(ACN/InfoCatólica) El tipo de ayuda ha ido cambiando con el desarrollo del conflicto: al principio, la atención se centró en la ayuda a los desplazados internos, pero, en respuesta a las reacciones de los socios de proyectos de ACN sobre el terreno, el foco se trasladó al acompañamiento pastoral en Ucrania.
Actualmente, las principales áreas de ayuda incluyen el sostenimiento de sacerdotes y religiosas, la formación de seminaristas, la curación de traumas y la financiación de medios de transporte.
En el año 2024, ACN brindó apoyo a 1.472 sacerdotes diocesanos, 1.380 religiosas, 60 religiosos y 19 diáconos. Además la fundación gracias a sus benefactores pudo apoyar la formación de 768 seminaristas. Un total de 7.200 niños y jóvenes se beneficiaron de los campamentos de formación durante las vacaciones de verano e invierno, llamados ‘Vacaciones con Dios’.
Capillas móviles y vehículos para la pastoral
ACN ha impulsado en 2024 cuatro centros de apoyo psicológico y espiritual y la adquisición de 58 vehículos. Dichos vehículos se utilizan tanto para la atención pastoral como para la distribución de ayuda humanitaria.
Ejemplos de algunos de los proyectos son la adquisición de dos vehículos que hacen las veces de «capillas móviles» para la asistencia pastoral en las zonas de conflicto de la diócesis de Odesa-Simferópol y otras partes del este de Ucrania. Además, se han reparado los daños causados por el impacto de misiles en el convento de las Hermanitas del Inmaculado Corazón de María en Leópolis (Lviv) y en la torre de la iglesia en la parroquia de Madre de Dios Auxiliador en Sudova Vyshnya.
Un obispo desplazado
Mons. Maksym Ryabukha, obispo greco-católico de Donetsk, describe los extraordinarios retos que plantea a su diócesis una guerra. Desde 2014, su zona se ha visto afectada por continuos combates, lo que hace que la vida de las personas y la pastoral de la Iglesia se desarrollen en condiciones especialmente difíciles.
Él mismo ha tenido que cambiar su residencia a la ciudad de Zaporiyia debido a la ocupación de Donetsk: «La guerra ocasiona un gran dolor, una sensación de impotencia, duelos por la pérdida de seres queridos… La vida es ardua y oscura en tiempos como estos. Solo la atención de los amigos, el calor de los abrazos de apoyo y la luz de una mirada llena de esperanza nos permiten creer que la vida aún tiene sentido, que detrás de la desesperanza se vislumbra un camino y que, en la desesperanza, el amor inspira los corazones», afirma el salesiano.
En estos tiempos difíciles, Mons. Ryabukha expresa su profunda gratitud por el apoyo indispensable de ACN: «Ucrania está agradecida a todos los que han estado a nuestro lado durante estos once difíciles años de guerra –tres de ellos con una invasión a gran escala–, agradecida a los que nos han apoyado, a los que nos han brindado la oportunidad de vivir y crecer… Sin vosotros, ya no existiríamos».
Sentir cerca a Dios
También el obispo de Odesa, Mons. Stanislav Szyrokoradyuk, región del sur de Ucrania muy afectada por la guerra, describe los retos diarios a los que se enfrentan: «Llevamos tres años en guerra, y la muerte y la destrucción son nuestra realidad cotidiana», cuenta, «La tarea más difícil y dolorosa de la Iglesia es oficiar los funerales. Es muy difícil responder a las preguntas acerca del por qué y el para qué.
Todos los días mueren hombres y mujeres jóvenes, incluso niños. ¡Qué precio tan alto por la independencia de Ucrania!». Pese a todo este sufrimiento, la fe sigue siendo un apoyo para muchos en estos tiempos difíciles, como señala a ACN el obispo Stanislav: «A pesar de lo que nos rodea, sentimos la Providencia Divina. No debemos perder la confianza en Dios. Y nunca dejamos de dar las gracias a todos aquellos que se aseguran de que no nos sintamos solos. Muchas gracias por vuestras oraciones y vuestra solidaridad con nosotros».