24.11.18

La Linterna de la COPE oscurece la verdad

Al poco de que el P. Jose María Gil Tamayo, obispo electo de Ávila, llegara hace cinco años a la secretaría general de la Conferencia Episcopal Española, la programación religiosa de Cope sufrió algunos cambios. Así aconteció en uno de sus programa más importantes, si no el que más: La Linterna de la Iglesia. Pasó de ser presentado por Faustino Catalina en vez de por José Luis Restán. Y hubo cambios de contertulios. La idea era mostrar la variedad de opiniones y sensibilidades que hay en la Iglesia. Traducido: los eclesialmente progresistas -siquiera lo fueran moderadamente-, iban a tener su lugar en la Cope.

Confieso que no escucho habitualmente La Linterna de la Iglesia pero de vez en cuando me gusta pulsar por qué vericuetos se manejan en dicho programa. Ha sido el caso de la semana pasada, donde hablaron entre otras cosas de la polémica por el veto de la Santa Sede a la votación de los obispos de EE.UU sobre el tema de los abusos. Lo que escuché entonces daría para escribir otro post, pero mejor lo dejo pasar. Lo que no puedo dejar pasar es lo de ayer. En InfoCatólica damos bastante detalles sobre lo ocurrido y además se puede acceder al audio completo de la tertulia.

Vamos por partes:

- Me llamó la atención la “animosidad” de Mª Teresa Compte a la hora de condenar radicalmente la idea de que hay alguna relación entre homosexualidad y abusos sexuales. Primero, porque esa cuestión no  apareció en la rueda de prensa de Mons. Argüello. Segundo, porque los datos son los que son, gusten más o gusten menos. Y esos datos reflejan que la gran mayoría de los abusos se cometieron sobre varones. 

- Me llamó igualmente la atención la insistencia de todos en que Mons. Argüello se había equivocado. Dado que el obispo había reconocido públicamente su error, no había necesidad de remover en demasía tal circunstancia, aunque fuera para alabar dicho reconocimiento.

- Me llamó poderosísimamente la atención que se aprovechara el error del nuevo secretario general de la CEE para cuestionar la política de la Iglesia en cuanto a la admisión de homosexuales en los seminarios. El P. Rodríguez Olaizola, sacerdote jesuita, aseguró conocer a muchos sacerdotes homosexuales que ejercen la mar de bien su sacerdocio, a los cuales puede resultar difícil aceptar esa política eclesial. Pregunta: ¿cómo sabe que son homosexuales? ¿se lo han dicho?. Pregunta: ¿en serio cree que el mejor contexto para abordar esa cuestión era precisamente el debate sobre el error y rectificación de Mons. Argüello? Pregunta: ¿le parece normal cuestionar la política de la Iglesia, defendida por el secretario general de la CEE, en un programa de información religiosa de la cadena propiedad de la CEE?

- No me llamó lo más mínimo la atención que el director de Vida Nueva defendiera la tesis de que es un cliché a descartar la idea de que las parejas homosexuales son más infieles que las heterosexuales. Esa es la tesis herética de los modernistas. Quieren que la Iglesia acepte las uniones homosexuales estables y se reconozca algo positivo en ellas. Tampoco me extrañó que defendiera la labor del P. James Martin, sj. de quien Mons. Munilla ha pedido públicamente que sea amonestado por sus heterodoxias. Al fin y al cabo, don José Beltrán tiene razón en que la Santa Sede invitó a ese sacerdote a dar una conferencia en el Encuentro Mundial de Familias de Dublin. Señal evidente de que cierto lobby sigue muy activo en la Iglesia.

Aunque la mayor parte de los fieles no están muy interesados en estas cuestiones, lo cierto es que aquellos que sí se toman en serio la fe de la Iglesia han de estar necesariamente confusos. Por una parte, vemos al portavoz de los obispos defender la doctrina de la Iglesia, mientras que en la emisora propiedad de la CEE se pone en cuestión sin que nadie replique. Por una parte vemos al Papa afirmar de forma muy tajante que, ante la más mínima duda, no se debe admitir a un homosexual en un seminario, y luego vemos a la Santa Sede poner una alfombra roja -o más bien arcoiris- al principal representante del lobby LGTBI en la Iglesia. 

Nido de confusión, dudas, contradicciones, heterodoxias por doquier, incoherencias. En eso están convirtiendo la Iglesia. Y la programación religiosa de la Cope es fiel reflejo de esa realidad. ¿Podrá hacer algo al respecto Mons. Argüello? Solo Dios sabe. Lo que sí creo es que, error y polémica aparte, la primera rueda de prensa del nuevo portavoz de los obispos españoles parece abrir una ventana a la esperanza de que la Conferencia Episcopal Española abandone, siquiera en parte, la irrelevancia en que la que está instalada. Que el Señor le ayude a cumplir fielmente la tarea que le ha sido encomendada por sus hermanos en el episcopado.

Luis Fernando Pérez Bustamante

21.11.18

La irrelevancia de la CEE

Los obispos españoles han elegido hoy nuevo secretario general de su conferencia episcopal. Y lo han hecho en la persona de Mons. Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid. Ayer parecía que el elegido podría ser el P. Jorge Fernández Sangrador, vicario general de Oviedo, pero finalmente los prelados han optado por el único obispo de la terna sobre la que se ha votado.

Vaya por delante que no conozco ni poco ni mucho a Mons. Argüello. No recuerdo declaraciones suyas y no creo que haya sido protagonista de ninguna noticia con repercusión nacional más allá de su nombramiento como obispo. Como hablar de quien no se conoce me parece una temeridad, no pienso hacerlo. Evidentemente es un hombre cercano a su arzobispo, el cardenal Blázquez, que es a su vez presidente de la CEE. Pero hasta ahí no más puedo decir.

Lo que sí puedo decir es que la creciente irrelevancia mediática, social e incluso eclesial de la Conferencia Episcopal es un hecho incontestable. A ello contribuye el perfil bajísimo -en el sentido mediático del término- de su presidente. Don Ricardo Blázquez siempre ha sido un obispo discreto, con un discurso lleno de típicos tópicos, lugares comunes y ausencia de aristas. O sea, está pero como si no estuviese. Durante su primer trienio al frente de la CEE, el cardenal Cañizares llenó de sobra el vacío mediático desde su condición de vicepresidente. Hoy, ni eso. 

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19.11.18

La apostasía se integra muy bien en el sistema que la sustenta

Ni es la primera ni será la última vez en que los obispos españoles presumen del papel de la Iglesia en la llegada de la democracia liberal a España. Esta mañana lo ha hecho el actual presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Ricardo Blázquez. En su discurso de apertura de la Plenaria ha dicho:

Se cumplen cuarenta años de nuestra Constitución, que selló un consenso entre todos los españoles, al terminar el régimen anterior. A la inquietud sucedió la esperanza, con la generosidad de todos hemos vivido un largo periodo de paz. “La concordia fue posible” es el epitafio que Adolfo Suárez deseó se pusiera en su sepulcro. La Iglesia, en vías de renovación por el Concilio Vaticano II, colaboró eficazmente en aquel singular periodo de nuestra historia. Los católicos estamos satisfechos de haber prestado la ayuda que estaba en nuestras manos, nos sentimos bien integrados en el sistema democrático y es nuestra intención continuar participando, desde nuestra identidad, en la justicia, la solidaridad, la paz, la convivencia y la esperanza de nuestra sociedad. Ni deseamos ponernos medallas ni queremos ser preteridos. Por esto saludamos el diálogo entre todos, como ha mostrado el desarrollo del Congreso. Todos nos debemos al bien común, del que nos beneficiamos todos.

Aparte de que no sé hasta qué punto se puede hablar de periodo de paz estando presente el terrorismo de ETA (829 asesinados, miles de heridos y extorsionados) durante gran parte de este tiempo, conviene recordar que:

- Tenemos una Constitución donde Dios no aparece por ningún lado. Si la Iglesia en España quiso y quiere tal cosa, muesta una radical hipocresía celebrando en este país la festividad de Cristo Rey. 

- Tenemos una legislación que despenaliza el aborto y lo considera un derecho. Se han superado de largo los dos millones de abortos desde 1985.

- Tenemos una legislación que desprecia el matrimonio, convirtiéndolo en una institución con menos protección legal que muchos tipos de contratos mercantiles y que considera matrimonio la unión de dos personas del mismo sexo.

- Tenemos un avance radical de la imposición de la ideología de género en todos los ámbitos, pero sobre todo en la educación. El Estado adoctrina a los niños y jóvenes en principios radicalmente contrarios a ley natural y divina.

- Etc.

Dice el cardenal y presidente de la CEE que todos nos beneficiamos del bien común. ¿De qué bien común habla? 

Efectivamente, en España la inmensa mayoría de los católicos practicantes -minoría menguante que va camino de la más absoluta irrelevancia- viven integrados y más o menos felices en este sistema. Y eso tiene un nombre: apostasía. Queda un pequeño resto de fieles  -incluso algún obispo- que no están ni estarán integrados. Pero ese pequeño resto es despreciado por la gran masa. Y llegado el caso, será perseguido.

Quiera Dios concedernos permanecer fieles perteneciendo a ese pequeño resto, que jamás renunciará a proclamar y defender la verdadera y absoluta realeza de Cristo en todos los ámbitos

¡¡Viva Cristo Rey!!

Luis Fernando Pérez Bustamante

16.11.18

Cuando se pierde la credibilidad, se pierde todo

Lo que ha ocurrido esta semana en Baltimore (Maryland), donde se han reunido todos los obispos de Estados Unidos para celebrar la Plenaria de su Conferencia Episcopal, es bastante más grave de lo que parece. 

Hasta donde yo recuerdo, es la primera vez en la historia de las conferencias episcopales en que una de ellas se encuentra con que Roma le cambia el programa de una Plenaria el día antes de que empiece a celebrarse. En no pocas ocasiones la Santa Sede ha tenido que corregir decisiones tomadas por episcopados de una nación, pero esta especie de censura previa es inédita. La cara del cardenal Di Nardo contando la decisión vaticana a sus compañeros de episcopado hablaba por sí sola.

Sobre la incoherencia entre la medida decidida por las autoridades vaticanas y los anteriores llamados a la sinodalidad ya escribí un post. Sandro Magister ha escrito otro. Predicar una cosa, sea buena o mala, y a continuación imponer lo contrario, no habla bien de quien así actúa. 

Lo cierto es que el intento de que los obispos de EE.UU no discutieran sobre la crisis por abusos sexuales, y más concretamente sobre el caso McCarrick, viene de atrás. Fue el Papa quien les pidió que suspendieran la Plenaria y dedicaran esta semana a un retiro de oración. La respuesta fue que estaban de acuerdo en dedicar una semana a tal fin, y de hecho tendrá lugar del 2 al 8 de enero del año que viene, pero que nada de suspender la Plenaria. Bien, ya ven ustedes lo que les ha pasado.

Sinodalidades de paja aparte, lo más grave es la creciente sensación entre buena parte de los fieles de EE.UU de que ni Roma ni sus obispos saben qué hacer ante el monumental escándalo de los abusos y su encubrimiento. O peor aún, que saben lo que tienen que hacer pero prefieren dejar pasar meses y meses antes de hacerlo, si es que llegan a hacerlo. Y esa sensación no solo se extiende entre los fieles seglares. También entre muchos buenos sacerdotes que, no lo olvidemos, son víctimas muy directas de un descrédito del sacerdocio del que ellos no tienen culpa alguna.

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13.11.18

Religiosas renuncian a sus votos para salvar su carisma

Desde que hace años, siendo todavía Papa Benedicto XVI, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica decidió intervenir, todavía no sabemos bien por qué ni para qué, los Franciscanos de la Inmaculada, se ha ido produciendo un goteo constante y creciente de visitas apostólicas, revisión de estatutos, etc, de congregaciones religiosas de reciente fundación con un carisma tradicional. 

Por lo general, no suelen ser noticia porque los consagrados, tanto religiosos como religiosas, no son especialmente partidarios de quejarse ante los medios de comunicación. Pero lo cierto es que da la impresión de que estamos en plena cacería de carismas que no son del agrado de los actuales responsables de la Iglesia.

Curiosalmente, la espantosa crisis de vocaciones entre las órdenes y congregaciones religiosas “históricas” -iba a decir tradicionales, pero sería faltar a la verdad-, contrasta con la abundancia de las mismas entre esas nuevas realidades de la vida consagrada.

Desgraciadamente, sobre todo para sus almas, algunos están empeñados en ser la versión eclesial de El perro del hortelano, “que ni come ni deja comer". En vez de ver la presencia del Espíritu Santo en esa auténtica primavera eclesial, que no provoca titulares pero es testimonio vivo de que Dios no ha abandonado su Iglesia, hacen uso de la autoridad eclesial para machacar los primeros tallos, las primeras espigas.

Uno de esos nuevos institutos de vida consagrada, y sigo a partir de ahora el relato de Marco Tosatti, son “Las Hermanitas de María, Madre del Redentor” (Petites Soeurs de Marie, Mère du Rédempteur). Están en Francia, concretamente en la diócesis de Laval. ¿A qué se dedican? Cuidan de los ancianos, colaboran en el cuidado pastoral de las parroquias, ayudan a los pobres y, he aquí el “problema", viven una espiritualidad que es considerada demasiado “clásica” en el Vaticano: amor por la adoración eucarística, oración ferviente de intercesión y devoción filial a María. (*)

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