Y Mons. Sánchez Sorondo es Canciller de dos Academias Pontificias…
Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo es uno de los argentinos ilustres de este pontificado. De hecho, dirige no una, sino dos Academias Pontificias, como Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales. Sin embargo, hace dos días, en una entrevista, mostró que no sólo no conocía los principios básicos de la moral católica, sino que los negaba explícitamente y defendía el consecuencialismo moral, una postura condenada por la Iglesia.
Ante las preguntas de un periodista de LifeSiteNews, explicó que había invitado al Vaticano a Paul Ehrlich, al igual que a otros famosos defensores del aborto y propagadores del mito de la sobrepoblación, porque “es un especialista en estas cosas. Por eso lo invitamos, porque es un especialista en estas cosas. Ha escrito un montón de libros sobre el tema, así que es un especialista”. Es sorprendente que Mons. Sánchez Sorondo no se dé cuenta de que escribir libros llenos de barbaridades, refutados innumerables veces y cuyas predicciones han mostrado ser erróneas una y otra y otra vez, no convierte a alguien en un experto. Lo convierte en lo contrario de un experto.


Se ve que me voy haciendo viejo, porque aún recuerdo los viejos tiempos de Alfa y Omega, creado como una estupenda herramienta de evangelización, llena de ilusión por llevar a Cristo al mundo, defender sin complejos la razonabilidad de la fe y mostrar las incontables riquezas espirituales de la Tradición y la vida de la Iglesia. En mi casa todavía debe de estar en algún sitio un cuaderno en el que, entre otras cosas, guardaba recortes de la revista que me habían parecido especialmente buenos. Precisamente por eso, me duele ver que el catolicismo del semanario se va diluyendo cada vez más en el progresismo ambiente, adoptado de forma entusiasta y acrítica por sus responsables.
Sí, ya lo sé: no es habitual que en este blog se trate el tema de las momias radioactivas. Una pena, por otra parte, porque sería un blog mucho más entretenido. Por cierto, eso me recuerda un viejo chiste. ¿Saben cuál es la diferencia entre una momia egipcia y un jesuita heterodoxo? Que la momia tiene menos arena en el cerebro, no huele tanto a naftalina y, probablemente, sabe más teología que el pobre jesuita.



