El organigrama
Ya. Ya sé que lo hay en las empresas. En la Iglesia católica, también. Sólo faltaba. En muchas diócesis lo tienen colgado en su web y así uno puede conocer el funcionamiento interno de la Iglesia local. Claro que además de que tengamos un organigrama de la iglesia universal, otro quizá de la Conferencia episcopal, alguno diiocesano, y de ahí para abajo no pueden faltar el de la vicaría, el arciprestazgo, la delegación o la parroquia de cada cual.
El organigrama ha de ser rellenado con personas que, en aras de un actual espíritu sinodal, buscan equipo y subdelegaciones. Por ejemplo, imaginen que dentro del organigrama diocesano tenemos una delegación de misiones. Hace falta nombrar un delegado que, sinodalmente, formará equipo, pedirá delegados de vicaría, responsables de arciprestazgo y explicará la necesidad de un contacto en cada parroquia.