(Esther Armora/Abc) Algunos profesores aseguran incluso que, pese a pasar estos filtros, el centro no les ha dado la llave. Según ha podido saber Abc, estudiantes y docentes católicos pidieron anteayer, y también ayer, poder entrar en la sala, como venían haciendo hasta ahora con normalidad, pero la universidad les dio una negativa. Las mismas fuentes atribuyeron la respuesta del centro a “la presión que están ejerciendo los grupos laicistas al rectorado”.
M. C., una de las profesoras que ha topado con esas trabas tiene clara la relación entre esa nueva situación y los altercados de los últimos meses. “Han conseguido del rectorado todo lo que se han propuesto hasta ahora. Primero cerrar la capilla y después ponérnoslo difícil para rezar. Es intolerable”. Como prueba, la docente se remite al comunicado que emitieron los estudiantes “progresistas” cuando estalló el conflicto.
En la nota, a la que ha tenido acceso este diario, los anti-capilla exigen a la Universidad que “abra un debate público sobre la validez de la cesión de espacios de la universidad pública al culto religioso” y que “se detenga la actividad religiosa en los espacios de culto dentro de la universidad”. A juicio de M. B., “la realidad demuestra que la UB ha cedido en las dos reivindicaciones de los alborotadores. Ha suspendido la misa del miércoles, la más importante, ha puesto a debate público lo que nosotros entendemos que es un derecho y, por último, pone impedimentos a la católicos para realizar actividades en la sala de culto”.
La profesora explicó que desde que empezaron los boicots, la UB elaboró una lista con el nombre de las personas autorizadas a entrar en la capilla –entre las que figura ella–. “Hasta esta semana nos daban las llaves sin más”, añadió. Beatriz y Loreto son dos estudiantes católicas que toparon con el mismo problema. Por ello, junto a otros alumnos, decidieron enviar una carta de denuncia al rectorado, de la que no han obtenido respuesta. Abc se puso ayer en contacto con la universidad pero al cierre de la última edición el centro no se había pronunciado.