Ecumenismo: de la utopía a la realidad.
Mañana, como cada año, comienza la semana de oración por la unidad de los cristianos. Podríamos llamar a esta semana ecuménica la semana de la utopía, pero no es una utopía cualquiera sino el fruto de la primera oración ecuménica nacida de labios de Cristo:
Jn 17,20-23
Pero no ruego sólo por éstos, sino por cuantos crean en mí por su palabra, para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y Yo en ti, para que también ellos sean en nosotros, y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, a fin de que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la unidad, y conozca el mundo que tú me enviaste y amaste a éstos como me amaste a mí.
Me maravilla que la petición de Cristo no es por una unidad meramente humana o utilitaria entre los cristianos. Lo que el Hijo pide al Padre es ni más ni menos que los cristianos seamos uno como Él es uno con el Padre. O sea, la unidad de la Iglesia ha de ser a imagen de la unidad sustancial en la Trinidad.