Oportunísima intervención de Benedicto XVI en el Sínodo
Ayer se produjo una intervención no prevista del Papa en el Sínodo sobre la Palabra de Dios, que está teniendo lugar en Roma. No pudo ser más oportuna. El nivel de la exégesis católica, se diga lo que se diga, ha descendido notablemente en los últimos tiempos. El consabido método histórico-crítico, hacia el que como todos mis lectores saben no guardo una especial simpatía, puede y debe ayudar si se es consciente de sus límites y, sobre todo, si se asume que contiene riesgos no pequeños.
Dijo el Papa que “…hemos escuchado todo el bien posible que puede derivar de la exégesis con este método, pero debemos considerar también sus riesgos. El método histórico-crítico ayuda a comprender que el texto sagrado no es mitología, sino verdadera historia, ayuda a captar la unidad profunda de toda la Escritura“. Que el Papa diga que ese método ayuda a comprender que el texto sagrado es verdadera historia no deja de ser, en el fondo, una crítica contundente contra gran parte de los que lo usan precisamente para destripar y anular la historicidad del susodicho texto sagrado. El Santo Padre no habla de la historicidad de parte de la Escritura, sino de toda ella. ¿Dónde quedan pues, los que niegan la historicidad de los evangelios de la infancia? ¿dónde los que nos dicen, como aseguró hace poco en este blog un sacerdote, que Moisés no existió? ¿dónde los que ponen en duda, por sistema, todo hecho histórico descrito en la Biblia que no encaja con su racionalismo modernista, el cual no deja lugar a hechos milagrosos o políticamente incorrectos para nuestro tiempo?
Por otra parte, tengo la sensación de que el Papa sabe lo mucho que esta cuestión puede afectar al diálogo ecuménico. En breve vamos a tener en Religión en Libertad un análisis del método histórico-crítico realizado por un protestante evangélico por todos conocido. Sospecho que va a ser demoledor. Pero aun así no será nada comparado con el que podría hacer cualquiera de los principales biblistas ortodoxos, cuyo conservadurismo en este ámbito deja como una carta progresista la encíclica Providentissimus Deus de León XIII. Eso lo sabe Benedicto XVI. Y no me extrañaría que aproveche esa coyuntura para embridar adecuadamente un caballo que, en mi humilde opinión, está desbocado. El tiempo me dará o me quitará la razón.
Luis Fernando Pérez Bustamante
16 comentarios
Estoy de acuerdo contigo. Lo bueno de Benedicto XVI es que, en términos científicos, nadie le puede decir que no sabe de lo que habla. Por eso nadie discute con él. Como mucho, no se le deja hablar o se silencia lo que dice.
Y ahí entra en acción ReL, dándonos a conocer su voz.
-OFFTOPIC-
Por curiosidad ¿podrías indicarme "cualquiera de los principales biblistas ortodoxos, cuyo conservadurismo en este ámbito deja como una carta progresista la encíclica Providentissimus Deus de León XIII"?
Si lo estimas oportuno, puedes responderme por correo-e.
Saludos.
P.S. No sólo LF puede responderme. Acepto información de quien me la quiera dar.
El Espíritu prepara a su Iglesia para un importante combate (porque cada vez tengo más claro que estamos en guerra)
LAUS DEO!!
Espero con ansia esos artículos.
Saludos.
Si se consigue demostrar cientifícamente que un hecho narrado en las Escrituras no ocurrió o fue de manera distinta pues hay que aceptarlo, no sirve de nada vivir engañado.
2º ejemplo: La "científicamente demostrada" inexistencia de Poncio Pilatos, mantenida como dogma desde Bultmann. Hasta que los arqueólogos - vaya por donde- encontraron una lápida.
2er ejemplo: La "científicamente demostrada" inexistencia de la piscina de Siloé, hasta que se halló.
etc, etc.
En verdad quienes derriban esas grotescas demostraciones científicas de los críticos históricos son más los arqueólogos que los biblistas.
Yo creo que cuando Benedicto XVI habla de la historicidad de la Biblia, no se refiere a todos y cada uno de los hechos narrados en ella, sino a aquellos fundamentales para la Historia de la Salvación: los siete días del Génesis, por ejemplo, deben ser interpretados en forma alegórica, no histórica, sacando de ellos las enseñanzas pertinentes: creación del universo, de la persona humana,...
La advertencia, a mi modo de ver, se dirige sobre todo para aquellos historiadores que desconocen los propios límites de su disciplina (lo digo como historiador profesional). Es decir, el método histórico-crítico se limita a defender lo probable (estadísticamente hablando) y la Historia de la Salvación es improbable por definición (repito que estoy hablando en términos estadísticos): por ejemplo, un historiador no puede afirmar la existencia de un milagro aunque este haya tenido lugar, este hecho está más allá de sus competencias; pero, ¡ojo!, tampoco puede científicamente negarlo, que es lo que hacen muchos supuestos historiadores del Jesús de los Evangelios. Ante un milagro, el historiador sólo puede constatar si los testigos de aquel momento creían en él, el resto corresponde al fiel.
Por lo tanto, la historia sola (lema que podrían adoptar los teólogos liberales) no basta para aprehender la realidad histórica de Jesús o del pueblo hebreo. Creo que es aquí en donde se enmarca la reflexión pontificia.
Por cierto, recomiendo el libro de Craig Evans, El Jesús deformado, ed.: Sal Terrae, en el que desmonta las visiones liberales de gente como Bultman, Ehrman,...
Un saludo a todos.
Para ver una muestra de esto, no tiene uno más que acercarse, por curiosidad, a los escritos de Antonio Piñero, que es un manojo de prejuicios y tópicos sin fundamentación, pero que se venden como la única perspectiva racional posible; la fuerza no está, sin duda, en sus argumentos, sino en que es capaz (con esa colaboración de los teólogos antes citados) de arrojar sospechas sobre todo aquél que lee la Biblia en el torrente de la Tradición.
Por lo tanto, son esas sospechas las que envenenan, no el método histórico-crítico en sí mismo. Son la herencia de todos esos "mártires" de la teología católica liberal de los últimos cuarenta años.
Por cierto, ahora los discípulos de Piñero se dedican a dar charlas en los pueblos tratando de engañar a los cristianos bienintencionados con la ayuda de ayuntamientos y asociaciones. Los sacerdotes deben estar al tanto de cursos que se impartan sobre claves históricas de los evangelios y de Jesús de Nazareth. Lo único bueno es que los escritos de esta gente resultan tan pesados y aburridos (no hay más que leer algo de Piñero en ese blog que tiene en aquella web en la que cada vez hay menos bueno y más malo) que el efecto que surten suele ser el contrario. Pero no hay que fiarse.
Y yo me pregunto: ¿por qué? ¿Por qué el relato de la creación ha de ser interpretado alegóricamente? Quizás alguien responda que porque no casa demasiado bien con el evolucionismo, pero por esa regla también hemos de admitir el aborto, pues la postura de la Iglesia en ese tema no casa con en modernismo.
De verdad que es algo grotesco para cualquiera que haya estudiado ciencia, llamar a eso método científico. Con los mismos "criterios" pero argumentando distinto un "biblista" afirma rotundamente A, el otro B y el de más allá C. Es cierto que hay cosas muy interesantes, pero nadando en un mar de suposiciones y de afirmaciones gratuitas.
La teoría del Big Bang es defendida por la Iglesia Católica desde Pío XII, por ejemplo, en el discurso del 7 de septiembre de 1952. Por no hablar de sus concomitancias con las vías tomistas sobre la existencia de Dios.
La teoría de la evolución, por otra parte, fue defendida por Juan Pablo II quien dijo que era más que una mera hipótesis (22 de octubre de 1996), indicando que no contradice la revelación.
Creo que el recurso al magisterio de Pío XII y Juan Pablo II deberían ser suficientes para mostras por qué los siete días del Génesis deben entenderse en clave alegórica.
Un saludo a todos.
Ninguna objeción al big bang, aunque sí me gustaría que nos explicaras las concomitancias con las vías tomistas.
En cuanto al evolucionismo, tal célebre afirmación de Juan Pablo II no significa nada; en primer lugar porque, como bien dice, "es más que una mera hipótesis", pero no que sea cierta como tal; en segundo lugar, porque se trata de una opinión, reforzada por razón de quien la emite, pero una opinión al fin y al cabo, y no una verdad científica. A la teoría de la evolución siempre le falta el eslabón perdido, precisamente aquello que la confirmaría como cierta. En cualquier caso, yo me refería al evolucionismo como ideología modernista y atea, y no tanto a la teoría de la evolución en cuanto tal.
Lo que critico de tu comentario es que afirmas que el relato genesíaco de la creación "debe ser" interpretado alegóricamente, y creo que ello es incorrecto por lo siguiente:
1.- La Tradicióny el Magisterio petrino jamás han indicado tal cosa. Se permite hacer tal interpretación, mas no se obliga. Y, desde luego, a lo largo de la historia de la Iglesia hay muchas más indicaciones de interpretación literal.
2.- La regla general de la exégesis bíblica es la literalidad.
3.- Obligar a una interpretación alegórica del relato de la creación abre la veda de interpretaciones alegóricas de la Resurrección, los milagros, la virginidad de María, la filiación divina, etc., precisamente aquello que el Papa está combatiendo, producto del método histórico-crítico.
Espero que el Sínodo ahora celebrándose nos ayude a aclarar también esta cuestión, aunque lo veo poco probable. La beata Catalina Emmerick dice, en sus maravillosos relatos, lo que la Tradición siempre ha creído: que en el Gólgota, donde Nuestro Señor expiró por nosotros, sobre el lugar donde fue clavada su Cruz redentora, se halla enterrada la calavera de Adán. Yo así lo creo y afirmo.
Me encantaría que otros comentaristas más sabios que yo contribuyeran a esta cuestión. Un cordial saludo.
Se hace un enorme daño a la fe de los niños cuando se les dice que el Génesis es un "cuento", afirmación que suele ser usual en personas poco cultivadas y que rara vez se han acercado al texto bíblico.
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