Fin del progresismo: es muy improbable que el personaje de «El Grito de Munch» tuviera hijos
Como hoy cuenta InfoCatólica, España va camino de convertirse en un país lleno de ancianos y sin niños. Pero no sólo España, una parte importante del mundo occidental. Que el número de nacimientos por hijo continúe bajando hasta el 1,26 (para que se mantenga la población es necesario que sea 2,1) es un dato aterrador y significativo.
Al margen de las causas morales, este dato refleja un tema que se esconde vergonzantemente porque tira al traste con todo el planteamiento ideológico nacido del Mayo del 68. Como brillantemente escribió el profesor Ignacio García de Leániz hace un mes, «El tabú de nuestro invierno demográfico», señalando tres aspectos:
- el tabú y la negación de la realidad que imposibilita su remedio
- las consecuencias de políticas contra la dignidad de las personas, y
- el fenómeno como manifestación de una realidad que no se quiere afrontar: es la propia sociedad la que renuncia a continuar, desmontando el mito del progreso, o más bien el mito del progresismo. Como si una especie de demiurgo darwinista hubiese determinado que «esta sociedad» no debe continuar. Ejemplos históricos haylos.
Últimos comentarios