(Luis F. Pérez Bustamante/InfoCatólica) Ni la lluvia ni el viento han podido con el Papa y los jóvenes católicos en el aeródromo madrileño de Cuatro Vientos. Más de un millón de chavales han participado en la Vigilia Eucarística, que supone el acto central de la Jornada Mundial de la Juventud.
La tormenta ha dado comienzo mientras se leía el evangelio. Benedicto XVI ha tenido que interrumpir su homilía debido al viento. Tampoco ha podido responder como estaba previsto a las preguntas que cinco jóvenes (de Estados Unidos, Filipinas, Kenia, Alemania y Reino Unido) le han hecho.
Una vez amainó el vendaval y la lluvia, el Santo Padre saludó a los peregrinos de lengua francesa, inglesa, alemana, italiana, portuguesa y polaca.
A continuación ha dado comienzo la adoración eucarística. Para la misma se había traído desde Toledo la custodia de Arfe, joya de la orfebrería española, con más de 500 años de historia. La totalidad de los jóvenes presentes han guardado silencio mientras adoraban a Cristo junto al Papa. La mayoría de ellos se arrodillaron a pesar de que el suelo estaba embarrado por la lluvia. Las imágenes de televisión mostraron lágrimas de emoción en muchos de los fieles, especialmente cuando se ha cantado el Ave Verum de Mozart y el himno Tantum Ergo. Benedicto XVI ha elevado al cielo una oración, pidiendo a Cristo que dé fuerzas a los jóvenes allí presentes para que puedan ser testigos suyos en el mundo.
Al finalizar el acto, el Santo Padre ha hecho referencia a la tromba de agua que ha caído sobre Cuatro Vientos antes de despedirse: “¡Hemos vivido una aventura juntos! Que durmáis bien y nos veremos mañana si Dios quiere”. Para finalizar ha agradecido el aguante ante la adversidad climatológica: “Es maravilloso el ejemplo que habéis dado. Con esta fe podréis superar las pruebas de la vida. ¡Gracias a todos!”.
Texto completo de la homilía que el Papa no ha podido predicar íntegramente