Católicos y vida pública. Hora del cambio
El P. José María Iraburu ha escrito tres artículos (1, 2 y 3) sobre la desmovilización de los católicos en la acción política. Entre los muchos comentarios que ha recibido, no he leído ninguno que le haya refutado yendo a la cuestión de fondo. A saber, por qué no es posible que haya un partido político confesionalmente cristiano en España.
Una de las estrategias favoritas de los que quieren que todo siga igual es mantener el silencio ante los que proponen, desde el Magisterio de la Iglesia, un cambio que pueda llevar a un cambio efectivo de la orfandad política del catolicismo en España.
La idea de que tiene que haber católicos en todos los partidos que ejerzan influencia para hacer el bien lleva vigente en este país desde hace 30 y tantos años. Y ha demostrado que no sirve para nada. Literalmente para NADA.
Es lógico. En una partitocracia donde el que se mueve no sale en la foto, el político católico que quiere conservar su puesto opta por no moverse. Y si se mueve, le echan y se va a la nada. Solo desde un partido confesionalmente cristiano se podría ser libre para defender el modelo de sociedad que deseamos para nuestra nación.