8.09.22

Aquel catecismo holandés

En mis tiempos de relgioso joven, hablamos de los años setenta, el llamado vulgarmente “Catecismo holandés” era algo así como la excelencia de la nueva modernidad conciliar. Podíamos ignorar a santo Tomás, sonreír ante Trento, ironizar sobre los padres de la Iglesia y despreciar el Vaticano I. Pero… había realidades  intocables, infalibles y dignas si no de adoración, casi. 

De los primeros libros que uno se compraba y leía con fruición, fundamental era el catecismo holandés. Uno, con la formación de los catecismos nacionales de siempre, que hoy sigue siendo mi base, de repente se topaba con lo que te presentaban como la síntesis de la nueva y definitiva teología según el Vaticano II, y quedabas más atónito que Moisés ante la zarza. Es verdad que ya desde entonces ese catecismo tuvo que incorporar con carácter de urgencia algunas correcciones básicas, pero ya se sabía que Doctrina de la Fe no llegaba a la suela del zapato a los obispos holandeses. 

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6.09.22

Reivindicación del hermano mayor

Ya está bien de presentar al hijo mayor como ese malvado que no se alegra de la vuelta del hermano pequeño. Vamos a repensar la historia que tiempo habrá de sacar las conclusiones. 

Una casa y una hacienda. Un padre y dos hijos. El pequeño pide su parte de herencia, se larga y la derrocha en malos pasos, incluyendo prostitución. El mayor se queda en casa trabajando a las órdenes del padre. El pequeño se arruina, no encuentra un trabajo que merezca la pena, pasa hambre y decide volver. El padre lo recibe gozoso, mata el ternero cebado y monta una gran fiesta. El hermano mayor se queja por lo que considera trato diferente: toda la vida trabajando y ni un cabrito para comerlo con mis amigos y a este… 

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1.09.22

¿Inconsciencia o plan deliberado para la liquidación?

Los datos son tercos y a nadie se le escapan. La tan por algunos cacareada antes primavera conciliar y ahora primavera de Francisco no es más que una mentira repetida con la loca pretensión de que llegue a ser verdad. Estamos bajo mínimos.

Sabemos, por ejemplo, que, en Hispanoamérica, mientras el número de católicos se desploma, crecen como setas las iglesias evangélicas. Lo de España es trágico. Pueden buscar datos. No se bautizan ni la mitad de los niños que nacen, las bodas por la iglesia apenas suponen algo más de un 10 % del total de los matrimonios que se celebran, y el porcentaje de jóvenes que se consideran católicos apenas llega al 50 %. A esto añado, experiencia propia y de compañeros cercanos, que hasta en los pueblos más pequeños, que suelen ser más tradicionales, ya se va dando el caso de sepelios sin presencia de sacerdote. No voy a entrar en más datos. Cierres de conventos y escasez de vocaciones ahí están.

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25.08.22

Había una vez un ficus

En la parroquia de san Jacinto de Sevilla. Alguien lo plantó y mira por donde a ese ficus le dio por crecer y crecer y empezar a dar problemas. Parece, eso cuenta la prensa, que en una ocasión el desprendimiento de una rama causó serias lesiones a una buena mujer. También se cuenta que las raices del arbolito originaban graves problemas en la propia edificación. No será ni la primera vez ni la última que estas cosas suceden.

Desde la parroquia, con un enorme consenso y muchísimos apoyos, se llevó el problema a las instancias municipales correspondientes y el ayuntamiento, después de valoraciones y estudios, se supone, dio permiso para talar el ficus. Ya está. Un árbol, un ficus, que tampoco es el del la ciencia del bien y del mal,  que es un problema para personas y edificios, se tala y, como suele decirse, aquí paz y después gloria. 

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24.08.22

Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño

No he podido por menos de fijarme muy especialmente en estas palabras de Cristo refiriendose a san Bartolomé: “Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño". 

Mi impresión, la mía, y tal vez equivocada, pudiera ser, es vivir en un tiempo eclesial en el que nunca sabes ni dónde estás, ni lo que pasa, lo que hay que hacer, creer o celebrar. Tiempo en el que las cosas son como son o no, o quizás lo sean, aunque pudiera parecer que sí, pero en realidad es que quizá con la pretensión de llegar a no, sin que se note, o seguir con el sí aparentando que no nos gusta aunque pudiéramos estar encantados.

Esto es lo que es, pero desde la flexibilidad de que no lo sea, o soltando globos sonda de diferentes tamaños que escudriñan mentes y corazones, sugieren nuevos caminos aéreos y al mismo tiempo son capaces de aterrizar de urgencia si fuera preciso.

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