a los insultos sin piedad.
Sirva de advertencia para usted si quiere y si no...
"Dios no le pidió permiso a la Virgen. Dios, por medio del ángel, le anunció a la Virgen que iba a concebir al Hijo de Dios."
Pero también es cierto que esperó el consentimiento de la Virgen para realizar lo anunciado, de ahí que se puede afirmar que en cierto sentido Dios pidió permiso. Como explica Bruno, Dios de manera misteriosa quiso depender del sí de María para realizar su obra. Por supuesto que la llenó de gracia para dar ese sí. Pero hasta ahí llegamos, es un misterio que no podemos ni debemos desvelar.
"Y por supuesto, Dios derramó su gracia eficaz en la Virgen para que ella aceptara con gusto tan alta misión. Es decir, no había posibilidad real de una respuesta negativa."
Aquí nuevamente estamos ante el misterio de la predestinación. En el sentido de que Dios predestinó a María, no había posibilidad real, pero en el sentido de que María cooperó libremente y de que su mérito de Corredentora es real, también es real que existía la posibilidad de una respuesta negativa. Otra cosa es que a la Virgen, Toda Santa, Llena-de-gracia, ni se le pasó por la mente esa posibilidad.
Al misterio hay que asomarse antes con la piedad que con la razón, y decir con San Bernardo:
Oíste, Virgen, que concebirás y darás a luz a un hijo; oíste que no será por obra de varón, sino por obra del Espíritu Santo. Mira que el Ángel aguarda tu respuesta, porque ya es tiempo que se vuelva al Señor que lo envió. También nosotros, los condenados infelizmente a muerte por la divina sentencia, esperamos, Señora, esta palabra de misericordia.
Se pone entre tus manos el precio de nuestra salvación; en seguida seremos librados si consientes. Por la Palabra eterna de Dios fuimos todos creados, y a pesar de eso morimos; mas por tu breve respuesta seremos ahora restablecidos para ser llamados de nuevo a la vida.
Esto te suplica, oh piadosa Virgen, el triste Adán, desterrado del paraíso con toda su miserable posteridad. Esto Abrahán, esto David, con todos los santos antecesores tuyos, que están detenidos en la región de la sombra de la muerte; esto mismo te pide el mundo todo, postrado a tus pies.
Y no sin motivo aguarda con ansia tu respuesta, porque de tu palabra depende el consuelo de los miserables, la redención de los cautivos, la libertad de los condenados, la salvación, finalmente, de todos los hijos de Adán, de todo tu linaje.
Da pronto tu respuesta. Responde presto al Ángel, o, por mejor decir, al Señor por medio del Ángel; responde una palabra y recibe al que es la Palabra; pronuncia tu palabra y concibe la divina; emite una palabra fugaz y acoge en tu seno a la Palabra eterna.
¿Por qué tardas? ¿Qué recelas? Cree, di que sí y recibe. Que tu humildad se revista de audacia, y tu modestia de confianza. De ningún modo conviene que tu sencillez virginal se olvide aquí de la prudencia. En este asunto no temas, Virgen prudente, la presunción; porque, aunque es buena la modestia en el silencio, más necesaria es ahora la piedad en las palabras.
Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe, los labios al consentimiento, las castas entrañas al Criador. Mira que el deseado de todas las gentes está llamando a tu puerta. Si te demoras en abrirle, pasará adelante, y después volverás con dolor a buscar al amado de tu alma. Levántate, corre, abre. Levántate por la fe, corre por la devoción, abre por el consentimiento.
Cosa, lo que dice Bruno, Feri, que lleva a la confusión por el mismo título, como decía, pues si hay corredención de una parte, gramaticalmente implica que hay otro corredentor. O sea, que Cristo no sería redentor, sino corredentor. Cosa inédita. Como lo es en la teología anterior al siglo XX lo de la Virgen corredentora.
Además, que cuando me acerco al altar no me acerco al sacrificio de la Virgen, sino del HIjo, que por boca de sus ministros dice este es mi cuerpo y esta es mi sangre, no nuestro cuerpo y nuestra sangre. Aunque lo sea de un modo genético, así se lo tomaban nuestros teólogos conversos con gran razón, pero sin tanta tontería.
Aquí lo que llevamos es años derrapando por un catolicismo sensiblero.
Por mi parte, me limitaré a recordar dos pasajes a vuelapluma:
"Stabat Mater dolorosa
Iuxta crucem lacrimosa,
Dum pendebat filius" (creo que recoge el criterio de toda la Tradición).
"Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción – ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.» (Lucas 2, 33-35)
¡Si esto no es corredención! (aun sin tener en cuenta otras fuentes...). ¡Pero quién soy yo!.
"pues si hay corredención de una parte, gramaticalmente implica que hay otro corredentor. O sea, que Cristo no sería redentor, sino corredentor. Cosa inédita."
What? Me parece que continúas derrapando. La corredención de María está subordinada a la redención de Cristo. Pero es verdaderamente corredención porque Dios ha hecho depender su obra redentora en la cooperación de María. Gran misterio, insondable, no pretendas sondearlo.
Sin embargo, María, ser humano y persona humana, no tiene un ser distinto del de Dios, sino que participa de una manera del todo extraordinaria de la plenitud del Ser de Dios. Ellos son uno, ya que la gracia nos hace partícipes de la Naturaleza Divina, y la Naturaleza Divina es la infinita Unidad.
María, participa de esa Unidad, en una forma, que ninguna otra criatura lo hace, porque Ella es la llena de gracia, y la destinada a ser la Madre de Dios.
De manera que no son dos, sino uno, “como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros” (San Juan 17,21).
La naturaleza humana, creada en gracia, perdió esa unidad en el momento que se rompió la alianza con Dios, por culpa de la desobediencia de nuestros primeros padres.
Desde entonces, nuestra naturaleza humana se convirtió en una naturaleza dividida, y que tiende a la dispersión, a imagen de aquella Babel, que quería elevarse al cielo por sí misma, siguiendo el ejemplo de su padre el demonio, padre de la mentira. Y siguiendo su ejemplo, nos queremos hacer dioses a nosotros, por nosotros mismos.
Y es, en esta lógica, la del pecado, en la que podríamos hablar de dos o más coautores, dos personas o más que participan de una naturaleza en la que ya no hay unidad, sino división, y que creen se algo por sí mismos.
No es este el caso de Jesucristo y la Virgen. Jesucristo es Dios y la Virgen no es Dios, y Dios Es el Autor, El Es el Ser por Sí Mismo. La Virgen participa del Ser de Dios. Y esta participación hace de ellos dos, un solo ser en Dios.
Jesucristo, se hizo Hombre, y murió por nosotros en la Cruz, para recuperarnos esa unidad perdida, y hacer “un solo cuerpo y un solo Espíritu” (Efesios 4,4), y, así todos tener “un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por todos y está en todos” (Ef. 4,6). Y, si Jesucristo es Nuestro Redentor, y teniendo María esa unión inefable que tiene con Él, porqué vamos a tener miedo de afirmar que María es Corredentora, queriendo Dios en su infinita bondad, subordinar al Sí de María toda la Obra de la Redención.
Y, siguiendo en la misma lógica de esa extraordinaria participación del Ser de Dios, que María tiene, María dio un Sí libre, por cuanto Ella es el ser creado más libre que existe. María participa de la Libertad de Dios, de manera plena, y no es que María no pudiera decir que no, por falta de libertad, sino que el amor que María tiene a Dios, no puede pecar contra Él, no puede soportar el ofender a Su Dios en la más mínima forma, es impensable.
Sin embargo, a Francisco no le supone ningún problema meter la letanía de "refugio de los migrantes", es más le pone a bien con la agenda 2030, mientras que "corredentora" le pone a mal con los protestantes.
Si sabe muy bien lo que hace. Parece que va al tuntún, pero hila fino. Lo que pasa es que ese hilar fino es siempre para los planes globalistas.
Es evidente que hace hace falta Fe, los Dogmas de otra manera son inexplicables.
Ahora, establecer el Dogma de María Corredentora y Medianera de todas las Gracias, es un pedido es Voluntad de nuestro Padre y hay quienes estamos respondiendo y quienes se revelan.
¡Al final el Inmaculado Corazón de María triunfará!
Saludos a todos, y ruego por la conversión del mundo entero.
Tampoco le he acusado a usted en concreto de que me tache de protestante. Aunque es de los que tira la piedra: "en algunos se nota la rémora protestante". Pues yo igual, a los algunos que lanzan lo del protestantismo a los que no tragan con la corredención, les ruego que no lo hagan, porque no es dogma (ni nos parece lógico ni piadoso).
Feri: porque lo dice usted. Que derrapo no lo niego. Ahora: cooperar, como usted dice, no es lo mismo que corredimir. Los juristas sabrán decirle la diferencia que hay entre la cooperación necesaria y la autoría. La pena no es la misma. Ni el mérito. Y por eso no son un mismo título. Otra cosa es la coautoría. Aquí están hablando de coautoría, y eso me parece impío.
Por otra parte, son ustedes los que sondean muy profundo para justificar algo sobre lo que la gran tradición teológica católica no había dicho una palabra.
Sí, por participación de la gracia. Ella es la llena de gracia. María fue concebida en plenitud de gracia.
El único tramposo que hay aquí eres tú.
En el primer comentario de este hilo que se puede leer perfectamente, aunque tú el día de la lectura en la escuela hacías novillos, y por eso escribes patochadas, le decía a Bruno blogger, que no veía la necesidad de proclamar a Santa María Virgen dogmáticamente como correndetora.
Cómo te crees el centro del universo y eres la nada con sifón interpretas que cuando hablo de alguien que fue protestante, hablo de ti.
Pues no, rey de la estulticia, me refiero al comentarista que ha escrito esto:
"Dios no le pidió permiso a la Virgen, Dios por medio del ángel le anunció a la Virgen que iba a concebir al Hijo de Dios."
Eso no puede ser más protestante porque niega a Ntra. Sra. la capacidad de elegir.
Creo que es algo que entiende todos cuantos están en este hilo, menos tú. Deberías volver a la escuela para leer correctamente, al menos en eso no te pondrías en ridículo. Lo otro tuyo ya no tiene solución: tus conexiones dendritales se han petrificado tras tantos años como llevas sin ejercerlas.
A Parla, borde.
Mi madre lo tenía claro cuando miraba la imagen de la Virgen y decía: ¿Cómo pueden los cristianos ser antisemitas si estamos contemplado a la Doncella de Sión? Y es que la Virgen tenían ancestros y biografía completamente humanos y anclados en la Historia de Israel. Jesús necesitó de ello para encarnarse porque si no la Humanidad de Cristo hubiese sido imposible y, por lo tanto, su Muerte y Resurrección. Dios ni muere ni resucita. Lo que se pide a la Virgen es su interseción, a Jesucristo la petición se hace de otro modo porque Él tiene todo el Poder y la Gloria. Por eso es hiperdulía y no latría y es, precisamente, lo que los protestantes no entienden. Llamarle Corredentora puede provocar confusión.
Quien piensa que Dios va pidiendo permiso para hacer lo que ha dispuesto hacer, es que no conoce a Dios. Lo grandioso es que nos permite ser instrumentos de su acción y encima nos lo atribuye como mérito nuestro, no solo suyo. Es decir, si alguien piensa que no se puede atribuir mérito a María porque hizo lo que Dios, indefectiblemente, le predestinó a hacer, es que no tiene ni repajolera idea de cómo funciona la gracia y lo que es verdaderamente el mérito. O, en otras palabras, tiene una concepción semipelagiana, y por tanto herética, del mérito. La soberanía absoluta de Dios no depende ni dependerá JAMÁS, JAMÁS, del consentimiento humano. Punto.
Por cierto, que María es corredentora es enseñanza segura y atestiguada en la Iglesia desde el siglo II. Digan lo que digan Francisco y Ratzinger. Solo hay que leer a San Justino y San Ireneo.
Hasta aquí no más.
La manera como Dios, en su soberanía absoluta, quiere depender de nuestro sí, y del sí muy singular de María que la hace corredentora, es misteriosa, pero real.
Lo que hace meritoria la obra buena del hombre es que, siempre fruto de la bondad de Dios, obra merced a su libre albedrío, por eso un animal no puede tener mérito, a pesar de que hace en todo la voluntad de Dios. Por otro lado, está claro que ningún acto humano es capaz de merecer la vida eterna, para ese merecimiento es necesario que al libre albedrío se añada el don de la gracia sobrenatural, que se nos da por los méritos de la pasión y muerte de Cristo.
Dios es siempre causa primera, y toda obra buena es un don de Su bondad. El hombre es causa segunda, de manera misteriosa coopera con Dios sin restarle soberanía absoluta, y de esta manera su obra se hace meritoria.
Me parece que esto es lo que nos enseña la Iglesia.
Recomiendo muchísimo el artículo que ha publicado Pedro Luis Llera, María Corredentora. Dios hace lo que quiere.
Por otra parte, creo que el Altísimo no pidió permiso a María para ser Madre de Dios, ni lo necesitó. Si lo hubiera necesitado, probablemente no se lo habría pedido, y en ese caso no sé lo que habría pasado.
María, toda ella, era puro ofrecimiento a la voluntad del Altísimo.
Cito a Mark Miravalle, experto en el tema.
"El término “corredentora” es adecuadamente traducido como “la mujer con el redentor”, o más literalmente como “la que re-adquirió con (el redentor)”. El prefijo “co” viene del término del Latín “cum”, que significa “con” y no “igual a”. Corredentora por tanto, como se aplica a María, se refiere a su cooperación excepcional con y supeditada a su divino hijo Jesucristo, en la redención de la familia humana, como está manifestado en la Escritura Cristiana".
Creo que estamos de acuerdo en lo que la Virgen es, pero no en el término que utilizamos.
Pensaba escribirle muchas cosas sobre la historia del concepto (porque no del término), desde san Ireneo; sobre la libertad de expresar barbaridades en Teología, para que el debate haga progresar el conocimiento; sobre la cola de paja de usted, que se ofende si le llamamos luterano pero nos llama a nosotros poco menos que idólatras; sobre la teología católica de la mediación de Cristo y la de los santos, y la diferencia con la protestante...
Pero me parece que es suficiente con la cita de Miravalle.
Si escuchan el video oirán también que dice que La Virgen María fue más discípula que madre!!! ¡¡¡Toma ya!!! Será por eso que Ella fue la única al pie de la Cruz de la que nuestro Señor Jesucristo recibió el único consuelo posible en esos crueles y sanguinarios momentos!!! Porque era más discípula que madre......Es para quedarse con los ojos como platos!!! , por no decir otra cosa....
Estoy muy deacuerdo con muchos de los comentarios.....¿¿y a esto no se le puede dar difusión?? Yo lo hago sin faltar el respeto a nadie, porque el video habla por si sólo.....
En principio, solo quiero decir que María es mi Madre. Y todo aquel que desprecia de la manera que sea a mi Madre es mi enemigo.
Te has consagrado al Inmaculado Corazón de María hace poco?
¡Haya paz entre los príncipes cristianos! Llego y me encuentro con esta disputa demasiado acalorada. Y en sábado consagrado nuestra Señora y víspera de Domingo de Ramos. Sosiéguense, señores y señoras, y hablen con cortesía a los demás hijos de tan gran Madre y siervos de tan gran Señor, no sea que, con el ardor de defender a nuestra Señora terminemos haciéndole un desaire al maltratar verbalmente a sus hijos.
Atufa a quién o a Qué?
Es que no le entiendo. Usted qué quiere decir?
[...]
Cristo redimio a María de la primera manera, y a nosotros de la segunda. María debió ser, como cualquier hijo de Adan, cautiva del pecado, pero si no lo fue se debió a los méritos de su Hijo que se le aplicaron anticipadamente a ella.
Y María sí es corredentora. En el calvario, Cristo ofreció al Padre su pasión, y María, unida al dolor de su Hijo, su con-pasión. La pasión de Cristo es causa de nuestra salvación, pero El quiso que la compasión de su madre al pie de la cruz se asociarse a su mision en favor de cada uno de nosotros.
En todo caso la principal intervención de María en la vida cristiana es llevarnos siempre a Cristo, el único nombre bajo el cielo dado a los hombres para salvarnos y único mediador.
Todo el capítulo habla sobre la corredención de María, al punto de que, si un Papa quisiera proclamar el dogma de la Corredención, no tendría más que hacer "copy-paste" de algunos párrafos de ese capítulo para confeccionar su bula papal, para gloria de Dios y gozo de toda la Iglesia, militante, triunfante y purgante.
Meditando sobre este misterio de la Redención, encontré un aspecto de la Corredención de la Virgen María que me parece significativo, que pasaré a explicar brevemente.
Uno de los aspectos redentores de la Encarnación es que, como dice el Catecismo, «todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en Él y que Él lo viva en nosotros». También Santo Tomás nos dice que «en la Cruz no falta ningún ejemplo de virtud.», o todavía el Catecismo Romano: «En la pasión de Cristo tenemos admirables ejemplos de todas las virtudes.» Sin embargo, hay dos virtudes, no poco importantes, que Cristo no pudo tener en su naturaleza humana por estar hipostáticamente unida a la naturaleza divina del Verbo: la fe y la esperanza. Y estas son precisamente las virtudes que son exaltadas en los eminentes actos corredentores de María, en esos tres momentos en que Dios puso en suspenso Su obra redentora esperando la cooperación de la Virgen: en la Encarnación del Verbo con el «hágase en mí según tu palabra», en el inicio de los milagros de Cristo con el «hagan lo que Él les diga», y en la consumación del sacrificio de la Cruz con el «ahí tienes a tu madre», tras haber consentido la Virgen cuando Jesús le dijera «Mujer, ahí tienes a tu hijo». En esos tres momentos sobresalen las virtudes de la fe y la esperanza en la Corredentora.
Entonces, bien es cierto que en la Cruz no falta ninguna virtud, con la aclaración de que si quieres ver ejemplos de las virtudes de fe y esperanza en grado perfecto, no tienes que mirar al Redentor, sino a quien está a los pies de Éste, a Su Madre, la Corredentora.
"Te has consagrado al Inmaculado Corazón de María hace poco?"
Así lo hice, por gracia de Dios, en la Solemnidad de la Petición de Permiso de... ah, perdón, de la Anunciación (broma para Luis Fernando). Es algo que recomiendo a todos. Yo pretendo, Dios así me lo conceda, renovarla cada año en esa misma fecha, con los correspondientes 33 días de preparación, que como dije en el anterior artículo de Bruno, es la fecha en que Dios no solo ha querido hacerse carne en la Virgen de modo real, sino también en nosotros de modo místico, a través de la Virgen.
Saludos.
Siempre gramaticalmente, una obra firmada por varios autores los convierte en coautores, cierto, pero de ello no se sigue necesariamente que todos esos coautores hayan tenido el mismo grado de participación en la obra; uno puede haber escrito cinco capítulos; otro tres; y otro, uno. Estoy segura de que usted sabe que la coautoría lo único que designa es una responsabilidad compartida (o conjunta) en el conjunto de la obra, y no necesariamente que el pastel se reparta a partes iguales (a lo mejor sí a la hora de cobrar, con suerte, pero eso es justicia humana). Lo mismo ocurre con una codirección, que no significa que los dos codirectores hagan la misma clase de trabajo, ni mucho menos a partes iguales, sino que los dos figuran como responsables del evento o de la obra (al margen del trabajo que realmente haya podido hacer cada uno de ellos).
Quizás el asunto pase necesariamente por reconocer que estamos ante un misterio de proporciones inabarcables para nuestro conocimiento limitado y, desde luego, que escapan a nuestro limitado vocabulario. De ahí que a mi no me resulta un problema en absoluto insalvable el utilizar el término co-redentora, sin necesidad de tener por ello que rebajar o degradar luego a Nuestro Señor a la categoría de co-redentor. ¡Hasta ahí podíamos llegar! ¿Vamos a constreñir un misterio inefable dentro de los estrechísimos límites de nuestro pobre vocabulario?¿Por qué habríamos de hacerlo si la contribución en esa obra de redención no admite comparación? Es la contribución de Dios mismo con la de una criatura humana; la más perfecta, sublime y sin mancha, es cierto, pero mujer al fin y al cabo.
Una sola gota de la preciosísima sangre de Nuestro Señor Jesucristo habría bastado para redimir a toda la humanidad. Y sin embargo, Él dio hasta la última gota en pago del rescate. El valor de los méritos de su Pasión es infinito y sólo Él podía saldar esa cuenta, cierto, pero... ¿podría dividirse ese valor infinito a la mitad o a partes iguales por atribuir cierto grado de participación en esos méritos a María Santísima? ¿y rebajando ese porcentaje a un 20% ó a un 10%? sospecho que el valor de esos méritos inenarrables seguiría siendo infinito...
"Mi madre no escribe en latín aunque me haya parido y nos queramos muchísimo. Somos personas distintas". Cierto, pero también lo es que si usted lo hubiese querido (y ella lo hubiese permitido), seguramente sabría latín tan requetebién como su maestro. Y seguirían siendo personas distintas. Ocurrencias aparte, creo que aquí hay un trasfondo de la inefable Misericordia de Dios, de la sobreabundancia de su Amor inexplicable, que nos excede. Si Dios mismo pudo despojarse de su rango (de Rey,... de Dios!), recortando nada más y nada menos que todo el infinito para hacerse en todo como nosotros...¿por qué no podría entrar dentro de sus generosos designios que la Iglesia coronase a su Madre como corredentora con todos los honores?
Perdón Bruno y todos por la extensión. Sólo quiero poner el acento en un dato curioso, que siempre me llama la atención y que creo que también conviene reflexionar a este propósito por ser profundamente revelador. En el Antiguo Testamento, la Reina siempre es LA MADRE del Rey, nunca su esposa. La palabra "consorte" viene del latín y significa "los que corren la misma suerte". A mi modo de ver, en fin, y aunque con un papel distinto, la suerte del Uno corrió siempre de la mano de la de la Otra; y viceversa. Unidos para toda la eternidad, también en la obra de la Redención.
Otra cosa bien distinta es que Dios lo conociese desde toda la Eternidad.
Todo el mundo católico está de acuerdo en esto.
El prefijo “co” tiene, o ha adquirido, un doble significado. A veces indica igualdad en la acción, así copropietario, coautor. Otras una posición secundaria, así cooperador, colaborador. Creo que en general, al menos en español, lo asimilamos a una situación paritaria.
Como dijo el entonces cardenal Ratzinger, oportunamente traído por Andrés, el término “corredentora”, podría servir para que “una intención correcta se exprese con un vocablo erróneo.” Supongo que es lo que trata de evitar el Papa Francisco, en consonancia con Benedicto XVI.
La Virgen María tiene el título más alto: “Madre de Dios”. Creo que de él se derivan los demás que con amor le tributamos. Me parece que no hay mayor título ni necesitamos atribuirle más, que serán redundancia amorosa, modos de expresión.
"Con todos mis respetos, siempre me ha molestado la palabra corredentora"
Es importante señalar una cosa desde el principio: no tiene sentido discutir sobre gustos. A unos les puede encantar el término y puede que a otros les desagrade. De gustibus non est disputandum. Además, no pasa nada por eso. A cada uno de nosotros le gustarán unos santos más que otros, unas partes de la teología más que otras, unas advocaciones de la Virgen más que otras, unos pasajes del Evangelio más que otros, etc. y no pasa nada, no tiene nada de malo ni hay por qué preocuparse por ello ni por qué intentar convencer a otros de que los propios gustos son los mejores.
"Es tan maravillosa nuestra Señora, que colgarle tantos adminículos que precisen, redunden, amplifiquen, me agobia. Será una cuestión de sensibilidad"
Idem. Pero añadiendo que ese incremento progresivo de títulos a nuestra Señora es propio de toda la historia de la Iglesia. Desde los primeros siglos siempre han ido aumentando. De Maria nunquam satis. No tiene sentido pretender que, por alguna extraña razón que no se especifica, precisamente ahora haya que romper esa tradición constante de la historia de la Iglesia.
"se ofende si le llamamos luterano pero nos llama a nosotros poco menos que idólatras"
Una y otra apelación están fuera de lugar, porque todos los que estamos aquí compartimos el sentido de lo que se quiere decir con Corredentora, tal como lo he explicado a grandes rasgos ahora (más, por supuesto, profundizaciones, matizaciones y añadiduras que se puedan hacer). Es decir, compartimos el aspecto de la fe del que estamos hablando, porque es eso, parte de nuestra fe común. No se trata de una discusión sobre si la fe es una u otra, sino sobre la conveniencia o inconveniencia de este término como título de nuestra Señora.
"María no recibió la salvación desde el primer instante de su vida, porque María, como verdadera madre de Dios, no pertenece al orden de la gracia -Ella es la Madre de la divina gracia-, sino al orden hipostático relativo. [...] Nosotros somos corredentores, en la medida en que participamos de Su Corredención, [...} no en el sentido de haber Ella necesitado que se le aplicaran los méritos de la Obra de Redención de Jesucristo, ni siquiera de una forma retroactiva,-como si se podría decir que fue el caso de los ángeles-, sino en el sentido de haber recibido la existencia de Él"
Conviene dejar claro, sin ánimo de ofender, que todo esto son barbaridades. Barbaridades bienintencionadas, pero no por ello menos barbaridades. Decir que la Virgen no recibió la salvación, que no pertenece al orden de la gracia, que nosotros participamos de la Corredención de la Virgen (en lugar de en la Redención de Cristo, que es lo correcto), que ella no necesitó que se le aplicaran los méritos de la Redención de Cristo, que a los ángeles hubo que aplicarles los méritos de la Redención etcétera son todo afirmaciones contrarias a la fe católica, como se puede ver simplemente leyendo el Catecismo o el Nuevo Testamento.
Reconozco la buena intención de la comentarista que ha escrito esas palabras, pero debe estudiar un poco más para saber lo que creemos los católicos.
"Y para decir que María es redentora metafórica"
No es redentora metafórica ni nadie ha hablado de eso. He intentado explicar en qué sentido María es corredentora en sentido único (y en otro sentido común, lo somos todos los cristianos) y, hasta donde puedo ver, eso es una parte sustancial de nuestra fe, así que no tiene sentido pretender de que estamos hablando solo de una imagen metafórica.
"No es lo mismo, querida África, ser colaborador que coautor: si firmo como coautor algo, todos los que firmamos como tales recibimos una porción equivalente de la tarta de la autoría"
Esto, sin ánimo de ofender, es falta de teología. En particular, teología de la gracia, que, ciertamente, es complicada. Cuando dos hombres hacen un trabajo o una obra, es decir, son coautores de la misma, cada uno hace una parte, por ejemplo, el 30% y el 70% y cuanto más hace uno, menos hace el otro y viceversa. Por eso, cuanto "más autor" es uno, "menos autor" es el otro y viceversa. En cambio, con Dios no ocurre esto. Nuestros méritos son verdaderamente nuestros y, sin embargo, son por completo obra de la gracia de Dios. La gracia no se opone a la libertad y la acción de Dios no se opone a la del hombre, sino que cuanto más gracia, más libertad y cuanto más obra Dios, más él mismo es el hombre. Ni una cosa quita nada a la otra ni la otra a la una.
En ese sentido, decir que somos corredentores no le quita nada al único Redentor y que la Virgen sea Corredentora no le quita nada al único Corredentor. Del mismo modo que decir que hay sacerdotes no le quita nada al único Sacerdote, decir que hay maestros como Santo Tomás no le quita nada al único Maestro, decir que hay innumerables padres (y yo soy uno) no le quita nada al Padre celestial, decir que San Francisco Javier convirtió a no sé cuantos indios y japoneses o decir que fulanito se ha convertido no quita que la fe solo la puede dar la gracia de Dios, etc. Creer que Dios funciona como si fuera un ser humano más poderoso siempre lleva a entender mal las cuestiones.
Si hay sacerdotes, maestros, pastores, padres, hijos, "corredentores" y Corredentora es porque, por pura gracia de Dios, han sido hechos sacerdotes en el único sacerdocio de Cristo, pastores in persona Christi que es el único Pastor, maestros de la sabiduría del único Maestro, padres como el Padre, hijos en el Hijo y corredentores y Corredentora por su participación por gracia en la única Redención del único Redentor.
Esto es un misterio, pero a la vez es algo básico de la fe católica. Si lo olvidamos, nada tiene sentido.
"Como término teológico me parece inexacto, demasiado necesitado de explicación"
Esto tendría alguna fuerza como argumento si no fuera porque se puede decir exactamente lo mismo de todos los títulos de la Virgen. Siempre hay que explicar que la Virgen es Reina pero eso no le quita nada a la Realeza de Cristo, que la Virgen es Señora, pero eso no le quita nada al único Señor, que es Abogada, pero sin que eso suponga un menoscabo del Paráclito, que significa precisamente eso, el Abogado, que es Panhagia, Toda Santa, pero que Dios sigue siendo el solo Santo, que es Consuelo de los Afligidos, pero Dios sigue siendo nuestro único consuelo verdadero, que ella es Spes nostra, pero que Cristo es nuestra esperanza y así podríamos dar, literalmente, cientos de ejemplos.
Este argumento, que en realidad es el único propiamente dicho, no prueba nada porque prueba demasiado. Si fuera un buen argumento, destruiría el 99% de todo lo que decimos de la Virgen. Ergo no es un buen argumento. De nada sirve repetirlo, porque la repetición no le añade fuerza ninguna.
Que nosotros somos "corredentores" es parte de nuestra fe. Lo dice la Palabra de Dios en la carta a los Colosenses, como hemos visto. Y lo dice expresamente: si yo completo lo que le falta a una obra es que soy coautor de esa obra. Lo miremos como lo miremos. Nosotros salvamos al mundo con Cristo. Solamente porque Él lo ha querido, pero de verdad lo hacemos. Y mucho más y en un sentido único se puede decir lo mismo de nuestra Señora. Esto es indiscutible, porque discutirlo sería negar la fe de la Iglesia.
¿Qué queda, pues, que discutir? Como decíamos, la conveniencia de usar el término en concreto, que, obviamente, es una cuestión prudencial y discutible.
A esto no se le puede dar una respuesta definitiva, precisamente porque es una cuestión prudencial, pero creo que conviene tener en cuenta algo que Scintilla ha señalado y que es fundamental: el hecho de que el término Corredentora es relativamente moderno. Por un lado, esto no es óbice para que sea apropiado, porque todos los otros títulos de María fueron nuevos en algún momento y, como hemos visto, la Iglesia no ha dejado de añadir nuevos títulos a nuestra Señora. Sin embargo, si que es una razón para tomar la cosa con calma. La Iglesia acostumbra a dejar madurar estas cuestiones durante siglos, para que sea la propia vida de la Iglesia la que cribe el grano y deseche la paja. Las "novedades" que entran a formar parte de la Tradición (y que, por supuesto, solo son novedades accidentalmente, en cuanto a la forma de expresión, la precisión o la explicación, porque sustancialmente deben haber formado parte de esa Tradición desde siempre) lo hacen tras dejarse reposar mucho tiempo, de manera que vayan manifestando orgánicamente, por connaturalidad, su adecuación a la Tradición sustancialmente inmutable de la Iglesia. La misma declaración como dogma de la Inmaculada Concepción, se realizó después de que los fieles lo pidieran durante siglos (especialmente en España, para nuestra gloria) y a pesar de que otros fieles y teólogos (como "los frailes del Regina"), por diversas razones, se opusieran a ello).
En resumen, yo diría que lo que se denota con el término Corredentora es indudablemente parte de la fe católica. En ese sentido, quien quiera puede usarlo sin escrúpulo como título de nuestra Señora. Para que se convierta en un título tradicional u "oficial" en la Iglesia, en cambio, puede ser necesario que pase mucho tiempo. Los fieles, si quieren, pueden seguir pidiéndoselo a la Iglesia, como han hecho en el pasado con otros títulos o dogmas marianos, pero no hay que ser impacientes, porque el hecho de que pase mucho tiempo no es nada malo, sino la forma característica de obrar de la Iglesia. Y si, por voluntad de Dios, el título no cuajara en la vida de la Iglesia y finalmente se abandonara, tampoco pasaría nada, porque su sustancia no puede pasar, ya que es fe de la Iglesia, y simplemente se expresaría de otra manera.
Por último, me gustaría señalar que me ha sorprendido agradablemente que este tema suscitara tanto interés, a pesar de haber publicado el artículo un viernes por la tarde, lo que normalmente habría llevado a que los lectores fueran muy pocos. Es estupendo ver que la teología sigue interesando a muchos, aunque esos muchos sean relativamente pocos. Gracias a todos.
Hay bastantes más temas interesantes que han mencionado los comentaristas, pero no doy abasto a más.
Genialmente explicado.
Echo en falta un simple apunte sobre si el Sí de la Virgen a Dios fue Libre o impuesto.
En este post alguien ha afirmado y reiterado que Dios simplemente le comunicó el plan a través del ángel y que Dios no necesiraba del Fiat para ejecutar el plan.
Creo que para un hombre que ama tanto la Teología, la auténtica y verdadera, como Vd. esta "perla" no debería ser pasada por alto.
¡Feliz Domingo!
FEliz domingo de RAmos.
Y perdón por mi insistencia, chulería e ignorancia. Otra cuaresma echada a perder.
Paz y Amor.
"Este último lo ha entendido de puturrú de fua"
Sospecho, por algún comentario anterior, que Persona de Paso podría ser un troll. No borro su comentario porque solo es una sospecha por ahora.
Si no se trata de un troll, entonces es alguien que, en efecto, no se ha enterado de nada (o que se expresa fatal). Es absurdo pensar que nuestra Señora es una llave aparte de la Llave de David que es Cristo. María es inseparable de su hijo y cualquier verdadera devoción mariana lleva siempre a Él, porque eso es lo que hizo siempre ella en esta vida terrena.
¡Y muy feliz Domingo de Ramos!
Que a eso no se le puede llamar corredención, pues que se llame como se llame y se promulgue el dogma.
Mientras la teología se deja los sesos buscando el nombre, la llamaré corredentora y medianera de todas las gracias.
Consuelo de los migrantes, no. Por eso no me da...
"Echo en falta un simple apunte sobre si el Sí de la Virgen a Dios fue Libre o impuesto. En este post alguien ha afirmado y reiterado que Dios simplemente le comunicó el plan a través del ángel y que Dios no necesitaba del Fiat para ejecutar el plan"
Bueno, no es posible explicar toda la teología de la gracia en un par de comentarios en un blog, pero puedo apuntar a vuelapluma donde está la solución, porque, de hecho, es el mismo equívoco que señalé en el comentario largo anterior.
Todo el mundo, por defecto, tiende a imaginarse la acción de Dios como si Dios fuera una criatura, otro ser humano, aunque super-super-superpoderoso, pero criatura al fin. Esto es comprensible, porque nuestra experiencia habitual es de otros seres humanos. Por eso los griegos y romanos se imaginaban también así a los dioses de su mitología y los representaban como humanos muy poderosos, pero con las mismas limitaciones de los humanos, aunque más reducidas.
Dios, el verdadero Dios no es una causa segunda más, por usar la terminología técnica, sino la causa primera, que no es solo primera en el sentido cronológico, sino también y ante todo en el ontológico. Dios es la causa de nuestro ser y nos mantiene en la existencia en cada instante. O, dicho más llanamente, Dios es infinitamente distinto. De alguna forma, que supera nuestra razón, actúa desde dentro de las cosas y no simplemente desde fuera, como hacen todos los demás seres. Nosotros somos única y exclusivamente porque Dios nos hace ser. No somos por nosotros mismos. Cada uno de nuestros actos y todo lo que somos están sostenidos por Dios continuamente. Sin Dios, no somos.
Esto, al hablar de la gracia, se manifiesta en que gracia y libertad no solo no son opuestas, sino que al contrario la gracia es necesaria para nuestra libertad, del mismo modo que, en el plano natural, Dios también tiene que sostener nuestro libre arbitrio. El problema es que, de nuevo, intentamos imaginárnoslo al modo humano, donde sucede lo contrario. Si mi hermano y yo levantamos una piedra, cuanto más levante yo menos levanta él, y viceversa. Si supermán y yo levantamos una piedra, en realidad todo lo hace supermán y yo no hago nada. Porque mi hermano y supermán son externos a mí, actúan "desde fuera" (al contrario que Dios). Por eso tendemos a pensar que, si todo lo hace la gracia, yo no hago nada. Si la gracia es eficaz (y, cuando la gracia es eficaz, es divina y completamente eficaz), la libertad no tiene nada que hacer. Esto es un error. A diferencia de lo que sucede en las interacciones humanas, a más Dios más hombre también, a más gracia, más libertad y no menos.
La gracia dada a la Virgen es como la que recibiremos en el cielo, donde siempre haremos la voluntad de Dios. Sin embargo, no seremos menos libres, sino más, porque Dios lo será todo en todos y, por ello, nuestra misma libertad, que Él tiene que sostener en la existencia a cada instante, llegará a su plenitud.
Por lo tanto, ¿es verdad que Dios sabía que la Virgen iba a decir "hágase"? Sí. ¿Es verdad que la gracia que le dio para ello era eficaz, que no puede fallar en su destino y que, por lo tanto, la razón última de toda la obra de salvación es Dios? Sí. ¿Es también verdad que ese "hágase" fue libre y que, por lo tanto, Dios no forzó a la Virgen a ser Madre de Dios y en ese sentido la Salvación dependió realmente de ella? Sí.
Sabemos que, cuando hablamos de la acción de Dios, que actúa internamente a nuestra libertad y no externamente, estas cosas no son contradictorias, aunque nos resulte muy difícil o imposible imaginárnoslo. Pero es que no se trata de imaginar, sino de entender.
Espero que esto ayude (aunque se podría decir mucho más y, a mi entender, convendría dedicar en cada seminario una asignatura entera solo a esta parte de la teología de la gracia, porque de los malentendidos en esta cuestión han surgido multitud de herejías).
Empecemos diciendo que, por supuesto, sólo Dios satisface plenamente a Dios: Sólo el Hijo de Dios es capaz de satisfacer plenamente al Padre. Pero esa imposibilidad que todos y cada uno de los seres humanos arrastramos, Dios lo tuvo presente en su misericordia para redimir al hombre. Y lo hizo, precisamente, asumiendo nuestra naturaleza, la naturaleza humana.
Es así que el Verbo se hizo carne, resultando que Dios, sin dejar de ser Dios, quedó hecho hombre. Dios eterno su unió a un cuerpo perfectísimo y un alma humana, no manchada, como no podía ser de otra manera, por el pecado, y que eran creados en el mismo instante de su concepción como hijo de María. Como hombre, Cristo estuvo sujeto a la debilidad, el sufrimiento y la muerte. Incluso fue tentado por el demonio, sin que callera, porque es Dios.
Con esto, sabemos que no es imposible la unión de lo creado con lo increado, de la manera como Dios sabe. La redención del “género” humano fue obra del Hijo de Dios, (obra del Hijo del hombre), nacido de mujer, (María es Madre de Dios), una mujer virgen no tocada por hombre alguno. María, llena de gracia, la “simpecado”, tuvo la dicha de creer lo que se le dijo por boca del ángel, y por eso se cumplió en ella su maternidad divina, con todo lo que eso significa para ella, para los hijos de Adán, y para la Iglesia.
El Hijo de Dios nos redimió con su Cruz, y nos ha salvado de permanecer en la muerte, con su Cruz y Resurrección, colaborando nosotros, según la frase de San Agustín: “Aquel que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. Pero la redención pudo haberse realizado igualmente con cualquier acto de Cristo redentor, incluso incruentamente, por su valor infinito. Todo eso, teniendo Cristo-Dios naturaleza humana, aquella con la que Adán se hizo indigno de su amistad con Dios. Pero vino precisamente a salvar la naturaleza humana, que él asumió.
Por eso, no parece que la “distancia” que hay entre toda criatura y su Creador, y que pudiéramos apreciar entre María y El Padre, sea obstáculo no sólo para la encarnación, sino para cualquier don que Dios quisiera conceder a María. Y así con la deferencia que Cristo tuvo para con su Madre, María podía ser corredentora con su hijo. (Nunca sin su hijo).
Pero el hecho de que María sea corredentora, no presupone que Jesús sea corredentor. No es esta corredención, semejante a otras correlaciones advertidas en el mundo, como, por ejemplo, “copiloto”, (o también “suplente”, “sustituto”, etc.) que permiten, aunque sea supeditándose a una jerarquía, a un ejercicio de la actividad en igualdad de condiciones. No.
Pero sí es una auténtica corredención, aunque incruenta, en María, que estuvo al pie de la Cruz padeciendo como madre de Jesús lo que su Hijo Jesús padecía cruentamente siendo hombre, e Hijo del Padre: “No quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo. No te agradan holocaustos ni sacrificios expiatorios. Entonces dije: Aquí estoy, he venido para cumplir, oh, Dios, tu voluntad…” Sin el cuerpo, no habría habido redención. Y el cuerpo fue formado del cuerpo de María (no sólo en el cuerpo de María), en ausencia de varón.
El Cuerpo del Sagrado Cordero fue formado del vientre virginal de María, y María siempre dijo: “Aquí estoy para cumplir tu voluntad”. Y esto quedó refrendado por sus palabras al ángel: “Eh aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, algo de toda su vida, no sólo del momento de la anunciación. Y así fue creada, con el sí permanente en su ser, que no hacía estar pendiente de un permiso expreso para que se realizara el misterio de la encarnación. Bastaba con su sí tácito. Pero el “sí” explicito a la noticia del ángel, le hizo merecer aún más, como si fuera el primero. Quizás quiso el Señor que se refrendara, una vez más, el sí habitual de María, como un pedir permiso, pero en el fondo no era necesario. Todo por la gracia de la que rebosaba la llena de gracia.
Nuevamente brillantemente explicado.
La Virgen era completamente Libre en su Fiat. En su sí.
y ello por estar colmada de Gracia. Dios en Su omnisciencia conocía la respuesta desde la Eternidad.
Pero "deseaba" que esa respuesta fuera lo más Libre que en criatura humana pudiera ser.
[...]
¡Feliz Domingo de Ramos y Próspera Semana Santa!
"Y perdón por mi insistencia, chulería e ignorancia. Otra cuaresma echada a perder"
Je, je. Me he reído muy a gusto. La insistencia es virtud, la ignorancia no es tal y la chulería no la he visto, la verdad.
"Hay tres obstáculos para mí insalvables"
Estupendo. Así son las buenas discusiones, en las que da gusto participar. Las concretas, precisas y que permiten discutir sobre algo real, con conclusiones lógicas. Veámoslos uno a uno.
"Uno es, desde luego, personal, como dices: la modernidad del término (ya hasta su fealdad) que no he recibido ni por tradición familiar ni por lecturas, que no suelen llevarme después de 1600"
Bueno, ese un obstáculo real, pero no insalvable. Como la adolescencia, se puede curar con el tiempo (antiguamente, habría dicho "se cura", pero vivimos en una época de adolescentes perpetuos, así que la adolescencia no siempre se cura). Así ha actuado siempre la Iglesia. En ese sentido, hay que seguir el consejo de Gamaliel: si es una ocurrencia humana, se irá desvaneciendo; si es de Dios, prevalecerá. Las acerbas luchas de escuelas de siglos pasados deberían enseñarnos que no conviene acalorarse excesivamente en discutir estas cosas, sino reconocer la buena fe del contrario, especialmente en un caso como este en que lo que está en juego no es la fe, sino la expresión de la misma.
"Otro sigue siendo gramatical, que por lo visto sigo sin exponer con claridad y tú atribuyes a mi forma de entender el negocio de la gracia: el orden de la igualdad en el prefijo no establece porcentajes, claro, pero sí que si hay una corredentora, tiene que haber otro corredentor o corredentora. Si hay corredentora lo que queda no es redentor, sino corredentor. O, si lo haces, haces trampas a la lengua. Y el misterio no hace trampas a la lengua"
No quería decir que no entendieras bien la acción de la gracia, sino que el hecho de que la acción de la gracia sea diferente de la acción humana implica que no se pueden sacar las mismas consecuencias que en el otro ámbito. Es importante entender que no es una cuestión gramatical (porque las reglas de la gramática son arbitrarias y de hecho van cambiando constantemente). En el ámbito humano, como he señalado con mis pobres ejemplos, es evidente que si tú haces todo el trabajo, nadie más ha hecho nada. Y si tú haces la mitad, el otro ha hecho la otra mitad. Por lo tanto, si alguien es coautor, el otro solo puede ser coautor también. Creo que está claro que eso es un razonamiento lógico, no gramatical.
En cambio, en el ámbito de la gracia, Dios puede hacerlo todo y, sin contradicción, tú participar también de esa acción. En ese sentido, es perfectamente posible que tú seas corredentor y que la Virgen sea Corredentora sin que Cristo deje de ser el único Redentor. Las reglas cambian, porque ya no hablamos de meras criaturas, sino del Creador y las criaturas.
Esto no me lo invento yo. Piensa en otros de los ejemplos que he dado. ¿No es Cristo el único Señor? Y, sin embargo, llamamos a la Virgen Señora (y, por si fuera poco, Señora de cielos y tierra). O sin hablar de la Virgen, ¿no es Cristo el único Sacerdote, el único Maestro? Y, sin embargo, hablamos de sacerdotes y maestros. ¿No es Dios el único Padre? Y sin embargo, llamamos "Padre" a los sacerdotes y a nuestros padres humanos. En todos esos casos, la consecuencia lógica (lo que tú habías llamado "gramatical") de tener un "único X" sería que no puede haber más X, porque de otro modo el "único X" ya no sería único. Sin embargo, en el orden de la gracia esto es diferente, porque los distintos X lo son por participación, delegación, imitación o voluntad del único X, que es de un orden infinitamente distinto a los demás.
Eso es lo que significa el "co" de corredentores y Corredentora, que somos corredentores única y exclusivamente porque el Redentor ha querido asociarnos a su obra, sin necesitarlo para nada y sin que añadamos nada a ella, únicament por amor a nosotros. Por eso hay un Redentor y múltiples corredentores, sin que una cosa sea contradictoria con la otra.
"Por eso señalé las diferencias entre latría, hiperdulía y dulía"
Ese ejemplo está muy bien, pero es casi único. En todos los otros ejemplos que hemos dado (y podrían darse muchísimos más), la distinción no se hace en el nombre (a no ser de modo más sutil, con una mayúscula, un artículo determinado o indeterminado), sino en la explicación posterior. De hecho, si te fijas, la distinción latría, hiperdulía y dulía se hace con términos técnicos que, en la práctica, no son utilizados por los fieles, sino que han permanecido como eso, términos técnicos, patrimonio de estudiosos y teólogos. Esto no tiene nada de malo, pero persiste el hecho testarudo de que no es eso lo que ha hecho la Iglesia en infinidad de otros casos.
"Y que la diferencia entre la cooperación en la obra salvadora de la Virgen y del resto de los mortales debería señalarse en un orden que no sea el de la redención"
No entiendo esta frase. Si se tomara en serio, condenaría la frase de San Pablo: completo en mi carne lo que le falta a la Pasión de Cristo. Sé que ese "le falta" es escandaloso, pero es escandaloso en el buen sentido: nos pone ante el Misterio singular de que, gratuitamente y sin que lo merezcamos en absoluto, Dios se abaja a asociarnos a su acción salvadora y redentora. Y esto es Palabra de Dios y doctrina infalible de la Iglesia: nuestros méritos, unidos a los de Cristo, contribuyen a la salvación de los hombres. Por supuesto, esos méritos nuestros por un lado son puramente obra de la gracia de Dios y, por otro, eran completamente innecesarios para esa salvación, pero lo cierto es que Dios ha querido unirlos al sacrificio de Cristo. Eso y no otra cosa es en esencia la comunión de los santos.
"Se ve que el término corredentora es un término ortopédico tardío impuesto con posterioridad al cierre de la teología de la redención, muy afilado sobre todo en Trento gracias al cuerpo a cuerpo con el evangelismo italiano (de origen hispano, por cierto)"
Decir que en Trento se cerró la teología de la redención es arbitrario y totalmente injustificado. El Misterio de Dios es inagotable y, de hecho, nos pasaremos la eternidad comprendiéndolo mejor.
"es una redención hecha siguiendo en todo la ley antigua. Y desde ese punto de vista no se puede atribuir, de ninguna manera a la Virgen el título de redentora pues: a) en ella no hay sacrificio de sangre, que es el único, como señala María Victoria, redentor según la Ley; sólo con ese sacrificio se redime, se hace posible la redención de los que están bajo la ley; b) pero, más importante aún, y lo has señalado, sólo en Cristo se da la condición divina capaz realmente de hacerle completamente agradable ese sacrificio para su fin soteriológico. Sólo Dios es completamente agradable a Dios"
Ahí está el quid de la cuestión. Es que hemos sido crucificados con Cristo y hemos resucitado con él. Solo en Él y en su sacrificio de sangre tienen valor las ofrendas de nuestras vidas (incluida la de la Virgen). No es un sacrificio distinto al de Cristo o separado de él, sino nuestra participación en el suyo. Solo el Hijo de Dios podía hacer ese sacrificio, pero nos ha permitido unirnos a él, en su muerte y resurrección. Solo Dios es completamente agradable a Dios, por eso Dios nos ha dado su misma vida divina por Cristo, para que podamos convertirnos con Él en sacrificio agradable a sus ojos. "Por eso, hermanos míos, os ruego por la misericordia de Dios que os presentéis a vosotros mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Ese es vuestro culto razonable". Nuestra ofrenda solo es agradable porque se presenta unida a la verdadera Ofrenda sin mancha y sin defecto de Cristo. Pero realmente se ofrece, porque Dios así lo ha querido.
"FEliz domingo de RAmos"
Muy feliz y santa Semana Santa, querido amigo. Dios nos conceda contemplar el santo Misterio de la Redención y encontrar en él la vida que no se acaba.
A ella se le hizo presente para su altísima misión de traer al redentor del mundo; a nosotros para rectificar nuestras vidas.
En ambos casos se trata de un sí absolutamente libre y a la vez -y sin contradicción- absolutamente influido por Dios. Y como tan certeramente ha dicho Bruno cuanto más influido por Dios más libre es el consentimiento. Porque Dios nos da con su gracia nuestro ser más auténtico, allí donde nuestra libertad es completa y definitiva.
"no hagas el canelo, como yo, y el año que viene acuérdate de leer bien las "instrucciones": por lo visto, en la renovación sólo hay que repetir las tres últimas semanas (no los 33 días)"
Sospecho que esas instrucciones deben ser de la preparación siguiendo a San Luis María de Montfort. Es que yo me preparé para la consagración por pura casualidad, porque tropecé en la red con un texto de preparación para consagrarse al Inmaculado Corazón de María, que me llamó la atención, basado en una petición que hizo la Virgen (para los que quieran creer) en Medjugorje, durante 33 días, y justo había que comenzar 2 días después de que me encontré ese texto, y sentí el impulso de hacerla. Cada día se leía un mensaje y una meditación y se receba una coronilla pidiendo 7 virtudes a la Virgen y al Espíritu Santo: fe, esperanza, caridad, humildad, paciencia, perseverancia y obediencia. Muy buena. Para el año pienso hacer con la preparación de San Luis de Montfort, así conozco las dos.
"Otra cuaresma echada a perder."
Lo mismo le dije a un sacerdote con el que suelo confesarme... o más bien fue él quien me lo dijo después de escuchar mi confesión, y luego me preguntó: "¿cuándo termina la cuaresma?" Yo estaba pensando si responder el miércoles de semana santa, o el jueves, o el sábado, pero mientras deliberaba mi respuesta, este buen sacerdote me facilitó las cosas y me dio la respuesta: "la cuaresma termina con la muerte, toda la vida debe ser cuaresma, así que ánimo y puedes comenzar ahora tu cuaresma, aunque en el calendario litúrgico ya esté terminando".
Y sí, me ayudó a darme ánimo para seguir trabajando por mi conversión, que sin trabajo no se entrará al Cielo, y con poco trabajo el purgatorio será horroroso, pero no seamos mercenarios: con trabajo nos unimos a Dios y ese es el fin gozoso para el que estamos hechos; con trabajo respondemos a tanto amor trabajoso que ha hecho Cristo en la Cruz. Y no me estoy volviendo moralizante, estoy simplemente escribiendo lo que me estoy diciendo a mí mismo para mis adentros.
Deseo a todos que esta sea la semana más santa de todas las Semanas Santas que han vivido hasta ahora.
Y sólo dos curiosidades: en primer lugar, yo no he visto que le hayan aportado aquí los ejemplos que usted pedía de supuesta afirmación de la doctrina de "Corredentora" en la gran teología antigua (y voy a decir lo que me temo que usted sabe: porque es una invención de la caprichosa beatería moderna).
Y en segundo lugar: ¿insiste usted en poner casi siempre dos mayúsculas en lugar de una ("PAblo"), o son erratas o figuración mía?
La redención no se produjo gracias a Judas, sino a pesar de él. Dios, por su poder creador y como siempre hace, sacó bien del mal hecho por Judas, pero sería absurdo decir que Judas colaboró libremente con la Redención, como hizo nuestra Señora.
Pero me ha ayudado a darme cuenta (por lo menos) de dos cosas:
1. Que no sé defender con precisión lo que creo.
2. Que tengo un celo amargo, y un estilo insolente.
Lo cual es bueno saber, para corregirlo.
Por otra parte:
Yo venía a plantear una duda, porque escuché en el sermón ayer una cosa que me pareció espantosa: que, según san Alfonso, "si no se hallaran verdugos que lo crucificaran [a Cristo] para que se salvase el mundo y se cumpliese la voluntad de Dios Ella misma lo pusiera en Cruz" (Las Glorias de María, Parte 1°, capítulo 1, III, 4). Y lo dice citando a san Anselmo y a san Antonio. Es decir, tres doctores de la Iglesia.
Pongo la cita porque lo tuve que ir a buscar en el libro después de la Misa, puesto que quedé horrorizado.
Espero que no me tomen a mal plantear este conflicto aquí (¿o mejor lo dejamos para después de la Semana Santa?), y créanme que no lo hago para escandalizar a nadie sino para despejar una inquietud.
Desde ya atajo una posible respuesta: Dios pidió a Abraham que matara a su hijo (san Alfonso lo dice también). Contra esto: Dios no le permitió matarlo, porque nunca se debe hacer un mal para obtener un bien. Además, Abraham vivía en una época en la que se creía que sacrificar a los hijos estaba bien, y Dios nos demostró a todos, en este pasaje, que es una aberración.
Lector:
Le recomiendo este artículo (ya es un clásico) donde se demuestra que la doctrina de la Corredención (sin ese término) está presente en toda la Tradición de la Iglesia. Además de responder a otras objeciones.
"María Corredentora. Respuesta a 7 objeciones comunes", de Mark Miravalle. Se puede googlear tal cual.
"Yo venía a plantear una duda, porque escuché en el sermón ayer una cosa que me pareció espantosa"
A mi entender, lo que significa la frase, expresada de forma hiperbólica y barroca tan característica de los italianos y de la época, es lo mismo que la frase de Cristo: "Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya".
La Virgen no quería que Cristo sufriese y muriese, pero, al igual que su Hijo, ante todo quería que se hiciese la Voluntad del Padre, incluso aunque para ello Cristo tuviera que morir y ella padecer como si una espada la atravesara el corazón. Y la Voluntad de Dios era que Cristo nos redimiera en la Cruz. Como es lógico, con respecto al pecado de los que mataron a Cristo, la Voluntad de Dios solo era permisiva: sacó un bien del mal que hicieron voluntariamente, pero no deseaba que hicieran mal. En ese sentido, la Virgen quería lo mismo: que Cristo nos redimiera aun a costa de morir por ello, pero solo soportando el mal, no haciéndolo ella.
Por lo tanto, no hay que entender literalmente que la Virgen habría crucificado a Cristo, porque eso habría sido un pecado horrible y contrario a la Voluntad de Dios. Hay que entender solo que su entrega a la Voluntad del Padre era tan grande que quería con todas sus fuerzas que se hiciera esa Voluntad, incluso aunque esa Voluntad fuera que su Hijo muriera terriblemente ante sus ojos. Lo mismo puede decirse de Cristo, que fue voluntariamente a su pasión, haciendo la Voluntad de su Padre.
Es decir, el quid de la cuestión está en distinguir la voluntad activa o decretiva de Dios y su voluntad permisiva, que, trasladada a nosotros (incluida nuestra Señora) se plasma en hacer el bien y soportar el mal, no hacerlo.
Espero no haberle ofendido con la respuesta humorística. Por si acaso, borraré la primera frase y le ruego que me disculpe.
Pensando en lo que dice Pampeano, recuerdo que luego de la V Reunión de Aparecida, del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, en el Documento Conclusivo, ( según Ediciones Paulinas, Tercera edición en 2008 impreso en Bogotá, Colombia), que nos pedía entonces La Iglesia VER como creyentes, nos dice que "todos somos discípulos" (y entonces nos enseñó a considerar a María la primera discípula). Llamados a vivir el discipulado en comunión, según diversos lugares para la comunión; interesa que tengan vida... abundante, y nos pedía entonces JUZGAR, pero antes formarnos, para poder ACTUAR como Sal, Luz y Fermento.
Recién inició papa Francisco, creíamos ver en sus actuaciones esa línea de Aparecida; eran dos ejes : CRISTO y los pobres. Entendiendo que ¡CRISTO y María son inseparables! y eso, por Voluntad del Cielo!
Esperamos, oramos, para que se cumpla el Tiempo... en que Ella " ...nadie ha sido capaz de reseñar que es la mismísima Madre de Dios Quien ha pedido que se establezca el quinto dogma mariano de "María Corredentora , Mediadora y Abogada de todos los hombres".!!!!...Sí...la Virgen Inmaculada lo pidió en sus apariciones en Amsterdam...y en 1950 reveló incluso el día en que será declarado solemnemente dicho Dogma en la Basílica de San Pedro: un 31 de Mayo...de....años venideros....y esperemos que sea lo más pronto posible, pues a la declaración de este quinto dogma condiciona la Inmaculada Corredentora...la Paz en el mundo!!!.." como dice Anónimo toledano. Seguimos esperando ese tiempo que creíamos iniciaba con este papado... que nos desilusionó al respecto.
Audiencia General de S.S. Juan Pablo II
1. Completando nuestra reflexión sobre María al concluir este ciclo de catequesis dedicado al Padre, queremos subrayar hoy su papel en nuestro camino hacia el Padre.
Él mismo quiso que María estuviera presente en la historia de la salvación. Cuando decidió enviar a su Hijo al mundo, quiso que llegara a nosotros naciendo de una mujer (cf. Gálatas 4,4). De este modo, quiso que esta mujer, la primera que acogió a su Hijo, lo comunicara a toda la humanidad.
Por tanto, María se encuentra en el camino que va desde el Padre a la humanidad como madre que nos da a todos al Hijo Salvador. Al mismo tiempo, se encuentra en el camino que tienen que recorrer los hombres para ir al Padre, por medio de Cristo en el Espíritu (cf. Efesios 2,18).
Cristo en María
2. Para comprender la presencia de María en el itinerario hacia el Padre, tenemos que reconocer con todas las Iglesias que Cristo es «el camino, la verdad y la vida» (Juan 14, 6) y el único mediador entre Dios y los hombres (cf. 1Timoteo 2,5). María está presente en la única mediación de Cristo y está totalmente a su servicio. De modo que, así como el Concilio subrayó en la «Lumen gentium», «la misión maternal de María hacia los hombres, de ninguna manera obscurece ni disminuye esta única mediación de Cristo, sino más bien muestra su eficacia» (n. 60). No estamos afirmando ni mucho menos que el papel de María en la vida de la Iglesia está fuera de la mediación de Cristo o junto a ella, como si se tratara de una mediación paralela o en competencia.
Como dije expresamente en la encíclica «Redemptoris Mater», la mediación materna de María «es mediación en Cristo» (n. 38). El Concilio explica: «todo el influjo salvífico de la Bienaventurada Virgen en favor de los hombres no es exigido por ninguna ley, sino que nace del Divino beneplácito y de la superabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, de ella depende totalmente y de la misma saca toda su virtud; y lejos de impedirla, fomenta la unión inmediata de los creyentes con Cristo» («Lumen gentium», 60).
Es más, María, quien también fue redimida por Cristo, es la primera de los creyentes, pues la gracia que le concedió Dios Padre al inicio de su existencia se debe a los «méritos de Jesucristo, Salvador del género humano», como afirma la bula «Ineffabilis Deus» de Pío IX (DS, 2803). Toda la cooperación de María en la salvación está fundada en la mediación de Cristo y está orientada esencialmente a hacer nuestro encuentro con Él más íntimo y profundo; «La Iglesia no duda en reconocer abiertamente esta función subordinada de María, la experimenta continuamente y la recomienda al amor de los fieles, para que, apoyados por esta ayuda materna, se unan más íntimamente al Mediador y Salvador» (íbidem).
María en Cristo
3. María, en realidad, no quiere atraer la atención sobre su persona. Vivió en la tierra con la mirada puesta en Jesús y en el Padre celeste. Su deseo más fuerte fue el de hacer que las miradas de todos convergieran en esta dirección. Quiere promover una mirada de fe y de esperanza en el Salvador que el Padre nos envió.
Fue modelo de una mirada de fe y de esperanza sobre todo cuando, en la tempestad de la pasión del Hijo, conservó en el corazón una fe total en Él y en el Padre. Mientras los discípulos turbados por los acontecimientos sintieron cómo su fe quedaba profundamente sacudida, María, a pesar de sufrir por el dolor, mantuvo la certeza de que se realizaría la predicción Jesús: «El Hijo del hombre... resucitará al tercer día» (Mateo 17, 22-23). Una certeza que no la abandonó ni siquiera cuando acogió entre sus brazos el cuerpo sin vida del hijo crucificado.
4. Con esta mirada de fe y de esperanza, María alienta a la Iglesia y a los creyentes a cumplir siempre la voluntad del Padre, que Cristo nos ha manifestado.
Cada generación de cristianos sigue escuchando el eco de las palabras dirigidas a los servidores durante el milagro de Caná: «Haced lo que él os diga» (Juan, 2, 5).
Su consejo fue seguido cuando los servidores llenaron las tinajas hasta los topes. La misma invitación nos la dirige hoy a nosotros María. Es una exhortación a entrar en el nuevo período de la historia con la decisión de hacer todo lo que Cristo dijo en el Evangelio en nombre del Padre y que nos es sugerida actualmente por el Espíritu que habita en nosotros.
Si hacemos lo que nos dice Cristo, el milenio que comienza podrá asumir un nuevo rostro, más evangélico y más auténticamente cristiano, y responder así a la aspiración más profunda de María.
5. Las palabras: «Haced lo que él os diga», mostrándonos a Cristo, nos recuerdan también al Padre hacia el que estamos en camino. Coinciden con la voz del Padre que resonó en el monte de la Transfiguración: «Este es mi hijo predilecto... Escuchadlo» (Mateo 17, 5). Este mismo Padre con la palabra de Cristo y la luz del Espíritu Santo nos llama, nos guía, nos espera.
Nuestra santidad consiste en hacer todo aquello que nos dice el Padre. Aquí está el valor de la vida de María: el cumplimiento de la voluntad divina. Acompañados y sostenidos por María recibimos con gratitud el nuevo milenio de las manos del Padre y nos comprometemos a corresponder a su gracia con humilde y generosa entrega.
La Santísima Virgen, ha fue elegida por Dios mudo antes que !os cientos de la tierra se asentarán sobre sus cimientos y El!a había consagrado a vida a Dos por entero por las excelencias y las gracias de !as que gozaba; era una criatura muy superior a !os demás mortales y, cuando el Arcángel San Gabriel se presentó ante Ella, lo hizo con este saludo: "Ave María, gratia
plena". En su diálogo en el arcángel respondió a dudar para nada: He aquí la esclava del Señor" . Desde ese momento en el que Cristo se encarnó, y después de las palabras del sabio Simeón, ella fue conocedora de su destino. Sin ella no habría habido redención y Cristo no se habría manifestado a los hombres. Ella, aunque en distinto plano, tiene en su haber los privilegios de su Hijo, por mandato divino, en el plano de la redención del hombre caído. Els es la única y San Juan Bautista, los único que gozan de la dicha de nacer sin pecado. E!la estaba salvada por la sencilla razón de que era la Madre del Redentor. Efectivamente es CORREDENTORA, porque a su vida paralela a la de su Hijo, murió enclavada con Cristo en la Cruz. Paz y Bien
Es que de verdad ya, por favor...
Con san Pablo a lo mejor es ya subconsciente o que lo cito mucho, como le leo mucho. Cuánta virilidad da a nuestra fe sus palabras. Aquella misma que encuentro en nuestros clásicos.
"Cuando el dogma... sea proclamado, entonces la Señora de todos los Pueblos dará la verdadera paz al mundo" (31.05.1954). https://www.corazones.org/maria/todoslos_pueblos_nrasenora.htm
Lo siento, pero es falso que la Iglesia ha aprobado las apariciones de Amsterdam. La última declaración de la CDF al respecto ha ratificado que no consta sobrenaturalidad.
El obispo local únicamente ha aprobado la veneración a la Virgen bajo el título de Señora de todos los pueblos, por no presentar ningún inconveniente doctrinal, pero ha aclarado en diciembre del año pasado que esa aprobación no implica un reconocimiento de las apariciones ni de los mensajes.
Seamos más cuidadosos en nuestras afirmaciones, que con la mentira solo se favorece al padre de la mentira.
https://www.aciprensa.com/amp/noticias/vaticano-pide-no-promover-supuestas-apariciones-de-la-virgen-maria-88377
Era lo que yo tenía entendido, pero no quería escribirlo sin haberlo ratificado antes.
En otro post de esta web asistí a una discusión sobre la existencia (o inexistencia) de Dios. Todos tenían sus buenas u oportunas razones para defender su posición. Vi que el final el debate se quedó en tablas, tal como se leyó en el último comentario.
Pero cuando leo toda esta controversia, me inclino a pensar que Dios no existe.
También en otro post me preguntaba porque Dios, o como en este caso, otro ser o entidad sobrenatural como la Virgen María no se pronunciaba o manifestaba para aclarar definitivamente las cosas.
Sería tan sencillo ... ¿por qué no lo hace? ¿cuál es el motivo para tanta inquietud y desabrimiento? no lo entiendo si Vds. creen en la realidad de la Virgen María.
Por otra parte, ante una evidencia de tal dimensión, sería suficiente para hacer a todo el mundo, absolutamente a todo el mundo, creyente.
Pues tiene su enjundia que cuando ha saltado al debate un comentarista que, efectivamente, da razón de una manifestación de la virgen María, no solo los demás comentaristas lo desautorizan, sino que la propia Iglesia Romana lo desmiente.
Con franqueza, no se entiende nada. Y a pesar de todo, Vds. todavía siguen teniendo fe. Como mínimo es admirable.
Y me gustaría agregar algunas reflexiones:
La existencia de Dios, por ejemplo, no ha sido definida expresamente como dogma de fe, básicamente porque nada tendría sentido en el catolicismo sin ella.Por supuesto que nada tendría sentido en el catolicismo sin la existencia de Dios, pero creo que esa existencia sí fue definida y expresamente, ya que en el Credo rezamos: "Creo en Dios Padre Todopoderoso..." (Concilio de Nicea, magisterio extraordinario si lo hay). Todo el Credo es dogma de fe. Y si digo que "Creo en Dios" estoy diciendo que "Creo que existe Dios", ya que no podemos creer en algo que no existe (sería un oxímoron).
@Hechos:
Pues sí, era completamente libre, ¿Se puede explicar? No se puede explicar con lo limitada que es nuestra razón, física e imperfecta...Para que Jesús fuera perfectamente hombre necesitaba un SI perfectamente libre y voluntario de la que iba a ser su madre. Si así no hubiera sido, Jesús hubiera sido hijo de una violación y con eso Dios se contradeciría asímismo. El nacimiento de Cristo necesitaba SÍ o SÍ un asentimiento totalmente libre y voluntario de la Virgen María. La Virgen aceptó ser desposada por el Espíritu Santo (lo que dicho sea de paso, afirma la perpetua virginidad de María). Por eso es Correndentora. porque como dijeron muchos Papas, entre ellos San Pío X (y acoto, el único Papa en hacer milagros en vida después de San Pedro), la Virgen con su SÍ proporcionó la "materia del sacrificio redentor".
Finalmente, respecto de si es necesario o no declarar el dogma, la Virgen anunció que ese dogma sería declarado en su Aparición ante Mariana de Jesús (la Aparición de la Virgen del Buen Suceso). Así que solo es cuestión de tiempo para que ello ocurra.
Una vez más, excelente artículo el tuyo Bruno.
Al descontextualizar y entresacar usted la frase de mi comentario ha perdido el sentido que tenía y parece que yo hubiese escrito una barbaridad.
¿Se puede explicar que la Virgen era completamente libre en su Sí a Dios y al mismo tiempo Dios desde la Eternidad por Su Omnisciencia conocía su Sí?
Para escribir lo que ha escrito no necesita citarme a mí, ni mucho menos tergiversar el sentido de lo que yo he escrito.
Que la Aurora de María nos permita comprender que todo cuanto hacemos es para el Reino, si lo buscamos. Entonces, nuestros trabajos, sufrimientos y esperanzas quedan envueltas en la luz matinal del gozo y de la paz, porque se nos permite participar en esta magnífica construcción para la eternidad; gozo de Cristo y de María. En verdad, rompemos la crisálida del “hombre viejo”, y experimentamos los albores de “la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8). Hemos puesto nuestras manos sobre el arado, empuñado la espada, pulsado la lira de nuestro corazón, mientras recorremos caminos infinitos. Que nuestra Madre irradie su Luz sobre nosotros, que penetre en nuestras honduras y nos transfigure. Necesitamos ser transformados a fin de que transformemos el mundo. Las cosas esperan nuestra intervención, veamos que dormitan, sufren con paciencia, y nos contemplan en espera de que descorramos el velo que las oprime; también ellas quieren participar y alegrarse junto con nosotros ante el día que amanece.”Ha venido el Día. ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia ¿Y no la aceptan?” (Mens. de Jesús en S. Nicolás). ¡Qué tardos somos en comprender! (cf. Luc 24, 25). Nos adormece el sueño, nos paraliza el frío de la inercia, ¡nos embota el mundo!. El tiempo urge, no lo hay para dudas y cavilaciones. “Sois dioses, hijos del Altísimo” (Ps 82, 6; Jn 10, 34). Somos convocados; Cristo quiere participarnos los bienes inauditos que surgen del océano de sus sufrimientos transfigurados por la gloria. Para esto sufrió, para que nosotros, si aceptamos nuestra pequeña cruz, tuviéramos acceso a ellos para la edificación del Reino. El Dueños de la Viña nos invitas a los trabajos de la hora undécima, no permanezcamos sentados en la plaza, y recibiremos nuestro denario. No hay trabajo honrado que carezca de interés para el Reino, porque más allá de qué hagamos, está la mente y el corazón cristianos que obran portentos invisibles. León Bloy lo expresó así: “Emperador o mozo de cordel, nadie conoce su fardo o su corona” (El Alma de Napoleón). De modo que nuestros actos hechos en y para el Reino, no se miden por su consistencia temporal. Estamos entrando de lleno en la Nueva Edad del Reino; miremos, contemplemos, y oremos a la Aurora de María, y Ella nos guiará, sostendrá y sonreirá, haciendo de nuestras vidas un Jardín de Delicias (Génesis).
Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora Tu Espíritu sobre la tierra.
Haz que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra.
Que la Señora de todos los Pueblos, que un día era María, sea nuestra Abogada.
Amén
No te enojes, que mi comentario no fue un cargo o reproche para ti, sino que quiso ser una respuesta a un interrogante, que ahora me doy cuenta que fue una pregunta retórica la que formulaste. Disculpa mi pobre entendimiento que no supo interpretar lo que escribiste.
No hubo mala intención de mi parte (de hecho si la hubiera habido, mal podría considerarme a mi mismo siquiera católico comentando con tan mal sentimiento —torcer adrede un escrito— en mi corazón) y no creí que tergiversaba lo que habías puesto. Como te dije, solo han sido mis pocas luces para interpretar el sentido de tu oración. Mis sinceras disculpas.
No estoy enojado.
Sin problemas.
Es simplemente que el Infierno está empedrado con malosentendidos.
Y no es una pregunta retórica pues es el escollo para muchas personas que no pueden trascender de nuestra dimensión y les impide su conversión.
Sin intención no hay agravio.
Mis disculpas si he sido demasiado recio en la aclaración.
Simplemente escribir que sin Papa no hay Iglesia.
Y también que el aplastamiento final de Satanás se producirá tras la Segunda Venida de Cristo y no antes. Y no es que lo diga yo, es lo que dice el propio Cristo en el Evangelio ratificado por la Iglesia.
¡Qué todos puedan hacer realmente santo este Jueves!
Dios Padre Todopoderoso, al Señor Jesucristo Hijo del Padre y al Espíritu Santo.
Veneración de Hiperdulía a la Virgen María.
Es verdad que la llamamos Reina, Señora y Mediadora, pero estos títulos son más inmediatos que el de Corredentora. Hablamos del Rey Felipe, de la señora de la casa, del mediador del conflicto, y de ahí damos el salto al plano de la fe.
En cambio no solemos hablar de corredentores en el orden humano, y cuando damos el salto al plano de la fe nos encontramos con que sólo Dios puede redimir, aunque los hombres, y más aún la Virgen, podamos colaborar. Se puede hablar de corredención, pero en sentido verdadero es algo que sólo Dios (o el Dios encarnado) pueden hacer.
Ahora bien, si vamos a hablar de la grandeza infinita de Jesucristo, El Señor, pues declarar que por sus venas corre sangre preciosa, de salvación, de resurrección.
Bendito sea Dios y su voluntad soberana y absoluta.
La argumentación de que la Santísima Virgen también padeció al pie de la Cruz me parece bastante inconsistente. No pocos mártires han podido experimentar padecimientos infinitamente más brutales.
Para expresar dignamente la misericordia del Señor, nos unimos a Tu Madre Inmaculada, porque así nuestro himno Te será más agradable ya que Ella ha sido elegida entre ángeles y los hombres a través de Ella, como a través del cristal puro, ha llegado a nosotros Tu misericordia, por su mérito el hombre se hizo agradable a Dios, por su mérito todos los torrentes de gracias fluyen sobre nosotros.
Estupendo artículo. Me ha encantado. Lo claro, preciso, sucinto.. Está fenomenal. Enhorabuena. Si escribes otro sobre el Papa, el por qué la figura y su necesidad en la Iglesia, así tan claro y brillante, sencillamente ya lo bordas.
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