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28.11.24

Se agotó la sed de Dios?

Tengo la impresión de que a muchos nos atrajo Joseph Ratzinger porque siempre supo hacerse preguntas difíciles y, responderlas, además.

Porque uno se hace también preguntas difíciles pero, la respuesta, se queda casi siempre en el ámbito del misterio por no poseer conocimiento, no saber cómo adquirirlo o por cualquier otra razón. Sin embargo, yo me fio de la Gracia y por eso, aunque algunas preguntas se queden en el misterio, solo será temporalmente ya que, de alguna forma, tarde o temprano, obtengo respuestas. Así debe suceder a todos los sencillos de este mundo que, por bautizados, compartimos en el Espíritu del Creador.

Las preguntas difíciles que se hizo J. Ratzinger fueron del tipo: “Por qué pertenezco todavía a la Iglesia? Por qué soy todavía cristiano?” lo menciono por hacer alusión al título de uno de sus libros publicado en el año 2005 y que hace tiempo leí.

Las preguntas que me hago no son de ese calibre pero igual, para mi necesitan respuesta. Son del tipo: Cómo explicar que una parroquia distante no más de 500m de una congregación religiosa, no consiga mover a los fieles de la manera en que lo hacen los religiosos? Yo misma, me pregunto: Qué me hace preferir asistir a una misa con canto gregoriano y polifonía (ya que casi no escucho por mi problema de audición) a una celebración con guitarras? Se trata de un afecto desordenado de mi parte o se trata de que –verdaderamente- deseo ofrecer a Dios lo que en justicia merece?

En uno de sus libros Ratzinger mencionaba que la Iglesia se ha venido llenando de estructuras influidas por nuevas formas de pensamiento, tal parece que, lo que se tenía no basta y que falta “hacer algo nuevo”. Sin embargo, cambian, introducen, modifican, remodelan y todo sigue varado, más lo “de antes” o “de siempre” se mantiene firme, mueve a conversión y a perseverancia. Miren nada más lo que se viene haciendo en el Santuario Nacional Catedral Metropolitana y que mencioné en el artículo anterior.

Como les digo, yo no sé dar respuesta, por eso, solo observo y espero.

Lo que me entusiasma es observar. Observo cómo el padre Jorge González Guadalix aborda el desafío de ser párroco rural y de muchos adultos mayores. Observo cómo el carisma del Camino Neocatecumenal nos ha dado familias numerosas colmadas de fe; observo al Opus Dei, también a los Legionarios de Cristo, y a todos aquellos de los que recibo destellos de lo bello, bueno y verdadero. Mucho de ello, también lo observo en personas que andan por la calle, me refiero a bautizados como cualquiera de nosotros, de los que recibo el impacto de actos de misericordia extraordinarios. Auténtica gracia.

Y, me pregunto también, qué fue lo que pasó que ya no parece imprescindible hablar de la Gracia de Dios? Ni tampoco confesar con mayor frecuencia y generosidad. Casi nadie menciona lo determinante para nuestro destino final el vivir en pecado? Ya no tememos al infierno? Suponemos, quizá, que por negarlo ya no existe? Porque somos “almas” con cuerpo, como dijo un autor católico alguna vez. El cuerpo es un accidente, nuestra alma es eterna. Sea eterna para la vida o para la muerte.

El caso es que dicha alma tiene sed de respuestas. Esa sed es de Dios por lo que es una sed infinita.

Me aproximo a lo que llaman la “vejez”, o sea, a los 65. Eso me hace feliz porque en este país, bendito Dios, el Estado se esfuerza en tratarnos bien. Me felicito también porque cada día me aproximo a mi destino.

Es curioso, han visto cómo la pupila humana se asemeja en forma y funcionamiento a un agujero negro en el espacio? En efecto, lo que entra por la pupila es procesado de cierta manera por el cerebro pero, lo que por ahí entra, no sale jamás, como en los agujeros negros.

Yo digo que es maravilloso haber llegado a comprender un poco cómo funcionan ambos ya nos permite pensar que nuestra alma, como en un agujero negro, entra a participar de Dios para siempre.  Nuestra alma, así como la luz a través de nuestra pupila entra a participar de un proceso de vida diferente.

Como dije al principio, J. Ratzinger nos atrajo por su atrevimiento al pensar acerca de Dios, la fe y el ser humano. De él también me atrajo lo que dijo sobre Liturgia así como lo que indicó en Summorum Pontificum, por lo que –con algunas personas y por gracia de Dios- procuré darlo a conocer. Sin embargo, como en otros ámbitos, lo pastoral se impuso a lo teológico. Por qué se impuso? Porque lo que dijo también el amado teólogo: en la Iglesia “hemos dejado que nos conduzcan nuestra ideas”. Si esto es así, me pregunto: Será que a muchos se les agotó la sed de Dios?

Esto es todo por hoy.

Nos vemos la próxima semana.

Procuremos vivir con mucho cariño y gratitud el Adviento.

Dios los bendiga.

 

 

 

 

21.11.24

El Venerable Cabildo Metropolitano, custodio de la Belleza, la Bondad y la Verdad.

De un tiempo para acá se ha visto la fuerte presencia en la vida de fe del pueblo del Santuario Nacional Catedral Metropolitana, San José, Costa Rica. 

Porque, no es que deba ser, solamente “presencia”, porque “presente” se puede estar estando ausente; me refiero a presencia de lo Bello, Verdadero y Bueno. Auténtica presencia de la Gracia.

Lo primero que llamó la atención fue la firme y constante eficiencia en la comunicación que fue evidente desde que se dio a conocer la conformación del Venerable Cabildo Metropolitano, encargado de las funciones litúrgicas más importantes de la Catedral.

Como diría el padre V.H. Munguía “Qué señores tan campeones!”.

Se han propuesto recurrir a mucha de la riqueza litúrgica de la Iglesia, casi olvidada, dándola a conocer, lo que se agradece y, a la vez, se “celebra”!

Se agradece infinitamente que pongan el ejemplo en ofrecer el Sacramento de la Reconciliación durante todo el día y toda la semana. Encuentro preciosa, jubilosa, la fila que hacemos sentados aguardando la oportunidad de arrodillarnos delante de la “persona Christi” para vaciar lo que nos oprime el alma.

Digo, que si un sacerdote es capaz de estar sentado horas de horas confesando y solo ponerse de pie para celebrar misa, digo que ese sacerdote es algo muy digno de ver, y de acompañar, y de agradecer a Dios, y de rogar por su alma que cuida de las nuestras.

El querido padre Munguía, es uno de los canónigos y también fue mi profesor de Sagrada Escritura sobre la que se preparó en Europa. Un domingo, saliendo de misa 8am en el centro de san José, me lo encontré al doblar una esquina. Sorprendida la pregunté: “Ay, padrecito! Qué anda haciendo por aquí tan temprano un domingo?” Me dijo: “Mijita, no ve que vengo de dar misa en la Catedral y voy corriendo a la casa a desayunar?”

“Pues, que le aproveche!”, respondí y nos despedimos con gran afecto.

Qué cosa tan profundamente conmovedora es encontrarse a un sacerdote como los descritos corriendo de aquí para allá, únicamente, por el bien de tu alma.  “Habrase visto mayor belleza?”

Tan bello, verdadero y bueno como la vez que, para hacer la fila para la confesión en la Catedral, me dice el guarda que “dijo el padre Germán que no va a confesar más".

Me volví al padre y le hice quien sabe qué cara de modo que me hizo un gesto con la mano para que me aproximara.

-“Mijita, cómo va a ser que venga usted a confesarse y haga berrinche?”, me dijo.

-“Pero, padrecito, no ve que –por lo mismo- es que más lo necesito!. No ve que me robé un gato!”,

-“Avemaría! Y por qué hizo usted semejante cosa?”, reaccionó el padre.

-“No ve que al gatito estaba sufriendo porque lo tenían mal cuidado en la casa del vecino y yo, va de decirle y decirle al muchacho que lo cuidara pero, nada que me hacía caso, entonces, alguien buscaba un gatito para la hijita y, fue cuando – estando desprevenido- lo agarré y lo regalé.

Estoy muy arrepentida, no haya sido que le quité al muchacho un medio de santificación con ese gato. Lo peor es que no sé cómo lo voy a enmendar”

El padre no sabía si reír o llorar. Yo tenía tanta vergüenza. Pero, igual, me corrigió y me ordenó penitencia, dándome la absolución.

Me fui tan feliz.

Estos son dos de los canónigos del Santuario Nacional al que quisiera que muchos se acercaran. Sobre todo aquellos jóvenes que se vieron privados de la celebración de la misa tridentina ya que en la Catedral y de manos de “personas Christi” hallarán todo lo que necesitan y más. Mucho más.

Sea Dios bendito!

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Si quieren conocer más sobre el Santuario Nacional Catedral Metropolitana hagan click en el enlace.

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Notal al margen: En Costa Rica, un grupo de diputados han presentado un proyecto de ley que atenta con el sigilo sacramental. De verguenza y compasión que algunos se llaman a si mismos “católicos", pero no sorprende ya que, así estamos. Ahora bien, los Obispos se han dado a la tarea de informar al pueblo y lo vienen haciendo de manera impecable. Pedimos sus oraciones para ellos para que puedan cumplir con esa dura tarea. 

13.11.24

Umbral de la Gracia

Sinceramente, a como es el mundo, no creo que a muchos les pudiera interesar lo que escriba una señora de mi edad acerca de Dios o de nada.

Aprendí a escribir a los cinco años, la primera iniciativa fue escribir poemas a Dios, a María, a Jesús y a José. Después, escribí poemas a mis seres queridos, hasta que empecé a dibujar. Y así fue como dibujé y dibujé hasta el día de hoy.

Ahora bien, les decía que no logro explicarme el para qué tengo un blog en Infocatólica; pues, me digo que –si para escribir lo que escribo me lo ha dado Dios- como dije, mejor lo sigo haciendo.

Otra pregunta que ronda en mi cabeza hace tiempo es, para qué Dios me ha hecho experimentar variadas miserias de los consagrados; “Es raro” -me digo- “no debe ser común que una persona cualquiera como yo haya tenido tan diversas experiencias de personas dedicadas a Dios. O, quizá lo sea, no sé”.

Y no es para sacar a la luz los hechos que lo digo, sino para resalta  el que, cuando caí en la cuenta y, sin que nadie me lo dijera, empecé a rezar por los ellos. Gran parte de lo que pido a Dios es amor para amarlos sinceramente.

Cuando sobreviene el recuerdo de alguna experiencia desagradable, se me vuelve a desgarrar el alma.

Analizo el dolor detenidamente, no vaya a ser que solo se trate de mi ego humillado, que –de hecho- muchas veces se ha tratado solo de eso; sin embargo, rápido se me quita al mirar mi alma, que nunca ha sido mejor que la de ninguna persona.

Ni mi alma lo ha sido ni la  situación eclesial han sido nunca lo que, en nuestro corto entendimiento, hubiésemos esperado.. Y, como el conjunto resulta desolador, mejor se lo confiamos a Dios que permite lo que permite.

Además, sabe Dios cuántas y diversas circunstancias pudieron haber dado con lo que cada uno de nosotros es en este momento.  Con lo que es ahora la Iglesia.

Por eso, es de agradecer a Dios que nos regale espíritu de arrepentimiento y perdón hacia nosotros mismo y los demás, particularmente hacia quienes nos hacen sufrir ya que, el sufrimiento, en sí mismo, es un don grandísimo.  

Contándole a mi hermano un día algo desagradable que me sucedió con un arzobispo y de lo después, se sirvió Dios para algo bueno, me decía: “Madre superiora (así me llama por cariño), qué cosa puede haber mejor que su dolor haya servido a Dios para distribuir su gracia?

Toda la razón.

Me parece correcto concluir que el umbral que atraviesa la Gracia para llegar a los sacerdotes por los que imploramos, sea ese incomensurable dolor; el que, habiéndolo unido al de Nuestro Señor Jesucristo, se convierte en medio o instrumento de la Gracia.

Quiere decir que, entonces, está bien que mucha de nuestra oración del día, sea implorando bienaventuranzas para los ellas.

“Oh, Jesús, mi buen Jesús: Dame amarte y amarlos cada día más y perdona nuestros pecados”.

Como dije al principio, no sé si algo de todo esto puede interesar a nadie pero igual, lo escribo; no vaya a ser que alguien necesite leerlo y yo, por escrúpulos, haya dejado de hacerlo.

29.09.23

"Solo Dios", diría Gracia

Tardo y tardo en decidirme a escribir sobre asuntos “sinodales” pero, pensándolo bien, antes que dejarme llevar por el ambiente, lo mejor es dedicar tiempo a gozar, reflexionar y agradecer las circunstancias.

-O-

Tengo mi peluquera de hace más de diez años. La llamo de ese modo porque solo pido sus servicios para cortarme el pelo. No hago uso de sus otros conocimientos, a eso me refiero.
La explicación va porque, en realidad, no paso mucho tiempo con ella tanto como si recurriera a otros servicios. Y nada más que una vez por mes, a lo sumo. De tal forma que, siendo que la veo poco podría pensarse que poco la conozco pero no tanto ya que también es la peluquera de mi hermana y parte del grupo de sus amigos de juventud. Además, vive con su familia cerca de mi casa y fuimos condiscipulos en la universidad. No está de más mencionar que empezó trabajando al lado de su mamá a quien también logro saludar una vez por mes. Su mamá, así como ella es, se alegra tanto de verme y yo, así como soy, se lo agradezco.

A qué voy con todo esto? Con esto quiero llegar a que, como puede verse, la descripción de algo tan simple como el asunto de la peluquera, requirió de observación pero también de profundidad y reflexión, como ya verán.

El otro día, con mi cabeza en sus manos, al preguntarle sobre sus hijos –como cada mes- me di cuenta que todos están casados, “Solo falta el chiquitillo”, ella dijo. Fue cuando se me llenó de luz el alma así como el entendimiento y el corazón de gratitud a Dios por Gracia y su esposo, así como por sus preciosos hijos ya casados a los que conocí desde chiquititos.

Emocionada le dije: -“Te parecerá un poco una de mis chifladuras lo que te voy a decir, pero… qué cosa tan grande ha sido lo que Dios te ha dado en tu matrimonio y las cosas buenas que te ha permitido dejar en esta vida! Sin contar con que te puso en el Camino a crecer en la fe con tu esposo junto a tantas otras personas. Qué obra grande es la obra de Dios en cada uno. Te das cuenta?”.

- “Solo Dios”, dijo ella. 

El padre Olivera Ravassi, recién escribió en el articulito titulado “Nuestra superficialidad” .A qué se refiere? Se refiere “a ese vicio contrario a la humildad que, en vez de poner sus raíces en el humus del espíritu, se vuelve hacia lo insignificante de la planicie”

Menciona que la persona superficial se queda en la apariencia, es incapaz de aprender de las lecciones y es inconstante. Dice que la superficialidad tiene raíz en una vida demasiado fácil, en el miedo al compromiso y en el temor al qué dirán y/o vanidad. Ofrece tres remedios: conservar memoria del pasado, la docilidad y la circunspección, es decir, estar atento a las circunstancias.

Hay cosas que “solo Dios” da, como haber sido agraciado con la suficiente humildad como para hacer frente a las dificultades, haber perdido el miedo al compromiso y al qué dirán.

Hay cosas que solo Dios da y, aunque muchos lo reciben, apenas si se dan cuenta y lo bonito es que viven de su Gracia dando al mundo tanto de lo que reciben. Doy el ejemplo de Gracia, pero también de Alfredo y Samuel; por mencionar algunos que tengo en mente.

Solo Dios y solo El, da a los hombres la fuerte convicción de hacer frente a la guerra que el mundo ha declarado hacia la virilidad, la paternidad y la familia; por eso es de agradecer la existencia de padres como Samuel, y esposos como Alfredo.

A Samuel lo he visto madurar al contraer matrimonio y aún más al llegar a ser padre; lo veo regocijarse por su trabajo de profesor de escuela católica en la que dice puede enseñar a los niños a pensar. Tiene también un grupo de personas con las que se reúne para crecer en la fe y hacen lo necesario para crear una comunidad sólida en lo que –de siempre- ha sido importante.

Por otro lado, Alfredo con su esposa, los veo tan bien instalados en la fe, haciendo y diciendo lo que corresponde, con humildad, sencillez y caridad.

De Alfredo, puedo decir además que fue uno de los primeros en organizar y divulgar el Rosario de Hombres en Costa Rica el que al día de hoy cuenta con cuatro ciudades que el 7 de octubre del 2013, en convocatoria mundial, tendrán la belleza de ver a los varones de rodillas con rosario en mano.  

Un gesto público con el que “buscan recuperar el lugar del hombre en un mundo que ataca la masculinidad” y, con el mismo declarar que “el lugar del hombre está en ser protector de la familia y ser testimonio en una vida “ora et labora” en un mundo adverso a los valores de la fe

La vida de Gracia, Samuel, Alfredo y sus queridas familias, cuando elegimos mirar lo esencial, no es nada común, lo que me hace pensar que las suyas son del tipo de existencia de la que Dios se valdría para regenerar la humanidad, en caso necesario; pero, sobre todo, para conservar a la Iglesia tal como la concibió. 

Hace bien el padre Olivera puntualizando sobre la superficialidad ya que, por contraste, nos permite darnos cuenta de la utilidad tan grande que saca Dios de la humildad de quien le toma el gusto a ser profundo y reflexivo.

“Sólo Dios”, diría Gracia.

8.05.23

Contemplar y agradecer | Hombres con rosario en mano

De tener este blog ha derivado una amistad con un español oriundo de Huesca que ahora vive en mi país.

De su amistad ha derivado haber conocido a Alfredo Brenes, “su sobrino”, como lo llama (dice que lo adoptó), quien es el joven que ha organizado el “Rosario para hombres” en mi país.

De ambos, he visto cómo cada vez aumenta las localidades que en mi país se organizan para la convocatoria mundial.

Este año, en Cartago -como la otra vez- pero también en San Pedro de Poás y San Pablo de Heredia. 

(Han visto qué bonito que, por aquí, todo se llama con nombre de santos?)

El de Cartago, organizado por Alfredo y, el de San Pablo, por mi amigo español quien, además, es un asiduo lector de este blog.

El me hizo recordar que el Señor da a conocer a los sencillos ciertas cosas porque saben contemplar y agradecer..

El caso es que por esa gracia que tiene para motivarme es que me he propuesto mencionar lo del Rosario; procurando que observen, si es que no lo han hecho, lo revolucionario del hecho y de lo inusual que se hayan juntado Alfredo, Quincho y esta servidora en este blog.

Contemplemos y agradezcamos que el buen Jesús articule la historia de esta manera y que, además, nos regale un corazón agradecido.

Jesús, dame amarte más cada día. 
Amen 

El enlace a la página de Facebook en la que publicaron las fotografías. 

Rosario de Hombres, Costa Rica