Abusos sexuales de los "buenos"
Hace apenas unos días que el Papa Francisco ha puesto nuevamente sobre el tapete el tema de los abusos sexuales de parte de sacerdotes. Ha estado muy bien en recordarlo; concreto y firme. Hoy mismo, en Infocatolica, tenemos esta aseveración; pues la verdad es la verdad.
Al mismo tiempo y por diferencia de algunos meses, tuvimos ocasión de ver algunos filmes referidos al tema; nos referimos a “Obediencia perfecta” (2014), donde se narra el caso del P. Maciel, “El camino de la cruz” (2014), film alemán dedicado al abuso de conciencia de parte de un grupo católico y, finalmente, “El Bosque de Karadima” (2015), donde se analizan las acusaciones contra el sacerdote chileno homónimo.
Las tres películas narran -con base ficticia o real- los casos que pudieron darse en ciertas organizaciones católicas “conservadoras” o de “buena doctrina”.
No es nuestra intención aquí hacer, ni una crítica cinematográfica[1] ni atacar lo que algunos de estos grupos tengan de bueno, sino, simplemente prevenir y reflexionar acerca del por qué pueden darse estos casos de mala praxis incluso en sus miembros más encumbrados (fundadores o superiores “ortodoxos”).
Y no hace falta poner nombres; puede ser el caso del P. Fulano, Mengano o Zutano, pues no se trata de una persona, sino de un patrón; un patrón que aquí bautizaremos como “el gurú católico”, es decir, el líder carismático que, por su modo de ser, “arrastra” a muchas almas al catolicismo militante y comprometido.
Sabemos que los gurúes existen por doquier: en el ámbito político, empresarial, militar, y también –por lo tanto- en el eclesiástico. Y son excelentes cuando, usando los dones que el Señor les dio, los aprovechan para el fin que Dios se ha propuesto, intentando realizar obras grandes y no buscando la propia gloria, sino la de Quien la merece: Dios.
Pero el caso del gurú católico es singular pues puede ser un arma de doble filo. ¿Por qué? Porque si bien se aplaudirán sus logros y conquistas, cuando cometa un error grande –incluso en el caso de faltas objetivamente graves- si no ha logrado rectificar su intención, la “estructura” montada por él, quizás haga oídos sordos a las críticas y denuncias, viendo en solo calumnias y conspiraciones que sólo intentan destruir la “obra”.
Es esto y no otra cosa lo que pasó –para poner sólo un ejemplo- con los casos de los PP. Maciel y Karadima:
- “Nos atacan porque tenemos muchas vocaciones”
- “Nos atacan porque somos buenos y porque odian la ortodoxia” -decían.
Y esto no sólo era dicho por los acusados, sino por el núcleo más íntimo de sus colaboradores. Es decir, todo se reducía a una refutación ad hominem (“contra el hombre”): “¡Mirad quién ataca y veréis si es verdad!” –en vez de analizar los hechos.
Es que la estructura ideológica montada por el gurú impide a menudo ver el monte,cayendo así en un sistema de auto-confirmación ideológica donde “la estructura de interpretación de la realidad” previene las respuestas incluso cuando la “teoría” y el “sistema” puedan fallar.
Pongamos un ejemplo, que se non è vero, è ben trovato. En el film sobre el cura chileno, un joven “del riñón”, embelesado por la obra y la persona del gurú, entra a formar parte de sus más íntimos seguidores. Ya dentro, por diversos y lentos procesos de manipulación, que van desde la dependencia espiritual e intelectual a la afectiva, termina cayendo dentro del “círculo” de los más cercanos y, finalmente, abusados… No es, al principio, un abuso grotesco; es lento; casi imperceptible, pero suficiente para que la víctima, se sienta presa de un secreto; un secreto que sólo él y su abusador saben. Es el siguiente: “algo ya sucedió entre nosotros”; no es sólo un tema sexual; es un caso de poder: “tú sabes que yo sé lo que hicimos”. Y esto es lo más duro: la víctima comienza a sentirse hasta culpable de lo sucedido. “¿Cómo es que ha pasado? ¡Si él es un santito!” – piensa el protagonista de este film.
La víctima se “siente culpable”; no se anima a hablar. Por un lado, porque piensa que no van a creerle y hasta llega a “auto-convencerse” de que lo que vivió no fue real.
Se siente “desagradecido”: ha vivido al lado del gurú, ha gozado de sus beneficios y ahora… ¿lo va a traicionar? No suele ser fácil distinguir la obsecuencia (que es un vicio) de la lealtad (que es un virtud), menos aun cuando media cierta manipulación de los “mayores”.
Además, se le ha explicado al acosado que, de darse a conocer estas inmoralidades se estaría “difamando” injustamente y, por lo tanto, dañando al bien común entendido éste cuantitativa y hegelianamente: “¡habría menos vocaciones, menos colegios, menos obras de caridad! ¡Se le daría de comer pasto a las fieras progresistas!”, etc., olvidando que, el bien común, es ese conjunto de condiciones que permiten al hombre alcanzar una vida virtuosa (en este caso, la vida virtuosa del alma consagrada a Dios en esa institución).
Pero el gurú no actúa solo: en el “círculo” de los colaboradores del gurú, hay de todo: desde obsecuentes que, bajo capa de obediencia repiten una “historia oficial” hasta algunos que, bajo capa de bien, optan por silenciar –o simplemente negar yhacer negar- la realidad. Es allí, en ese tipo de grupos donde la obediencia aún significa algo, donde podrá abusarse de ella llamando a silencio por medio de los oficiales intermedios y diciendo aquello de Voltaire a sus camaradas: “A la menor crítica, a la menor respuesta, aun la más moderada y cortés, hay que gritar ‘calumnia, injuria, sátira atroz’, tratando a los adversarios de bribones, fugitivos de la cárcel, hipócritas, locos”.
El gurú, por su parte, niega siempre los hechos; su conciencia se ha hecho cada vez más y más laxa; él se encuentra “más allá del bien y del mal” y no considera lo suyo como algo grave; en realidad es una nonada. Cuando la cosa aún no pasó a mayores, sus indecencias serán “muestras de afecto”, demostraciones “cariñosas”, etc.
¿Cómo se da la salida o el escape de estos círculos? La víctima sólo logra salir con un gran esfuerzo moral y psicológico. Y sólo gracias a que Dios, o él mismo hace lo que San Ignacio aconseja en una de las famosas reglas de discernimiento: hablar. Él quizás lo sepa teóricamente, pero aún no lo ha puesto en práctica:
“(El enemigo del hombre) se hace como vano enamorado en querer ser secreto y no descubierto. Porque, así como el hombre vano, que, hablando a mala parte, requiere a una hija de un buen padre o a una mujer de buen marido, quiere que sus palabras y sus acciones sean secretas; y el contrario le displace mucho, cuando la hija al padre o la mujer al marido descubre sus vanas palabras e intención depravada, porque fácilmente colige que no podrá salir con la impresa comenzada: de la misma manera, cuando el enemigo de natura humana trae sus astucias y persuasiones a la ánima justa, quiere y desea que sean recibidas y tenidas en secreto; mas cuando las descubre a su buen confesor, o a otra persona espiritual que conozca sus engaños y malicias, mucho le pesa; porque colige que no podrá salir con su malicia comenzada, en ser descubiertos sus engaños manifiestos” (Libro de los Exercicios Spirituales, nº 326).
Al principio era el Lógos, la Palabra; y aquí también. Hay que hablar.
Para quien le sirva y con la intención de bajar al mercado, como decía Platón, damos aquí algunos tips que quizás puedan ayudar a descubrir casos de guruísmo católico (o pseudo-católico):
- La manipulación de las conciencias: el gurú y sus seguidores más cercanos impiden consultar a alguien ajeno al “grupo” pues “no entenderá”. “No es de los nuestros”… Y esto podrá suceder incluso con algún antiguo y prudente director espiritual “externo” a la obra. El alma sólo debe abrirse con alguien de “adentro”.
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Deformación de la virtud de la obediencia: aunque el ojo del individuo vea “negro”, si el superior dice “blanco”, es porque es “blanco”. Algunos podrían decir que al entrar en este tipo de agrupaciones se hace un “pacto de alianza” con Dios y con los hermanos, mediante el cual se renuncia, en cierto modo y de manera anticipada a las propias visiones y valoraciones “en relación a los contingentes singulares cuando no concuerden con las del superior", incluso cuando fueran “mejores que las del mismo” (justo lo contrario a lo que opinará el gran Castellani al respecto).
- Claro desorden en el deseo de “ser aceptado” por el grupo: hay que “ser querido, no tolerado”; quien esté en la obra, no querrá ser relegado o que se diga de él “anda mal”…, “algo le sucede”, etc.
Y estos son sólo algunos tips, de varios más.
Queda, por último, ver cómo en estos casos, es decir, en casos de grupos católicos de aparentemente buena doctrina puedan darse casos de mala praxis; cómo puede suceder esto en movimientos donde muchos de sus miembros buscan la santidad con radicalidad y la exaltación de la Iglesia. Es decir, ¿puede un grupo fundado por un gurú abusador dar frutos apostólicos y de santidad?
Creemos que sí; y esto, en parte, gracias a él pero también a pesar de él.
Si creemos que por el fruto se conoce el árbol, sabemos que Dios puede utilizar elementos deficientes para hacer sus obras. Si así lo hizo con Sansón, que con una sola quijada de burro mató a miles de filisteos, ¿cuánto más podría hacer con un burro entero? Porque la obra de Dios es una cosa y el gurú católico, otra. Por eso nadie debería verse desalentado ante tales circunstancias, sino todo lo contrario: debería uno comprometerse aún con mayor coherencia y radicalidad en la causa de Dios y del Evangelio.
Vayamos concluyendo entonces con una pregunta y dos respuestas, a saber: ¿por qué Dios eligió este tipo de personas y por qué la Iglesia aprobó sus instituciones? Parece ser un misterio sin respuesta. Sin embargo, pueden tenerse en cuenta dos cosas. La primera es que Dios se empeña en hacer el bien aún con elementos deficientes: no puede ser de otra manera, porque en virtud de nuestra naturaleza caída debe operar tanto con nuestras excelencias como con nuestras inmundicias. Además de este modo, queda aún más que claro que las obras apostólicas no proceden de la capacidad e ingenio de los hombres sino de Él mismo. Así lo hizo Jesucristo, al elegir a varios pescadores y hombres sencillos entre sus apóstoles.
La segunda es que, la Iglesia, al aprobar una obra (la Legión, la “Pía Unión Sacerdotal”, etc.), no eleva a los altares a sus fundadores, sino simplemente declara que el modo de vida regulado en sus reglamentos y constituciones, es compatible con el Evangelio. La Iglesia aprueba la obra, no al operante.
Pero…¿Por qué permitiría incluso que los “progres” se aprovechen de ello para atacar las obras buenas de los grupos aparentemente ortodoxos? La pregunta vale; y vale tanto como preguntarse porqué permite el mal. La respuesta sin duda es un misterio; sabemos sin embargo que Dios respeta la libertad del hombre (incluso la de quien obra mal) pues, sin ella, no tendríamos mérito al obrar bien, ni culpa al hacerlo mal. Lo que no podrá dejar de “permitir”, en su infinita justicia, es la inexorabilidad del premio y del castigo, ni tampoco el derramar su infinita misericordia sobre las víctimas.
Y a nosotros nos permitirá no sólo una purificación pasiva de la Fe, como le llamaba San Juan de la Cruz, sino también de prevención y de alerta contra este tipo de personas.
Por amarga la verdad debo echarla de la boca.
De gurúes católicos, progres u ortodoxos, líbera nos Domine.
Que no te la cuenten…
P. Javier Olivera Ravasi
[1] De entre las tres películas, sólo diremos en cuanto a valoración crítica, que “El camino de la cruz” nos pareció la mejor lograda, tanto por el contenido como por la psicología de los personajes. Las otras dos son más bien flojas y tendenciosas.
26 comentarios
Lo que habrá que pedir es que esos Gurus sean santos y fieles instrumentos de Dios, que los hay.
De todas formas no debería extrañarnos tanto que hombres tan cerca de Dios cometan ciertas barbaridades, ¿No les paso a David y a Salomon, protegidos y privilegiados de Dios?.
Lo que hizo Maciel y los que le taparon es reprobable y constituye un gran daño, por ejemplo, pero es que como decía Terencio "nada humano me es ajeno". Yo creo que la conclusión es que estemos vigilantes, para nosotros mismos, pues si esos elegidos de Dios han llegado a caer de esa manera no me quiero ni imaginar como podemos caer nosotros si nos soltamos de Dios.
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El término "gurú" católico, aquí, está tomado en sentido claramente peyorativo. Por el resto, coincido. Dios lo guarde y a nosotros de estos gurúes. PJOR
Saludos cordiales.
Por su conclusión pienso qué no es razón para romper los votos perpetuos porque el objeto de los votos perpetuos, que están íntimamente ligados a la esencia de la vocación de una persona, no es el fundador sino los consejos evangélicos dentro de un carisma.
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Estimado: Santo Tomás dice en la Suma Teológica, II-II, art. 189, al hablar de si se puede salir de una orden para ingresar a otra, lo siguiente: "si en una Orden más perfecta empiezan los religiosos a vivir relajadamente, será laudable pasar a otra Orden, aunque sea menos perfecta, pero de más fiel observancia".
Estimo que esto mismo puede aplicarse en este caso, salvando las diferencias. Al menos esto es lo que la Iglesia, actualmente, ha determinado en casos análogos cuando algún religioso lo ha pedido por estos motivos graves.
Hay dos puntos más: como Dios no pide cosas imposibles, si a un religioso se le hace moralmente imposible la vida en una comunidad por el estilo, podrá actuando en conciencia y para salvar su alma, pedir el indulto de exclaustración o de salida, como lo marca el Código de Derecho Canónico: "Un profeso de votos perpetuos no debe pedir indulto de salida del instituto si no es por causas gravísimas consideradas en la presencia de Dios; y elevará su petición al Superior general del instituto, quien, junto con su propio parecer y el de su consejo, la transmitirá a la autoridad competente"(Canon 691 § 1.).
Queda, por último, preguntarse lo siguiente, a mi juicio: si un religioso hizo sus votos perpetuos en ESTA AGRUPACIÓN y no en otra, ¿habrán sido sus votos realmente válidos? Lo digo porque algunos autores plantean que, dado que se ocultó algo lo suficientemente importante (como son los vicios nefandos de un supuesto fundador), quizás el religioso, de haberlos conocido, nunca hubiese hecho allí sus votos, sino en otra agrupación, en caso de tener verdadera vocación religiosa. Es decir; habría lo que se llama un vicio en el consentimiento. Pero esto es para analizarlo y completamente opinable.
Dios lo guarde
P. Javier
La gravedad de este tipo de corrupción en los grupos que se muestran ortodoxos es que apelan a la obediencia, la fidelidad y en general a valores asociados a la ortodoxia para pecar impunemente. Los heterodoxos cometen otros tipos de pecados, más asociados a la rebeldía, por eso como fenómeno es más inusual que el abuso sexual sistemático se dé en grupos heterodoxos. Quiero decir que por la misma estructura de obediencia, el abusador sexual se ve favorecido por los grupos ortodoxos y no por los heterodoxos pues estos últimos relativizan la obediencia. El pecador va a pecar de acuerdo a las circunstancias.
Maciel encaja perfectamente en las señales de alarma. Por ejemplo, las normas que el mismo creaba eran para todos pero el no las cumplía. Tenía un estatus especial por encima de los demás miembros. Se desaparecía todo un año sin decir donde estaba ni con quien y pedía una gran suma de dinero sin explicar en que lo invertía. Su círculo cercano no le cuestionaba nada. La obediencia ciega, la ausencia de espíritu crítico y el culto a la personalidad son prácticas sectarias, cizaña que debemos erradicar de la Iglesia para que nunca más tengamos que avergonzarnos de los 'Maciel'. Hay que identificar las verdaderas causas para no tropezar con la misma piedra. Sobre los frutos apostólicos: son individuales, no colectivos, igual que los pecados y errores. Si los Legionarios han dado frutos apostólicos ha sido porque sus miembros han aportado sus talentos individuales, a pesar de los pecados de su fundador. Si en una orden religiosa hay un talentoso orador, los frutos que obtenga con su oratoria son suyos no de su fundador. Es igual con usted, padre. Si es un buen historiador es porque se ha quemado las pestañas estudiando y los frutos que obtenga son sólo suyos, no de su fundador. Y si permanece fiel a sus votos es porque frecuenta los sacramentos y su gracia. El evangelio es individualista, la parábola del talento, ,etc. Si tenemos esto presente ningún pecado de un fundador nos confundirá.
Sólo corrijo una observación: yo ya no pertenezco a ninguna congregación, sino al clero diocesano, desde hace casi un año.
Dios la guarde
P. Javier
Los casos de Maciel y Karadima son realmente escandalosos y están probados. Sin embargo hay muchos otros casos en los que no hubo agresión sexual pero sí manipulación de las conciencias y rasgos claramente sectarios. Pueden ser menos espectaculares por son de todos modos graves, pues ésa es la raíz de los abusos sexuales.
Me parece que los tips que da para descubrir esos rasgos son irrefutables.
Juan Pablo: tendré en cuenta su comentario y consejo. Dios nos llene de humildad y mansedumbre.
Dios lo guarde
P. Javier
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Perdón, pero no entiendo.
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Cuando se trasladan las primeras Clarisas a San Damián, San Francisco pone al frente de la comunidad, como guía de Las Damas Pobres a Santa Clara. Al principio le costó aceptarlo pues por su gran humildad deseaba ser la última y ser la servidora, esclava de las esclavas del Señor. Pero acepta y con verdadero temor asume la carga que se le impone, entiende que es el medio de renunciar a su libertad y ser verdaderamente esclava. Así se convierte en la madre amorosa de sus hijas espirituales, siendo fiel custodia y prodigiosa sanadora de las enfermas.Desde que fue nombrada Madre de la Orden, ella quiso ser ejemplo vivo de la visión que trasmitía, pidiendo siempre a sus hijas que todo lo que el Señor había revelado para la Orden se viviera en plenitud. Siempre atenta a la necesidades de cada una de sus hijas y revelando su ternura y su atención de Madre, son recuerdos que aún después de tanto tiempo prevalecen y son el tesoro mas rico de las que hoy son sus hijas, Las Clarisas Pobres.
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- Tomaba los trabajos más difíciles
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Sta. Clara acostumbraba tomar los trabajos mas difíciles, y servir hasta en lo mínimo a cada una. No deja que otras los hagan. Pendiente de los detalles más pequeños y siendo testimonio de ese corazón de madre y de esa verdadera respuesta al llamado y responsabilidad que el Señor había puesto en sus manos.
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- Es una verdadera madre para sus hermanas
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Por el testimonio de las misma hermanas que convivieron con ella se sabe que muchas veces, cuando hacía mucho frío, se levantaba a abrigar a sus hijas y a las que eran mas delicadas les cedía su manta. A pesar de ello, Clara lloraba por sentir que no mortificaba suficiente su cuerpo.
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- Cedía su pan y vestido
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Cuando hacía falta pan para sus hijas, ayunaba sonriente y si el sayal de alguna de las hermanas lucía más viejo ella lo cambiaba dándole el de ella. Su vida entera fue una completa dádiva de amor al servicio y a la mortificación. Su gran amor al Señor es un ejemplo que debe calar nuestros corazones, su gran firmeza y decisión por cumplir verdaderamente la voluntad de Dios para ella.
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Tenía gran entusiasmo al ejercer toda clase de sacrificios y penitencias. Su gozo al sufrir por Cristo era algo muy evidente y es, precisamente esto, lo que la llevó a ser Santa Clara. Este fue el mayor ejemplo que dio a sus hijas.
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- No era autoritaria
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La humildad brilló grandemente en Santa Clara y una de las mas grandes pruebas de su humildad fue su forma de vida en el convento, siempre sirviendo con sus enseñanzas, sus cuidados, su protección y su corrección. La responsabilidad que el Señor había puesto en sus manos no la utilizó para imponer o para simplemente mandar en el nombre del Señor.
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- Era la primera en cumplir sus órdenes
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Lo que ella mandaba a sus hijas lo cumplía primero ella misma con toda perfección.
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- Se exigía a sí misma más que a sus hermanas.
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Hacía los trabajos mas costosos y daba amor y protección a cada una de sus hijas. Buscaba como lavarle los pies a las que llegaban cansadas de mendigar el sustento diario. Lavaba a las enfermas y no había trabajo que ella despreciara pues todo lo hacía con sumo amor y con suprema humildad.
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"En una ocasión, después de haberle lavado los pies a una de las hermanas, quiso besarlos. La hermana, resistiendo aquel acto de su fundadora, retiró el pie y accidentalmente golpeó el rostro a Clara. Pese al moretón y la sangre que había salido de su nariz, volvió a tomar con ternura el pie de la hermana y lo besó."
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- La Santa Pobreza la reina de la casa
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Con su gran pobreza manifestaba su anhelo de no poseer nada mas que al Señor. Y esto lo exigía a todas sus hijas. Para ella la Santa Pobreza era la reina de la casa. Rechazó toda posesión y renta, y su mayor anhelo era alcanzar de los Papas el privilegio de la pobreza, que por fin fue otorgado por el Papa Inocencio III.
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- No tuvo nada ni exigió nada para ella
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Para Santa Clara la pobreza era el camino en donde uno podía alcanzar mas perfectamente esa unión con Cristo. Este amor por la pobreza nacía de la visión de Cristo pobre, de Cristo Redentor y Rey del mundo, nacido en el pesebre. Aquel que es el Rey y, sin embargo, no tuvo nada ni exigió nada terrenal para si y cuya única posesión era vivir la voluntad del Padre. La pobreza alcanzada en el pesebre y llevada a su cúlmen en la Cruz. Cristo pobre cuyo único deseo fue obedecer y amar.
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La vida de Sta. Clara fue una constante lucha por despegarse de todo aquello que la apartaba del Amor y todo lo que le limitara su corazón de tener como único y gran amor al Señor y el deseo por la salvación de las almas.
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La pobreza la conducía a un verdadero abandono en la Providencia de Dios. Ella, al igual que San Francisco, veía en la pobreza ese deseo de imitación total a Jesucristo. No como una gran exigencia opresiva sino como la manera y forma de vida que el Señor les pedía y la manera de mejor proyectar al mundo la verdadera imagen de Cristo y Su Evangelio.
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- Ni riquezas ni rentas de ninguna clase
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Siguiendo las enseñanzas y ejemplos de su maestro San Francisco, quiso Santa Clara que sus conventos no tuvieran riquezas ni rentas de ninguna clase. Y, aunque muchas veces le ofrecieran regalos de bienes para asegurar el futuro de sus religiosas, no los quiso aceptar.
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- Libertad de conciencia incluso con el Papa
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Al Sumo Pontífice que le ofrecía unas rentas para su convento le escribió: "Santo Padre: le suplico que me absuelva y me libere de todos mis pecados, pero no me absuelva ni me libre de la obligación que tengo de ser pobre como lo fue Jesucristo". A quienes le decían que había que pensar en el futuro, les respondía con aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre celestial que alimenta a las avecillas del campo, nos sabrá alimentar también a nosotros".
Tomado de: corazones.org
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No, no había llegado para nada. PJOR
Por poner un ejemplo, soy una henamorada de Juan de la cruz; y Teresa. Los quiero y veenero, porque en ellos se refleja el rostro de Cristo.Si vivieran ahora ¡¡debería renegar de ellos!! ¿¿Ser carmelita con Teresa en su siglo, ¿sería un culto a la personalidad??
Cuidado que le está dando armas al enemigo!
Una persona con la razón sana, y un criterio justo, un católico bien formado no debe caer en hacer del fin el medio.No hagamos de unos casos, de la excepción la regla.
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Almudena: yo también, si viviera junto a San Juan de la Cruz o a Santa Teresa, los seguiría por su imitación a Cristo; pero no podría seguir a quien, lejos de imitar a Cristo sino a Judas -como en el caso de estos abusadores- estuviesen llevando a algunos al camino de la perdición.
Por callar la verdad sobre estos casos es justamente por lo que, quizás, Dios no suscita otros San Juan de la Cruz o Santas Teresas. "Veritas vos liberabit". P. Javier
Pero desde un punto de vista más general, me molesta que corran ríos de tinta por un abuso sexual, que aún sin minimizar la culpa es algo grave, pero es poco comparado los demás abusos que los gurús cometen. El principal, el económico, desde mi punto de vista. Lo mismo que se dice de una persona que cae en las garras del agresor sexual, se puede decir de los miles que caen en las garras del agresor económico, que esquilma los bolsillos de sus seguidores por miles y a nadie le importa. Y pensemos también en el abuso espiritual, cuando la sana doctrina se convierte en un club de fans, que ya no siguen a Cristo sino al Maciel de turno, por mencionar un nombre.
En esas fallas cae hasta el más santo, y se requiere un ejercicio extraordinario de humildad -como el del Padre Pío, por ejemplo- para evitarlo.
Está bien, hablemos del abuso sexual. Pero en el abuso sexual cae uno y los demás se sienten libres. No pasa de un escándalo mediático y una millonaria suma de compensación económica. En los otros abusos caen miles y nadie hace nada.
Sir Francis Bacon
Los arquitectos tapan sus errores con enredaderas. Los médicos, con tierra.
Cantervill
En el fondo, es darle la razón al no creyente cuando dice "yo soy bueno porque soy sincero y consecuente con lo que pienso". Si digo que apoyo el aborto y practico abortos, soy bueno porque soy claro y consecuente con lo que pienso. Si digo que busco la castidad, la enseño pero abuso sexualmente, entonces soy malo porque no soy consecuente con lo que digo y pienso.
- La autoridad humana viene de Dios, quien se resiste a la autoridad, resiste a la autoridad de Dios:
"El Apóstol afirma, en Rom 13,1s, que toda autoridad humana viene de Dios y, por lo tanto, quien resiste a la autoridad, en cosas que caen bajo su poder, resiste a la autoridad de Dios. Y, como tal, se hace culpable en conciencia" (S. Th., I-II, 96, 4).
- Pero no hay autoridad humana cuyo poder se extienda por encima de los mandamientos divinos:
"aquellas leyes humanas que disponen algo contrario a los mandamientos divinos. Mas no hay autoridad cuyo poder se extienda a tanto. Luego, en estos casos, la ley humana no debe ser obedecida."
- No hay autoridad humana que tenga derecho a imponer a los súbditos un gravamen injusto, en estos casos el súbdito está dispensado de obedecer, siempre que pueda eludirlo sin escándalo y sin un daño más grave:
Y en cuanto a "las leyes que imponen a los súbditos un gravamen injusto. Tampoco a esto se extienden los poderes concedidos por Dios; de modo que en estos casos el súbdito está dispensado de obedecer, siempre que pueda eludirlo sin escándalo y sin un daño más grave." (S. Th., I-II, 96, 4).
- Porque la virtud de la obediencia se encuentra como en un medio y admite vicio por exceso (obedecer órdenes injustas):
"El exceso en ella no depende de la cantidad, sino de otras circunstancias; por ejemplo, de que uno obedezca a quien no debe o en lo que no debe, como queda dicho al hablar de religión (q.81 a.5 ad. 3)" (S. Th., II, 104, 2).
- La ley injusta (u orden injusta) no obliga en conciencia (S. Th., I-II, 96, 4).
"Las leyes dadas por el hombre, o son justas, o son injustas. En el primer caso tienen poder de obligar en conciencia en virtud de la ley eterna, de la que se derivan, según aquello de Prov 8,15: Por mí reinan los reyes y los legisladores determinan lo que es justo. Ahora bien, las leyes deben ser justas por razón del fin, es decir, porque se ordenan al bien común; por razón del autor, esto es, porque no exceden los poderes de quien las instituye, y por razón de la forma, o sea, porque distribuyen las cargas entre los súbditos con igualdad proporcional y en función del bien común. Pues el individuo humano es parte de la sociedad, y, por lo tanto, pertenece a ella en lo que es y en lo que tiene, de la misma manera que la parte, en cuanto tal, pertenece al todo. De hecho vemos que también la naturaleza arriesga la parte para salvar el todo. Por eso estas leyes que reparten las cargas proporcionalmente son justas, obligan en conciencia y son verdaderamente legales."
"A su vez, las leyes pueden ser injustas de dos maneras. En primer lugar, porque se oponen al bien humano, al quebrantar cualquiera de las tres condiciones señaladas: bien sea la del fin, como cuando el gobernante impone a los súbditos leyes onerosas, que no miran a la utilidad común, sino más bien al propio interés y prestigio; ya sea la del autor, como cuando el gobernante promulga una ley que sobrepasa los poderes que tiene encomendados; ya sea la de la forma, como cuando las cargas se imponen a los ciudadanos de manera desigual, aunque sea mirando al bien común. Tales disposiciones tienen más de violencia que de ley. Porque, como dice San Agustín en I De lib. arb.: La ley, si no es justa, no parece que sea ley. Por lo cual, tales leyes no obligan en el foro de la conciencia, a no ser que se trate de evitar el escándalo o el desorden, pues para esto el ciudadano está obligado a ceder de su derecho, según aquello de Mt 5,40.41: Al que te requiera para una milla, acompáñale dos; y si alguien te quita la túnica, dale también el manto."
"En segundo lugar, las leyes pueden ser injustas porque se oponen al bien divino, como las leyes de los tiranos que inducen a la idolatría o a cualquier otra cosa contraria a la ley divina. Y tales leyes nunca es lícito cumplirlas, porque, como se dice en Act 5,29: Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres."
Y añado, ¿es moral permitir el mal si este se despliega frente a nuestros ojos y podriamos evitarlo? ¿es moral dejar que el mal continúe si está en nuestras manos derribarlo? ¿no están también contaminados aquellos que eliminaron cualquier rastro de duda sobre sus superiores y permitieron que en su contexto se realicen las atrocidades? ¿no es acaso tan culpable como el abusador, aquellos que no impiden que estas prácticas se perpetúen (la lentitud de los tribunales eclesiales para tomar acción) ?
Cordiales Saludos.
Los Maciel y demás no son sinverguenzas son pobres pecadores, sinverguenzas pueden ser los que no saben, pero los que conocen los Mandamientos de Dios y los transgreden son pecadores.
San Pablo dice que a pesar de habérselo pedido a Dios no quiso quitarle una debilidad para que no se ensoberbeciese.
El Alfarero que nos hace de barro nos da durabilidad y buen acabado sometiendonos en el horno a fuerte temperatura, unos aguantan y otros se rajan.
Estamos en una lucha espiritual, cuando alguien va bien el Malo le pone zancadillas para hacerle caer, busca donde puede fallar y le ataca fuertemente. Caer en la tentación debilita, enferma espiritualmente a la persona y llega a perder la capacidad de recuperación.
No soy ni teóloga ni sicóloga, pero, como cualquiera, he pasado por lo difícil que resulta defenderse de las infecciones del mal. Leemos que hay cardenales con ideas tan contrarias a la verdad del evangelio que personas sencillas no se explican cómo caen en tales fallos, no son corruptos, son víctimas de sí mismos, son tan sabios que se ponen en ridículo cegados por el mal. El pecado se nos perdona, la Gracia nos sana y nos fortalece, pero no podemos salir sin la armadura que nos provee el Señor porque el demonio, el mundo y la carne nos provocan, con sus trampas y tentaciones, fuertes locuras transitorias que nos hacen perder la sensatez y cometemos tales disparates que con la cabeza y el corazón equilibrados y sanos no podemos por menos que lamentar sinceramente.
Yo así entiendo que líderes espirituales con abundantes dones sean atacados por cualquier resquicio que tengan porque ni somos santos ni perfectos. Solo Dios es bueno y solamente de El viene la bondad. Así que no hay que escandalizarse de lo que hacen o les pasa a otros, somos iguales, unos tenemos circunstancias menos complicadas, algunos vidas más turbulentas, no hay que ser hipócritas criticando los fallos de los demás, quizás no hemos matado a nadie porque no hemos tenido el motivo o no robamos un banco porque no tuvimos ocasión. Por lo visto el sexo, las finanzas, la fama o el poder causan estragos. Líbranos Señor, ilumina nuestra fe, alienta nuestra esperanza y auméntanos la caridad
Tenía el mismo discurso para referirse a la "santidad" de Carlos Buela.
El fanatismo
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