(41) ¿La SantísimaTrinidad realmente “importa”?
No quisiera que termine este día sin retomar hoy una frase de Néstor Martínez en respuesta a un comentario en su último post, que hoy me parece que viene muy a propósito en la Solemnidad que celebramos:
Una cosa que llama la atención es cómo nos resistimos a aceptar que en el Infierno existe la pena del fuego eterno, y con qué facilidad aceptamos que existe allí la pena de la pérdida de la visión de Dios. Una mirada apenas un poco maliciosa podría concluir que en realidad lo que nos produce preocupación es lo primero, no lo segundo.
Debería ser en todo caso al revés, y deberíamos preferir la visión beatífica en medio de las llamas eternas que atormentasen nuestro cuerpo resucitado, a la ausencia tanto del fuego como de la visión divina en un “infierno” que si bien en sí sería de todos modos espantoso, es de temer que a muchos contemporáneos les sonaría bastante aceptable.
Y claro, ¿cómo evitar suficientemente aquello que nos aleja de lo que NO esperamos? ¿Cómo esperar un Cielo del que nadie predica si únicamente miramos “hacia el suelo”?; ¿cómo ansiar una Visión que nadie anuncia como posible, deleitable y perfecta?
Siempre me ha horrorizado con cuánta facilidad, no digo entre católicos “de a pie” y en el terreno “pastoral”, sino incluso en el ámbito académico (teología, ciencias sagradas) y catequístico, se viene insistiendo hace unas décadas en la aparente “intrascendencia” (sic!) que tendría para nuestra vida de fe la meditación y hasta el posible conocimiento del misterio de la Ssma. Trinidad considerado en sí mismo. Este misterio insondable que es la piedra basal de la fe verdadera en que somos salvados, se ha llegado a considerar “inútil”, poniendo el acento en cambio en la “Trinidad económica”, es decir, la Trinidad en cuanto manifestada en la historia mediante las misiones divinas. Éstas (Creación, redención y santificación) son temporales, y tienen que ver con nuestra salvación. Hay por supuesto, una profunda unidad entre ambas, pues es Dios mismo -Uno y Trino- quien se ha revelado manifestándonos su Amor, pero ello no significa que independientemente de su relación con nosotros, el Misterio de Dios deba ser prácticamente desechado de la transmisión ordinaria de la fe. Y sin embargo, hoy es frecuente comprobar el profundo desinterés de catequistas, sacerdotes y teólogos, en la predicación del misterio trinitario. A lo sumo, lo que se suele repetir sobre él, es que es un misterio tan insondable, que ni por asomo podemos vislumbrarlo, y así, en vez de exceso de luz, parecería que un misterio es una inmensa oscuridad…
Expresado en términos más o menos vulgares podríamos parafrasearlo así:
“Esas elucubraciones son cosas medievales, hoy carecen de sentido, pues lo importante es el hombre y el hambre. Que la gente sepa que Dios es su Padre y sobre todo, siga el modelo de Jesús, pero no les compliquemos la vida hablando de las relaciones entre las Personas divinas y todo ese galimatías, pues al fin y al cabo, eso es ‘cosa interna’ de Dios, y a nosotros no nos aporta ni quita nada para la vida.”
Esta vergonzosa y blasfema indiferencia, que sin duda recibe “aguas caudalosas” de la fuente oscura y herética de Karl Rahner, entre otros, es lo que vemos luego, como decantación lógica, en el desprecio de la vida contemplativa, la primacía de la “ortopraxis” sobre la “ortodoxia”, y la insensibilidad general hacia todo lo que afecte la integridad de la fe.
Hace un par de meses en una charla que dí a unos alumnos de 6º grado (11-12 años) de un presunto colegio católico acerca de la Presencia Real de Ntro. Señor en la Eucaristía, a través de una serie de preguntas, íbamos comprobando la casi completa ignorancia sobre esto (aunque la totalidad de los presentes ya habían recibido la Primera Comunión y la Confirmación), y en general, titubeaban bastante. Sabían que Dios está en el Cielo, en nuestro corazón, en los enfermos, pero muy tímidamente señalaban su presencia en el Sagrario. Pero sobre lo que no hubo la menor duda, pues la respuesta fue contundente, rápida y unánime, fue cuando les pregunté: “¿Y Jesús es Dios?”. Inmediatamente resonó en la Capilla: “¡¡Noooo!”.
Una y otra vez, la misma “certeza”, en un total de 160 adolescentes, en dos tandas de charlas.
Conversando luego con el vicario general de la diócesis, al referirle el tema, no sólo no se asombró, sino que dijo que esa respuesta era más o menos “natural”, también en colegios con “buena formación doctrinal”, y que bueno…la confusión inevitable, etc.etc… No retuve la respuesta, seguramente por lo vacía que me pareció. Debo ser muy fundamentalista, pero creo que es alarmante en alumnos que terminan el ciclo primario luego de 7 años de catequesis, por mediocre y rudimentaria que ésta sea.
Pero la lógica imperante parece ser: si lo importante es que sean “buenos” y lo quieran mucho a Jesús, recurran a Él como su “amigo” (¡cuidadito con llamarlo “Señor”, a ver si se asustan!) y más o menos imiten sus criterios y normas de conducta, ¿qué importa si no entienden todo eso de las dos naturalezas, y si la resurrección es real o no, y que se metan en “cuestiones teológicas”? Dejémoslos jugar y no les compliquemos la vida…
Lo importante no es que el pueblo fiel tenga fe (eso de “verdadera” suena muy totalitario), sino que sea buen ciudadano, “tolerante” y pacífico. Que se “comprometa” civilmente poniendo un papelito en las urnas cuando haya elecciones, y no proteste ante las blasfemias, porque al fin y al cabo, hay que respetar la libertad de expresión, y tal vez esa gente que escupe un crucifijo “en el fondo es buena”, porque llega a su casa y acaricia al gato. Entonces lo mejor es invitarlos a tomar mate y comprender que si cuando era chiquito, blablabla.
Hoy en día, uno tiene que ponerse a calmar a un católico de buena fe que se enoja muchísimo cuando oye decir que un judío o musulmán no es nuestro “hermano” porque somos hechos hermanos en el Bautismo, y tiene que ponerse casco cuando se le advierte que un bebé no bautizado podrá ser criatura queridísima de Dios pero no su hijo, porque somos hechos hijos en el Hijo, por ese sacramento…
Con este “telón de fondo”, díganme, ¿a quién puede importarle la Santísima Trinidad?
Y sin embargo…San Francisco de Sales (el santo de la dulzura, predilecto de San Juan Bosco, de Sta. Teresita y de tantísimos santos y pecadores de hoy), señalaba en su homilía sobre este día:
“Entre los señalados favores que la bondad de Dios otorgó a su siervo Abraham, nuestro gran patriarca, uno de los mayores a mi juicio, fue cuando en el valle de Mambré su Divina Majestad le visitó en su tabernáculo visiblemente. (…) Ahora, el mismo Señor se presenta a nosotros para visitarnos, uno por esencia en Trinidad de personas, no ya por una externa aparición, sino por una iluminación interna de la fe en este buen valle de la Iglesia, a fin de grabar en nuestro ánimo la honra y homenaje supremo que le debemos.
Le glorificaremos si creemos, esperamos y amamos esta suprema esencia en su gloriosísima Trinidad, si rogamos a las tres personas que permanezcan con nosotros, si lavamos sus pies, si las invitamos bajo el árbol (…) Y para ello imitemos a Abraham, que levantó sus ojos para que se digne iluminarnos con su espíritu y a su claridad podamos ver cuánto necesitamos conocer de este santo misterio y cuanto le plazca enseñarnos de él para creerlo, y creyéndolo, esperar, y esperando, amarlo, lo cual sería verdaderamente de gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
(…) La Santísima Trinidad de las personas divinas es el artículo fundamental de nuestra fe cristiana, cuya celebración solemniza la Iglesia en este día (… pues) muchos conocen la unidad de Dios sin ser cristianos.(…)El artículo de la Sma. Trinidad es tan propio de los cristianos que el mismo pueblo hebreo no tenía conocimiento expreso de él en su mayoría y nunca los paganos lo habían imaginado. Sobre él se funda la Encarnación, y sobre la Encarnación nuestra salvación; sobre él la misión del Espíritu Santo, y sobre esta misión, toda nuestra justificación.
(…) La misma Iglesia bajo el pontificado de Dámaso instituyó a instancias de San Jerónimo, que al final de cada salmo se cantase Gloria Patri et Filio, et Spiritui Sancto. Y en tiempos de Carlomagno, habiendo surgido varias herejías contra la Sma. Trinidad, se instituyó esta fiesta solemne para proclamar nuestra fe. ¡Con qué fervor deberíamos en nuestros miserables tiempos, celebrar tan santa festividad y decir el Gloria Patri! ¿Pensáis tal vez que nuestros enemigos se han contentado con arrasar la Iglesia? “El orgullo de los que te odian sube siempre”(Sal. 73, vers.ult). En efecto, hay grados en el mal y nadie llega de golpe al colmo de la impiedad.”
Hoy, pues, asistimos a la falsificación de todas las virtudes, porque en última instancia, se ha puesto lo necesario en lugar de lo accidental, y viceversa. Hace un tiempo, muchos se escandalizaron cuando el p. Iraburu señaló que el aborto no es el mayor crimen, porque se ha perdido de vista que el Primer Mandamiento (que es el primero, y no el último) se refiere a Dios, y que sin El nada, absolutamente nada podemos hacer (de bueno).
¿Cuántos laicos o consagrados tienen suficientemente claro que la salvación eterna consiste fundamentalmente en el conocimiento de Jesucristo (Jn 17,3), que nos remite necesariamente a la revelación del Misterio Trinitario, pura y absoluta verdad sobre Dios?. ¿Con qué derecho nos extrañamos, pues, si Dios permite las persecuciones e injusticias sobre los cristianos, si hemos dado la espalda al tesoro infinito que se nos ha dado con la revelación de Su Verdad?
¿Cómo sorprendernos de la impiedad creciente en el mundo, si quienes debimos ser antorchas para iluminarlo preferimos establecer “acuerdos” en que la Luz se ocultó para no “lastimar” a las tinieblas?
En el mismo Sermón de S. Francisco de Sales (Obras Selectas, tomo I, BAC, p. 381), nos refiere algo para tener en cuenta en este tiempo de creciente apostasía que vivimos:
“San Juan Damasceno (Libro III de la Teología) cuenta una historia para autorizar la invocación de la Sma. Trinidad. Dice que en Constantinopla, siendo Proclo arzobispo, sobrevinieron varias señales de la cólera divina; estando el pueblo en oración, fue arrebatado un niño y durante el tiempo de su rapto los ángeles le enseñaron este cantar: “Santo Dios, santo Fuerte, santo inmortal, ten misericordia de nosotros. Cuando el niño volvió en sí y contó lo que acababa de aprender, todos se pusieron a cantarlo y por este medio se apaciguó la ira de Dios y el pueblo se libró de las desgracias que le amenazaban. No dejemos, pues, de decir que las Tres Personas son adorables y superadorables por la gloria esencial e interior –inalterable- y por la gloria exterior y atribuida -que puede ser aumentada por nuestras buenas acciones-….”
Tal vez sea hora de hacer grabar en nuestras casas, testamentos, estampas de bautismo, y sobre todo en el fondo de nuestras almas, aquel resumen bellísimo de la fe que entrega a sus catecúmenos San Gregorio Nacianceno, y que nos recuerda el Catecismo en el n. 256:
«Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, con el cual quiero morir, que me hace soportar todos los males y despreciar todos los placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. […] Os la doy como compañera y patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de una manera distinta. […] No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la unidad me posee de nuevo…(Orationes, 40,41: PG 36,417).”
14 comentarios
Los principales responsables de ese estado de cosas son los obispos. Y esto es así no porque a mí me lo parezca, sino porque sólo ellos tienen la potestad de tolerar o de corregir esta situación.
Creo que si se exigiera hoy en día el conocimiento mínimo que se exigía hace 500 años a cualquier hijo de vecino, analfabeto normalmente, para poder ser considerado católico y accceder a los sacramentos, el 80% sería hoy en día mandado al catecumenado.
Las consecuencias son gravísimas: proliferación de sacrilegios, presunción de santidad e impecabilidad, extravíos doctrinales, manifestaciones de soberbia, rechazo de la Gracia, confusión entre "don" y "derecho", etc., etc.
Urge sincerar, pues, la real dimensión del pueblo de Dios elevando el listón de mínima, debajo del cual ha de exigirse un período de formación. Mejor lo hacemos nosotros y no los protestantes evangélicos, que arrastran tras de sí a quienes no eran propiamente católicos, a pesar de figurar como tales en las estadísticas.
Si tomamos el toro por las astas, si terminamos de una buena vez con esta ficción de llamar "católico" a cualquier cosa, si en síntesis, nos decidimos a acabar con este embuste doctrinal, entonces quienes necesiten ser evangelizados podrán tener su oportunidad. Caso contrario morirán creyéndose "católicos", si es que no se pasan antes a alguna de las muchas sectas que pululan por doquier.
Vale.
Si queda algo de catolicismo en esa diócesis dentro de unos años, será por pura intervención divina al margen de sus pastores.
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Pues sí a mi me importa esa deidad llamada la Santísima Trinidad que se identifica en la infinita indivisibilidad de dimensión cubo esférica llamado cielo donde la Luz y la Vida, sin mácula de oscuridad y muerte, todo lo ilumina y todo lo puebla.
Y me importa y necesito esta deidad aunque solo sea para no sentirme ridículo viéndome preocupado por esas, tantas efímeras cosas de este mundo que tanto me cuesta conseguir.
Por lo demás el Dios; Uno y Trino, aunque en lógica circunstancia de su infinita inmensidad, - el limitado ser- no le pueda medir ni definir; Sí que Él, como Dios en Trinidad, se deja ver y comprender.
.... acerca de la Presencia Real de Ntro. Señor en la Eucaristía, a través de una serie de preguntas,...
Y así como Dios en su poder; el infinito Unigénito Dios hijo del Padre Dios, en la parte de la parte de su infinita inmensidad Luz y Vida que es; Limitándose a sí mismo, lo que solo un Dios puede hacer, se vistió de carne mortal.
Así Éste, Dios parte de Dios en su poder, se viste de vegetal pan y vino tantas veces cuantas es.
Por ello, no bajar los brazos..seguir rezando y trabajando.
Ojala hoy escuchen la voz del Señor..!
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V.G.: Y ayudarnos también entre nosotros, María, humanamente, pues la Iglesia es también una realidad humana y visible y somos realmente piedras vivas. Siempre me remito a la Vigilia Pascual, en el signo de las velas: la fe debe ser transmitida también "alma por alma", en un "tú a tú" diario y permanente. En la medida en que recordemos lo que señala el Catecismo en sus primeros números (creo-creemos), acerca de la responsabilidad de todos sobre la fe de todos los que nos rodean, jamás se podrán bajar los brazos.
Quien nos alienta y sostiene la fe del "pequeño rebaño" es el Espíritu Santo, que no duerme y sólo puede ser Fiel. ¡Sursum Corda!
El esfuerzo realizado por los teólogos a lo largo de los siglos para exponer con conceptos humanos el misterio de la Trinidad apenas ayuda hoy a los cristianos a reavivar su confianza en Dios Padre, a reafirmar su adhesión a Jesús, el Hijo encarnado de Dios, y a acoger con fe viva la presencia del Espíritu de Dios en nosotros.
Pues eso...
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V.G.: Es que está lleno de "pagolianos" sabiéndolo o no, Luis. Por eso es tan necesario alzar la voz advirtiéndolo, para que los que tengan intención de profesar la fe verdadera, "se vacunen".
Cada vez más oigo gente hablar de fe para terminar diciendo "pero en la vida real..." y decir completamente lo contrario.
Es cierto, todas esas elucubraciones sobre el Misterio de la Trinidad son inútiles, desde el punto de vista civil. Jamás comprenderemos cómo Dios puede ser Uno y Trino. Pero meditar en ello nos permite comprender como yo puedo ser católico y trabajador al mismo tiempo, sin perder mi naturaleza cristiana mientras miro un partido de fútbol.
Se nos ha enseñado que civilmente, en la vida real, la fe no sirve de nada. Que la oración es pérdida de tiempo, que los niños tienen que aprender inglés, alemán y mandarín y no a rezar el Rosario porque eso no aprovecha de nada "ni ayuda a los pobres" dirá más de un creyente.
Me pregunto si todavía estamos a tiempo de evitar el desastre absoluto que se nos avecina, cuando finalmente logremos desterrar la fe del mundo. Así como vamos, llegará el día que no nos mueva un pelo matar a un cristiano en la puerta del negocio si eso es bueno para el negocio.
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V.G.: Yo creo que no hay que ser muy agudo para ver que esto ya está sucediendo, David, pero por otro lado, ello no nos autoriza al pesimismo o la desesperanza, sino a trabajar, rezar y reparar, con redoblada esperanza, sabiendo que las puertas del infierno no prevalecerán. Ver la realidad sí, pero desfallecer quedándonos "solamente" con la realidad visible e inmanente, NO. Cristo vence.
Uno de mis profesores de liturgia nos dijo en clase que a muchos liturgistas no les gusta la fiesta de la Santísima Trinidad porque no se refiere a un acontecimiento de la historia de salvación, sino a una "idea teológica" (!!!)
Con respecto a K. Rahner, seguramente las deficiencias de su cristología afectan su teología trinitaria. Pero quisiera decir que el axioma básico de la teología trinitaria de Rahner me parece correcto: "La Trinidad económica es la Trinidad inmanente y recíprocamente". O sea, Dios se revela en la historia tal como es en Sí mismo (uno y trino) y es en Sí mismo tal como se revela en la historia (uno y trino). Me parece que este axioma ataja el grave peligro de la herejía modalista: Dios se revela en la historia como Trinidad pero en Sí mismo no es trino, sino sólo uno. Las tres personas divinas son meros modos de manifestación del único Dios.
En cuanto a los no cristianos, pueden ser nuestros hermanos si tienen el bautismo de deseo (explícito o implícito). Pero no se debe enfatizar esto de tal modo que se oscurezca la necesidad del bautismo sacramental como vía ordinaria de salvación querida positivamente por Dios para todos.
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V.G.: Muchas gracias por este comentario, Daniel.
Lo que nos cuentas de tu profesor de liturgia creo que representa la opinión que se manifiesta sobre esto en muchísimos ámbitos, y es gravísimo, pues no se trata de un caso aislado.
En cuanto al axioma de Rahner "La Trinidad "económica" es la Trinidad "inmanente" y a la inversa", pienso que es ambiguo en su segunda parte, con cierta heterodoxia larvada. Puesto que la primera parte ("La Trinidad "económica es la Trinidad "inmanente") es una verdad de fe, no ofrece problemas (conocemos a Dios en cuanto se ha manifestado).
Pero en cambio la segunda parte ("la Trinidad "inmanente" es la Trinidad "económica") nunca ha sido enseñado por la Iglesia. Implicaría que la manifestación de Dios en el mundo sería por necesidad, cosa que incluso contradice lo expresado por la Iglesia (IV Letrán, CV I..).
También hay que tener en cuenta que el Verbo eterno viene a la tierra en un
estado de "kénosis" o "abajamiento" e incluso muere. Es decir que habría algo en la Trinidad "económica" que no se corresponde exactamente a lo que sería sin la revelación en la historia. Como bien señalas, las graves heterodoxias (creo que son mucho más que deficiencias) cristológicas que él sostiene es inevitable que "salpiquen" su teología trinitaria. Como cuando afirma por ej. que el Logos tiene las mismas relaciones con la naturaleza humana que con la divina, haciendo al Logos mudable, como lo señala Guérard des Lauriers y luego es retomado prolijamente por el p. Julio Meinvielle en su artículo "El misterio de la Encarnación en Rahner" (en "Escritos sobre el pensamiento de K.Rahner -¿teólogo católico?-", Del Alcázar, Bs.As., 2013).
El p. Christian Ferraro (El naufragio del progresismo. Reflexiones sobre el pensamiento de Karl Rahner, ed. del Verbo Encarnado, Arequipa, 1999) señala en el prólogo al libro del p. Meinvielle, que en Rahner se afirma el devenir de Dios como compatible con su inmutabilidad, de manera semejante a como la afirmación de su unidad es compatible con la de su trinidad:
"Se trata de un planteo erróneo. En efecto, la mutabilidad y la inmutabilidad se refieren a la esencia o naturaleza divina, es decir, son dos predicados que se dicen del mismo sujeto bajo el mismo aspecto y que, por lo tanto, se excluyen recíprocamente, al oponerse por modo de contradicción; en cambio, la unidad y la trinidad no se refieren al mismo aspecto, sino que la unidad se dice de la esencia o naturaleza y la trinidad de las personas: por eso los dos predicados pueden coexistir sin caer en contradicción."
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V.G.: Muchas gracias por tu valioso testimonio, Gonzalo.
Cito: "Conocemos el misterio de la Trinidad, pero no lo podemos comprender en su totalidad "Negar la Trinidad es arriesgar la salvación, intentar explicarla es arriesgar la salud mental", predicaba Lutero."
Esto está firmado por el P. Aderico Dolzani, SSP, y fue repartido y leído en la casi totalidad de las parroquias argentinas.
Además, querida Virginia, me gustaría que hicieras un comentario sobre la decisión de nuestro Arzobispo Primado de cambiar de día la procesión de Corpus Christi porque el sábado próximo.....juega la selección argentina de fútbol con Irán!. Increíble pero real. La procesión se hará el viernes.
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V.G.: gracias por los desagradables datos, Mariano. El hecho de que "El Domingo" siga siendo distribuida en una inmensa cantidad de parroquias de nuestro país sin que jamás se haya visto la menor reacción ante las irreverencias (los grotescos dibujitos típicos de las editoriales modernistas), heterodoxias (de toda laya, sobre todo en los comentarios de la primera y última pag. -sólo se salvan las lecturas de la Misa, que ocupan las centrales...-) y hasta herejías (como cuando se habla de la "persona humana" de Jesús, de su "rechazo a toda forma de poder", etc.etc.), es viva muestra del letargo "pastEral" que padecemos.
La decisión sobre Corpus es más de lo mismo: me horroriza pero no me extraña. Y agradezcamos que no haya comparsas... Celebremos que esto por lo menos despierte a más de uno sobre la situación de la Iglesia en la Argentina. Pero la Iglesia, gracias a Dios, es mucho más que este triste panorama.
Y bendito sea Dios por habernos hecho sus hijos.
O si se me permite, más que condescendencia, claudicación.
Estamos, a la vuelta de la Historia, nuevamente frente a nuevos "lapsus".
¡Pero si es un gesto, es solamente una actitud, un permiso, una cuestión prudencial!, argumentará alguno.
Echar incienso a los ídolos -ídolos que eran, como ahora, parte del Poder Político, respaldado por el "pueblo"- era también un mero "gesto". Pero a diferencia de ahora, por entonces ameritaba la excomunión.
Creo que estamos pasando por una de las épocas más oscuras de la Historia de la Iglesia.
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V.G.: De cualquier forma, Cristo es la Luz, y no mengua por los pecados de los hombres. Y nosotros seguimos siendo Hijos de la Luz, así que Adelante, sin prisa y sin cansancio.
Yo creo que si Roma insistió y machacó tanto, es porque cada vez que lo hacía PARECÍA como que la Iglesia se plegaba y se fundía en la romanidad pagana. Tal como ahora lo parece, atestada de laicos, teólogos y pastores que pujan por rendir tributo al poderoso Imperio Liberal.
No obstante ello, pasó lo que pasó. Es que el Señor de la Historia es Cristo. ¿Cómo entonces no confiar esperanzados, incluso aún contra toda evidencia?
Entiendo tu preocupación por el "recíprocamente" de Rahner. Uno de mis profesores de teología dogmática tenía reservas parecidas al respecto. Pero me parece que ese "recíprocamente" debe entenderse de un modo mucho más simple y directo. Si A es B (en el sentido de una identidad absoluta), entonces B es A.
No se dice allí que la Santísima Trinidad debe revelarse necesariamente, sino que el Dios uno y trino es en Sí mismo tal y como Él mismo se reveló en la historia, en Jesucristo. Podría no haberse dado B pero, dado B, A es B y B es A.
Nuestra comprensión de la Divina Revelación no agota el misterio de Dios, pero lo que se nos ha revelado en Cristo es el mismo Dios uno y trino, tal como Él es en Sí mismo, no una simple parte de ese misterio.
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V.G.: sinceramente, Daniel, admito la sencillez y ortodoxia de TU interpretación, porque es coherente con tu ortodoxia doctrinal, pero no me convence en absoluto en la formulación de Rahner, precisamente teniendo en cuenta su heterodoxia y retorcimiento (¿es legítimo abstraer el texto del contexto general de su autor, cuando se aparta tantas veces de la fe católica?)... Las barbaridades que formula en materia de cristología "ensombrecen" no sólo el resto de su teología, sino gran parte de la teología posterior, que de él ha abrevado. Las consecuencias en muchos "rahnerianos" están a la vista...
Uno queda sorprendido, decepcionado, pero firme en la oración, es lo que se puede hacer, ya que como el sacerdote tiene un carisma muy alegre es muy querido por todos, prefieren quedarse con esa parte y no ver si se lo puede ayudar haciéndole ver que está actuando mal.Sería bueno decírselo entre un grupo mayor de personas ya que una le habló sobre el tema ,pero él dijo que lo hacía porque quedaba muy "cargado" con las confesiones y además era una forma de aprender cosas nuevas para ayudar a personas con problemas.
Gracias por ayudarnos a muchos a seguir firmes en la fe, aún cuando todo parece oscuridad.
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