¿Qué es la Iglesia?
La emocionante situación que ha creado Benedicto XVI en relación con los anglocatólicos, la formación de los nuevos Ordinariatos y la Constitución Anglicanorum coetibus han hecho que, últimamente, me informe más en profundidad sobre los diversos grupos anglicanos y sus diversas teologías, liturgias, estructuras, etc. Contemplar a los diferentes grupos anglicanos ha hecho, curiosamente, que entienda mejor algo fundamental de la Iglesia Católica.
Las formas que tienen estos grupos de entender la Iglesia son casi infinitas. Se pueden encontrar federaciones y confederaciones, corrientes contradictorias dentro de Comuniones más grandes, nuevas Comuniones que surgen sin cesar, cismas de cismas de otros cismas, organizaciones congregacionalistas o sinodales, estructuras tradicionales y estructuras que cambian casi cada año… En fin, prácticamente de todo.
Muchos anglocatólicos, sin embargo, se están preparando para volver a la Iglesia Católica. Para ellos, se acaba así ese perpetuo reinventar lo que es la Iglesia, intentando cambiar continuamente su naturaleza esencial. Es decir, han descubierto que la Iglesia no se construye, sino que uno se encuentra con ella. Ante todo, la Iglesia es algo ya hecho en lo sustancial y no algo que nosotros fabricamos. No podemos decidir cómo tiene que ser. Es la perla preciosa, el tesoro escondido en el campo. Y esta verdad es igualmente válida para los que somos católicos desde que nacimos.

Una de las cosas buenas que tiene la verdad es que es universal. Las verdades teológicas son ciertas en todas partes y no dependen de zonas, idiomas, políticas o características culturales o históricas. Y sí, esto también incluye al País Vasco. Una de estas verdades teológicas que valen para cualquier lugar del mundo es el antiguo adagio: Gratia supponit naturam. La gracia supone la naturaleza. Entre otras cosas, esto significa que la gracia de Dios y la vida espiritual no van por un lado mientras que las virtudes humanas por otro. Si uno se dedica a hacer canalladas y además se enorgullece de ellas, ya  puede hablar de Dios hasta en la sopa, decir que está muy comprometido con los pobres y los oprimidos o tener fama de santidad entre sus admiradores, que sus obras lo desmienten todo. Aquí, en el País Vasco y en Pernambuco. 
Me ha resultado curioso el contraste entre el mensaje de Mons. Munilla a los fieles de San Sebastián y la 
 He tenido el gusto de entrevistar al autor del 
El otro día, un lector, Pacojota, me envió este chiste por correo electrónico y he decidido recogerlo en el blog. Creo que no nos vendrá mal leerlo, en especial a los católicos españoles. No sé lo que sucederá en otros países, pero a nosotros el chistecillo nos viene como anillo al dedo.
    
            





            
            
            
            
            
            


