Fernández Riquelme analiza su libro Distributismo. La economía social de Chesterton
Sergio Fernández Riquelme, profesor de Universidad, es historiador y doctor en sociología es autor de más de treinta libros y más de cien artículos científicos y divulgativos. Colaborador en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales, también es director de La Razón histórica. Revista hispanoamericana de Historia de las Ideas.
¿Por qué una obra sobre el Distributismo y la Economía Social según Chesterton?
Porque ante los crecientes debates sobre el camino sostenible y solidario que debe encontrar el actual sistema económico, nada mejor que poner en valor una de las primeras doctrinas que hablaba de parar el motor o de retroceder sin miedo, de vivir con menos o de compartir un poco más, de respetar la naturaleza medioambiental y la naturaleza humana. Y frente a los “parches” en los que se convierten la mayoría de las propuestas bajo la etiqueta ecológica, para que dicho sistema no frene o no pierda dinero, el Distributismo pone a cada uno en su sitio: si hay que hacer algo valioso, hay que hacerlo a toda costa, y si se quiere un mundo más justo y más limpio, hay que vivir con muchas menos cosas materiales y con muchas más cosas inmateriales (espiritual, familiar y fraternalmente hablando).
¿Cómo se podría definir el Distributismo?
Una muy pequeña doctrina socioeconómica para una muy pequeña vida normal. Surgida, a contracorriente en la cuna industrial y liberal, Gran Bretaña. Hablaba de pequeñas comunidades de pequeños propietarios por todo un país, frente a los enormes gigantes del momento: el capitalismo y el estatismo. Y la plantearon, sin apoyos y sin miedo, un pequeño grupo de valientes cristianos (la mayoría católicos conversos) de manera más fiel a la Doctrina Social Católica en territorio enemigo, frente a los inmensos poderes locales (anglicanos, plutocráticos, financieros), hablando, a veces de manera ucrónica, de un pasado gremial, artesanal y familiar que a su juicio nunca moriría. Como decía Chesterton, vivir con “tres acres y una vaca”.
¿Qué documentos de la Doctrina Social de la Iglesia avalan este sistema económico?
Los distributistas siguieron, casi a rajatabla, las Encíclicas Rerum Novarum del Papa León XIII (1891) y Quadragesimo Anno del Papa Pio XI (1931); pero en muchos escritos de Chesterton o de la Liga Distributista se muestra la influencia de textos más “políticos”, en su crítica a los fundamentos de liberales y socialistas, como Quanta Cura de Pio IX o Graves de Communi Re del mismo León XIII.
¿Por qué es importante su carácter antiliberal y antisocialista?
Por hablar del ser humano frente al mero cliente y al simple contribuyente, ante el poder del dinero y el sueño de la revolución, y frente a los derechos de unos pocos y la miseria de las mayorías. Su importancia radica en su discurso a contracorriente, ayer y hoy: libertad con responsabilidad, con límites espirituales y morales superiores, e igualdad con propiedad, con familias y productores con capacidad de autogestionarse. Un desafío que le llevó a la marginalidad en su tiempo, pero que ha perdurado por la autenticidad del mismo.