Que la Universidad Católica sea católica, que un Obispo sea Obispo: ¡hasta dónde vamos a llegar!
Hoy vuelve a tocar hablar de un pastor que pastorea: santifica, enseña y gobierna. ¿Que tengo querencia por tipos así? Sin duda. El héroe es Joseph Martino, Obispo de Scranton (Pensilvania, Estado de la Unión con mayoría católica). Y lo de héroe —en sentido griego— no es ninguna exageración, le llueven de todos lados y él, 'erre que erre', sabedor de su compromiso con Dios, sigue empeñado en ejercer de obispo. En el periódico digital GLT (Gay & Lesbian Times, excusaréis que no ponga enlace), nada sospechoso de filocatólico, le han llegado a criticar con declaraciones del tipo:
Es un tipo enérgico. Tiene sus puntos de vista y permite que los conozcamos. No se preocupa por ganar concursos de popularidad, no entra en su ecuación vital. Sólo quiere hacer lo correcto para la gente de su diócesis.
Cree que las personas que se dicen cristianos o católicos tienen la obligación moral de vivir su fe. Todo lo que está pidiendo es que pongan en práctica lo que predican.
¡Qué gozada poder atribuir tan escandalosas actitudes a todos los obispos! Uno se imagina a la patulea mediática española, diciendo eso de sus obispos y se muere de gusto.
De todas formas lo suyo viene de atrás. Fue el obispo que negó la comunión a Joe Biden (el vice de Obama) por abortista, o que el Día de San Patricio amenazó con suspender la Santa Misa si se convertía en una exaltación de funcionarios abortistas, o que provocó admiración con la entusiasta defensa de los 'principios no-negociables' en las elecciones USA, o que…Bueno, a lo que iba que me pierde la pasión.
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