Qué bella es la Esposa de Cristo adorando a su Señor

Cielo y tierra se han encontrado hoy en Madrid, en el aeródromo de Cuatro Vientos. La adoración que tiene lugar ante el trono de Dios ha tenido eco en la adoración de más de un millón de jóvenes en comunión con el Vicario de Cristo. Todos arrodillados ante Cristo presente en la Hostia consagrada. Cielo y tierra unidos en adoración al Cordero de Dios. Santo silencio mientras los corazones se derramaban en adoración. Lágrimas caían en el rosto de muchos jóvenes. Qué bella es la Iglesia cuando adora a su Señor.

Sí, antes habían sufrido una tormenta de verano, de esas que son peligrosas por venir acompañadas de fuertes vientos. Sí, el Papa no pudo predicar su homilía entera ni responder lo que tenía previsto a los jóvenes que le habían hecho preguntas sobre la fe y sobre Cristo. Sí, los bomberos tuvieron que asegurar el escenario para que no ocurriera una desgracia. Pero cuando llegó el momento de adorar al Señor, no hubo ni viento ni lluvia capaz de impedirlo.

Lo ocurrido hoy ha sido emocionante, por momentos preocupante, simpático a la vez que agridulce. El Papa no ha podido predicarnos lo que quería, pero podemos leer sus palabras. Y además, ha sido especialmente cariñoso con los jóvenes, a los que ha agradecido su perseverancia en la alegría en medio de la tormenta.

Por momentos me acordé de ese pasaje del evangelio en el que el Señor dormía en medio de una gran tormenta mientras sus discípulos tenían pánico ante la posibilidad de hundirse en el mar. Una vez el Señor se despertó, calmó el viento con sus palabras. Hoy mantuvo el viento en calma mientras su pueblo le adoraba.

Los pocos minutos de adoración valen por toda la JMJ. Pocas veces el silencio dice tanto como cuando los cristianos adoran a Dios. Somos unos privilegiados por ser testigos del derroche de gracia que está teniendo lugar en Madrid. Este domingo acaba todo. Pero, si respondemos a lo que Dios quiere de nosotros, en realidad no terminará nada. Más bien, empezará lo bueno.

Luis Fernando Pérez Bustamante