(InfoCatólica) El Cardenal Cipriani responde al diario El País. El diario de izquierdas español publicó el sábado 25 de enero que el Papa había aceptado en su día la renuncia de Mons. Cipriani como arzobispo de Lima tras una denuncia presentada contra él en 2018 por supuestos abusos a un menor cometidos en el año 1983.
La situación reafirma la percepción cada vez más extendida de un sistema de venganza renacentista instalado en la corte del Papa Francisco y que tuvo su máximo exponente en el Caso Pell. El desmentido del Cardenal Cipriani revela unos modos de proceder que es complicado encajar en el imaginario que un católico tiene de lo que debería ser el gobierno de la Iglesia y que en cualquier caso retrata el comportamiento de los protagonistas, alguno de ellos reincidentes.
No parece fortuito que al periodista a quien le filtran el dossier, Íñigo Domínguez, sea «un manipulador de escándalos eclesiales», el que se tragó el famoso caso falso de la «operación bollycao», chapuza con la que se demostró que los casos de víctimas de abusos no se investigaban como debían y que cualquiera podía presentar un caso falso. El ridículo internacional fue tal que quisieron quedar como el «Spotlight light español» y terminaron dándose un premio de consolación a ellos mismos y dedicándose a perseguir a quienes les descubrieron.
No solo no parece fortuito el quién, también el cuándo, con los periodistas «de religión» reunidos en Roma con ocasión del Jubileo y buscando una caja de amplificación.
En este caso, el relato de los hechos, tras el desmentido del Cardenal Cipriani, deja muchos interrogantes abiertos, más allá de su culpabilidad o no, aunque como en el Caso Pell, hay dudas razonables de que tampoco se hará nada por aclararlos. Y del mismo modo, al margen de su culpabilidad o no, el modo de actuar del Papa y su entorno queda una vez más en entredicho, en cuanto a la discreción o indiscreción en la custodia de la documentación de los casos, en función de si se es considerado o no amigo, como se puede ver por comparación con los casos de por ejemplo Mons. Zanchetta, o Rupnik.
Comunicado del Cardenal Cipriani
Ante las acusaciones que hoy, 25 de enero de 2025, ha publicado el diario El País sobre mi persona, quiero aclarar que los hechos que describen son completamente falsos. No he cometido ningún delito ni he abusado sexualmente de nadie ni en 1983, ni antes, ni después.
Se recogen unas acusaciones presentadas a la Santa Sede en 2018, referentes a unos hechos presuntamente acaecidos en 1983.
En agosto de 2018 fui informado de que había llegado una denuncia que no se me entregó.
A continuación, sin haber sido escuchado, sin haber sabido más y sin que se abriera un proceso, el 18 de diciembre de 2019 el Nuncio Apostólico me comunicó verbalmente que la Congregación para la Doctrina de la Fe me había impuesto una serie de penas limitando mi ministerio sacerdotal y pidiendo que tuviera una residencia estable fuera del Perú.
También se me pidió que guardara silencio, cosa que he hecho hasta ahora.
El 4 de febrero de 2020 tuve una audiencia con el papa Francisco, y el Santo Padre me permitió reanudar mis tareas pastorales. Así lo demuestra mi amplia actividad pastoral realizada durante estos años, predicación de retiros espirituales, administración de sacramentos, etc. En estos años fuera de Lima viví en Roma dedicado a mis trabajos como Cardenal miembro del Dicasterio para la Causa de los Santos hasta que cumplí los 80 años y me retiré de toda ocupación en la curia romana y me trasladé a Madrid.
Resulta grave que se publique de manera parcial información que parece proceder de documentación reservada por la Santa Sede que ni siquiera yo tengo en mi poder.
Por desgracia, no es la primera vez que se acusa a un cardenal en falso, con relatos llenos de detalles escabrosos.
Aprovecho esta ocasión para manifestar mi rechazo y repulsa total a los abusos sexuales a menores y personas vulnerables, y reitero mi compromiso con la lucha de la Iglesia para erradicar esta lacra, siguiendo las indicaciones de Juan Pablo II, Benedicto XVI y el especial liderazgo del papa Francisco, poniendo en el centro a las víctimas.
A pesar del dolor que todo esto me provoca, no guardo rencor al acusador, rezo por él y por todas las personas que han sufrido abusos por parte del clero católico, pero reitero mi completa inocencia.
Atentamente le saludo,
Juan Luis Cardenal Cipriani