InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Iglesia en el mundo

8.04.20

Vive peligrosamente

Para celebrar la absolución del Cardenal Pell de los cargos que pesaban contra él y su liberación, vuelvo a traer al blog un artículo que escribí hace más de diez años y que, visto lo visto, no dejaba de tener un cierto tono profético:

Me ha encantado leer que el Cardenal Pell, de Sydney, va a participar en el Primer Festival de Ideas Peligrosas en Australia. Me ha parecido extrañamente apropiado, porque no hay nada más peligroso que el cristianismo. La fe católica puede ser odiada, despreciada, rechazada, amada o admirada, pero quien la considere algo aburrido, intrascendente o rutinario no tiene ni la más mínima idea de lo que es el cristianismo o sólo se ha encontrado con cristianos de pega. Será como el que dice que una víbora es muy mona o que un león es hogareño: o habla por hablar o lo que él llama víbora y león son, en realidad, muñecos de peluche.

No hay idea más peligrosa que la Encarnación, porque coloca al mundo cabeza abajo. En lugar de un Dios o, más bien, una Fuerza absoluta e impersonal en lo alto, que lo fundamenta todo pero a la que no le importa nada, y unos insignificantes seres humanos en la tierra, que hoy están vivos y mañana vuelven al polvo, en lugar de un universo que evoluciona sin saber muy bien hacia dónde o de un eterno retorno por el que todo es siempre lo mismo, los cristianos nos encontramos con un universo trastocado. Dios se hace pequeño, lo inmortal se hace mortal, lo Abstracto resulta ser Alguien. Y, de la misma forma, los insignificantes seres humanos están llamados a ser hijos de Dios, los mortales reciben la inmortalidad, los hombres falibles se atreven a decir que conocen la Verdad y el sinsentido de la vida se desvela como parte del Plan de Dios. Hasta el más mínimo aspecto de la vida queda transformado.

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23.03.20

Como si la muerte no existiera

Desde el deísmo de los viejos enciclopedistas de la Ilustración, se puso de moda vivir etsi Deus non daretur, como si Dios no existiera o no fuera evidente. Cualquier niño que hubiera estudiado el catecismo podría haber predicho que las consecuencias no serían buenas. Dejando a un lado guillotinas y revoluciones, uno de los efectos más curiosos fue que, una vez que la gente se acostumbró a vivir como si Dios no existiera, sin darse cuenta terminó viviendo también etsi mors non daretur, como si la muerte no existiera.

En las sociedades antiguas, la muerte siempre estaba presente. El arte, el pensamiento, la religión y la vida cotidiana ofrecían un constante memento mori, a veces sombrío, en ocasiones macabro y, en el mejor de los casos, esperanzado, pero siempre presente. Desde hace algo menos de un siglo, sin embargo, la muerte prácticamente ha desaparecido de la vida social y del pensamiento. Al desaparecer Dios de la escena, dejó de haber respuesta para el gran enigma de la muerte y no hay nada que resulte más incómodo y embarazoso que un enigma sin respuesta.

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19.03.20

Wuhan y la «Iglesia patriótica»

Estos días, la ciudad china de Wuhan está en boca de todos. En ella surgió, no se sabe muy bien cómo, el virus que ha sembrado el pánico por el resto del mundo y que, por primera vez, ha hecho que se suspenda el culto católico público en multitud de diócesis de Europa y América y hasta que se cierren las iglesias. Sin duda, una distinción suficiente para que aparezca en los libros de historia de la Iglesia.

No es, sin embargo, la primera vez que Wuhan aparece en un lugar destacado en la historia de la Iglesia. Como señala Riposte Catholique, en Wuhan se ordenaron los primeros obispos chinos “patrióticos”, es decir, los primeros que habían sustituido la obediencia al Papa y a la Iglesia por el sometimiento al Partido Comunista chino.

El 13 de abril de 1958, dos franciscanos chinos, Bernardin Tong Guang-quing y Marc Yuan Wen-hua, fueron consagrados obispos de la “Iglesia patriótica”. La Asociación Patriótica Católica China había sido creada el año anterior por la Oficina de Asuntos Religiosos del gobierno chino con el objetivo de domesticar el catolicismo y convertirlo en un órgano más del omnipresente Partido Comunista, desgajándolo de sus lazos con la Iglesia universal. La creación de este absurdo (un catolicismo no católico) fue desencadenada por el reconocimiento por la Santa Sede de Taiwán en 1951 y la consiguiente ruptura de relaciones diplomáticas por parte de la China comunista en represalia.

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16.03.20

Cinco minutos de fe contra el coronavirus

Un amable lector me ha enviado una novena a San Roque, patrono de los contagiados por epidemias, para pedir su intercesión y protección en relación con el coronavirus. Por el lenguaje, parece haber sido adaptada de una novena antigua y creo que es buena y provechosa, así que la estamos rezando en familia y la traigo al blog por si algún lector quisiera rezarla también.

Como debe ser, la novena es breve y sustanciosa: apenas cinco minutos al día, pero llena de fe y confianza en Dios. Al comienzo se incluye una pequeña reflexión sobre la importancia de rezar en tiempos de calamidades públicas y sobre la historia de San Roque, que no forma parte de la novena pero es bueno leer.

Dios bendiga y proteja especialmente a los lectores de este blog y, si es su voluntad que alguno de nosotros muera, bendita sea esa voluntad. Que Dios nos purifique de nuestros pecados y nos lleve a contemplar su Rostro, a gozar de la compañía de nuestra Señora, de San Roque y de todos los santos y a rezar por los demás lectores. ¿Hay algo mejor que podamos desear?

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6.03.20

Oración por mi obispo

La Iglesia siempre ha considerado conveniente que los fieles recen por su obispo. Por eso, cada vez que vamos a Misa, pedimos “por nuestro obispo N.”. Hoy, sin embargo, debido a la grave crisis que sufre la Iglesia, es aún más importante que recemos constantemente por nuestros obispos, a tiempo y a destiempo, así que se me ha ocurrido componer una oración para rezar por mi obispo y traerla al blog, por si a alguien le resulta útil para rezar por el suyo.

Teniendo en cuenta la situación actual, probablemente haya lectores a los que no les guste su obispo. Razón de más para rezar por él. Es una obligación impuesta por el cuarto mandamiento y, además, no cabe duda de que redundará en nuestro propio beneficio, porque las primeras interesadas en tener un buen pastor son las ovejas.

Los obispos tienen una grandísima responsabilidad y, en el Juicio, se les pedirá cuentas de cada fiel que perdió la fe, cada pagano al que no se le anunció el Evangelio y cada vez que se enseñaron herejías en sus parroquias en vez de la fe que da la vida eterna. Sin embargo, a nosotros también se nos preguntará por qué, conociendo su debilidad, no los sostuvimos con nuestra oración, como era nuestro deber.

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