El seminarista Jorge Mora protagoniza el musical sobre San Carlo Acutis que está cambiando vidas

Jorge Mora Huerta. Grado Profesional de Trompeta y elemental de Piano. Ahora estudia 1° de filosofía en el seminario conciliar de San Julián de Cuenca. En Católicos en Acción es catequista de adolescentes, lleva un proyecto “Eslabones” donde da formación a jóvenes de toda la Diócesis, tratan temas actuales que nos encontramos en nuestro día a día (Existencia de Dios, veracidad de la Iglesia Católica, el problema del sufrimiento, la castidad, aborto, eutanasia, ideología de género…); y también creó un proyecto, “Hombres como San José", donde más de 40 jóvenes se ayudan a vivir la castidad en un mundo pansexualizado.
¿Por qué militó desde joven en Católicos en Acción?
Mi familia es del movimiento, y el movimiento a la vez es mi familia. No concibo mi vida sin CeA, me lo ha dado todo: la fe, la comunidad, la vida interior, la formación, mis mejores amistades, una niñez y juventud de ensueño… Con el tiempo, además, he comprendido que no se puede ser católico y no estar en acción; o estar en acción y no hacer otra cosa que no sea para conquistar, como sea, almas de joven a Cristo. Pertenecer a CeA es para mí un honor: veo en cada miembro un hermano de batalla y algo tan bonito que no merezco. Se me hace imposible no amar con todas mis fuerzas a cada uno de los miembros y me emociona pensar que un día podremos vivir todos, siempre unidos, en el Cielo. Ser joven de CeA es vida, es pasión y es eternidad.
¿Cómo nace su vocación al sacerdocio?
Entré al seminario con 13 años tras percibir un deseo muy intenso de seguir a Jesús en la adoración perpetua de Cuenca, mi ciudad, donde iba cada semana a mi hora con el Señor. Y aunque el proceso no es fácil, doy muchas gracias a Dios por estos siete años viviendo en el seminario, que para mí es el mejor gimnasio para discernir y prepararte para cumplir la voluntad de Dios, sea cual sea.
Aquí me he enamorado aún más de Jesucristo y de su Iglesia, me he enamorado de mi Diócesis y he madurado en la fe participando de muchos apostolados. He conocido a muchos sacerdotes, en los que veo, hecho carne, aquel versículo de Isaías: “Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi predilecta», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá un esposo (Is 62, 4).




