Familia en misión en Camerún: Dios provee
Una lectora extremeña, María, me ha enviado su testimonio. Con sus padres y sus cuatro hermanos, lleva varios años como familia en misión en Camerún, es decir, en un lugar especialmente duro, con las dificultades y privaciones que eso supone. De hecho, por razones de salud, están a punto de volver a España.
Me ha parecido especialmente interesante su testimonio, porque cuenta su experiencia como hija de una familia en misión y no desde el punto de vista de los padres. Por lo tanto, es un testimonio humilde de alguien que, por su edad, evangeliza esencialmente con el hecho de estar allí, obedeciendo a sus padres y buscando hacer la voluntad de Dios. No se ocultan los sufrimientos y privaciones, pero también cuenta María su encuentro con Dios en la misión y su experiencia de que Dios provee y cuida siempre de los que lo dejan todo por él.
……………….
Me llamo María, tengo 15 años, soy de Mérida (Badajoz) y soy la segunda de cuatro hermanas y un varón, además de tres que están en el cielo. Mi familia pertenece al Camino Neocatecumenal.
Mis padres sintieron una llamada y, en el encuentro de las familias en Valencia, nos levantamos para ofrecernos como familia en misión. Yo la verdad, no me enteré de prácticamente nada porque fue de noche y sobre todo porque tenía 10 años y no entendía nada. Después de un tiempo en espera, mis padres fueron a una convivencia en Italia, en la cual nos dieron destino. Mi madre le decía a Dios que ella quería a cualquier sitio menos a África, a cualquier sitio menos a África, a cualquier sitio menos a África… ¿Y dónde nos tocó ir? A África. A Douala, una ciudad de Camerún.
Cuando me lo dijeron, lo primero que pensé es que no sería mala idea, pero, cuando empezaron a darme detalles de lo que era esto, empecé a pensar: “¿y mis amigos, mi familia, mis compañeros, todo lo que tengo, mis estudios?” Y no quería irme. Llego la hora de venirnos y todavía no lo tenía yo claro, pero tenía que obedecer a mis padres y nos vinimos.
Cuando aterrizamos, de lo primero que nos dimos cuenta todos fue de la calor insoportable y pegajosa que hacía (un 99% de humedad). La comunidad de mis padres nos esperaba con algunos seminaristas y el presbítero de nuestra parroquia. Nos llevaron a la casa parroquial, donde vivimos durante 5 meses. Me acuerdo de que cuando iba en el coche, no me creía que todo lo que estaba viendo fuera verdad. Tanta pobreza, tanta suciedad, tantos olores, tanta calor, tantas aguas fecales, tantos mosquitos… Llegamos sin nada prácticamente. No teníamos casa, ni coche, ni escuela, ni sabíamos el idioma (francés) y todo, todo, Dios lo fue proveyendo.
Nuestra misión aquí es simplemente estar, vivir como una familia cristiana, porque aquí la familia está completamente desestructurada. El padre de familia, el jefe, tiene ni se sabe de mujeres, o esclavas, y ni se sabe de hijos o la madre tiene hijos pero no está casada, uno de sus hijos está con una tía, el otro con la abuela, el otro con el hermano mayor, etc. Nunca veréis a un padre o a una madre coger a su hijo y darle un beso o acariciarle. Nosotros estamos aquí para que vean lo que es una familia: un padre, una madre, unos hijos a los que hay que educar con amor y no con violencia (como se hace aquí). Una vez, recién llegados, estando en una eucaristía, mi hermana Lucia, la más pequeña, vino a darle un beso a mi padre, el beso de la paz, y la gente se quedaba con la boca abierta. Hubo hasta una hermana de la comunidad que vino a casa para decirnos que se había quedado alucinada con lo que mi padre le había hecho a mi hermana. Eso de cogerla en los brazos y darle un beso, era totalmente nuevo para ella. Nos dijo que su padre nunca le había dado un beso en su vida. Esta mujer estaba embarazada y les dijo a mis padres que, cuando ella diera a luz, iba a hacer lo mismo con su hija, que la iba a besar y a querer como nunca sus padres lo hicieron con ella.
En nuestra parroquia hay 11 comunidades del Camino Neocatecumenal. Mis padres están en la primera, mi hermano en la octava y yo en la undécima, que ha nacido este año, hace 5 meses. Somos 40 hermanos. Las celebraciones, sobre todo las eucaristías, son fiestas. Hay varias salas en nuestra parroquia. Algunas comunidades, 4 o 5, celebran en la iglesia y el resto se reparten en salas o capillas. ¡Cuando se canta algún canto, se lo pasan pipa! Cantan fuerte y con alegría, muchos gritan, se ponen de pie, bailan, se divierten (pero a la hora de las lecturas, echas un vistazo y muchos están durmiendo). Hay gente que se les ve en la parroquia día y noche, y no es broma. Es comprensible, porque la iglesia es un sitio limpio, sin mosquitos, sin calor… todo lo contrario a sus casas.
Vamos al colegio desde las 7 y cuarto de la mañana hasta las 4 de la tarde. Mi hermano y yo somos los únicos blancos de nuestro instituto (de casi 3000 alumnos). En las clases, hay una media de 70 a 80 alumnos en tablas-bancos de madera. Los profesores pegan a los alumnos con látigos y cinturón como animales, hay que ir al colegio los sábados y algunos domingos para hacer exámenes, la calor es insoportable y las condiciones muy precarias. Además del colegio, está el no poder salir a la calle debido a la delincuencia que existe aquí en Camerún, el no poder ir a ningún lado sin mis padres al lado, no tener una vida social normal como cualquier otro joven de mi edad, estar lejos de la familia, de los amigos, de las costumbres, y de todos los lujos que tenía, como el poder abrir el grifo de agua, sin miedo a que pueda no haber agua, como nos pasa a nosotros cada día (porque a veces estamos semanas y semanas sin agua, por lo que mis tres hermanas pequeñas se infectaron de la sarna, ya que nos lavábamos con agua del pozo que estaba infectada). Eso sí, nunca más de lo que estas pobres personas tienen que soportar día a día. Al menos yo tengo un techo donde cubrirme cuando llueve y comida todos los días.
A pesar de todo esto, yo estoy contenta de estar aquí, porque si no hubiera venido no sé qué hubiera sido de mí. Me hubiera enganchado al mundo y en dos días me hubiera perdido. Y porque estando aquí, Dios me ha regalado muchas cosas y me ha hecho comprender y ver cosas que la mayoría de los jóvenes nunca tendrán la suerte de ver y comprender.
El estar en la misión me ha servido de mucho, ya que antes de irnos en misión yo hacia mi vida por mi lado, mi hermano por el suyo, y mis padres y mis hermanas por el otro. Yo odiaba mi familia. No entendía por qué teníamos que ser tantos hermanos (y ahora me parecen pocos) , por qué teníamos que ir a misa los sábados por la noche, mientras mis amigos salían y se divertían, por qué teníamos que rezar las laudes, ir de convivencias y muchas más cosas que no comprendía. La misión nos unió y me ayudo a comprender que rezar las laudes, ir a misa, las convivencias, etc. son gracias que Dios te regala. Tener más de uno o dos hermanos es el regalo más grande que puede tener una persona y también una gracia muy grande de Dios.
Estando aquí, he visto a Dios y he visto que Dios existe, que a pesar de todo me quiere (que no es un cuento de viejos, como yo pensaba), que me protege, que me cuida y que provee ( ¡Y tanto! Ya llevamos viviendo 3 años de lo que Él ha proveído). Doy gracias a Dios cada día por lo que está haciendo en mi vida y por todo lo que ha hecho.
Dios nos ayuda mucho. En marzo de este año, mis padres tenían que ir a España para hacer un paso con la comunidad, pero ya que no teníamos dinero mis padres hablaron con los catequistas y éstos les dijeron que se fueran mis padres y que nosotros nos quedáramos aquí, en la casa presbiteral o en el seminario. La verdad, no estábamos contentos, pero lo aceptamos. Al final, mis padres decidieron que o íbamos o todos o ninguno. Dios proveyó y pudimos ir los siete. Cinco días antes de volvernos a Douala, a mi hermana Débora, la 4ª, empezó a dolerle la barriga, pero como fue después de un cumpleaños mi madre pensó que sería un cólico o un empacho. Al día siguiente la llevaron al hospital y tenía apendicitis. Enseguida la operaron. Se recuperó perfectamente y en 3 días ya andaba más derecha que nunca. Dios escucha nuestras oraciones. Si mis padres nos hubieran dejado aquí no sé si mi hermana viviría en estos momentos, porque aquí no hay tantos medios sanitarios como en España. Empezando porque si no tienes dinero te dejan morir. Esto ha sido un signo para que nos demos cuenta de que Dios está con nosotros.
Yo veo que Dios nos protege. El primer año, mi hermana Lucía, la más pequeña, no tenía casi nada de defensas y el medico nos dijo que era un riesgo irnos a la misión. A pesar de ello, nos vinimos y estando aquí las defensas se le duplicaron. Hace dos semanas, se puso enferma de paludismo (enfermedad que transmite el mosquito). Paludismo grave, ya que en 8 meses éste era el tercero, muy peligroso. El médico nos ha dicho que mi hermana Lucia no puede vivir en países donde haya paludismo porque cada vez el riesgo sería mayor, y el paludismo más grave. Es una de las razones por las que tenemos que irnos lo más rápido posible, ya que si se vuelve a enfermar no le pueden dar más medicación porque el hígado lo tiene muy inflamado de toda la quinina que le han dado esta vez.
Así pues, este año ya será el último. También debido a los estudios y a lo duro que es vivir aquí. Y la verdad, me siento egoísta por ello, porque esta gente necesita mucha ayuda y porque nos han cogido y les hemos cogido mucho cariño. Pero nosotros no decimos no ni a Dios, ni a su voluntad, ni a la misión; de hecho, si nos envían a alguna otra parte en la que podamos estudiar y tener una vida más o menos normal nosotros aceptaríamos.
La mayoría de la gente piensa que estamos locos (comprensible), pero yo creo que todo esto no es cosa nuestra sino de Dios. Él te da el ciento por uno siempre, siempre.
20 comentarios
Familia en misión en Filipinas: 1.
Familia en misión en Japón: 1, 2, 3 y 4.
(basta pulsar en los números)
Gracias Bruno por estos testimonios. Benditas familias hacia las que el Espíritu Santo sopla.
Tengo que decir que las familias del Camino enviadas en misión por la Iglesia no son ningunos héroes. No son mejores que nadie, van con sus pecados como el que más. Pero dan gratis lo que han recibido gratis, el tesoro más preciado, que es la fe.
Como la Madre Teresa de Calcuta, a quien en una ocasión un alto mandatario, impresionado por su labor entre los pobres, le dijo que él no haría lo que ella hacia ni por todo el oro del mundo, a lo cual ella replicó: "Yo tampoco".
Saludos.
«Vayan, pues, y hagan que todos las naciones sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Estaré con ustedes todos los días hasta el fin de la historia.»
¿De que va usted José Luis? desde luego parece querer mostrar que Dios en efecto derramó su sangre "pro multis", al menos en lo que de su voluntad consiente usted.
Siento decirle que está usted equivocado, por no conocer bien la doctrina tradicional de la Iglesia:
- La misa no es simplemente el memorial de la muerte de Cristo, sino de su muerte y de su resurrección, según el Catecismo de la Iglesia Católica
- Cristo no se está desangrando, porque es un sacrificio incruento
- Ese sacrificio es propiciatorio, de acción de gracias y de alabanza, según el Catecismo de S. Pío V
- En la Eucaristía, la Iglesia triunfante del cielo se une a la Iglesia militante y purgante
- Además de sacrificio, la misa es acción de gracias, banquete y prefiguración de la vida eterna, de nuevo según el Catecismo de S. Pío V
- Según el Libro de los Hechos, los apóstoles participaban en la eucaristía "con sencillez y alegría"
Si todo eso no es un motivo de celebración, como dice la Iglesia, es que no hay motivos de celebración en este mundo. No es cierto (y desde luego no es tradicional) que la misa deba ser algo triste.
Saludos.
Pero oiga, ésta familia de la que aquí se da testimonio así como la de miles durante la Historia, no llevan precisamente el látigo de los negreros.
De todas formas pienso que árabes chinos y gentuza como Al Gore (“new ager” no cristiano) debiera al menos dejar su lucrativo rollo del calentamiento para deshacerse del tercer mundo y hasta permitir la erradicación del mosquito que propaga Dengue y Malaria. Porque de lo que se trata no es de evangelizar África sino el MUNDO ENTERO, y eso incluye España.
Sólo hay Un Camino y todos hemos de entrar por Él incluyendo los incivilizados cafres españoles que son muchos. Esas familias en África, en Filipinas o en el civilizadísimo Japón no ganan sino sufrimiento por una parte y la alegría de hacer “lo que Dios manda”
Cordiales saludo José Luis, reciba a quien le da La Paz.
Sr. Bruno excelente respuesta a Valerio.
El 17 de abril, Jueves Santo, del año 2003 Juan Pablo II lamentaba que “Se nota a veces una comprensión muy limitada del Misterio eucarístico. Privado de su valor sacrificial, se vive como si no tuviera otro significado y valor que el de un encuentro convival fraterno. [...] ¿Cómo no manifestar profundo dolor por todo esto? La Eucaristía es un don demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones”. (Ecclesia de Eucharistia, n. 10).
Siento decirle que en este aspecto concreto está usted equivocado, por no conocer bien la doctrina tradicional de la Iglesia. Cita el Catecismo de San Pío V. Haría bien en repasarlo y comprobar que tanto en él como el Catecismo de San Pío X, o el Catecismo Católico del Card. Gasparri (publicado bajo Pío XI) se distinguen clarísimamente entre “el sacramento de la Eucaristía” y “el Santo Sacrificio de la Misa”.
Porque a pesar de lo que refiera el Catecismo de la Iglesia Católica en su punto 1330 sobre el nombre del sacramento de la Eucaristía, la fórmula “memorial de la Pasión y Resurrección del Señor” al poner el acento –como con exagerada estudiosidad– en el memorial, pero no en la renovación incruenta del Sacrificio del Señor realizado en el Monte Calvario, no puede decirse definición totalmente correcta de la Misa.
En palabras de Juan Pablo II:
«La representación sacramental en la Santa Misa del sacrificio de Cristo, coronado por su resurrección...» (Ecclesia de Eucharistia, n. 15). «La Misa hace presente el sacrificio de la Cruz, no se le añade y no lo multiplica. Lo que se repite es su celebración memorial, la “manifestación memorial” (‘memorialis demonstratio’), por la cual el único y definitivo sacrificio redentor de Cristo se actualiza siempre en el tiempo. La naturaleza sacrificial del Misterio eucarístico no puede ser entendida, por tanto, como algo aparte, independiente de la Cruz o con una referencia solamente indirecta al sacrificio del Calvario» (n. 12).
Y en palabras del Cardenal Ottavianni:
«Pues la Misa por su propia esencia es el memorial del único Sacrificio, que es en sí mismo redentor; mientras que, por el contrario, la Resurrección es el fruto consiguiente a aquél. Se debería añadir también la Ascensión, si alguien quisiera retomar aquella oración “Unde et Memores”. En este texto, sin embargo, no se expresa una cierta agrupación equivalente de vocablos, sino una clara y sutil distinción: “de tan bienaventurada Pasión, como también de la Resurrección de entre los muertos y también de la gloriosa Ascensión al cielo”. La Pasión se conmemora por sí misma y por la fuerza de la misma Misa; la Resurrección y Ascensión se presentan añadidas, por la conexión de la fe». (25 de septiembre de 1969).
En este punto, como en tantos otros “es evidentemente falso el método que trata de explicar lo claro con lo oscuro; antes bien, es menester que todos sigan el orden inverso”. (Pío XII, Humani Generis, n. 15).
Estimado Bruno, afirmas también que “Además de sacrificio, la misa es acción de gracias, banquete...”. ¿Banquete? En cualquier caso ha de ser retenido lo siguiente:
“Aunque la lógica del ‘convite’ inspire familiaridad, la Iglesia no ha cedido nunca a la tentación de banalizar esta ‘cordialidad’ con su Esposo, olvidando que Él es también su Dios y que el ‘banquete’ sigue siendo siempre, después de todo, un banquete sacrificial, marcado por la sangre derramada en el Gólgota”.
Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia (17 de abril de 2003), n. 48.
Fíjate bien: “la Iglesia no ha cedido nunca a la tentación de banalizar esta ‘cordialidad’...”. Nunca, a pesar de lo que pueda ocurrir en ciertas ‘comunidades’ instaladas en la disidencia litúrgica.
Cordialmente
Si lees el Catecismo de san Pío V, enseguida verás que lo que distingue (sin separar) es el sacramento y el sacrificio, porque, como ya sabemos, la comunión se puede recibir fuera de la Misa, contra lo que señalaban los protestantes. Lo que no distingue es la Eucaristía de la Misa. Cito, por ejemplo: "Y con igual propiedad la interpretamos acción de gracias. Porque cuando sacrificamos esta purísima hostia..." Es decir, la acción de gracias o Eucaristía es el sacrificio, es la Misa. Otra cosa es que al sacramento se le llama también recibir la comunión o recibir la Eucaristía (sacramento de la Eucaristía). Además, es evidente que el sacramento y el sacrificio son una unidad (aunque se puedan distinguir aspectos diferentes): no se celebra la Misa si no hay quien reciba el sacramento y, de la misma forma, no hay sacramento si no se consagra en la Misa.
En cuanto al banquete, el Catecismo de la Iglesia Católica llama explícitamente banquete a la Eucaristía, la frase que tú mismo citas como prueba de Juan Pablo II lo hace también y el Catecismo de San Pío V usa el sinónimo Cena (¡aunque era el término usado por los protestantes!).
La fórmula "memorial de la Pasión y Resurrección del Señor”, en efecto, no abarca todo el misterio de lo que es la Misa. Pero tampoco lo hace la fórmula "Santo Sacrificio" y eso no hace que digas que es incorrecta. El hecho de que una fórmula no abarque todo un Misterio divino es algo completamente diferente de que sea correcta e incorrecta. Ambas fórmulas son correctas aunque ambas sean insuficientes. Por eso, el Catecismo de San Pío V, que es el Catecismo de Trento, va explicando los diversos nombres que tiene la Misa, como he dicho: Misa, sacrificio, Acción de Gracias, Cena, Viático, Sacramento de Paz y de Caridad, etc. Y aun todos ellos juntos son y serán siempre insuficientes (aunque correctos).
Estoy de acuerdo, como es lógico, en que no hay que banalizar esa cordialidad. No he dicho nunca lo contrario. Sólo he contestado a la acusación de "Bailemos y cantemos porque cristo se está desangrando", que no tiene ninguna justificación desde la doctrina tradicional de la Iglesia. Ni Cristo se está desangrando ni la Iglesia desaconseja las muestras de alegría en la Misa, como muestran tus propias citas (que rechazan la "banalización" de la cordialidad precisamente porque es una deformación de la correcta cordialidad y la alegría).
Dices: "a pesar de lo que refiera el Catecismo de la Iglesia Católica en su punto 1330" Si no aceptas lo que dice el Catecismo, es decir, lo que enseña la Iglesia, ya no tiene sentido discutir. ¿Qué sentido tiene que me cites documentos de la Iglesia si aceptas unos y rechazas otros a tu arbitrio? Y, por supuesto, las palabras de Ottaviani nada pueden probar en contra del Catecismo de la Iglesia (habiendo sido, además, pronunciadas antes de la promulgación de éste).
Saludos.
Me impresiona lo que dice esta niña de cómo si se hubiese quedado aquí se habría enganchado al mundo y se hubiese perdido. El ver las cosas de esa manera demuestra una gran sabiduría: la que el Señor da a los que lo aman.
Gracias Maria, doy gracias a Dios por haber tenido la oportunidad de ver a una joven dando una experiencia (como vi antes a mis hijos) sobre una mision tan durisima y maravillosa con agradecimiento y alegria, espero que no te pase como nos paso a nosotros, volvimos de Filipinas y pasamos cuatro años durisimos deseando que el Señor nos regalase algo tan bueno como lo que habiamos vivido en la mision, despues de un dia en mision nada en la vida es igual, no puedes encontrar nada ni mejor, ni parecido, solo la mision da sentido a la vida, ahora, tus padres y vosotros vais a tener que aprender a vivir de nuevo, pero te dire, la mision continua, la mision no acaba volviendo a España, pues ese a sido solo el inicio de la verdadera mision, lo se porque despues de cuatro años luchando por volver a la mision el Señor nos a ,mostrado de nuevo la magnitud de la verdadera mision sirviendo a los filipinos que viven en Barcelona, pues Dios, el Papa, no nos envio a un pedazo horrible de tierra si no a un pueblo, un pueblo maravilloso, en nuestro caso el filipino en el vuestro el camerunes, cuando no puedas mas, busca ese pueblo y sirvele, alli experimentaras de nuevo la mision, ese sentimiento de amor que llena todo tu ser.
Animo y gracias
Ubaldo Agüero Padre de Ana
[email protected]
Hace falta Corazones para anunciar a Jesús y no razones y quejas.
"sería bueno pensar: ¿ que haría Jesús en sus trayectos de Evangelización?"
Me parece muy buen consejo, pero hay que practicarlo de verdad.
"la verdadera evangelización requiere un corazón que ama y no que critica, compara o otra cosa"
Si lo piensa un poco, verá que un corazón que ama tiene que criticar y combatir el mal que hacen las personas. Así lo hizo Jesucristo en sus "trayectos de Evangelización", diciendo cosas como: sepulcros blanqueados, nidos de víboras, esta es una generación mala y perversa, ay de vosotros los ricos, quien mira a una mujer deseándola ya adulteró con ella en su corazón y un larguísimo etcétera.
"ojala los Misioneros tengamos corazón en vez de razón en nuestros lugares de Evangelización, eso vale para todos. Hace falta Corazones para anunciar a Jesús y no razones y quejas."
Jesucristo es el Logos de Dios, que significa Razón. Si Dios mismo es la Razón, decir que los misioneros no tienen que tener razón o razones es absurdo. Jesucristo dijo que Él era la Verdad. El corazón separado de la verdad y la razón se queda en puro sentimentalismo.
Saludos.
Dejar un comentario