«Operación Bollycao»: así se gestó el gran escándalo periodístico de los abusos en la Iglesia
El tratamiento de los casos de abuso en la Iglesia en España tuvo el jueves pasado un giro de guión, que no es desmesurado calificar como de terremoto. Pone patas arriba la agenda que se le estaba marcando a la Iglesia: la «Operación Bollycao». He tenido la oportunidad de tratar con sus autores y os dejo parte de la historia tal cual me la han contado. Merece la pena. Antes un poco de contexto.
Es probable que sí te haya llegado el bulo de que ha habido 400 mil casos de abuso en España y también es probable que no te hayas enterado de que no solo es mentira, es que de los pocos centenares en varias décadas que supuestamente habían documentado no todos son ciertos.
Los antecedentes son bien conocidos. Un diario como El País quiere jugar a ser un periódico de verdad y dedica una ingente cantidad de recursos durante varios años a intentar montar una causa general contra la Iglesia Católica a cuenta de los abusos. En paralelo la coalición socialcomunista acompañada por los habituales palmeros encarga al Defensor del Pueblo un estudio sobre los abusos sexuales a menores en España. Pero…, limitados a una minoría, a los que se cometen en entornos eclesiásticos.
En este contexto, en verano de 2022 cuatro amigos, tan hartos como la mayoría de los católicos, pero con más arrojo e imaginación, deciden comprobar cuál es la fiabilidad de los datos de las «investigaciones» sobre los abusos sexuales. Y lanzan una serie de actuaciones, la «Operación Bollycao». Entre las iniciativas, pero no solo, se inventan un personaje, Sergio Gámez, y toda su historia. Una fábula que termina en la página 246 del informe de abusos en la Iglesia del Defensor del Pueblo y que forma parte de la «investigación» del diario El País el 7 de julio de 2023 (y en algunos sorprendentes sitios más).
Este escándalo pone en cuestión todo el informe del Defensor del Pueblo y transforma el Spotligth de El País en una chapuza digna de Pepe Gotera y Otilio. En cualquier país normal el Defensor del Pueblo habría dimitido, los malos periodistas de El País también dimitido. Ambos habrían pedido disculpas. Pero esto es España, tan España que la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha estado a la altura…, a la del Defensor del Pueblo y de El País.
El viernes terminaba la Asamblea Ordinaria de la CEE. Ante las previsibles preguntas, la ¿respuesta? del Secretario y Portavoz, Mons. Magán ha sido terrible: «no entro a comentar la fiabilidad de los informes», la crónica de Javier Arias en InfoVaticana merece la pena. Ni críticas a El País por dar como verdadero un caso falso de abusos ni al Defensor del Pueblo. César García Magán ha pedido «respeto» a todas las víctimas y ha requerido que los informes se hagan «con rigor».
¿Respeto a las víctimas? Es cierto que solo una víctima ya es demasiado. Por eso no da igual que haya una víctima que dos. O dos que tres. O tres que cuatro…. O cuatro que tres. Tratar a víctimas falsas como a las verdaderas es revictimizar a las víctimas de abusos sexuales y una muestra de desprecio por el dolor. Es terrible contemplar la falta de sensibilidad de muchos obispos españoles por la boca de su portavoz (creo que es injusto decir que todos los obispos piensan eso, supongo que se entiende la generalización de quien lo dice en calidad de portavoz en un acto oficial está transmitiendo lo que transmite).
¿Respeto a las víctimas? ¿Y a los sacerdotes y religiosos injustamente acusados? ¿Cuánto le importan al Secretario y Portavoz de la Conferencia Episcopal, César García Magán,este tipo de víctimas? También son vidas destruidas: «no entro a comentar la fiabilidad de los informes», una frase que le va a perseguir el resto de su vida.
Esos informes los ha aceptado la Conferencia Episcopal y la CONFER con sonrisa pastueña. Con esos informes se van a tomar decisiones en la Comisión parlamentaria correspondiente. Con esos informes también la Iglesia en España va a desarrollar iniciativas. Pero Magán, portavoz de los obispos, lo único que dice es que no va a entrar a comentar la fiabilidad. ¡Qué más dan las victimas de abusos o los inocentes acusados!
¿No va a pedir la dimisión del Defensor del Pueblo? ¿No va a denunciar a los chapuzas de El País? No. El objetivo es tranquilizar las episcopales conciencias. Primero socializando la responsabilidad, haciendo ver que es culpa de todos. Y por lo tanto culpa de nadie. Y después, pagando a las «víctimas» con el dinero de los pobres.
En unos días tendremos «el Informe Cremades». Estaremos pendientes a «la fiabilidad» Os dejo con la historia contada por sus protagonistas. Esta larga introducción es porque no quería ni quitar ni poner nada y va con alguna sorpresa al final.
Operación Bollycao: Así se gestó el gran escándalo periodístico de los abusos en la Iglesia
Todo empezó tras el estupor que precedió a la reflexión. En un estado de derecho en el que se manosean continuamente los valores de no discriminación, de libertad, de verdad, de presunción de inocencia… ¡Cómo era posible que uno de los periódicos con mejor cartel de Europa pudiera iniciar una campaña ideológica contra una institución respetable y centrarlo todo exclusivamente en ella!
Ciertamente, jugaban con extraordinarias ventajas: la de la fuerza de su cabecera, la de millonarios fondos de inversión extranjeros en su accionariado, la copropiedad de multinacionales del IBEX-35 y la de una inercia mastodóntica que acostumbraba a doblegar rodillas ante su sola presencia. Todo ello desaconsejaba presentar batalla alguna para desenmascarar el evidente trasfondo ideológico que había encontrado en los abusos un formidable filón para socavar a la institución en un primer momento y al propio credo más adelante.
En conciencia, no debíamos permitir que esta autopista de la infamia permaneciera abierta in aeternum.
Adversidades previas
Uno de los grandes problemas era la imposibilidad de contar con la jerarquía porque allí nada íbamos a conseguir. A veces porque se trataba de personas extraordinariamente bondadosas, incapaces de evitar el poner la otra mejilla, a veces porque la comodidad de la institucionalidad hacían poco recomendable emprenderla contra un poder humano tan fuerte, otras porque había verdadero miedo a recibir la llamada de PRISA haciendo cualquier pregunta y otras, porque la incapacidad técnica y profesional quedaría descubierta ya en el primer instante.
Si a ello le añadimos que de su lado se había puesto el Congreso de los Diputados, a propuesta del democratacristiano partido del PNV, el Defensor del Pueblo, Fiscalía General del Estado, el Gobierno de Navarra, el despacho de abogados contratado por la Iglesia, otros medios de comunicación del mismo grupo o asimilados ideológicamente, cómicos reconvertidos en casi intelectuales y miembros destacados de la Iglesia; esta batalla se antojaba simplemente una formidable utopía suicida.
Nuestras fortalezas
Por el contrario, contamos con importantes aliados en los que nadie reparaba pero que, junto con La Verdad, jugaban en nuestro equipo. Estos eran básicamente seis: El Libro de Estilo de El País, la propia hemeroteca de éste, el Código Ético del Periodismo, la Constitución Española, La Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Carta Europea de los Derechos Fundamentales.
Asumíamos el más letal de los riesgos perpetuamente instalado en nuestro tiempo: la idea generalizada de que la verdad es fruto de los consensos mayoritarios y, por ello, las corrientes de opinión acaban generando dogmas y en ese campo íbamos claramente a remolque de una situación cronificada por la apatía y por la inacción o incapacidad de generar un relato alternativo a los decretos-ley de ese periódico.
Análisis del adversario: autocomplaciente y sin contestación
Tuvimos la fortuna de poder examinar el modo de proceder de los periodistas que poco a poco fueron acumulando denuncias de hechos presuntamente ocurridos desde la época de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, que es el primero de los casos que decían haber corroborado.
Vimos cómo se afrontaban las investigaciones en diversos ámbitos y nos dimos cuenta con extraordinaria tristeza que, si como parecía, estos periodistas estaban trabajando para el medio más valorado, la profesión requería de una reestructuración profunda por el bien del periodismo y de la Humanidad en su conjunto.
La irrisión máxima vino cuando se concedieron a sí mismos el premio Ortega y Gasset de periodismo. Este galardón que otorga el diario el País a periodistas que según El País han destacado por su buen hacer periodístico. Pues el diario El País, decidió otorgárselo al Diario El País por lo bien que lo habían hecho con todo esto. Y nadie de los ajenos se estremeció y ninguno de los propios se ruborizó. Creo que fuimos los únicos seres humanos de la Tierra sintiendo una mezcla de vergüenza ajena e hilaridad. Jamás habíamos visto semejante muestra de onanismo profesional como el exhibido orgullosamente por las gentes de El País (En adelante, El Pajís).
Llegó la hora de demostrar la seriedad profesional del medio en esta campaña contra la iglesia. Esa ventaja que nos la daba haber estudiado su forma de actuar en algunas diócesis, órdenes y congregaciones religiosas, nos garantizaba que sería relativamente sencillo poner de manifiesto frente al público la fiabilidad del «periodismo de investigación» que se estaba perpetrando.
Ejecución del plan
Queríamos dar protagonismo a los ejecutores de esta campaña, de modo que pusimos los nombres de algunos de ellos a nuestros personajes.
Soledad Gallego Díaz fue la fugaz directora que inició todo, así que creamos un correo electrónico con sus iniciales (sogax@…) para que la buena señora tuviera también su minuto de gloria en el resultado final de su obra. Un simple correo Hotmail gratuito, que no estábamos para gastos.
El protagonista de nuestra historia decidimos que fuera Emilio, en honor a Emilio Sánchez Hidalgo, un periodista capaz de escribir sobre empleo, economía, coronavirus, volcanes, investigar sobre la iglesia, trabajar en prensa deportiva y cualquier cosa que se tercie. Experto en casi todo. La envidia de Leonardo da Vinci. Estudiamos los vídeos de las ruedas de prensa de la Conferencia Episcopal con bastante intensidad y allí estaba semana tras semana. Le pusimos el mote de Flores al personaje principal de la historia dado que en su perfil público de una red social aparecía con los brazos abiertos en mitad de un campo florido.
Añadimos a los Julio Núñez e Íñigo Domínguez, los responsables de esta cacería de El País, quienes aparecen también en el relato nombrados. A Julio se le pega una paliza y se dice que ser un Domínguez es un deshonor, literalmente.
Para rematar la historia necesitábamos que el abusador no fuera nadie de la iglesia propiamente dicha a fin de demostrar la intencionalidad. Buscamos un laico y propusimos un catequista. Un catequista que hacía tocamientos, por aquello de EL Pajís…
Personajes 100% ficticios
No hace falta decir que el catequista jamás existió y la víctima tampoco, pero como estábamos seguros de que nada iban a comprobar nos limitamos a dar una ubicación espacial que sí fuera posible y algunos detalles sobre decoración o descripción de salas. Impusimos nuestra ley de no ser vistos por nadie, ni mantener ningún tipo de contacto que no fuera por email con los periodistas, convirtiéndonos en un verdadero fantasma para el periódico. Les negamos hasta una foto. Aceptaron sumisos todas nuestras condiciones, a pesar de la nítida exigencia de su Libro de Estilo sobre el modo de contrastar las fuentes.
Lo cierto es que la historia era suficientemente escabrosa como para ser un cebo fácil ante cualquier periodista poco experimentado. En su defensa hemos de decir que si a un niño hambriento le pones una chocolatina a la salida del cole es muy difícil hacerle reflexionar sobre la conveniencia de aceptar dádivas de desconocidos, lo perjudicial del azúcar o lo importante de la higiene bucal. Desde esa perspectiva debemos entender y solidarizarnos con los compañeros de PRISA.
Para redondear completamente la historia elegimos unas escuelas Pías. Pías y País integran las mismas letras, así que elegido el lugar y con algo de Google Maps teníamos el emplazamiento adecuado.
Pedimos perdón a los escolapios
Seguramente hemos generado zozobra en los escolapios y les pedimos perdón públicamente. Ellos no sabían nada de esta historia y utilizamos una parroquia suya. Han demostrado una enorme grandeza y una transparencia ejemplares. Era imposible que encontraran nada de nada en su investigación interna y aún así, cuando les fueron requeridas todas las denuncias recibidas la reenviaron como se había pedido desde distintos ámbitos eclesiales y no eclesiales. Y luego pasan estas cosas.
Los que desde dentro de la Iglesia dan credibilidad sistemática a todo lo que llegue de El País, del Defensor del Pueblo o de Cremades o a cualquier denuncia tienen una responsabilidad grave en el éxito de toda esta campaña. Los escolapios se han comportado ejemplarmente bien, el problema son las consignas de colaboración con el primero que pasa y la transparencia mal entendida. Una denuncia no es una sentencia, ni es una expresión de la verdad.
Su mejor regalo: el correo electrónico
Les enviamos la historieta y a partir del primer envío fuimos cruzando correos electrónicos a través de ese correo-coladero de [email protected]. Un verdadero filón para quienes quieran estudiar ética periodística y el deber ser de la profesión. Repreguntas de manual con respuestas evasivas, algunas respuestas encontradas a través de Google y a esperar la publicación. Su método ya lo habíamos comprobado en muchas ocasiones: alguien envía una denuncia, se ponen en contacto con la institución acusada trasladando simplemente lo que habían recibido en el correo y esperando que la investigación se la den hecha desde la propia institución. Si ésta no contesta o no colabora se publica la denuncia sin más y se dice que la institución está encubriendo o que silencia los casos; chantaje emocional con la víctima, detalles procaces y una muesca más a la base de datos. Es brillante.
Si la congregación contesta, es ella la que se encarga de hacer la investigación interna y darle mansamente traslado al periódico que omitirá lo que considere y otro caso más a la base de datos. Brillante también. No hay fisuras posibles y la banca se asegura sí o sí ganar siempre por la mano. Si hay denuncia hay noticia, en resumen.
Costó algo más tiempo de lo previsto y según nos confirmaron por escrito Julio Núñez e Íñigo Domínguez el caso fue incluido en el tercer informe remitido a la Iglesia de la manera sui generis, utilizada por ellos para hacer este tipo de envíos.
¿Y ahí se acabó? Pues no. Porque un caso de abusos en la Iglesia puede dar mucho más juego y no hay inconveniente en duplicarlo o triplicarlo si fuera necesario.
El caso que nos ocupa salió publicado en papel y también en digital varios meses después de haber enviado el informe. Lucía Foraster lo firma. Deberían incluirla a ella también en la próxima edición del Premio Ortega y Gasset de Periodismo, junto con el resto de sus compañeros. Total… sale gratis.
El Defensor del Pueblo
En un primer momento no estaba previsto llamar a esta puerta, pero viendo el tono de la investigación y que desde la oficina del Defensor del Pueblo se también se discriminaba a las víctimas dependiendo de si su supuesto agresor pertenecía o no a la Iglesia Católica, decidimos seguir las reiteradas recomendaciones de EL PAÍS y enviarles este caso a ver cómo lo afrontaban. El resultado ya es público. Investigaron menos aún que El País, es decir nada; solo nos pidieron rellenar un formulario sin cuestionar nada del caso y a publicarlo en un panfleto de 777 páginas. Además, lo duplicaron asignando dos números distintos al supuesto testimonio.
Es una escandalosa muestra del mayor de los cinismos darse una vuelta por su web oficial y ver cómo se hablaba de Derechos Humanos con el mayor de los boatos e inmediatamente al lado tener un acceso a denuncias exclusivas para acusar a gente de un colectivo religioso específico. Imaginémonos que se abre una campaña para «investigar los robos de los rumanos» o «Denuncie aquí las agresiones cometidas por colombianos» o «Escriba el fraude cometido por los judíos» o «Denuncie usted la corrupción de los partidos de derechas» «Comunique aquí el tráfico de hachís perpetrado por árabes». Mientas en la misma página se proclama que los derechos humanos son irrenunciables y se emiten un sinfín de dictámenes contra toda forma de discriminación, a favor de la presunción de inocencia o el derecho a un juicio justo y con garantías de defensa.
Si un Parlamento obliga a practicar cualquier discriminación sistemática se debe, por coherencia, presentar objeción de conciencia o la dimisión inmediata. Si acepta la encomienda y la ejecuta, aunque sea de un modo tan chapucero, queda moralmente inhabilitado para dar ningún ejemplo, consejo o recomendación y se entra en el callejón sin salida de la dimisión necesaria.
El socialista y exreligioso Ángel Gabilondo, antaño intelectualmente solvente, ha sido es y será el hermano de Iñaki, un gran gurú en PRISA y en EL PAÍS. Lo de Defensor del Pueblo es algo temporal, accesorio y consecuencia de lo anterior. Sin sorpresas, por tanto.
Cremades
Esperamos como agua de mayo su informe de diciembre. O de enero. O de febrero. O de marzo O de 2026… Hasta ahora, se ha reído de los pastores de la Iglesia como le ha dado la gana, pero este bollycao ya se lo ha comido en el informe enviado a Omella, uniéndose a los anteriores en su ridículo, pero ya se sabe: «Mal de muchos…»
Suponemos que ahora hará lo que sea para borrar su chapuza y no tener que devolver el millón y pico que ha cobrado por copiar, pegar y algunas cosas más. Fue una suerte que se deshiciera de Dagnino porque a él nunca se la hubiéramos colado. Ni este caso, ni otros que conoceremos próximamente.
Porque sí, quedan sorpresas.
Sergio Gámez
17 comentarios
Pues por respeto a las verdaderas víctimas, habría que exigir la comprobación caso por caso de las presentadas en dichos informes. Porque quien acepta la falsedad en uno, la acepta en cien.
¿Tan complicado es entender eso?
La Iglesia católica, apostólica y romana tiene un Estado que mantiene con 183 Estados
relaciones diplomática. En España se tiene al Nuncio, y la Diplomacia es la diplomacia, se ha dicho lo que se ha dicho por Mons. Magán utilizando la diplomacia de quedar bien con el poder, por si acaso. Mártires existen, pero ninguno perteneciente a esta Conferencia Episcopal Española, llegará a ser, que no lo deseo, sí que les deseo que sean declarados santos bajo la advocación de confesores, si se obvia este episodio
"Todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario", con la excepción de "Toda la Iglesia Católica es culpable aunque se demuestre lo contrario". Y a tirar galeradas......
Y si, por la dignidad humana de las verdaderas víctimas, (que las hay, y muchas, y esta ligereza y superficialidad al tratar el tema causa que no quieran aparecer) cada caso debería tomarse en serio e investigar EN SERIO.
Por que si no eso de "una sola víctima ya es demasiado", queda demostrado que no es más que una frase hueca.....
No puede haber sentencias judiciales firmes en casos que Dios vio y Dios sabe que son horrendos y merecen reparación, pero sucedieron hace años y han prescrito y por eso no habrá juicio ni sentencia,
o el agresor ya murió,
o el agresor es hoy un anciano con demencia,
o sucedieron en un internado-seminario y la responsabilidad fue del internado pero el agredido no sabe exactamente quién fue el agresor porque no le vio la cara, etc...
O sea, que la verdad no se establece solo con "sentencias judiciales firmes".
Pero está bien que esta Operación Bollycao haya demostrado que los casos llegados a El País por e-mail no están comprobados ni investigados, ni tampoco los de El Defensor.
No nos olvidemos que estos de "El Pajis" están con dos derrotas MUY HUMILLANTES, que ahora no recuerdan claro:
1) Bebés robados. La Iglesia Católica en España, secuestradora serial de bebés. Cero sentencias en su contra.
2) Inmatriculaciones abusivas: La Iglesia Católica en España, ladrona serial de montes y terrenos públicos. Miles de casos denunciados....... Parlamnento involucrado..... y el parto de los montes.
A ver si este caso se resarcen.....
Pero me resulta algo curioso: cuatro personas sin ningún tipo de poder, sólo con un mail gratuito y un poco de uso de la razón, ponen en solfa a todo un andamiaje de poder contra la Iglesia, mientras que en la conferencia episcopal (obispos cuya principal misión es defender el rebaño que se les ha confiado y es atacado sin miramiento por estos lobos rapaces) prefieren no hacer comentarios. Si usaran un poquito su posición, su inteligencia, sus influencias, su dinero (por qué no) y sus medios de comunicación, cuanto bien podrían hacer en esta lucha que, lo quieran o no, existe.
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Juanjo No, no han sido de InfoCatólica. Pero no me extraña que haya tanta gente agradeciéndoselo.
Es de dominio público lo que es el grupo Prisa, la afiliación del Defensor de Pueblo, la afiliación mayoría del Congreso, y lo que pretenden hacer con este informe y el tupido velo que se hará sobre este caso. Me es incomprensible las frases vertidas por el secretario de la CEE. Tendrán sentido para él.
Si tuvieran un gramo de decencia dimitirían todos y el bufet no cobraría.
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