(LifeSiteNews/InfoCatólica) Roger Foley, un ciudadano canadiense con una grave enfermedad neurológica, ha denunciado que el personal del hospital London Health Sciences Centre (LHSC), en Ontario, le insiste reiteradamente para que acceda a la eutanasia, a pesar de su negativa constante.
«Han vuelto a insistir en hacerme preguntas sobre el suicidio y la eutanasia, a pesar de que les he pedido en múltiples ocasiones que no lo hagan», explicó Foley en una entrevista concedida el 13 de junio a LifeSiteNews. «Han llegado a preguntarme sobre el suicidio mientras me realizaban análisis de sangre o incluso durante la limpieza de mis necesidades fisiológicas», añadió.
Foley padece ataxia espinocerebelosa, una enfermedad cerebral degenerativa e incurable que le impide moverse con normalidad. Debido a ello, necesita asistencia permanente para comer, beber y levantarse. Ingresó en el LHSC en 2016 por un episodio de intoxicación alimentaria y permanece allí desde entonces. Durante este tiempo, afirma haber sido objeto de propuestas reiteradas para someterse a la eutanasia (conocida en Canadá como MAiD, por sus siglas en inglés).
El paciente, que se ha convertido en una voz crítica del actual régimen canadiense de eutanasia, asegura que incluso cuando los profesionales sanitarios le preguntan si se siente «suicida», en realidad buscan introducir el tema de la MAiD. «Sé por experiencia que esas preguntas conducen inevitablemente a la oferta de eutanasia», indicó.
En las últimas semanas, su situación se ha agravado aún más. El hospital cambió recientemente la iluminación de su habitación, sustituyendo luces ámbar por bombillas más brillantes, lo cual ha provocado un notable deterioro de su salud. «Estas luces me provocan dolor intenso, ceguera temporal, lesiones visuales y han desencadenado un colapso neurológico y acidosis. Estoy recibiendo líquidos por vía intravenosa y no puedo alimentarme, hidratarme ni acceder a medicamentos», declaró.
Desde el 6 de mayo, Foley está siendo alimentado por sonda. «Estoy en una crisis médica que puede ser fatal si no se restablecen las condiciones necesarias», advirtió. A pesar de todo, mantiene la esperanza de regresar a casa en septiembre, coincidiendo con su 50 cumpleaños.
Foley desea volver a su domicilio con cuidadores seleccionados por él mismo, para garantizar una atención adecuada. Sin embargo, Ontario Health ha rechazado esta opción, lo que ha dado lugar a diversas batallas legales, incluyendo un caso activo en el Tribunal de Apelación de Ontario.
«El modelo de atención domiciliaria que solicito, basado en la financiación autogestionada, es un derecho reconocido en países como Reino Unido y Francia, y constituye el modelo habitual en otros como Dinamarca, Estados Unidos, Países Bajos, Italia, Australia, Irlanda, Nueva Zelanda y Escocia», explicó Foley. «No estoy pidiendo nada fuera de lo razonable. De hecho, este modelo supone un ahorro frente al sistema monopolizado e inflexible que se impone actualmente en Canadá», añadió.
Actualmente, hay una campaña en marcha para recaudar fondos destinados a su defensa legal, así como una petición pública para que se le restituyan los cuidados médicos adecuados.
Desde la legalización de la eutanasia en Canadá en 2016, el programa MAiD ha provocado la muerte de 60.301 personas. Solo en 2022, según datos de Health Canada, 13.241 ciudadanos canadienses murieron por inyecciones letales, representando el 4,1 % de todas las muertes en el país ese año, un incremento del 31,2 % respecto a 2021.