26.05.14

¿Que vienen los rojos? ¡Ya están aquí!

Siempre he dicho que la democracia tiene la “virtud” de dar a cada nación los gobernantes y representantes que se merece. El panorama que ha resultado de las elecciones europeas celebradas ayer en España es ciertamente tan significativo como preocupante. Los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, han conseguido lo que hace pocos años parecía imposible. A saber, obtener entre los dos menos del 50% de los votos. A ello hay que anadir la aparición “estelar” de la extrema izquierda radical y antisistema, liderada por Podemos, ese partido de nueva creación encabezado por Pablo Iglesia quien, haciendo honor a su nombre, representa la figura del “rojo” español de la II República. Un verdadero representante del Frente Popular en pleno siglo XXI.

Para que los lectores no españoles sepan quién es, les diré que representa en este país lo que el chavismo en Venezuela e Hispanoamérica. Con una diferencia. Pablo Iglesias tiene un discurso populista bien engarzado. Ha sido profesor de Ciencias Políticas en la universidad Complutense de Madrid. Que Podemos sea la cuarta fuerza política más votada y haya quedado a apenas dos puntos de Izquierda Unida, la extrema izquierda no antisistema, es como para estar preocupados. Además, Podemos supera a IU y UPyD en Asturias, Cantabria, P. Vasco, Aragón, Madrid, Baleares y Canarias.

Otro dato a tener en cuenta es que VOX se ha quedado a las puertas de obtener un escaño. Le han faltado alrededor de 50.000 votos para alcanzar a Primavera Europea, aunque hoy leo que con 2.900 más podrían haberlo logrado debido al reparto de diputados según la ley D´Hont. Eso supone que en estas elecciones, la derecha nacional española sea representada, una vez más, solo por el PP. Un PP que aunque ha ganado, se ha llevado un batacazo monumental, obteniendo menos porcentaje de votos que la Alianza Popular de Fraga en 1982. Vamos, como para que estén felices, ¿no les parece?

Del PSOE solo cabe decir que han obtenido el peor resultado en toda la democracia. Si no fuera por Andalucía, estaríamos hablando de un partido menor, de poca entidad. El votante de izquierda le ha dado la espalda, quizás consciente de que son una parte muy importante del problema.

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24.05.14

Nunca fueron Iglesia

Así empezaba la redacción de la noticia que InfoCatólica dio en primicia para todos los católicos de lengua española sobre la excomunión de los líderes de Somos Iglesia:

Este es el final de un largo enfrentamiento entre el movimiento «Wir sind Kirche» («Somos Iglesia») y el Vaticano.

Y Mons. Manfred Scheuer, obispo de Innsbruck, encargado de hacer pública la excomunión -tras el visto bueno de Roma- ha dicho que la misma no es “una victoria, sino siempre una derrota para la Iglesia. Con gran tristeza veo que, hasta ahora, las personas interesadas no se han retractado".

Ciertamente las excomuniones no son una victoria para nadie. Son una desgracia. Pero por muy desgraciadas que sean, a veces no hay más remedio que acudir a ellas. Lo hicieron los apóstoles y lo ha hecho la Iglesia durante siglos. Por mucho dolor que suponga tener que decirle a alguien que está excomulgado, no olvidemos que en no pocas ocasiones esa medida ha servido para que el fiel excomulgado vuelva sobre sus pasos, se arrepienta y vuelva a la comunión eclesial. Ocurrió también en tiempos de la era apostólica, como da testimonio San Pablo en su segunda epístola a los corintios, donde cuenta la reconciliación de un adúltero -se acostaba con la mujer de su padre-.

El problema con “Somos Iglesia” es que jamás han sido Iglesia ni nunca han tenido intención de serlo, por mucho que se pusieran ese nombre. Es decir, desde que “nacieron” no han dejado de manifestarse pública y pertinazmente contra la fe, la doctrina y las enseñanzas morales de la Iglesia Católica. Pretende ser católico negando la fe católica es como querer ser protestante negando el sola fide o el sola Scriptura y el libre examen. Algo absurdo.

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23.05.14

Mi voto será para Impulso Social

Este domingo los españoles estamos llamados a votar para elegir a nuestros representantes en el parlamento europeo. Dado que se trata de una circunscripción única para todo el país, todos los votos valen lo mismo, cosa que no ocurre en las elecciones generales ni en muchas autonómicas.

Aparte de los partidos habituales, en estas elecciones se presentan siglas políticas nuevas. Entre ellas VOX, Impulso Social y Podemos. Ya sé que hay otras, pero creo que esas son las más destacadas.

Hace años que tomé la decisión de votar teniendo en cuenta los principios no negociables indicados por Benedicto XVI en la exhortación apostólica Sacramentum caritatis:

Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario, exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana. Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Co 11,27-29). Los Obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado.

Si se dan cuenta ustedes, el Papa indica una serie de valores que tienen una relación directa con lo que él denomina coherencia eucarística. Aunque Benedicto XVI señalaba directamente a los que tienen el poder de “tomar decisiones", parece claro que los principios no negociables se aplican también a quienes elegimos a esos políticos- Por tanto, no creo que sea una barbaridad plantear que quien con su voto apoya opciones políticas que defienden tesis contrarias a dichos valores, tiene un problema serio con su fe.

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22.05.14

La importancia de lo afirmado por el cardenal Baldisseri

Aunque todavía queda tiempo para que se celebre el Sínodo extraordinario de los obispos sobre la familia, se puede decir que las declaraciones que acaba de realizar el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general de dicho sínodo, ayudan mucho a calmar las aguas bravas del río que desembocará en el lago sinodal. Tanto más cuando ese mismo purpurado había realizado tiempo atrás otras declaraciones que no pocos, y no sin razón, agitaron dichas aguas en un sentido ciertamente inquietante para los que creen que la Iglesia debe mantenerse firme, dentro de la caridad, en su fidelidad a la Escritura, la Tradición y su propio Magisterio sobre los sacramentos del matrimonio, la eucaristía y la confesión.

Para todos ellos es muy alentador ver al cardenal italiano citar la Filius Dei, del Concilio Vaticano I, enseñando que “hay que mantener siempre el sentido de los dogmas sagrados que una vez declaró la Santa Madre Iglesia, y no se debe nunca abandonar bajo el pretexto o en nombre de un entendimiento más profundo“. Y es que, aunque también recuerda las palabras de San Juan XXIII en la inauguración del Concilio Vaticano II, señalando que la doctrina de la Iglesia debe ser enseñada hoy “a través de las formas de investigación y de las fórmulas literarias del pensamiento moderno. Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del depositum fidei, y otra la manera de formular su expresión“, lo que queda claro es que no puede enseñarse algo contrario a lo que se ha enseñado siempre.

No voy a comentar acá las tesis del cardenal Kasper, el mismo que ha llegado a decir que si el sínodo no piensa aceptar la comunión de los divorciados vueltos a casar es mejor que no haya sínodo (sic). De eso se está encargando magistralmente Bruno Moreno (*), miembro del consejo editorial de InfoCatólica. Pero no puedo por menos manifestar mi extrañeza y preocupación por el hecho de que en muy poco espacio de tiempo, la Iglesia se haya metido en un debate que, por la propia naturaleza de lo debatido, ya debería estar cerrado.

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21.05.14

No es mala idea lo que propone el cardenal Sistach

El cardenal y arzobispo de Barcelona. S.E.R Lluís Martínez Sistach, acaba de pedir que se transforme “todo lo que sea necesario en la Iglesia” con el objetivo de ganar fieles en las grandes ciudades y facilitar la evangelización. Estoy absolutamente de acuerdo. Es más, la Iglesia de Cristo tiene como principales fines tres cosas:

1- Dar gloria a Dios.

2- Llevar el evangelio a los que no lo conocen.

3- Alimentar a los fieles con la verdad y la gracia.

De hecho, los puntos 2 y 3 sirven para cumplir, siquiera en parte, el punto 1. La cuestión es cómo se hace tal cosa. Si se pide que la Iglesia se transforme es porque se cree que algo no funciona bien del todo en la misma.

En Occidente los cristianos tenemos la manía de creer que el mundo entero funciona espiritualmente según los parámetros en los que nos movemos en nuestra civilización. Pero eso no es cierto. Mientras que en nuestros países el catolicismo está retrocediendo, en África y Asia no para de crecer. Por tanto, algo se está haciendo bien en esos continentes que no se hace en Europa y América.

Por otra parte, Cristo ya nos dijo que la semilla del evangelio fructifica solo allá donde hay un campo abonado que la recoja. Es decir, puede darse la circunstancia de que la Iglesia cumpla a la perfección con su misión y no se obtengan los resultados esperados. Pensar que el alejamiento de los fieles es culpa solo de la Iglesia y no del hecho de que los hombres aman “más las tinieblas que la luz” (Jn 3,19) es un grave error. Al fin y al cabo los católicos creemos que la gracia no es irresistible y que Dios ha dado al hombre libre albedrío. Incluso sabemos que Él “de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece” (Rom 9,18). Mas como nosotros no sabemos a quién Dios quiere o deja de querer endurecer, debemos ofrecer la misericordia del evangelio a todos.

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