InfoCatólica / Espada de doble filo / Categoría: Signos de esperanza

23.10.10

Algo especial este domingo

Quiero animar a los lectores del blog a que tengan algo muy en cuenta en su oración de hoy: Mañana hay una reunión parroquial en la iglesia del Monte Calvario (Mount Calvary Church), en Baltimore, Estados Unidos.

Ya sé que, probablemente, habrá miles y miles de reuniones en parroquias de todo el mundo, pero ésta es especial. Se trata de una iglesia episcopaliana (es decir, anglicana de los Estados Unidos) y mañana se reúnen para decidir si, como parroquia, van a volver a la Iglesia Católica. El consejo parroquial, con sus pastores a la cabeza, se mostró ya unánimemente a favor de esta idea y ahora son los fieles los que deben decidir dos cosas. En primer lugar, si dejan la Comunión Anglicana y, en segundo lugar, si piden entrar en la Iglesia Católica.

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21.09.10

Una buena frase de una mala película

Acabo de ver la película Centurión. No esperaba mucho de ella y ha respondido de forma bastante fiel a mis expectativas. Tiene mucha sangre, pero poco interés. Muchas luchas, pero generalmente inverosímiles y con un desconocimiento casi total de lo que es la guerra. Un argumento bastante malo, multitud de incoherencias, los consabidos dogmas feministas, inexactitudes históricas por doquier (¿cuándo aprenderán en Hollywood que los romanos luchaban siempre con la punta de la espada y no dando tajos como los bárbaros?) y de faltas de sentido común. En fin, lo previsible.

Ha habido, sin embargo, una frase de la película que me ha parecido interesante. La pronuncia un centurión romano tras una batalla en la que ha perecido toda su legión salvo un puñado de supervivientes:

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13.07.10

Santas varices

Este domingo a media tarde, caminaba por la acera con los niños hacia nuestro coche aparcado, cuando vi que iba por delante de nosotros una monja anciana. Entre que yo llevaba un carrito de niño y que la acera era estrecha, no era posible adelantar, así que fuimos un buen trecho detrás de ella.

Caminaba muy despacio, con las piernas hinchadas y llenas de varices. Apenas podía avanzar lentamente y renqueando un poco, apoyándose siempre en un bastón. Mientras la miraba caminar, sentí por un momento el impulso de tirarme al suelo y besar esos pies cansados y doloridos. No lo hice, como es lógico. Por vergüenza y porque el resultado más probable habría sido que la monja me golpease con el bastón y llamase a la policía. Además, fui consciente de que no era digno de hacerlo.

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5.06.10

Más cerca de la unidad

Muy poco a poco, las cosas van cambiando en las relaciones entre católicos y ortodoxos. Por supuesto, siempre hemos tenido una esperanza teologal de que Dios podía hacer milagros y conseguir la reconciliación de la Ortodoxia con la Iglesia Católica. En las últimas décadas, sin embargo, los avances en este campo han hecho que, además de la esencial esperanza teologal, empiece a apuntar también una cierta esperanza humana de que la unidad con los ortodoxos esté más cerca.

Sería difícil resumir todos los hechos que llevan a pensar algo así: desde el impulso a unas nuevas relaciones con Pablo VI, hasta la admiración ortodoxa por la teología de Benedicto XVI y la creación de la “vía anglocatólica” a la unidad, pasando por la estima de Juan Pablo II por el “otro pulmón” oriental de la Iglesia y el inicio de conversaciones teológicas. Las relaciones en particular con los Patriarcas de Constantinopla son muy buenas desde Atenágoras y muchos otros patriarcas y obispos ortodoxos han ido siguiendo este ejemplo de los Patriarcas Ecuménicos.

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13.04.10

Para no levantarnos como paganos

Me gustaron tanto las preces de las laudes de ayer que las traigo hoy al blog, para que puedan leerlas y usarlas los que no acostumbren a rezar la liturgia de las horas. Y también por si a alguien le pasaron desapercibidas al rezar laudes ayer, que a todos nos pasa alguna vez.

Me parecieron algo estupendo para rezar al comienzo de la jornada. De hecho, se podrían tomar como oración breve de la mañana para todos los días. Y así no nos levantaríamos como los paganos, sino como auténticos cristianos. En lugar de levantarnos renegando, desanimados, quejándonos del trabajo que tenemos que hacer, o de no tener trabajo, o de mil otras cosas, nos levantaríamos con fe.

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