(El Mundo/InfoCatólica) La diferencia entre ambos es que la persona, un buen día, abre los ojos tras permanecer en coma pero las respuestas a estímulos externos son las mismas: nulas. En ambos casos, el paciente carece, según implica el propio diagnóstico, de consciencia alguna. Cuando se pueden observar respuestas verbales o motoras limitadas a ciertas circunstancias u órdenes, se habla de estado de mínima consciencia. Pero, ¿hasta qué punto esto es cierto? Existen indicios de cierta actividad cerebral en personas en estado vegetativo que podrían implicar cierta voluntariedad a pesar de que ésta no se refleje externamente.
El problema es que este estado de alerta se deduce de las respuestas motoras, "hecho que contribuye sin duda al elevado porcentaje de errores diagnósticos (aproximadamente un 40%)", indica el estudio. Determinar correctamente esta capacidad de respuesta intencionada es de vital importancia en estas personas dadas sus implicaciones tanto en el cuidado y la rehabilitación como a nivel legal. Además, la capacidad de contestar es útil para la comunicación.
Medir la actividad cerebral
Los autores de este estudio sometieron a 16 personas sanas y 54 en estado vegetativo o mínimamente conscientes a una resonancia magnética funcional –capaz de medir la actividad cerebral en tiempo real– mientras recibían instrucciones verbales para que se imaginaran jugando al tenis o paseando por una ciudad conocida o por su casa.
Cinco de los 54 sujetos en estado vegetativo fueron capaces de modular de forma intencionada la actividad cerebral. Los investigadores observaron una activación de las regiones implicadas en la respuesta motora y la espacial, similar a la que mostraban los individuos sanos. Cuatro de ellos tenían un diagnóstico de estado vegetativo y todos habían sufrido un traumatismo craneoencefálico.
"Cuando estos pacientes fueron minuciosamente examinados de nuevo en sus habitaciones, se detectaron algunas señales conductuales de consciencia", señalan los autores. "En una minoría de los casos, los pacientes que cumplen los requisitos del estado vegetativo tienen una función cognitiva residual e incluso cierta consciencia", añaden.
Sin perder el enfoque
A la luz de estos hechos, "la presencia de cierta cognición rudimentaria preservada que se refleja por medio de la resonancia magnética funcional ya no se podrá cuestionar, pero su significado seguirá siendo objeto de interpretaciones", señala en un editorial Allan H. Ropper, neurólogo del Brigham and Women's Hospital (Boston, Estados Unidos).
A pesar de la presencia de esta actividad cerebral intencionada, advierte, "no podemos tener la certeza de que estamos interactuando con una persona sensible ni mucho menos competente". Y advierte a aquellos que quieran utilizar este estudio para justificar el soporte vital continuado e incondicional de pacientes que no responden a los estímulos que eso sería "perder el enfoque de los hallazgos".
La única conclusión clara es que la resonancia magnética funcional puede usarse como herramienta complementaria en el diagnóstico de este tipo de pacientes. Una ayuda para poder clasificarlos que hace necesario un nuevo vocabulario ya que los términos 'consciente' e 'inconsciente' ya no engloban un espectro de estados en un continuo. La línea entre ambos "se volverá borrosa", concluye Ropper.