InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Iglesia en el mundo

4.01.24

El cardenal Fernández se bate en retirada, aunque atacando

Dos semanas después de asegurarnos que la declaración Fiducia supplicans era “suficiente” y no cabía “esperar otras respuestas” (FS 41), el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publica otro documento sobre el tema, una nota de prensa aclaratoria. Parece que el hecho inaudito de que multitud de obispos y conferencias episcopales de todo el mundo hayan rechazado la declaración original ha obligado al Dicasterio a publicar urgentemente algo, lo que fuera, para intentar cubrir el desaguisado. El resultado es una nota de prensa que hiede a pánico y desesperación.

En la nota se hace referencia a las “comprensibles manifestaciones de algunas Conferencias episcopales” frente a Fiducia supplicans. Si esas reacciones resultan inauditas, pero a la vez son comprensibles, ¿no significa eso necesariamente que el documento en sí fue una chapuza inaudita? Porque, si los obispos, que nunca se atreven a cuestionar lo que viene de Roma, de pronto han rechazado en gran número esta declaración y esa reacción es “comprensible”, nos vemos obligados a deducir que hay un grave problema en la propia declaración.

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2.01.24

Cuatro casos prácticos (y medio) de aplicación de Fiducia supplicans

Estos últimos días hemos hablado mucho sobre Fiducia supplicans, el documento del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que permite dar la bendición a las parejas en situación matrimonial irregular o del mismo sexo. Hay que reconocer que, en el plano teórico, en el texto del documento se ofrecen múltiples garantías de que estas bendiciones no se van a utilizar de forma indebida, para saltarse la doctrina católica sobre la sexualidad y el matrimonio.

En el documento se nos asegura, por ejemplo, que con las bendiciones “no se pretende legitimar nada, sino sólo abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor”, que son “un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor” y están destinadas a personas que “desean encomendarse al Señor y a su misericordia, invocar su ayuda, dejarse guiar hacia una mayor comprensión de su designio de amor y de vida”, para “responder a la voluntad del Señor” y que el ministro puede pedir para las personas bendecidas “la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad”. En ese sentido, se reconoce que “la Iglesia no tiene potestad para conferir su bendición litúrgica cuando ésta, de alguna manera, puede ofrecer una forma de legitimidad moral a una unión que presume de ser un matrimonio o a una práctica sexual extramatrimonial”. Resumiendo, según el documento, las bendiciones permitidas están dirigidas a personas que quieren pedir la ayuda de Dios para salir del pecado y cumplir la voluntad de Dios y en ningún caso pueden ofrecer legitimidad a las prácticas sexuales extramatrimoniales.

Como, por desgracia, es frecuente que las palabras se las lleve el viento, los lectores estarán de acuerdo en que conviene contrastar esas palabras con los hechos. Dos semanas después de la firma de Fiducia supplicans podemos considerar cuatro casos prácticos (o mejor, cuatro y medio) de aplicación de la misma, para comprobar si esas garantías que nos ofrecía eran reales. Como dice el proverbio ruso que recordó Reagan en relación con el desarme nuclear: confía, pero verifica.

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30.12.23

¿Qué podemos aprender de Fiducia supplicans?

Gracias a Dios, de todo podemos aprender algo y la reciente declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe no es una excepción.

En este caso, con todo el respeto, sugiero no intentar aprender nada del propio documento. Está viciado de raíz por la idea de que no existen actos que sean malos en sí mismos y parece haber sido escrito con una forma mentis que no es católica. Eso hace que, a mi entender, sea dañino, incluso en las partes que pretenden ser consideraciones piadosas. Como decían los escolásticos, bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu o, dicho de otra manera, basta una cucharada de veneno para estropear un gran pastel.

Podemos, sin embargo, aprender dos importantísimas lecciones de lo que ha sucedido con la declaración. A fin de cuentas, ha sido rechazada públicamente por multitud de obispos y conferencias episcopales enteras, algo que apenas tiene precedentes en el último siglo de la Iglesia, así que por fuerza ha de ser un acontecimiento significativo.

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29.12.23

Los centinelas están despertando

Con agradecimiento y casi sin atrevernos a creer lo que veíamos, hemos contemplado estos días cómo los centinelas, que estaban sumidos en un sopor invencible, han empezado a despertar. Los obispos, los centinelas de la Ciudad de Dios, que parecían dispuestos a callar pasara lo que pasase, se han decidido a hablar. Al menos algunos.

Ha sido una verdadera sorpresa para todos. Lo humanamente previsible era que la publicación repentina de Fiducia supplicans fuera recibida por los obispos con la misma mezcla de elogios de cara a la galería, indiferencia práctica y protestas privadas que otros documentos y declaraciones anteriores. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué empiezan a despertar por fin los centinelas de la Iglesia? No es fácil de entender.

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18.12.23

Se burlan de nosotros

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe, dirigido por el Card. Victor Manuel Fernández, parece haber decidido llevar hasta el extremo el consejo del Papa Francisco de “hacer lío". Al menos, no se me ocurre otra forma de interpretar la decisión de abandonar su papel de enseñar la fe y dedicarse a la ficción literaria.

En efecto, el nuevo documento que ha aprobado hoy el Dicasterio es un ejercicio de pura ficción para permitir las bendiciones a las parejas que viven en adulterio o del mismo sexo. Se trata de una declaración, titulada Fiducia Supplicans, que consiste en esencia en fingir que no se está bendiciendo lo que sí se está bendiciendo, aunque todos sabemos que es eso lo que se está bendiciendo y todos sabemos que es eso lo que se quiere bendecir y todos sabemos que es completamente contrario a la moral católica bendecirlo.

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