(InfoCatólica) A las pocas horas de que se conociese que el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica intervenía el Instituto de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, la rama femenina del IVE, se hacía público que también el propio Instituto del Verbo Encarnado (IVE) era intervenido y nombrado un Delegado Pontificio para guiar y supervisar al Instituto.
El IVE, está presente en lugares como en Gaza, Siria, en Jordania, en Irak, en el Donbass o en España en el Montasterio del Pueyo, desarrollando una extraordinaria labor. Misioneros como el P. Romanelli o la Hermana Guadalupe, o tantos otros con su entrega, son ejemplo de ello.
El decreto, fechado el 8 de diciembre de 2024, recoge la preocupación de la Sede Apostólica por la falta de colaboración y, según el decreto, las resistencias internas del Instituto a las directrices eclesiales, así como por las acusaciones graves que pesan sobre su fundador.
Las acusaciones contra el P. Carlos Buela
En 2021, un Tribunal Penal Especial, constituido por el Comisario Pontificio que dirigía el Instituto en ese momento, concluyó que el fundador, el P. Carlos Buela, había cometido delitos graves contra el VI mandamiento del Decálogo, utilizando violencia contra al menos cinco miembros y exmiembros del Instituto. Aunque Buela presentó un recurso y se constituyó un Tribunal de Apelación, falleció en abril de 2023 antes de que se pudiera emitir un fallo final.
El documento subraya que, a pesar de las medidas tomadas durante años por la Santa Sede, el Instituto y su rama femenina, las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, continúan promoviendo la figura del fundador, ignorando las decisiones eclesiásticas. Peregrinaciones a su tumba, la reedición de sus escritos y la negativa a reconocer a las víctimas son algunas de las actitudes que han generado alarma en el Vaticano.
Deficiencias en la vida interna del Instituto
Además de las acusaciones contra el P. Buela, el decreto pone de manifiesto serios problemas estructurales dentro del Instituto. Entre ellos, se señala una formación inadecuada, un elevado número de abandonos –que asciende al 40% desde su fundación–, y una débil vida comunitaria, con comunidades formadas por apenas dos miembros o sacerdotes en aislamiento pastoral.
En este contexto, el Delegado Pontificio deberá trabajar para reforzar la cohesión comunitaria, garantizar procesos formativos sólidos y revisar las constituciones y manuales del Instituto. Para ello, Mons. Satué contará con el apoyo del P. Antonio Munduate, C.P., y de un grupo de canonistas y teólogos expertos en vida consagrada.
Medidas adicionales y suspensión de nuevas vocaciones
Como parte de la intervención, el Dicasterio ha decretado la suspensión de la admisión de nuevos candidatos al Instituto durante un período de tres años. Esta decisión busca garantizar una profunda revisión de los itinerarios vocacionales y la estructura formativa antes de que puedan continuar las incorporaciones.
Asimismo, Mons. Satué deberá mantener una comunicación fluida con los obispos de las diócesis donde el Instituto tiene presencia, especialmente en Velletri-Segni (Italia) y San Rafael (Argentina), lugares clave en la historia del Instituto.
Un llamado a la obediencia y la conversión
El decreto concluye con un firme llamado a los miembros del Instituto a acoger las decisiones de la Santa Sede con espíritu de fe, caridad y obediencia, subrayando la necesidad de una «conversión eclesial» que permita superar las resistencias internas y reafirme la misión del Instituto en plena comunión con la Iglesia.