23.05.22

También llegan buenas noticias alguna vez

Parece que nos encanta hablar de problemas. No es que nos encante, es que lo normal es que las cosas vayan bien. Sería lo normal, aunque desgraciadamente lo que debería ser normal se convierte en extraordinario. 

Hace años las ordenaciones sacerdotales apenas eran noticia. Se sabía que todos los años se ordenaban suficientes sacerdotes en todas las diócesis. Hoy cada ordenación es en su diócesis un acontecimiento del todo extraordinario.

En Madrid se siguen ordenando sacerdotes. Bien es verdad que todos desearíamos más y que con los que se van ordenando no se cubren las bajas, pero bueno es reconocer que cada año contamos con nuevos sacerdotes. Este sábado, once. Bendito sea Dios. En estos tiempos complejos encontrarte con once jóvenes capaces de responder así a la llamada de Dios es un milagro y de los gordos.

Leer más... »

20.05.22

Y es preferible reír que llorar

Si. Casi que mejor. 

Esta mañana me llega al “guasap” un mensaje de una buena feligresa de la parroquia de san José de la Sierra. Me envía la hoja litúrgica de su parroquia para este sexto domingo de Pascua. Una publicación en principio normalita, pero al final llena de tópicos y de nadas. 

Comienza la introducción enseñándonos que “los apóstoles construyen la Iglesia basada en la comunión y en la sinodalidad". Mal empezamos. Pero es que ya sabemos aquí como son las cosas: en cuanto una palabra se pone de moda, y más si la moda viene de Roma, no falta quien la adopte como mascota y la suelte donde sea, venga o no a cuento. Tuvimos la moda de la misericordia: Domund de la misericordia, sacerdotes para la misericordia, testigos de la misericordia, pastillas de misericordina. 

Leer más... »

17.05.22

Sínodo. Los datos son tercos

Si me equivoco, me equivoco. Desde el primer día dije que me parecía la nada sin sifón. Más aún, me parecía una tomadura de pelo, pero entiendo que uno se equivoca y pudiera suceder que realmente hubiera un clamor en la Iglesia universal pidiendo un sínodo y que la propuesta del santo padre fuera  acogida con entusiasmo realmente indescriptible.

No se ha visto nada más jaleado, animado, promovido y fomentado que el sínodo de la sinodalidad. Mi impresión, por lo que hablaba con compañeros y podía leerse en las redes, malditas redes para algunos, es que no estaba interesando a nadie. Pero bueno, cosa mía y cosa de las malditas redes, porque parecía que la respuesta de la gente era más que satisfactoria, a pesar de que los datos que la misma Conferencia episcopal española ha ido ofreciendo dejaban entrever otras cosas. 

Leer más... »

16.05.22

Rafaela vio la misa por televisión

Menudo día tuve ayer… Tres misas por la mañana, la última, la de Braojos, seguida de procesión de san Isidro, bendición de campos, subasta de varas y andas, refresco popular y, por la tarde, entierro en un pueblo cercano supliendo a un compañero que está de vacaciones.

Por la tarde, cuando más tranquilo estaba, Rafaela al teléfono:

- ¿Qué tal, cura, cómo has pasado el día?

- Vaya… ¿cómo estás? Bien, ya sabes… domingo y san Isidro, no me ha faltado entretenimiento. ¿Y tú, qué tal, habéis celebrado mucho a san Isidro?

- Hoy he visto la misa por la tele.

- ¿Cómo que por la tele? ¿Estás mal? ¿Te pasa algo?

- No. Que no hemos tenido misa en el pueblo. 

Leer más... »

13.05.22

No soy profeta ni hijo de profeta

Ni falta que hacía. Desde el primer momento el sínodo de la sinodalidad suscitó un entusiasmo del todo descriptible. Ni el más mínimo interés. No hacía falta ser profeta para barruntar lo venidero. 

Hace meses un servidor escribió un par de post sobre el particular en los que manifestaba, desde mi libertad de opinión mientras exista, mi escepticismo y poca confianza en el proceso: “Sinodalidad. Si lo explican es peor” y “Sinodalidad. Mis detractores me dan la razón".

El caso es que hubo que motivar, animar, insistir y rogar hasta de rodillas para que hubiera un mínimo de representación que permitiera, al menos, salvar los muebles. Los datos que llegan a nivel mundial y los que se reciben de España son patéticos por mucho que se quieran maquillar. 

En Madrid es inútil que se nos diga que la gente está entusiasmada. Las palabras aguantan todo, los videos y las fotos, desgraciada o afortunadamente, no. Entiendo que las redes sociales no susciten simpatías, ya que tienen la mala costumbre de sacar a la luz lo que uno quisiera quedase olvidado en el último rincón. Son arma de doble filo y el mismo canal de video que puede mostrar el llenazo de la plaza exterior de la catedral en el Corpus o la Almudena, te traiciona mostrando en la clausura del proceso en la diócesis lo que son “campos de soledad, mustio collado".

Según los datos que se ofrecieron en la misma ceremonia de clausura, en la consulta en Madrid han participado más de 600 grupos, con cerca de 11.000 personas. Muchos me parecen, pero como no se pueden contrastar los datos, no tengo problema en darlos por buenos.  Desconozco la cantidad exacta de propuestas. Dice el responsable de esta fase que han sido de gran riqueza. Tampoco hubiera podido decir otra cosa. 

Ya saben que servidor no ha organizado grupos de reflexión sinodal en las parroquias. Apenas una tarde se convocó un encuentro de laicos de todo el arciprestazgo en el que me hice presente pero que tuve que abandonar por una emergencia en uno de los pueblos.

Lo que sí me tomé la libertad de hacer, era la única forma, fue pedir a mis lectores sus sugerencias de cara al sínodo. Más de treinta mil lectores que dejaron, en forma de comentarios, 454 sugerencias, que fueron enviadas a las secretaría del sínodo de Madrid y de Roma, con desigual respuesta. Tampoco se pretendía. Simplemente se trataba de aportar lo que uno podía. Si sirve, pues perfecto, y si no, pues tampoco pasa nada. O sí. Es igual.

Hay descontento. En los laicos, en los curas y más arriba de cura raso. No solo por la escasa participación de curas y laicos en lo del sábado pasado, sino por la forma de gestionar el acto, de la que al final responderá Fuenteovejuna. Muchos nos preguntamos si no hubiera sido más discreto, mas eficaz, más inteligente y, desde luego, muchísimo más barato, haber aprovechado la solemnidad del Corpus para una clausura discretita.

Me había prometido no hablar de Madrid, pero es que lo del sábado “ha cantado tanto", se ha extendido tanto, hasta en la prensa generalista, y ahí tienen el artículo de La Razón, y ha cabreado tanto, que muchos compañeros me han rogado que dijese algo.

Lo del sínodo era perfectamente previsible. Hartos estamos de reuniones y sínodos que caen en el olvido al día siguiente de la publicación de los documentos, y si no ahí tenemos el sínodo diocesano de Madrid, olvidado no sé si a la fuerza. Llevamos cincuenta años de reunión en reunión, más que nunca. Tenemos mil organismos de diálogo, consulta y tomar el pulso a lo que sea, y tenemos unos templos más vacíos que nunca, lo que quizá signifique, digo yo, que tanta reunión arregla poco. Era previsible. Lo del sábado pasado en Madrid, la constatación. 

Dicho esto, el malo seré yo por escribir este post. Los que han cosechado el tremendo fracaso del sábado, unas hermanitas de la caridad, incomprendidos por esos curas malos que no quieren colaborar. 

(La foto está tomada del blog “Con balcones a la calle”, a quien agradezco su benevolencia).