(Sic/InfoCatólica) En los últimos días de la enfermedad del Santo Padre, el personal médico encargado realizó extracciones de sangre, para ponerla a disposición del Centro de transfusiones del Hospital Bambino Gesú, en vista de una eventual auto-transfusión.
Sin embargo, no se realizó ninguna transfusión y la sangre extraída quedó conservada en cuatro pequeños contenedores. Dos de los cuales quedaron a disposición del secretario particular del Papa Juan Pablo II, cardenal Dziwisz, y los otros dos han permanecido en el citado hospital, devotamente custodiados por las religiosas de este centro. Precisamente éstos son los que han sido colocados en dos relicarios.
Uno será presentado a la veneración de los fieles, en ocasión de la ceremonia de Beatificación, del uno de mayo, y luego se conservará en el ‘Sacrario’, a cargo de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, junto con otras importantes reliquias. El segundo se volverá a entregar al hospital pediátrico romano Bambino Gesú, cuyas religiosas, como se ha dicho, habían custodiado esta preciosa reliquia en estos años. La sangre se encuentra en estado líquido, circunstancia que se explica por la presencia de una sustancia anticoagulante, presente en las probetas en el momento de la extracción.